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La Iglesia y el profesor

Iglesia Católica

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¿Cómo pudiste hacer eso? ¿Es en serio tu conversión? ¿Y ahora idolatras a María? ¿Cómo le puedes contar tus secretos más íntimos a otro hombre en la confesión? ¿Por qué te converstiste? ¿Cómo puedes aceptar enseñanzas que no están en la Biblia?

Esas son algunas de las preguntas con las que me han asaltado desde que fui recibido en la Iglesia Católica. A medida que pasan los años se han hecho mas frecuentes, así que he decidido poner pluma al papel para informar a los curiosos. Espero que este somero recuento ayude a los católicos a entender la mentalidad “evangélica” y que tambien ayude a los evangélicos a pensar un poco sobre el problema central que yace en el corazón de este asunto: la autoridad.

Mi entrada en la Iglesia Católica no fue una conversión paulina, como la ocurrida en el camino a Damasco. Aunque es cierto que Dios puede hacer cosas así, mi camino a la fe de las edades fue una experiencia educativa y gradual. La conversión es, en suma, un asunto espiritual, pero muchos factores pueden contribuir a que ocurra. Mi desagrado por la confusión en que se encuentra la cristiandad evangélica fue el punto de partida. Creo que fue la gracia de Dios lo que me permitió discernir la debilidad de ese sistema religioso.

Antes que mi insatisfacción se hiciera sentir me sentía muy feliz en el cristianismo evangélico. Confiaba en Cristo, creía que mis pecados serían perdonados y pensaba que conocía los Evangelios y el Nuevo Testamento. Tambien pensaba que todas las demás religiones estaban equivocadas y veía a la Iglesia Católica como una iglesia apóstata llena de corrupción medieval, que oscurecía el Evangelio para ruina de las almas. Estaba convencido que la Palabra de Dios en la Biblia era la única autoridad para el creyente (Sola Scriptura) y que yo era justificado solamente por mi fe y nada mas que mi fe (Sola Fide). Estos eran para mí los principales lemas de batalla de la Reforma. Cuando me encontraba algún católico trataba de mostrarles la “verdad” y llevarlos al conocimiento de Cristo. Eran tan anticatólico que me negaba a orar en la capilla del capellán en la universidad donde enseñaba. Sabía que la Unión Evangélica Cristiana buscaba convertir a los católicos y pensaba entonces que todo el asunto católico era nada mas que pura hipocresía.

Pero la gracia de Dios comenzaba a operar en mi corazón. Todo comenzó con el asunto del bautismo. Los cristianos evangélicos están muy divididos en esto. Algunos aceptan el bautismo de infantes y otros creen que el bautismo es solo para el creyente adulto. Estudié los hechos y no pude encontrar ninguna referencia explícita al bautismo de infantes en el Nuevo Testamento, así que decidí averiguar cuándo había comenzado esta práctica entre los cristianos. ¿Podría ser que se remontara hasta los tiempos de los apóstoles o se había filtrado en la Iglesia durante los primeros siglos? A su tiempo encontré que el bautismo de infantes estaba claramente apoyado por el registro histórico. Si hubiera sido una innovación debiera entonces haber alguna huella de protesta contra su introducción en la Iglesia. No pude encontrar ni un solo grupo cristiano anterior al siglo XVI que rechazara el bautismo de niños. Y hasta descubrí que estos primeros cristianos bautistas tan sólo salpicaban la cabeza del adulto al bautizarlo. Hallé que la inmersión (que también era un punto importante para algunos evangélicos) no comenzó hasta el siglo XVII. Encontré entonces que las iglesias bautistas se quedaban cortas en lo que toca al rigor y la continuidad histórica.

Por lo tanto rechacé el bautismo de “exclusivamente adultos.” Para mí esta era una parte crucial de la verdad y traté de convencer a los evangélicos bautistas ahora que conocía del error de sus creencias. Algunos me dijeron que me estaba obsesionando con un asunto de importancia secundaria. Esto me chocó ¿Cómo podía ser que un mandamiento solemne de Jesucristo fuera considerado como de importancia secundaria? Me asombré cuando el renombrado líder evangélico Martyn Lloyd-Jones es su libro “What Is an Evangelical?” (¿Qué es un evangélico?) comentó sobre el asunto de la desunidad en las iglesias evangélicas diciendo: “Otro asunto que debemos poner en la misma categoría es la edad y el modo del bautismo: la edad del candidato y el modo de administrar el rito del bautismo. Debo ponerlo entonces en la categoría de cosas que no son esenciales porque no se puede probar ni uno ni otro usando solamente las Escrituras. He leido libros sobre el tema por cuarenta y cuatro años y creo que se menos ahora de lo que sabía antes de comenzar. Por lo tanto, mientras afirmo junto con todos nosotros que creo en el bautismo por lo que es evidentemente una orden de Dios, no debemos separarnos en lo que toca a la edad del candidato y el modo de administrarlo.”

Aquí tenemos un hombre que creyendo en la autoridad de la Biblia como sola guía para el creyente no pudo establecer el patrón bíblico para el bautismo. Esto lo llamo “aprender y NO llegar al conocimiento de la verdad”. Irónicamente en la misma obra Lloyd-Jones enseña la suficiencia de la Escritura y que ¡el evangelicalismo es mucho mas claro en su razonamiento que el catolicismo! Esto me ayudó a enfocar mi mente en otros desacuerdos que existen entre los evangélicos. Si fueran simplemente asuntos secundarios no habría necesidad de tener denominaciones separadas cada una esgrimiendo diferentes teorías sobre el retorno del Señor, el significado de la Cena del Señor y si el creyente puede o no perder su salvación, o la disputa sobre los dones carismáticos. La lista es larga.

Mi formación académica es como historiador, y como tal me he concentrado en la historia de la Iglesia. No podía salir de mi asombro cuando vi que no podía encontrar una sola huella de cristianismo evangélico en la Iglesia con anteriordad al siglo XVI. Ni los valdenses ni los seguidores de Wyclif tenían idea de la salvación por fe solamente. Ambos grupos participaban en los sacramentos de la Iglesia Católica y comenzaron como movimientos de reforma dentro de la Iglesia y no como iglesias separadas. Ni uno de los Padres de la Iglesia predicó la salvación por fe solamente. ¡Wyclif mismo murió mientras atendía una Misa, sin haberse bautizado como creyente y contento con su bautismo católico como infante!

La teoría de que la conversión del emperador romano Constantino en el siglo IV comenzó la corrupción de la Iglesia es aún más increíble. Encontré que la Iglesia temprana creía en el bautismo de niños, en la regeneración bautismal, obispos, sucesión apostólica, la presencia de Cristo en la Eucaristía, el sacerdocio sacrificial, oraciones por los muertos y un papel especial para el obispo de Roma. Todo esto se halla claramente siglos antes de Constantino. En las palabras del Cardenal Newman “quien se sumerge en la Historia, deja de ser protestante.” No pude encontrar una sola huella de evangélicos bíblicos, un puñado de fieles que se aferraran a las creencias que distinguen a los evangélicos de hoy día: solo la Biblia y justificación solamente por fe. El tratamiento evangélico de la historia de la Iglesia es superficial: nos habla de gente como Ambrosio, Agustín, Atanasio como si fueran cristianos “sola Biblia” ignorando completamente el contexto católico en el que ellos vivieron. Encuentro que esto es intelectualmente deshonesto.

He hallado que la historia de los evangélicos está asentada en mitos. La Iglesia Católica, me informaban, había quemado las copias de la Biblia. Por el contrario comprobé que la Iglesia Católica ha preservado la Biblia, definiendo su canon y sí, ha quemado y prohibido la lectura de ediciones que eran traducciones inexactas y heréticas. Por ejemplo, Biblias como la traducción de Tyndale que ostentaba notas al pie atacando a la Iglesia y al Papa. Tambien he encontrado versiones traducidas a los idiomas vernáculos presentadas años y años antes de la reforma alemana ¡Los Evangelios habían ya sido traducidos al anglosajón mucho antes de que el idioma inglés fuera formado!

Tambien encontré que el famoso “Libro de los mártires” de John Foxe, un católico apóstata del siglo XVI, era inexacto. Muchos de los “mártires” durante el reinado de María Tudor eran antiortodoxos que hubieran sido quemados durante el reino de la protestante reina Isabel. De hecho, Foxe apoyó a un régimen que torturó y mató católicos que simplemente querían vivir en la fe de sus ancestros. ¡Tambien apoyó a un régimen que quemó a cristianos evangélicos como los bautistas! Fueron cristianos protestantes los que persiguieron a los padres del puritanismo en la Inglaterra del siglo XIX y ese grupo, a su vez, una vez que se establecieron en América participó en perseguir a sus propios compañeros en la fe.

Yo había aceptado la falsa idea perpetuada por Lloyd-Jones y otros maestros evangélicos, que los católicos creen en la revelación continua. Encontré, muy por el contrario, que la doctrina católica enseña que la revelación pública termina con lo recibido por los apóstoles y que la fe fue entregada una vez a los santos. Es el deber de la Iglesia com “pilar y fundamento de la fe” (1 Tim 3:15) el interpretar y discernir el depósito original de la fe. La Iglesia Católica no ha inventado la transubstanciación en el siglo XII como tampoco inventó el dogma trinitario en el siglo IV. Como evangélico me encontraba perplejo al encontrarme en la misma definición de los Testigos de Jehová que arguyen que la palabra “Trinidad” no está en la Biblia. Yo pensaba que la enseñanza estaba allí y que la palabra sencillamente la definía. Pero entonces tenía el problema de que no podía usar ese argumetno con un católico al discutir el purgatorio. Mi respuesta era que el caso del purgatorio no podía ser definido claramente. Esta era una respuesta mas bien débil desde el momento en que era subjetivamente evangélica. Después de todo Lutero, Calvino, Wesley y una cantidad de otros reformistas podían “ver” el bautismo de infantes mientras que Spurgeon, Billy Graham y otros muchos no lo podían encontrar en la Biblia. La enseñanza católica era más lógica: Dios ha establecido una Iglesia como árbitro final y no se lo puede culpar por la confusión. El desarrollo de la doctrina es como el revelado del filme fotográfico. La imagen está en el filme, pero a medida que el tiempo y las circunstancias cambian la imagen se hace mas visible.

No pude encontrar un solo texto que afirmara que la Biblia sola era suficiente. El famoso pasaje en donde se afirma que la Escritura es provechosa (2 Tim 3:16) significa claramente que es una ayuda pero no que es suficiente. Asi como es provechoso para mi salud el beber agua regularmente pero no es suficiente como alimentación completa. No pude encontrar un solo versúculo en el cual se enseñara que la Palabra de Dios tuviera que ser exclusivamente la palabra escrita. Encontré que Jesús había honrado las tradiciones de la fe judía de su comunidad que no se encontraban en la Escritura. Su condenación de las falsas interpretaciones de tradiciones dadas por los fariseos no era una condena de la tradición en si misma ya que la Iglesia que El fundó sobre los apóstoles ha aceptado tanto los escritos como la tradición oral.

En un momento decidí reexaminar mi creencia en Cristo ¿Es posible que uno pudiera haber sido engañado? ¿Es posible que Cristo fuera un falso Mesías? Después de todo los judíos lo habían rechazado ¿Pudiera suceder que el pueblo más brillante y duradero en el mundo se equivocara? Por lo tanto comencé a leer apologética judía en contra del cristianismo que centraba sus ataques mayormente en afirmar que las profecías sobre el Mesías no se han cumplido. Afirman tambien que Jesús nunca declaró ser Dios y que los seguidores gentiles agregaron “conceptos paganos” como el del Nacimiento Virginal y la Encarnación. Esto me fascinaba porque se parecía mucho a las acusaciones de los anticatólicos que afirman que esas mismas cosas son agregados paganos. Comencé a ver esto como la culminación lógica de la teoría evangélica: si el paganismo contaminó al cristianismo entonces ¿cómo puede ser una enseñanza divina y permanente comparable a la incorruptible Torah? Otro libro anticristiano me llevó aun mas en esa dirección al preguntarme: si la religión de Cristo es la verdad, ¿por qué hay tantas diferentes iglesias cristianas? Así el intelecto judío ve al cristianismo, como un fracaso.

Entonces me volví a observar nuevamente a Cristo. No podría rechazar su divinidad. Podría ver que el Nuevo Testamento enseñaba que El es Dios, y esto no era un agregado pagano. El judaísmo moderno no era igual que el judaísmo del tiempo de Nuestro Señor. Era algo que se había desarrollado con el tiempo y que se había dividido en sectas. Incluso dentro de judaísmo ortodoxo hay interpretaciones rabínicas que están en conflicto. Continué aferrándose a mi creencia en el cristianismo “solamente la Biblia.” La forma de vida y la comunidad evangélicas son muy acogedoras y a mi vista los servicios católicos parecían fríos en comparación. Al mismo tiempo me desilusionaba cada vez más de la apologética anticatólica. Los libros como “Catolicismo Romano” de Loraine Boettner (un clásico anticatólico) presentaba gruesas distorsiones de la realidad de la doctrina y de la historia. Recuerdo haber leído un libro por un evangélico que ridiculizaba la doctrina católica de la intención sacramental. De hecho él ridiculizaba una mala representación de esa doctrina. La interpretación evangélica clásica de los textos petrinos cruciales, tales como Mateo 16, se fundamentaban en una visión defectuosa y ya entonces yo podía verlo claramente. El juego de palabras entre ‘Petros’ y ‘petra’ era periférico, pues Nuestro Señor hablaba arameo. La mayoría abrumadora de eruditos evangélicos de hoy acepta que Pedro es la roca y que él fue el recipiente de las llaves de autoridad de una manera especial. Pues así como los reyes antiguos de Israel delegaron sus llaves de autoridad a su ministro principal o visir, Jesús había designado a Pedro como su representante o vicario. Las llaves, en cualquier cultura civilizada representan poder. Me di cuenta que se forzaban a propósito los escritos de los Padres de la Iglesia para hacerlos entrar en el molde anticatólico.

Hay quienes proponen que los Padres de la Iglesia están en desacuerdo con la idea de que Pedro es la Roca de la que se habla en Mateo XVI. Un examen cuidadoso de los escritos patrísticos revela que se estan refiriendo a diversos aspectos y significados de las Escrituras así como una casa se construye sobre una serie de cimientos los escritores patrísticos observan los diferentes sentidos de la Escritura sin contradecirse en absoluto.

Contra lo que anunciaba el mito evangélico, allí encontré evidencia histórica abundante para la estancia de Pedro en Roma y del establecimiento de su obispado. Al escuchar a Nuestro Señor decir quea carne y sangre no le habían revelado su divinidad, se puede ver el regalo de Dios que es el papado en una forma embrionaria si se quiere. Me sorprendió encontrar ya desde el primer siglo (cuando el apóstol Juan todavía estaba vivo) que el obispo de Roma escribiera a la iglesia de Corinto, dando instrucciones y advertencia a sus miembros que, el no hacer caso de su consejo las implicaría un grave peligro. Con el progreso de los siglos la evidencia para el papado crece, y encontré que había respuestas razonables a las objeciones evangélicas. Recuerdo muy bien el comentario que leí en un libro de visitas en cierta iglesia anglicana, estaba escrito obviamente por un visitante católico y decía “Donde está Pedro allí está la Iglesia.” Esas palabras que se grabaron en mi mente, eran las palabras de Ambrosio dichas en el siglo IV. La iglesia anglicana puede haber conservado los edificios católicos construidos antes de la reforma pero ciertamente no ha conservado la antigua fe. A pesar de su pátina de catolicismo la iglesia anglicana del siglo XIX es protestante. Eso se manifiesta en la ordenación de mujeres y otras aberraciones que en ella han tomado forma. El papel de Pedro llegó a estar tan claro para mí que ni siquiera podía considerar la pretensión de las iglesias ortodoxas de oriente de ser la verdadera Iglesia de Cristo. En esas iglesias (o, mejor dicho, en esas comuniones) pude apreciar una hermosa liturgia pero tambien una falta de claridad magisterial. Por ejemplo, hasta los años de 1930 las iglesias cristianas rechazaron claramente la anticoncepción como una cosa intrínsecamente inmoral. En 1930 la iglesia anglicana la aprobó y otras han seguido desde entonces. Eso incluye a los ortodoxos que también aceptan el divorcio y casamiento posterior. Solamente la Iglesia Católica ha tendio una posición firme en estos asuntos y eso al costo de perder a Inglaterra en el siglo XVI.

Los ortodoxos abandonaron al sucesor de Pedro para plegarse al poder imperial de Constantinopla. Habiendo puesto su confianza en príncipes han cosechado finalmente un fracaso. Mientras que todas estas cosas me indicaban sin dudas que la roca de la Iglesia Católica era firme, el liberalismo de algunas gentes dentro de la Iglesia me perturbaba. Entonces, al leer la parábola de la casa construída sobre la roca, me dí cuenta que la lluvia y el viento la estropean tambien. Los excéntricos y los disidentes no pueden demoler la casa. Podrán sacarle pedazos a la roca pero no la pueden destruir. Así fue como encontré que, paralelamente a lo sucedido a Nuestro Señor, la oposición se concentra en tres áreas principales.

Durante su ministerio terrenal, las autoridades religiosas se horrorizaron ante sus declaraciones de ser Dios, el hecho de que perdonara los pecados y Su declaración de que, para tener vida eterna, había que comer de Su cuerpo y de Su sangre. Esto continúa siendo la razón de una oposición virulenta entre los evangélicos. Recuerdo muy bien que cuando era evangélico desdeñaba la enseñanza católica de la confesión a un sacerdote, la creencia de la transubstanciación, la Misa y la infalibilidad del Papa y de la Iglesia. Recuerdo haber replicado que solamente Dios puede ser infalible.

Mi examen detenido de las Escrituras me demostró también que la doctrina católica de María se arraiga en la Palabra de Dios y no es importada del paganismo. El hecho de que los paganos tuvieran diosas no invalida la creencia en María como el hecho de que los paganos hicieran sacrificios no invalida los sacrificios ordenados en la Biblia. Pude ver que los católicos no la adoran mas de lo que los anglicanos adoran a Oliver Cromwell cuando le dejan una guirnalda al pie de su estatua en los dias de fiesta.

La doctrina católica de la comunión de los santos llegó a ser para mí una verdad establecida. Si “la oración del justo tiene mucho poder” entonces lo que han muerto en el Señor, siendo espíritus perfectos de hombres justos tienen que tener un valor superlativo para nosotros. Esto se ilustra perfectamente en el capítulo cinco de Revelación (Apocalipsis) en el que los veinticuatro ancianos representan a los santos que ofrecen sus oraciones a Dios. Antes de entrar en la Iglesia Católica, una de las últimas líneas de resistencia del evangélico es aducir que las vidas de ciertos católicos son en muchos casos desastrosas. Esa objeción me fue contestada al leer a Ronald Knox. Knox fue criado en un hogar fuertemente evangélico y luego se convirtió al catolicismo. Una vez dijo que si él se olvidara el paraguas a la entrada de un templo metodista, al volver lo encontraría allí, pero que no se podía asegurar que ocurriera lo mismo en un templo católico. Los metodistas usaron muchas veces esa frase en contra de él pero en realidad es un testimonio en contra de ellos. Cristo vino a salvar a pecadores y la red de la Iglesia esta echada para todos los hombres y mujeres. La iglesia no es un club para lectores de la Biblia de clase media, la Iglesia de Jesucristo es una poción mezclada y el error de los reformistas fue creer que la Iglesia debe estar compuesta ciento por ciento por los elegidos de Dios.

Nuestro Señor dijo claramente que “muchos son llamados pero pocos son los elegidos.” Si bien es cierto que he conocido a algunos católicos que estan bastantes desviados de la fe, tambien es cierto que la gran mayoria de los católicos son personas de bien que tratan de vivir la vida de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia. El hecho de que muchos católicos desobedecen las enseñanzas de la Iglesia confirma las palabras de Nuestro Señor que “a quienes más les es dado, más les será exigido.” Son los católicos los que tendrán el juicio más severo que comienza por la Casa de Dios cuando el Señor al final de los tiempos separe el trigo de la cizaña.

Comencé a darme cuenta que, como los fariseos del tiempo de Jesús, los evangélicos tenían un punto de vista superficial de la adoración de Dios. Esto puede sonar un poco áspero, pero en efecto muchos cristianos “sola Biblia” han acumulado una serie de reglas que condenan comportamientos ciertamente inofensivos como si fueran algo anticristiano. Primero se favorece la opinión de que beber alcohol es un pecado y luego se enseña que Nuestro Señor bebió solamente zumo de uvas y que el vino del milagro de Caná era jugo sin alcohol. A otro le puede parecer que bailar es abominable. Se puede hacer una larga lista de costumbres parecidas. Hay evangélicos que piensan que fumar es evidencia de que uno no es un creyente pero Spurgeon, el comentarista bautista del siglo XIX, fumaba. Otros no compran billetes de lotería pero invierten su dinero en la bolsa. Es casi imposible crear un estereotipo del creyente evangélico pero se puede decir con seguridad que la gran mayoría cree en la anticoncepción. Dan el diezmo de sus ganacias a Dios, (el evangelismo no le sale barato a nadie) pero no de sus cuerpos. El entero sistema de “solo la Biblia” es subjetivo. Se cuenta una historia sobre un señora a quien alguien le preguntó si creía realmente que ella y su criado eran los únicos cristianos, a lo que ella respondió: “Bueno… no estoy muy segura si Jaime lo es.”

No estoy solo y en años recientes muchos evangélicos tradicionales se han pasado a la fe católica. Lo han hecho aunque el camino a la Iglesia estuviera bloqueado por falsas representaciones sembradas por la oposición. Esto es seguramente una gracia de Dios pues siempre habrá oposición para quienes quieren cumplir perfectamente con las palabras de Nuestro Señor. La oposición viene de las fuerzas del secularismo, del materialismo del modernismo y de otras filosofías. Todos ellos rechazan las enseñanzas que son peculiares de la Iglesia Católica. La Iglesia es la piedra pequeña predicha por el profeta Daniel que romperá la imagen falsa. Es la semilla que crece hasta ser un árbol poderoso.. Es el camino que Isaías profetizó y que los hombres no podrán dejar de encontrar. Es la casa fundada sobre la roca.

El Cardenal Herbert Vaughan (1832-1903) lo resumió en muy sabias palabras qu usaré como corolario:

“Es práctica común de los opositores de la Iglesia Católica el tratar de frenar a las almas por medio de presntarles una multitud de dificultades y objeciones contra las doctrinas de la Iglesia. Sobre esto se pueden decir dos cosas. Primero, sería muy fácil examinar esta lista de dificultades y publicar un examen de las mismas, ya hecho por doctos católicos en grandes obras. Pero es obvio que para contender con tales problemas habría que ser un teólogo o pasarse la vida entera investigando ya que es necesario contestar todos los cargos. Por otro lado tenemos los trabajos de los escritores anticatólicos, escritos para cegar o confundir el camino. Obras compuestas de calumnias, citas alteradas y una mezcla cuidadosamente dosificada de error y verdad. Estas intentan al mismo tiempo golpear y alienar tanto el sentido moral como el sentido intelectual. Si no tienen éxito completo de esta manera, al menos pueden sembrar perplejidad, ansiedad y retardar el camino del que busca a Dios. Pero en vez de entrar en un laberinto sembrado de dificultades y un rompecabezas de objeciones, la via mas corta y satisfactoria debiera ser elegida. Primero, encontrad al divino maestro, el pastor supremo, el Vicario de Cristo. Concentre todas sus facultades mentales y morales en la cabeza terrestre de la Iglesia de Dios. Esa es la clave para resolver esta situación.”

Traductor: Ignacio de Argenzola

Fuente: Voxfidei.com

Cortesía: This Rock

Referencias

Publicado originalmente en inglés en “This Rock” Vol. 9, num. 3 en Marzo de 1998.
Robert Ian Williams, es nativo de Gales, enseña en Londres y ha publicado una serie de tratados cortos sobre la fe católica y su historia. Recibe correspondencia (en inglés) en Ecclesia Press, Y Garreg Lwyd, Whitchurch Road, Bangor is y Coed, Wrexham LL13 0BB, U.K.

 

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