Acabo de encontrar entre mis archivos un extenso y viejo debate que tuve en el año 2006 en el foro de las Sociedades Bíblicas Unidas sobre el Papado. El debate que había quedado en la sección de archivos del foro fue posteriormente borrado dos días después de que compartí un enlace al mismo en mi blog, quedando dicho enlace roto.
Últimamente he preferido salvo algunas excepciones no publicar debates, y he preferido hacer resúmenes de los argumentos católicos, sin embargo considero este caso diferente. En primer lugar, porque el nivel de las aportaciones de uno de los foristas (Lalo) es en mi opinión superior al promedio que se suele encontrar en los foros protestantes. En segundo, porque hay puntos tocados allí que al día de hoy no he publicado en ningún artículo.
Es por eso que quiero reproducir algunas intervenciones (las que incluyen el intercambio de opiniones con el forista Lalo que hacían referencia al Papado en la historia).
Nota: Me he tomado la libertad de mejorar la redacción de algunos de mis observaciones (muy pocas realmente) para aumentar la claridad de las ideas que pretendía expresar.
Nota: El debate comienza con varias aportaciones de parte y parte sobre todo respecto al fundamento bíblico del Papado.
(Como la intención es tocar solamente aquello que tiene que ver con la evidencia histórica del Papado, dichos comentarios no serán reproducidos)
Lalo
Fecha: 11/10/06, 19:14:43
Me ha parecido muy interesante la discusión (en el mejor sentido de la palabra) que se ha dado en torno al tema del primado de Pedro y el papado. Quisiera participar abordando puntualmente varios aspectos del tema que han ido siendo planteados por Jerónimo 7 y Clemente I. Me interesa sobre todo la exégesis de Mateo 16:18 en el contexto de este evangelio y el resto del Nuevo Testamento. Al imponerme este límite creo que se evitará perder tiempo sacando otros puntos que pueden ser de mucho interés pero que no tengan relevancia para lo que considero el corazón del asunto.
Por mi forma de anotar las citas bíblicas, ya se habrán dado cuenta que mi trasfondo es protestante evangélico, aunque como muchos evangélicos (tal vez la inmensa mayoría en América Latina) alguna vez fui católico. Creo que es importante aclarar esto para que sepan sin lugar a dudas desde donde estoy opinando, en términos de mi tradición eclesiástica.
Primero que nada, quisiera sacar a colación una pregunta de carácter histórico. Yo creo que no es exagerado decir que muchos protestantes tienden a interpretar la palabra “piedra” en Mt. 16:18 como una referencia a Cristo mismo o a la profesión de fe de Pedro, y esto debido a lo que se podría llamar un prejuicio anti-católico. Y tal vez en el calor de la polémica del siglo XVI, los reformadores sufrieron algo semejante al interpretar de manera semejante este pasaje de la Escritura. Sin embargo, revisando la historia de la exégesis de este polémico dicho de Jesús, llama la atención el hecho de que una interpretación que no vea a Pedro mismo como el referente de la palabra “piedra” no tuvo su origen en los reformadores como Lutero y Calvino.
Por la forma en que los apologistas católicos defienden la institución del papado con base en Mt. 16:18 uno pensaría que ninguna otra interpretación haya merecido jamás ninguna seria consideración entre los maestros de la iglesia de la antigüedad. Sin embargo, entre los primeros padres de la iglesia que nos dejaron su interpretación de este pasaje vemos que no hay unanimidad. Así por ejemplo tengo entendido que Orígenes al comentar Mt. 16:18 dijo que la piedra de ese pasaje significaba cada discípulo de Cristo. Crisóstomo era de la opinión de que la piedra era la fe de la confesión de Pedro y San Agustín creía que no se refería a Pedro sino a Cristo mismo (Sermones 76, 147, 149, 232, 245, 270 y 295). De hecho, San Agustín dice en sus Retracciones (I, 21,I) que antes, bajo la influencia de Ambrosio, él pensaba que la piedra se refería a Pedro pero ya había abandonado esa opinión favoreciendo la que se acaba de mencionar, y de hecho deja a sus lectores en la libertad de escoger la interpretación que mejor les pareciera. Con respecto a este último padre de la iglesia es interesante la observación que hace el teólogo católico (censurado por Roma) Hans Küng: “Y el gran contemporáneo de los obispos Dámaso, Siricio, Inocencio y Bonifacio, el teólogo más destacado del occidente, el norteafricano Aurelio Agustín, que era un auténtico amigo de Roma, no daba ninguna importancia a la primacía legal universal del obispo de Roma.” (La Iglesia Católica, Editorial Mondadori, 2002 página 73)
Lo que llama la atención de este hecho es que (y nótese que hablamos de lo que se decía en los primeros siglos del cristianismo) si la idea de un papado fundado en estas palabras de Jesucristo es tan clara y contundente, ¿cómo es posible que padres y maestros de la iglesia antigua de la talla de Agustín de Hipona, quien supuestamente debía reconocer el primado del obispo de Roma sobre él como obispo de Hipona, no tiene ningún problema en interpretar este pasaje de San Mateo de una manera que no le deja ningún sostén a la idea de un papado? ¿No son estos testimonios prueba fehaciente de que primero vino un desarrollo institucional del papado en el que se entiende al obispo de Roma como el obispo de todos los obispos y después vino una exégesis legitimadora de lo que ya en la práctica estaba sucediendo? Esto es importante porque, independientemente de la correcta interpretación de Mt. 16:18, la implicación de estos datos históricos es que el papado romano no sólo es ajeno al tiempo del Nuevo Testamento, sino que tampoco hubo un papa propiamente dicho después de la era apostólica. Y no se me malinterprete, yo creo que la mejor exégesis prueba que Pedro era la piedra de este dicho de Jesús pero, como ya lo demostraré más adelante, esto de ningún modo da pie al papado romano si tomamos en serio el dicho registrado en Mateo 16 en el contexto de la predicación de Jesús y en lo que sabemos que sucedió en la iglesia del Nuevo Testamento.
Que estén muy bien y ojalá podamos entablar una buena conversación,
Lalo
Jerónimo7
12/10/06, 15:21:51
Lalo, de la historia hay muchísimo más a favor que en contra del papado y te doy algunos ejemplos para que los leas:
Clemente de Alejandría
“El bendito Pedro, el elegido, el pre-eminente, el primero entre los discípulos, para quien, ademas de si mismo, el Salvador pago el tributo [Mt 17:27], rápidamente comprendió y entendió su significado. Y que es lo que el dice ? `He aquí que nosotros hemos dejado todo y te hemos seguido'” [Mt 19:27; Mk 10:28] (Quien es el rico que es salvo ? 21:3-5 [A.D. 200]).
Tertuliano
“Porque aunque ustedes crean que el cielo todavía esta cerrado recuerden que el Señor le dejo las llaves del cielo aquí a Pedro, y a través suyo a la Iglesia, llaves que cada uno llevara consigo si ha sido interrogado e hizo una confesión [de fe]” (Antídoto contra el escorpión 10 [A.D. 211]).
Tertuliano
“El Señor le dijo a Pedro, ‘Sobre esta piedra edificare mi Iglesia, a ti te daré las llaves del reino de los cielos [y] todo lo que atares o desatares en la tierra será atado o desatado en los cielos’ [Mt 16:18-19] . . . Sobre ti, el dice, construiré mi Iglesia; y te daré las llaves a ti, no a la Iglesia; y cualquier cosa que tu ates o desates, no lo que ellos aten o desaten” (Modestia 21:9-10 [A.D. 220]).
Cipriano de Cartago
“El Señor le dijo a Pedro: ‘En verdad os digo,’ dice, ‘que tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificare mi Iglesia’ . . . Sobre el [Pedro] el edifica la Iglesia, y a el le da el mandato de apacentar a las ovejas [Juan 21:17], y a pesar de que le asigna un poder similar a todos los apóstoles, aun así el fundo una única sede [cátedra], y estableció por su propia autoridad una fuente y una razón intrínseca para esa unidad. Desde luego, los otros también fueron lo que Pedro [i.e., apóstoles], pero la primacía se le otorgo a Pedro, por lo que queda claro que hay solo una Iglesia y una sede. Del mismo modo también, [los apóstoles] son pastores y el rebano es uno, alimentado por los apóstoles en un mismo espíritu. Si alguno no se mantiene firme en esta unidad de Pedro, puede imaginarse que todavía sostiene la fe? Si desertara de la sede de Pedro sobre la que la Iglesia fue fundada, puede todavía confiar en que esta en la Iglesia?” (La Unidad de la Iglesia Católica 4; 1ra edición [A.D. 251]).
Efrain el Sirio
“[Jesus dijo:] Simón, mi seguidor, yo te hecho fundamento de la Santa Iglesia. Te he llamado Pedro, porque tu soportaras todos sus edificios. Eres el inspector de aquellos que construirán una Iglesia en la Tierra para mi. Si ellos quisiesen construir lo que es falso, tu, el fundamento, los condenaras. Eres la cabeza de la fuente de la cual mi enseñanza fluye; eres el jefe de mis discípulos. A través de ti daré de beber a todos los pueblos. Tuya es esa dulzura dadora de vida que yo dispenso. Te he elegido a ti para ser, por así decirlo, el primogénito en mi institución de modo tal que, como el heredero, puedas ser administrador de mis tesoros. Te he entregado las llaves de mi reino. Mira, te he dado autoridad sobre todos mis tesoros” (Homilias 4:1 [A.D. 351]).
Ambrosio de Milán
“[Cristo] le respondió: ‘Tu eres Pedro y sobre esta piedra construiré mi Iglesia . . .’ No podía el, entonces, fortalecer la fe del hombre al cual, obrando con su propia autoridad, le entrego el reino, a quien el llamo la roca, declarándolo de ese modo fundamento de la Iglesia [Mt 16:18]?” (La Fe 4:5 [A.D. 379]).
Papa Damaso I
“Del mismo modo se decreta . . . que debe anunciarse que . . . la santa Iglesia Romana ha sido puesta al frente no por decisiones conciliares de otras iglesias, sino que recibió la primacía por la voz evangélica de nuestro Señor y Salvador, que dice: ‘Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificare mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella; y a ti te daré las llaves del reino de los cielos. . . ‘ [Mt 16:18-19]. La primera sede, por lo tanto, es la de Pedro el apóstol, la de la Iglesia Romana, que no tiene mancha ni defecto ni cosa parecida.” (Decreto de Dámaso 3 [A.D. 382]).
San Jeronimo
“‘Pero,’ tu [Joviniano] dirás, ‘fue sobre Pedro que la Iglesia fue fundada’ [Mt 16:18]. Bueno . . . uno de entre los doce fue elegido para ser su cabeza para evitar cualquier ocasión de división” (Contra Joviniano 1:26 [A.D. 393]).
San Jeronimo
“Simón Pedro, hijo de Juan, del pueblo de Betsaida en la provincia de Galilea, hermano de Andrés el apóstol, y jefe el mismo de los apóstoles, después de haber sido obispo de la Iglesia de Antioquia y haber predicado a la Diáspora . . . fue enviado a Roma en el ano segundo de Claudio para abatir a Simón el Mago, y mantuvo la sede sacerdotal allí por veinticinco anos hasta el final, esto es el decimocuarto ano de Nerón. En sus manos recibió la corona del martirio siendo clavado a la cruz con la cabeza hacia el suelo y sus pies hacia lo alto, afirmando que no era digno de ser crucificado de la misma manera que su Señor” (Vidas de Hombres Ilustres 1 [A.D. 396]).
Papa Inocencio I
“Al buscar las cosas de Dios . . . Uds han reconocido que todo juicio debe ser referido a nosotros [el papa], y han demostrado saber que se le debe a la Sede Apostólica [Roma], si todos los que estamos en esta posición deseamos seguir al apóstol mismo [Pedro] de quien este episcopado y toda la autoridad de este nombre han surgido” (Epístolas 29:1 [A.D. 408]).
Agustín
“Entre ellos [los apóstoles] Pedro solo casi en todas partes mereció representar a la Iglesia toda. A causa de esta representación de la Iglesia, que solo el mereció oír ‘a ti te daré las llaves del reino de los cielos” (Sermones 295:2 [A.D. 411]).
Agustín
“Se dicen ciertas cosas que parecen estar especialmente relacionadas con el apóstol Pedro, y cuyo significado no es claro salvo que este referido a la Iglesia a la cual, según es reconocido, su figura represento teniendo en cuenta la primacía que ejerció entre los discípulos. Tales como: ‘A ti te daré las llaves del reino de los cielos,’ y otros pasajes similares. Del mismo modo, Judas representa a aquellos judíos que fueron enemigos de Cristo” (Comentario sobre el Salmo 108 1 [A.D. 415])
Agustín
“Quien ignora que el primero de los apóstoles es el muy bendito Pedro ?” (Comentario sobre Juan 56:1 [A.D. 416]).
Concilio de Éfeso
“Felipe, presbítero y legado del [Papa Celestino I] dijo: ‘Ofrecemos nuestro agradecimiento al santo y venerable sínodo, porque cuando los escritos de nuestro bendito y santo papa os fueron leídos. . . Vosotros os unisteis a la santa cabeza también mediante vuestras santas aclamaciones. Ya que vuestras santidades no ignoran que la cabeza de la fe toda, la cabeza de los Apóstoles, es el bendito Pedro el Apóstol'” (Actas del Concilio, sesión 2 [A.D. 431]).
Bendiciones,
Jerónimo7
13/10/06, 11:27:58
Lo cierto es que San Agustín jamás dudó del primado ni de la autoridad de la Iglesia, el mismo declaró:
“No creería el Evangelio si no me determinase a ello la autoridad de la Iglesia Católica” ML 42, 176
“Roma ha hablado, el caso está cerrado” Sermones 131, 10. De San Agustín.
San Agustín, en un sermón para la fiesta del día, señala: «La festividad que hoy celebramos recibió de nuestros antepasados el nombre de Cátedra, con el que se recuerda que al primero de los Apóstoles le fue entregada hoy la Cátedra del episcopado» SAN AGUSTIN, Sermón 15, sobre los santos.-. A nosotros nos recuerda, una vez más, la obediencia y el amor al que hace las veces de Cristo en la tierra.
Y exclama San Agustín: «Bendito sea Dios, que ordenó exaltar al Apóstol Pedro sobre la Iglesia. Es digno honrar a este fundamento, por medio del cual es posible escalar el Cielo».
San Agustín, con su famosísima frase donde claramente muestra la autoridad del Papa: “Roma locuta causa finita”. Roma ha hablado la causa está definida. Sermón 131, 10, 10
Lalo
14/10/06, 12:33:21
Jerónimo 7, muchas gracias por tomarte el tiempo de investigar con relación al papado en la historia.
Primero que nada me llamó la atención que tu respuesta fuese una colección de citas patrísticas sin abordar propiamente el problema básico que planteé. Por la naturaleza del caso, no tiene sentido usar citas de un modo en el que el criterio cuantitativo sea el que predomine (recuerda que dijiste “de la historia hay muchísimo más a favor que en contra del papado”). Esta manera de proceder me recuerda un error bastante común, me avergüenza tener que reconocerlo, entre los evangélicos, el cual consiste en usar citas bíblicas, a veces hasta fuera de contexto, y usarlas como textos de prueba pensando que mientras más de éstos se tengan, mejor será el respaldo para lo que se pretende probar.
Te recuerdo que lo que plantee es que en los inicios del cristianismo (la iglesia del Nuevo Testamento y la era sub-apostólica) no había un reconocimiento del obispo de Roma como obispo de todos los obispos de la iglesia y en ese sentido como sucesor de Pedro como fundamento de la iglesia. Si las cosas son así, no tiene sentido apelar a un mayor número de citas patrísticas que apoyen al papado ya que una vez que las ansias de poder de algunos de los obispos de Roma lograron tener respuestas positivas en su entorno histórico, no tiene nada de sorprendente que haya para ese entonces cada vez más intentos de legitimar lo que apenas se estaba formando.
Investigando hallé un sitio católico de Internet donde se encuentran la primera colección de citas patrísticas que me diste, la dirección es: http://www.infpage.com/concordancia/additional.htm
Tal vez tomaste la información de este lugar o de otro sitio con las mismas citas. Esto en sí mismo no tiene nada de malo. Lo malo es que busque uno información y no se consideren los datos de manera crítica. He estado investigando sobre estas citas y este tema en particular (los orígenes del papado), y mientras más le busco más información aparece para mostrar lo débil de los intentos por demostrar la existencia de una primacía del obispo de Roma con autoridad legal y magisterial sobre el resto de la iglesia en los primeros dos siglos de cristianismo. Cada cita merece un comentario y eso me llevará tiempo, aunque por el momento te puedo decir que si las examinas, la mayoría no hablan de un papado sino a lo sumo la primacía (¿se te habrá ocurrido preguntarte de qué naturaleza?) de Pedro en la iglesia primitiva. De momento te mencionaré dos hallazgos puntuales.
La cita de Tertuliano es particularmente sorprendente ya que quien haya hecho esta trascripción actuó con deshonestidad. Si te fijas hay puntos suspensivos y de hecho lo que viene antes del inicio de la cita es muy importante. Voy a reproducir el pasaje completo y destacaré en letra negrita las partes que tú, siguiendo al deshonesto recopilador, pusiste en tu antepenúltima intervención en el foro, para que se vea claramente cómo fue sacado tramposamente de contexto:
Ahora voy a inquirir cuál es tu opinión, [para ver] de que fuente usurpas este derecho a “la Iglesia”. Si, porque el señor le dijo a Pedro, “Sobre esta roca edificaré mi iglesia,” “A ti te he dado las llaves del Reino de los Cielos”, o “Lo que hayas atado o desatado en la tierra, será atado o desatado en el cielo”, tu por lo tanto presumes que el poder de atar y desatar ha derivado en ti, es decir, en cada iglesia cerca de Pedro, ¿qué clase de hombre eres, que subviertes y cambias totalmente la intención manifiesta del Señor, confiriendo (como lo hizo esta intención) este [don] personalmente a Pedro? “Sobre ti,” dice Él, “edificaré mi iglesia;” y, Te daré a ti las llaves,” no a la iglesia, y, “lo que tu ates o desates,” no lo que ellos hayan desatado o atado.” (The Ante-Nicene Fathers, Vol. IV, 1890, p. 99)
La cita de la traducción inglesa de la obra de Tertuliano es ésta:
[9] I now inquire into your opinion, (to see) from what source you usurp this right to “the Church.” If, because the Lord has said to Peter, “Upon this rock will I build My Church,”278 “to thee have I given the keys of the heavenly kingdom; “279 or, “Whatsoever thou shall have bound or loosed in earth, shall be bound or loosed in the heavens,”280 you therefore presume that the power of binding and loosing has derived to you, that is, to every Church akin to Peter, [10] what sort of man are you, subverting and wholly changing the manifest intention of the Lord, conferring (as that intention did) this (gift) personally upon Peter? “On thee,” He says, “will I build My Church; “and,” I will give to thee the keys,” not to the Church; and, “Whatsoever thou shall have loosed or bound,” not what they shall have loosed or bound. “On thee,” He says, “will I build My Church; “and,” I will give to thee the keys,” not to the Church; and, “Whatsoever thou shall have loosed or bound,” not what they shall have loosed or bound.
http://www.tertullian.org/anf/anf04/anf04-19.htm#P1279_349605
Pero hay más, lo interesante es que lo más probable es que la persona a quien se está dirigiendo Tertuliano haya sido el Obispo de Roma Calixto, quien al parecer ya empezaba a ansiar un poder que no le correspondía por ser Obispo de la capital del Imperio, ya que acababa de promulgar un edicto contrario a la práctica de la iglesia primitiva. Visto el pasaje en su contexto, es opuesto al papado ya que Tertuliano le dice al Obispo de Roma que está usurpando un poder que en todo caso sólo le corresponde a Pedro. Para esta información del contexto histórico de esta cita de Tertuliano se puede ver lo que dice el experto en cristianismo primitivo Oscar Cullmann (Peter, Disciple, Apostle, Martyr, SCM, 1962)
Hay mucho más que decir acerca de Cipriano, Agustín y de cómo es que vistas imparcialmente la mayoría de las citas no apoyan al papado romano, pero tengo que irme ahora, pues debo atender algunos deberes. Espero saber, Jerónimo 7, cuál es tu reacción a este inicio de respuesta. Y te aclaro que este afán de investigar tiene la finalidad de esclarecer cuál es la verdad histórica del papado, no se trata de ninguna otra cosa, ya que cualquier otra motivación sería ilegítima.
Que estés muy bien,
Lalo
Jerónimo7
14/10/06, 17:09:24
Lalo, lo primero que te tengo que decir es que me sorprende ver que un no católico analice la historia, ya que normalmente sostienen que son tradiciones de hombres, diferentes a la Tradición Apostólica como la tenemos nosotros. Te veo como un cristiano de mente abierta y eso me agrada en este tipo de análisis.
Bueno, entrando en materia, Tertuliano es el primer escritor cristiano que cita el texto de Mateo sobre el Primado; da su contenido y lo relaciona con Pedro (esto en su “De praescr. haer., 22”; por el año 200, lo cita expresamente en el escrito De pudicitia 21, que es de la época montañista de Tertuliano y apareció por el año 220. Los dos pasajes de este escrito que interesan el asunto del Primado son de discutible interpretación, puesto que hay que averiguar cuál es la persona a la que se refieren las declaraciones de Tertuliano. Este ataca la relajación de la disciplina penitencial ordenada por un edicto reciente: «oigo decir que se ha publicado un edicto y ciertamente irrevocable» (edic- tum peremptorium). El «pontifex maximus», el «Obispo de los obispos», ha anunciado: «Os perdono los pecados de lujuria y adulterio después de la correspondiente penitencia» (esto en “De pud., 1, 6”). Más tarde pregunta Tertuliano al «apostólico señor», de dónde toma el derecho de perdonar los pecados: «Si lo tomas porque el Señor le ha dicho a Pedro: ‘Sobre esta piedra fundaré mi Iglesia, a ti te he dado las llaves del Reino de los cielos’ o ‘lo que atares o desatares sobre la tierra, esto será atado o desatado también en los cielos’, si por esto crees que el poder de atar y desatar ha pasado a ti, es decir, a toda la Iglesia que está unida a Pedro (omnis ecclesia Petri propinqua): ¿cómo puedes atreverte a destruir y tergiversar la manifiesta intención del Señor que entrega este poder a Pedro personalmente?» (esto en “De pud. 21,9”). La cuestión decisiva para la interpretación de ambos pasajes (sobre quién recae esta acusación de Tertuliano) es diversamente respondida.
Tú dices que lo más probable es que Tertuliano se dirigió contra el papa Calixto, me imagino que por la historia que encuentran en los escritos de Hipólito, pero el mismo Hipólito, aunque vivía en Roma, no conoció por ciencia propia la existencia de un decreto de Calixto sobre la penitencia. Él lo deduce sólo de los rumores que corrían sobre la existencia de un tal decreto. Además, el contenido del decreto supuesto por Hipólito no se refiere a los pecados de la carne solamente, sino a los pecados en general. El ya famoso decreto de Calixto, debería ser borrado de los libros de la historia de la Iglesia. Ahora una segunda teoría sería que Tertuliano se dirigió contra el obispo Agripino de Cartago, al que, por causa del edicto dado por él, le llama sarcásticamente el «episcopus episcoporum». Su escrito trataría de un caso especial de África y estaría dirigido contra la práctica penitencial empleada por Agripino.
Según un tercer punto de vista, Agripino de Cartago se apropió un decreto de Calixto y lo fundamentó con Mt 16, 18.19. Tertuliano atacó por ello a Agripino, pero indirectamente tomó también una postura contra Calixto.
.
Pero lo cierto es que a comienzos del siglo III se emplearon en la discusión teológica las palabras del Señor a Pedro y se usaron para fundamentar el poder episcopal y papal.
Como veo que te gusta mucho navegar en Internet para aprender, te invito a que leas este escrito sobre la teología de Tertuliano, que es bastante interesante, meramente instrucción personal: http://www.conoze.com/doc.php?doc=5477
Esperaré los siguientes comentarios de Cipriano y Agustín para seguir analizándolos.
Bendiciones,
Lalo
16/10/06, 21:24:23
Jerónimo 7, me da gusto saber que hay disposición para ir más allá de las meras citas patrísticas y tratar de entender el contexto en el que se dijeron las cosas. Es triste que algunos de mis hermanos evangélicos rechacen investigar y dialogar sobre la historia del cristianismo. Entiendo su rechazo a las “tradiciones de los hombres”, pero no comparto lo que a menudo está detrás de esto. Lo que sucede es que por diversas razones el clima de antiitelectualismo de nuestro tiempo ha alcanzado a las iglesias y religiones (estoy seguro que en el lado católico esto también sucede) y una forma en que este desprecio por la racionalidad y la investigación se manifiesta, es en una pretendida superespiritualidad, pero tristemente en muchos casos es una excusa fácil para no encarar una tarea que requiere esfuerzo intelectual.
En cuanto a la frase “tradiciones de los hombres” creo que hay algo muy rescatable aquí. Me refiero al hecho de que sin desconocer a todos los cristianos que nos han precedido en la historia y sin dejar de aprovechar todo lo que nuestros antepasados espirituales pueden enseñarnos, es muy claro que, a la luz de la historia de la salvación (que es también la historia de la revelación) según se desarrolla en el Nuevo Testamento, la iglesia de los apóstoles y el legado que dejó para las sucesivas generaciones de cristianos (o sea, el Nuevo Testamento) es el canon por el cual debe ser medida toda formulación de la fe. Cualquier enseñanza de los padres de la iglesia o concilio verdaderamente ecuménico tiene autoridad para el cristiano en la medida en que se ajusten a, y reflejen fielmente, la revelación contenida en el único canon al que debe estar sujeta la conciencia del cristiano. Por eso es tan importante la discusión (en el mejor sentido del término) del papado y la posición de Pedro en la iglesia neotestamentaria. Creo que, si seguimos intercambiando opiniones aquí, tendremos que ver este tema según se presenta en el Nuevo Testamento, y el pasaje de Mateo capítulo 16 es muy importante para esto.
Hechas estas aclaraciones permíteme abundar un poco acerca del testimonio de Tertuliano y su importancia para entender el desarrollo histórico del papado. Además de las citas de De puditicia (que comenté brevemente en mi pasada intervención y de la cual nos diste más información sobre su contexto histórico) y De praescriptione haereticorum, también hay una cita de su De monogamia (8), donde dice de manera incidental (ya que el tema principal es otro, la monogamia precisamente) que la iglesia está edificada sobre Pedro.
Ahora bien, la cita tomada de De pudicitia es uno de los últimos escritos conservados de Tertuliano y, como bien dijiste, lo escribió cuando ya se había convertido al movimiento super-espiritual llamado montanismo. Con la manía que tienen los católicos de etiquetar todo, ustedes dirían que viene de la etapa ‘herética’ de Tertuliano. La cita de De praescriptione haereticorum vine del período en el que todavía no se hacía montanista y la cita de De monogamia viene de cuando se acababa de hacer seguidor de las ideas de Montano (c. 208 d.C.)
Las preguntas obligadas son (y las numero con la esperanza de que te tomes el tiempo de responderlas con toda claridad):
1. ¿Qué sentido tiene citar a Tertuliano en De puditicia como apoyo a la doctrina del papado, si ésta cita viene de la época en que ustedes lo consideran herético?
2. A la luz del contexto histórico sobre el cual tú mismo nos diste más información, y del contexto literario, mutilado tramposamente la primera vez que lo citaste (se que tú no hiciste la trascripción de la cita, pero de todos modos aun así la usaste) creo que ya quedó claro que a este pasaje, se le quitaron partes que cambiaban el sentido de la cita. En su contexto, el pasaje se lee como una recriminación a alguien por arrogarse algo que sólo le corresponde a Pedro, y no como una defensa de alguna supuesta sede apostólica petrina, (como parece sugerir la cita amañada) ¿Admites o no que la cita fue sacada de su contexto dejando una impresión equivocada?
Sea que Tertuliano se estuviese dirigiendo a Calixto (obispo de Roma) o a Agripino (obispo de Cartago), lo cierto es que las tres citas lo más que pueden probar es que Tertuliano – tanto antes como después de ser montanista – pensaba que Pedro era la roca de la que habla Mateo 16:18 y que esta promesa sólo era aplicable a él, no que esto pudiese ser aplicado a ningún obispo. El artículo que me enviaste sobre la teología de Tertuliano deja esto muy claro cuando comenta la cita tomada de De puditicia, cito: “y cuando se le objeta con el texto clásico de Mateo 16,18, niega simplemente a la Iglesia el poder de las llaves. Este poder se le confirió a Pedro a título personal, no a los demás obispos” Y más adelante: “El poder, pues, de perdonar los pecados [según Tertuliano] pertenece al spiritualis homo [hombre espiritual], no a la jerarquía. Estamos aquí en pleno montañismo.”
http://www.conoze.com/doc.php?doc=5477
Bajo la sección titulada: “8. Penitencia y poder de las llaves.”
¿Cómo se puede pretender basar el papado en estas citas de Tertuliano que más que el defensor de una idea tal resulta ser un claro adversario del primado romano? Ya dejaste ver parte de tu respuesta a esta pregunta pues terminas tu última intervención diciendo:
“Pero lo cierto es que a comienzos del siglo III se emplearon en la discusión teológica las palabras del Señor a Pedro y se usaron para fundamentar el poder episcopal y papal.”
Si somos rigurosos, esta declaración tuya no pasa de ser conjetural, de modo que pides demasiado si pretendes que creamos que hablamos de algo que es “cierto” cuando dices que ya para comienzos del siglo III “las palabras del Señor a Pedro […] se usaron para fundamentar el poder episcopal y papal.”
Así como no podemos ser dogmáticos en cuanto al destinatario del tratado sobre la modestia (De puditicia) de Tertuliano, tampoco podemos dar por sentado como algo “cierto” el que Tertuliano haya estado respondiendo a un obispo (no identificado con certeza) que ya empezaba a usar Mt. 16:18 para justificar algo más o menos parecido a una sucesión papal. Como jocosamente comenta al respecto Oscar Cullmann, mencionando la opinión de E.Caspar como una de varias posibilidades, “Calixto no apeló a Mat. 16:17 ss. Tertuliano fue el primero en hacerlo, para oponerse a Calixto; pero él no sospechaba a qué espíritus estaba conjurando.” En Peter, Disciple, Apostle, Martyr, SCM, pág. 166, nota 12.
Tal vez sea por esto que una obra católica destinada a informar sobre la iglesia primitiva (Encyclopedia of the Early Church, Volume I, Oxford University Press página 218, producida por el Institutum Patristicum Augustinianum. Edicones Sígueme publicó la versión española de esta obra), con más mesura y mucho mayor rigor histórico concluye su artículo sobre Dámaso (obispo de roma de 366 a 384 d.C.) con estas palabras:
“Teodosio [el emperador] promulgó un edicto (CTXVI, 1,2) en el que imponía la comunión con D[ámaso] y Pedro como prueba de la unidad católica; pero el concilio de Constantinopla (381), al cual Dámaso envió como delegado a Acolio de Tesalónica, marcó la restauración de un episcopado ortodoxo en el Oriente, con su centro en Constantinopla, el cual reclamó los derechos de una segunda Roma. D[ámaso] respondió a esto en un concilio Romano (382), en el cuál la perícopa de Mt 16:18 fue usada por primera vez para aplicarla de manera explícita a la primacía romana.”
Ésta debe ser la cita de Dámaso que diste en tu primera respuesta a mis intervenciones, Jerónimo. El énfasis en la cita es mío.
De modo que en cuanto Roma tuvo posibilidades de empezar a imponerse sobre las iglesias de todo el mundo, las iglesias orientales se resistieron, el rechazo del papado por parte del Oriente cristiano no fue una ocurrencia del año 1054 d.C., ésta fue la culminación de un penoso proceso que ya vemos claramente en fecha tan temprana como el año 382 d. C. Pero esto es algo a lo que volveré en su momento.
3. La pregunta final es, pues, ¿no te parece más acertado dejar la fecha de la primera declaración en defensa de un papado romano hasta finales del siglo IV y no a principios del siglo III? ¿Con qué bases históricas sólidas, no meras conjeturas, podrías retrasar la fecha?
Tengo pendiente comentar las demás citas, pero considero importante no avanzar si primero no aclaramos lo que vaya quedando poco claro, así que espero tu amable respuesta.
Que estés muy bien,
Lalo
José Miguel Arráiz
18/10/06, 13:17:52
Estimado Lalo,
Casualmente he estudiado el tema que dialogas con Jerónimo y me parece que puedo responder las preguntas que has dejado en el aire.
Comentario de Lalo:
“Las preguntas obligadas son (y las numero con la esperanza de que te tomes el tiempo de responderlas con toda claridad):
1. ¿Qué sentido tiene citar a Tertuliano en De puditicia como apoyo a la doctrina del papado, si ésta cita viene de la época en que ustedes lo consideran herético?”
Tiene mucho sentido porque revela el contexto histórico del momento: Tertuliano enfrentado a un obispo que utiliza como argumento su unión con la cátedra de Pedro. (La opinión generalizada por parte del protestantismo es que no hay rastros del primado Romano “antes” de Constantino, pero aquí vemos a un Tertuliano siglos antes enfrentado a la autoridad de la cátedra de Pedro… esa es la cuestión…)
Comentario de Lalo:
“2. A la luz del contexto histórico sobre el cual tú mismo nos diste más información, y del contexto literario, mutilado tramposamente la primera vez que lo citaste (se que tú no hiciste la trascripción de la cita, pero de todos modos aun así la usaste) creo que ya quedó claro que a este pasaje, se le quitaron partes que cambiaban el sentido de la cita. En su contexto, el pasaje se lee como una recriminación a alguien por arrogarse algo que sólo le corresponde a Pedro, y no como una defensa de alguna supuesta sede apostólica petrina, (como parece sugerir la cita amañada) ¿Admites o no que la cita fue sacada de su contexto dejando una impresión equivocada?”
En consonancia con lo comentado anteriormente, la cita en cuestión es un apoyo al primado Romano, pero entendiendo bien el porqué esa cita es utilizada. Así mismo lo enfoca la Enciclopedia Católica en el siguiente enlace:
http://www.enciclopediacatolica.com/p/papa.htm
Un extracto dice:
“Es difícil no reconocer en ese texto la descripción de la supremacía de la sede romana. La amarga polémica de Tertuliano, “De pudicitia” (cerca del año 220), fue originada por el ejercicio de una prerrogativa papal. El Papa Calixto había decidido que la rígida disciplina que había estado vigente en muchas iglesias debería ser relajada un tanto. Tertuliano, que ya había caído en la herejía, ataca duramente “el edicto perentorio”, que había sido promulgado por “el supremo pontífice, obispo de obispos”. Las palabras, claro, pretenden ser un sarcasmo, pero igualmente subrayan claramente la posición de autoridad de Roma. Curiosamente la respuesta a este texto proviene no de un obispo católico sino de monje hereje.”
Comentario de Lalo: “Sea que Tertuliano se estuviese dirigiendo a Calixto (obispo de Roma) o a Agripino (obispo de Cartago), lo cierto es que las tres citas lo más que pueden probar es que Tertuliano – tanto antes como después de ser montanista – pensaba que Pedro era la roca de la que habla Mateo 16:18 y que esta promesa sólo era aplicable a él”
Incorrecto. La cita en “Sobre la modestia” prueba que Tertuliano en su periodo post-montanista pensaba que la prerrogativa de Pedro era solo aplicable á él. En su periodo pre-montanista hay evidencia que demuestra que Tertuliano si reconocía la doctrina de la sucesión apostólica, el poder de los obispos para perdonar pecados incluyendo la disciplina penitencial de la Iglesia, cosa que argumentaré con un estudio que realicé hace poco.
Comentario de Lalo:
“¿Cómo se puede pretender basar el papado en estas citas de Tertuliano que más que el defensor de una idea tal resulta ser un claro adversario del primado romano?”
Porque como ya he comentado, ya en aquella época se reconocía la autoridad del obispo de Roma a disgusto de la nueva postura herética de Tertuliano.
Nota: Después de todo, avalar la nueva postura de Tertuliano en su período montanista es muy riesgoso, ya que habría que explicar si se avala también su negativa de que los pecados de adulterio y fornicación pueden ser perdonados o que Montano es el paráclito prometido y la encarnación del Espíritu Santo
Comentario de Lalo:
“Si somos rigurosos, esta declaración tuya no pasa de ser conjetural, de modo que pides demasiado si pretendes que creamos que hablamos de algo que es “cierto” cuando dices que ya para comienzos del siglo III “las palabras del Señor a Pedro […] se usaron para fundamentar el poder episcopal y papal.”
El contexto señala un Tertuliano ya hereje rechazando la autoridad de un obispo en comunión con la cátedra de Pedro, y un Tertuliano antes de su herejía defendiendo la autoridad del obispo de Roma.
Importante recordar que la evidencia histórica del primado Romano no se limita a Tertuliano, el es simplemente citado entre las evidencias, muy anteriores a estas están la carta de Clemente Romano, los escritos de San Ireneo, etc.
Comentario de Lalo: “Así como no podemos ser dogmáticos en cuanto al destinatario del tratado sobre la modestia (De puditicia) de Tertuliano, tampoco podemos dar por sentado como algo “cierto” el que Tertuliano haya estado respondiendo a un obispo (no identificado con certeza) que ya empezaba a usar Mt. 16:18 para justificar algo más o menos parecido a una sucesión papal.”
Es necesario puntualizar que no se intenta ser dogmático con lo expresado con Tertuliano, lo que se discute es la evidencia histórica que presenta este acontecimiento.
Comentario de Lalo:
“3. La pregunta final es, pues, ¿no te parece más acertado dejar la fecha de la primera declaración en defensa de un papado romano hasta finales del siglo IV y no a principios del siglo III? ¿Con qué bases históricas sólidas, no meras conjeturas, podrías retrasar la fecha?”
No podemos exigir declaraciones explícitas del Primado para aceptar su historicidad, tendríamos que negar en ese sentido incluso la Trinidad. Evidencia adicional comenzando en el siglo I la he comentado en El Primado Romano en la historia
José Miguel Arráiz
18/10/06, 13:19:37
Y dado que se ha mencionado a Tertuliano, San Agustín y San Cipriano aprovecho de sugerirles leer:
San Cipriano, ¿Pensaba como protestante?
Orígenes, ¿Interpretaba las Escrituras como los protestantes?
Tertuliano, ¿Interpretaba las Escrituras como los protestantes?
San Agustín ¿Interpretaba las Escrituras como los protestantes?
Lalo
18/10/06, 17:00:34
Saludos José Miguel,
Muchas gracias por tu interés y por tomar en serio mis preguntas. Veo que tienes mucho ya investigado y escrito. Sólo te quiero rogar que entiendas que no puedo contestar todo a la vez. Estoy preparando algunas puntualizaciones exegéticas con respecto al testimonio de Tertuliano para entender si había o no un papado romano en su tiempo. Después de que respondas a mis preguntas y evidencias porcederemos a ver lo de Cipriano.
Te sugiero (y esto va también para mí) que no incluyamos material que no sea estrictamente relevante para el tema en cuestión y que eches mano de tus investigaciones y escritos para tomar sólo lo que contribuya muy específicamente al punto preciso que estemos abordando. Esto para que pueda yo digerir y tratar de aclarar puntos finos poco a poco. Supongo que no hay demasiada prisa.
Esto es una sugerencia, ¿qué te parece? Por supuesto que tienes libertad de seguir haciendo lo que prefieras, pero al menos yo sólo podré responder unos pocos puntos a la vez.
Espero que entienda mi petición y confío en que accederás a esta, si la encuantras razonable.
Que esté muy bien,
Lalo
José Miguel Arráiz
18/10/06, 17:25:32
Saludos Lalo
Con gusto recibiré tus puntualizaciones sobre Tertuliano.
Los estudios que compartí si bien tocan otros puntos adicionales, principalmente se centran en el tema del primado Romano y la historia. Los coloqué para que sirvieran solo de referencia y por supuesto que no pretendo que se analice todo, sino que quede allí para consulta pues no hay mejor forma de tener una opinión global y objetiva del pensamiento de la Iglesia primitiva.
Te lo comento porque es un defecto que he notado en el protestantismo en general, recurrir a los padres cuando lo que esos dicen parece favorecerle, y cuando su posición es unánime y demuestra que la postura de la Iglesia primitiva es opuesta a la propia, sus escritos pasan a ser “meramente humanos y sin valor”. (Cosa que posiblemente no es tu caso)
En adelante con gusto me limitaré a las puntualizaciones de Tertuliano, u algún otro punto de tu preferencia y señalaré como off-topic cualquier comentario que no tenga que ver con el tema.
Dios te bendiga
Lalo
19/10/06, 18:32:51
Saludos, José Miguel, y también a quien quiera que se interese en seguir esta parte del foro.
Primero quisiera recordar algo que escribiste: “La opinión generalizada por parte del protestantismo es que no hay rastros del primado Romano “antes” de Constantino”. Lo interesante de este asunto es que no sólo son los protestantes quienes opinan que no hay evidencia de un papado en los primeros siglos de cristianismo. Hay también eruditos católicos que manifiestan una postura muy semejante:
“I. La comunidad cristiana de Roma en los primeros tres siglos. Para el periodo anterior a Constantino hay poca información precisa sobre los obispos de Roma. La evidencia, principalmente en la Hist. Eccl. de Eusebio de Cesarea es escasa y poco fidedigna… La lista de obispos de Ireneo (Adv. haer. III,3,3) merece algo de crédito por sus nombres, tomados de tradiciones creíbles. Pero la lista no nos permite determinar el momento cuando la dirección colegiada de la comunidad romana se convirtió en un episcopado monárquico.”
Más adelante bajo el encabezado IV. Elementos para la evaluación histórica, comienza diciendo: “No hay duda de que la conciencia de los obispos de Roma de tener el cargo de la cura ecclesiae universalis, como sucesores de Pedro, sólo creció lentamente durante los primeros siglos del cristianismo… Es destacable que la teoría papal precedió al uso eficaz del ejercicio de la primacía universal… no podemos entender su historia [del papado] sino como una larga y compleja evolución. (Encyclopedia of the Early Church, Volume II, Oxford University Press, artículo PAPACY [Papado], págs. 640 y 643. Ediciones Sígueme tiene la versión española de esta obra.)
El autor de este artículo es Basilio Studer del Saint Anselm Athenaeum y del Institutum Patristicum Agustianiuanum, ambos en Roma.
También me llamó la atención el siguiente comentario del destacado y finado biblista católico Raymond E. Brown cuando habla brevemente sobre la perícopa de Mt. 16:16c-19 (el dicho de Pedro, la roca y las llaves):
“Esta evidencia del NT [se acababan de mencionar pasajes como Lucas 22:31-32 y Juan 21:15-17] es una manifestación de lo que muchos teólogos llaman la función petrina en la iglesia en el curso [de la historia] … Es obvio que hay un buen trecho entre aquella imagen del NT y la afirmación que apareció después en la historia de que el obispo de Roma era el sucesor de Pedro.” (An Introduction to the New Testament, Doubleday, pág. 221, editorial Trotta publicó la traducción al español de esta obra)
Raymond E. Brown fue el único estadunidense en ser designado por dos Papas como miembro de la Comisión Bíblica Pontificia. Para aquellos que no están familiarizados con la historia del cristianismo, el concepto de “episcopado monárquico” se refiere al desarrollo que sufrió el tipo de liderazgo en el cristianismo primitivo, ya que primero hubo un grupo de obispos o presbíteros (en el NT son términos que se usan intercambiablemente) que estaban a cargo del cuidado de las iglesias individuales, es decir, varios obispos/presbiteros en una sóla comunidad o iglesia, y después, en una época temprana (Ignacio de Antioquia a principios del siglo II es el primer testimonio de esto) se desarrolló una jerarquía: Un obispo monárquico bajo quien había varios presbíteros, y los diáconos como un tercer nivel. Para esto puede consultarse el mismo diccionario católico que cité arriba en su artículo para Ignacio de Antioquia, tengo entendido por un artículo escrito por Monseñor George A. Kelly que también Raymond Brown era de la misma opinión en cuanto al desarrollo del episcopado monárquico.
El artículo se puede ver aquí: http://www.catholic.net/rcc/Periodicals/Dossier/Jan-Feb00/Article5.html
Estas citas las doy no como pruebas irrefutables de mi postura. Pues como cualquier evidencia u opinión deben ser sometidas a análisis, de otro modo estamos cayendo en un falso argumento de autoridad. Tampoco pretendo que discutamos ahora la evidencia del Nuevo Testamento mismo para la existencia o ausencia del primado romano y el episcopado monárquico en la iglesia de primer siglo, pues espero que lleguemos a esto después de tener intercambios sobre Cipriano, Agustín y otros escritores anteriores a Tertuliano. El propósito de dar estas citas es dejar muy, muy claro, que el acercarse a la evidencia histórica más antigua sobre el papado con mucha prudencia y sacar conclusiones que no favorecen la postura católica más conservadora, no es un acercamiento y conclusión exclusivos de algún grupo oscuro de protestantes mal informados y llenos de prejuicios acerca de la historia. Si hay especialistas católicos y protestantes (y tengo planeado ir poniendo muchos más ejemplos de esto), que llegan a conclusiones similares, valdrá mucho la pena ir analizando la evidencia para ver al menos qué los hizo llegar a pensar así. Es, pues, muy interesante notar que hay verdaderos eruditos católicos y protestantes que coinciden en una visión nada favorable a los dogmas de Roma, cuando de la historia primitiva del papado se trata.
Ahora sí, volvamos a Tertuliano. En cuanto a la cita de De pudicitia. Creo que es importante puntualizar algunas cosas. Es cierto que de ser esta cita un reclamo a un obispo de Roma (o relacionado de algún modo con Roma) deja ver algo con relación al nivel de autoridad que en ese momento estaba ejerciendo el obispo de Roma y las posibles bases bíblicas aducidas para esto. El problema es que creo que ambos (tú, José Miguel y yo) estamos en dos extremos. De tu parte creo que hay una tendencia a sobre interpretar el pasaje de Tertuliano (es decir, leer en el texto más de lo que realmente se puede extraer de éste) y yo extremo las precauciones al punto de no querer conceder casi nada.
A ver qué te parece esto. El tratado de la modestia (De pudicitia) se dirige a alguien que ha expedido un edicto, Tertuliano no lo identifica por nombre, pero al principio de la obra dice: “el Pontifex Maximus (Sumo Pontífice) – es decir, el obispo de obispos, expide un edicto…” Por estas palabras y el contenido del edicto aludido se ha pensado que una buena posibilidad es que se trata de Calixto, por la fecha en que fue obispo de Roma (217-222) y porque Hipólito le hace un reproche a Calixto en su Philosomena por su relajado uso de la penitencia. Sin embargo, los estudiosos no están absolutamente seguros de esto ¿por qué? Por la sencilla razón que nuestra fuente principal de información es el texto mismo de Tertuliano y las fuentes externas a éste no son tan iluminadoras como quisiéramos. Ahora bien un principio sano de exégesis (interpretación de textos) es aprender a distinguir lo que es claro y definitivo en un texto, de lo que debe quedar como una posibilidad. Es definitivo que se estaba dirigiendo a un obispo, pero es probable que fuese Calixto, pues el texto mismo nunca identifica con claridad al destinatario. Creo que en esto hemos estado de acuerdo y a esto me refería con la frase de que “no podemos ser dogmáticos” sobre el asunto. No estaba pensando en declaraciones dogmáticas del magisterio de la Iglesia Católica, ni nada que se le parezca.
Pienso que si mantenemos esta misma actitud y rigor interpretativo tendremos que preguntarnos igualmente si es definitivo que el obispo en cuestión había apelado al dicho de Jesús sobre la roca para basar su derecho a publicar el edicto de la penitencia que menciona Tertuliano. ¿Qué dice Tertuliano?
“Ahora voy a inquirir cuál es tu opinión, [para ver] de qué fuente usurpas este derecho a la Iglesia. Si, porque el señor le dijo a Pedro, ‘Sobre esta roca…’ ”
La pregunta es, ¿se trata aquí de un reporte que da Tertuliano de las palabras de este obispo, está citando sus palabras? ¿Podría ser que el propio Tertuliano le sugiriera esta base bíblica para su usurpada (en opinión de Tertuliano) autoridad? En este mismo capítulo, unas líneas arriba, Tertuliano deja muy claro cuando quiere reportar la opinión de su destinatario:
“ ‘Pero,’ tú dices, ‘La Iglesia tiene el poder de perdonar pecados.’ Esto lo reconozco…”
En la referencia a Pedro y la llaves, no es este el caso. De hecho parece ser una pregunta genuina más que una cita del obispo, pues dice: “Ahora voy a inquirir cuál es tu opinión, [para ver] de qué fuente…” y luego plantea una disyuntiva, o es por el dicho de la roca o será por el dicho de las llaves. Si Tertuliano conocía las palabras del obispo, ¿por qué pregunta si se basa en un dicho de Jesús o en otro?
Dicho esto, no quiero incurrir en algo que he visto a menudo en debates religiosos. No pretendo rechazar como imposible la interpretación que no me resulte favorable, o sea la de que Tertuliano estuviera citando las palabras de Calixto (o quien fuese) al mencionar el dicho de Pedro y la llaves, tomando como base los argumentos que acabo de dar. Creo que hacer esto sería deshonesto, pues en mi conciencia admito que esta también es una posibilidad. Entonces, por esta misma razón, no creo que sea sensato ser dogmáticos (en el sentido de pretender tener una interpretación definitiva y auto-evidente) y afirmar sin lugar a dudas que el obispo reprendido ya estaba usando Mateo 16 para legitimar su proceder.
A esto último me refería cuando dije que no podíamos pretender que algo es “cierto” cuando se afirma que en el tiempo de Tertuliano, o sea, “a comienzos del siglo III se emplearon en la discusión teológica las palabras del Señor a Pedro y se usaron para fundamentar el poder episcopal y papal” como dijo Jerónimo. Ya que esto es una posibilidad que depende del hecho de que se haya apelado o no, por parte del obispo implicado, a las palabras de Mt.16. Incluso, quisiera corregir una impresión que yo mismo generé: no debería yo poner la posibilidad de que el obispo apelara al pasaje de Mateo como una posibilidad remota, sino que debo reconocer que es simplemente esto, una posibilidad.
La pregunta obvia para mí ahora es, ¿y si el obispo fue quien apeló al dicho de la roca y las llaves, qué implicaciones tiene esto para entender el estado de cosas del obispado de Roma en aquel entonces? Lo que puedo responder es que un obispo, posiblemente el de Roma, había expedido un edicto relacionado con la penitencia y basaba su autoridad para esto en Mt. 16. Nuevamente, hay que tener cuidado de no sobre interpretar, y tampoco de no desdeñar las posibilidades. ¿Sabemos el alcance de ese edicto, es decir, pretendía aplicarse a todas las iglesia del imperio? ¿Sabemos la reacción de todas las iglesias que se verían involucradas? ¿Sabemos el reconocimiento que Calixto (o quien fuere) tuvo por parte de todos los cristianos de las iglesias más antiguas? ¿Sabemos si lo consideraban realmente el “obispo de obispos”? Estas son preguntas válidas pues de lo que se trata es de saber qué nos puede decir Tertuliano y qué no alcanzamos a saber a partir de su testimonio escrito en sus libros.
Honestamente, pienso que es menos lo que sabemos, y lo que podemos asegurar a partir de los datos disponibles que lo que encierra la doctrina del primado universal de Pedro y de los obispos de Roma.
Esto nos lleva al último punto. Nos dijiste, José Miguel, que “hay evidencia que demuestra que Tertuliano si reconocía la doctrina de la sucesión apostólica, el poder de los obispos para perdonar pecados incluyendo la disciplina penitencial de la Iglesia, cosa que argumentaré con un estudio que realicé hace poco.” Podrías ser muy específico y decirnos cómo es que esto prueba la existencia de un papado en Roma en el tiempo de Tertuliano? ¿Cómo se relaciona esto con el primado Romano de Pedro? ¿Cómo entendía Tertuliano la sucesión apostólica y por qué esto necesariamente es un argumento definitivo a favor del papado? Sé que en parte a esto se refiere el artículo que pusiste después de tu primera respuesta a mis preguntas, pero quisiera que fueses más específico.
Agradeceré tus respuestas y las precisiones, cometarios y preguntas que gustes hacer.
Que estés muy bien,
Lalo
José Miguel Arráiz
20/10/06, 00:27:37
Saludos Lalo
Primero quisiera recordar algo que escribiste:
“La opinión generalizada por parte del protestantismo es que no hay rastros del primado Romano “antes” de Constantino”. Lo interesante de este asunto es que no sólo son los protestantes quienes opinan que no hay evidencia de un papado en los primeros siglos de cristianismo. Hay también eruditos católicos que manifiestan una postura muy semejante:
“I. La comunidad cristiana de Roma en los primeros tres siglos. Para el periodo anterior a Constantino hay poca información precisa sobre los obispos de Roma. La evidencia, principalmente en la Hist. Eccl. de Eusebio de Cesarea es escasa y poco fidedigna…”
Lo primero que me llama la atención de tu comentario es la afirmación de que la lista de obispos de Roma según Eusebio es escasa y poca fidedigna. Opinión que no le encuentro mucho fundamento y revela algo de desconocimiento de los escritos de Eusebio. Es precisamente gracias a él y sus detalladas listas de obispos que podemos saber la lista de sucesores no solo de los obispos de Roma, sino de los obispos de Jerusalén, Antioquia y Alejandría con fechas precisas. Puedes consultar al respecto al erudito protestante Paul L. Mayer en su obra “Eusebio, Historia de la Iglesia” donde afirma todo lo contrario y anexa un resumen de la completa lista que da Eusebio en su apéndice al final de la obra.
Dice el historiador protestante Paul L. Mayer en su introducción a la obra:
“…Aquí será oportuno dar una advertencia. Debido a que Eusebio estaba deseoso de remontar la sucesión episcopal de las cuatro grandes sedes de la cristiandad primitiva, Jerusalén, Antioquia, Alejandría y Roma, el texto queda en ocasiones agobiado con largas listas de nombres de obispos y de fechas en esos lugares. Se recomienda al lector que repase rápidamente ese material o incluso se lo salte, ya que se puede encontrar rápidamente en el apéndice 2, donde queda expuesto con mucha mayor claridad”.
Por eso aquí tengo que hacer la pregunta obligada: La opinión que me das ¿Viene de tu propia apreciación de los escritos de Eusebio, o de algún tercero?, ¿Hasta qué punto has leído Historia Eclesiástica?
Dices también que “La lista de obispos de Ireneo (Adv. haer. III,3,3) merece algo de crédito por sus nombres, tomados de tradiciones creíbles. Pero la lista no nos permite determinar el momento cuando la dirección colegiada de la comunidad romana se convirtió en un episcopado monárquico.”
Este comentario también me parece muy poco sustancial. Primeramente porque San Ireneo da testimonio de conocer de cerca dicha sucesión, y teniendo en cuenta que estuvo en contacto directo con la época apostólica a través de Policarpo (discípulo del mismo San Juan), catalogar su testimonio de merecer “algo” de crédito no es muy coherente.
A este respecto escribe San Ireneo:
“San Ireneo. Adversus haereses (Contra los herejes). (3,3,2)
Pero sería muy largo, en un volumen como éste, enumerar las sucesiones de todas las Iglesias, nos limitaremos ala Iglesia más grande, más antigua y mejor conocida por todos, fundada y establecida en Roma por los dos gloriosísimos apóstoles Pedro y Pablo, demostrando que la tradición que tiene recibida de los apóstoles y la fe que ha anunciado a los hombres han llegado hasta nosotros por sucesiones de obispos. Ello servirá para confundir a todos los que de una forma u otra, ya sea por satisfacción o por vanagloria, ya sea por ceguedad o por equivocación, celebran reuniones no autorizadas…”
Aquí sigue una declaración importantísima pero de la cual no se conserva el texto griego sino su traducción latina que dice:
“Ad hanc enim ecclesiam propter potentiorem principalitatem necesse est omnem convenire ecclesiam, hoc est omnes qui sunt undique fideles, in qua semper ab his qui sunt undique, conservata est ea quae est ab apostolis traditio”
Una posible traducción sería:
“…Porque, a causa de su caudillaje más eficaz, es preciso que concuerden con esta Iglesia todas las Iglesias, es decir, los fieles que están en todas partes, ya que en ella se ha conservado siempre la tradición apostólica por los (fieles) que son en todas partes.”
Adicionalmente da la lista:
San Ireneo. Adversus haereses (Contra los herejes). (3,3,3)
“Luego de haber fundado y edificado la Iglesia los beatos Apóstoles, entregaron el servicio del episcopado a Lino: a este Lino lo recuerda Pablo en sus cartas a Timoteo (2 Tim 4,21). Anacleto lo sucedió. Después de él, en tercer lugar desde los Apóstoles, Clemente heredó el episcopado, el cual vio a los beatos Apóstoles y con ellos confirió, y tuvo ante los ojos la predicación y Tradición de los Apóstoles que todavía resonaba; y no él solo, porque aún vivían entonces muchos que de los Apóstoles habían recibido la doctrina. En tiempo de este mismo Clemente suscitándose una disensión no pequeña entre los hermanos que estaban en Corinto, la Iglesia de Roma escribió la carta más autorizada a los Corintos, para congregarlos en la paz y reparar su fe, y para anunciarles la Tradición que poco tiempo antes había recibido de los Apóstoles…”
Nota adicionalmente como ya aquí San Ireneo reconocía en la primera Carta a los Corintios una evidencia sólida de la autoridad del obispo de Roma, donde les disciplina, utiliza un tono de un superior a un subalterno (más que una simple preocupación por una Iglesia hermana) y por eso se refiere a esta carta como “la más autorizada” y a la Iglesia de Roma como la Iglesia con la que “todos los fieles deben estar de acuerdo” . Estamos hablando del año 97, por lo que creo que ya evidencia aquí de cómo un obispo de Roma ejerce un episcopado monárquico, cosa que pones en duda en tu comentario anterior.
Comentario de Lalo:
“Más adelante bajo el encabezado IV. Elementos para la evaluación histórica, comienza diciendo: “No hay duda de que la conciencia de los obispos de Roma de tener el cargo de la cura ecclesiae universalis, como sucesores de Pedro, sólo creció lentamente durante los primeros siglos del cristianismo… Es destacable que la teoría papal precedió al uso eficaz del ejercicio de la primacía universal… no podemos entender su historia [del papado] sino como una larga y compleja evolución. (Encyclopedia of the Early Church, Volume II, Oxford University Press, artículo PAPACY [Papado], págs. 640 y 643. Ediciones Sígueme tiene la versión española de esta obra.)
El autor de este artículo es Basilio Studer del Saint Anselm Athenaeum y del Institutum Patristicum Agustianiuanum, ambos en Roma.”
Sin conocer a fondo la posición de Basilio Studer puedo coincidir con lo que allí puntualmente expone, pues no contradice la primacía papal. Si analizas bien su comentario verás que el hace referencia al ejercicio de la primacía papal, no a la esencia del Papado mismo. Nosotros no tenemos problemas en reconocer que el estilo actual del ejercicio del primado papal no existía y que este ha ido variando a medida que la Iglesia ha enfrentado diferentes retos y situaciones históricas.
Lo que no puede discutirse es la convicción del obispo de Roma de ser responsable de apacentar las ovejas y corderos del Señor en todo el orbe, convicción que se ve incluso a partir del Siglo I cuando impone con su autoridad disciplina en la convulsionada Iglesia de los Corintios. Por eso, si te fijas bien, el autor dice que la convicción “creció”, no que no existió.
Así, si bien la Iglesia siempre reconoció la primacía del obispo de Roma por ocupar la “Sede de Pedro”, hubo como en todo proceso de desarrollo de la doctrina cristiana, una maduración de este entendimiento, favorecido por su puesto, con el paso de los siglos por medio del contacto con el depósito de la fe.
Así, no solo encontrarás en las fuentes citadas afirmaciones como la que acabas de leer, sino en muchas otras, y estas no implican en ningún modo “un rechazo” a la doctrina del primado Romano. Y si has estudiado los padres de la Iglesia sabrás que otras doctrinas también requirieron que el pueblo de Dios profundizara hasta llegar a su estado explicitado definitivo (La doctrina Trinitaria por ejemplo) y que un católico reconozca esto, no significa que crea que la doctrina es un “invento Constantiniano”.
Te sugiero que leas el ensayo del Cardenal Newman sobre el desarrollo de la doctrina cristiana para que puedas entender lo que te comento con más claridad. Por otro lado, si me hubieses preguntado a mi si el entendimiento de la Iglesia sobre la doctrina del Primado Romano creció a través de los siglos, también hubiese contestado afirmativamente y no por eso debería algún protestante citarme diciendo que yo “rechazo la doctrina del primado de Pedro” (Eso sería deshonesto).
Comentario de Lalo:
“Tampoco pretendo que discutamos ahora la evidencia del Nuevo Testamento mismo para la existencia o ausencia del primado romano y el episcopado monárquico en la iglesia de primer siglo, pues espero que lleguemos a esto después de tener intercambios sobre Cipriano, Agustín y otros escritores anteriores a Tertuliano. El propósito de dar estas citas es dejar muy, muy claro, que el acercarse a la evidencia histórica más antigua sobre el papado con mucha prudencia y sacar conclusiones que no favorecen la postura católica más conservadora”
A este respecto no he visto evidencia que no favorezca lo que sostiene al fe de la Iglesia. No basta solamente hacer afirmaciones gratuitas y tu desestimación por ejemplo del testimonio de Eusebio y San Ireneo me parece muy floja. Recuerda, reconocer el desarrollo de la doctrina cristiana no implica en ningún modo negar que ésta fuera parte del depósito de la fe desde el comienzo.
Comentario de Lalo:
“Ahora sí, volvamos a Tertuliano. En cuanto a la cita de De pudicitia. Creo que es importante puntualizar algunas cosas. Es cierto que de ser esta cita un reclamo a un obispo de Roma (o relacionado de algún modo con Roma) deja ver algo con relación al nivel de autoridad que en ese momento estaba ejerciendo el obispo de Roma y las posibles bases bíblicas aducidas para esto. El problema es que creo que ambos (tú, José Miguel y yo) estamos en dos extremos. De tu parte creo que hay una tendencia a sobre interpretar el pasaje de Tertuliano (es decir, leer en el texto más de lo que realmente se puede extraer de éste) y yo extremo las precauciones al punto de no querer conceder casi nada…
“A ver qué te parece esto. El tratado de la modestia (De pudicitia) se dirige a alguien que ha expedido un edicto, Tertuliano no lo identifica por nombre, pero al principio de la obra dice: “el Pontifex Maximus (Sumo Pontífice) – es decir, el obispo de obispos, expide un edicto…” Por estas palabras y el contenido del edicto aludido se ha pensado que una buena posibilidad es que se trata de Calixto, por la fecha en que fue obispo de Roma (217-222) y porque Hipólito le hace un reproche a Calixto en su Philosomena por su relajado uso de la penitencia. Sin embargo, los estudiosos no están absolutamente seguros de esto ¿por qué? Por la sencilla razón que nuestra fuente principal de información es el texto mismo de Tertuliano y las fuentes externas a éste no son tan iluminadoras como quisiéramos”.
Aquí no es necesario complicarse tanto, pues por eso mi argumento fue explícito al afirmar que Tertuliano se enfrentó a “un obispo en comunión con la cátedra de Pedro”. Realmente si la respuesta a Tertuliano es directamente al Papa Calixto o al obispo de Cartago ¿Qué cambiaría?. El obispo está utilizando Mateo 16,18 para demostrar que tiene autoridad para emitir el edicto y que esta tiene que ser obedecida….ese es el punto..
Comentario de Lalo:
“Pienso que si mantenemos esta misma actitud y rigor interpretativo tendremos que preguntarnos igualmente si es definitivo que el obispo en cuestión había apelado al dicho de Jesús sobre la roca para basar su derecho a publicar el edicto de la penitencia que menciona Tertuliano. ¿Qué dice Tertuliano?
“Ahora voy a inquirir cuál es tu opinión, [para ver] de qué fuente usurpas este derecho a la Iglesia. Si, porque el señor le dijo a Pedro, ‘Sobre esta roca…’ ”
La pregunta es, ¿se trata aquí de un reporte que da Tertuliano de las palabras de este obispo, está citando sus palabras? ¿Podría ser que el propio Tertuliano le sugiriera esta base bíblica para su usurpada (en opinión de Tertuliano) autoridad? En este mismo capítulo, unas líneas arriba, Tertuliano deja muy claro cuando quiere reportar la opinión de su destinatario:
“ ‘Pero,’ tú dices, ‘La Iglesia tiene el poder de perdonar pecados.’ Esto lo reconozco…””
Para responder a tu pregunta anexo completo el texto de Tertuliano y coloco en negrita unas cuantas palabras que seguramente aclararán tu duda:
Tertuliano, Sobre la modestia 21
“Si, porque el Señor dijo a Pedro: “Edificaré mi Iglesia sobre esta piedra; te he dado las llaves del reino de los cielos”, o bien: “Todo lo que atares o desatares en la tierra, será atado o desatado en el cielo” presumes que el poder de atar y de desatar ha llegado hasta ti, es decir, a toda la Iglesia que esté en comunión con Pedro, ¿Qué clase de hombre eres? Te atreves a pervertir y cambiar totalmente la intención manifiesta del Señor, que no confirió este privilegio más que a la persona de Pedro. “Sobre ti edificaré mi Iglesia”, le dijo El, “A ti te daré las llaves”, no a la Iglesia. “Todo lo que atares o desatares”, etc. Y no todo lo que ataren o desataren…Por consiguiente, el poder de atar o desatar, concedido a Pedro, no tiene nada que ver con la remisión de los pecados capitales cometidos por los fieles…Este poder, en efecto, de acuerdo con la persona de Pedro, no debía pertenecer más que a los hombres espirituales, bien sea apóstol, bien sea profeta”
Cuando Tertuliano le echa en cara “presumes que el poder de atar y de desatar ha llegado hasta ti, es decir, a toda la Iglesia que esté en comunión con Pedro, ¿Qué clase de hombre eres?…” y luego le acusa con más rigor: “Te atreves a pervertir y cambiar totalmente la intención manifiesta del Señor” descarta que Tertuliano le sugiriera esta base bíblica para su usurpada (en opinión de Tertuliano) autoridad). El tono acusatorio es evidente.
Ahora bien ¿Podría Tertuliano estar acusando a su oponente de utilizar un argumento que no utilizó? Esto es prácticamente imposible, pues se expondría a ser dejado en ridículo al ser expuesto. Tampoco tendría motivos para hacerlo.
Comentario de Lalo:
“En la referencia a Pedro y la llaves, no es este el caso. De hecho parece ser una pregunta genuina más que una cita del obispo, pues dice: “Ahora voy a inquirir cuál es tu opinión, [para ver] de qué fuente…” y luego plantea una disyuntiva, o es por el dicho de la roca o será por el dicho de las llaves. Si Tertuliano conocía las palabras del obispo, ¿por qué pregunta si se basa en un dicho de Jesús o en otro?”
Aquí creo que el problema es la traducción que has empleado. La mía es la de Quasten, pero debe bastar que en tu misma traducción leas el reproche que sigue de Tertuliano para que notes que este no sugiere sino que reclama el uso de Mateo 16,18 al obispo como una forma de pervertir y cambiar la intención del Señor.
Comentario de Lalo:
“A esto último me refería cuando dije que no podíamos pretender que algo es “cierto” cuando se afirma que en el tiempo de Tertuliano, o sea, “a comienzos del siglo III se emplearon en la discusión teológica las palabras del Señor a Pedro y se usaron para fundamentar el poder episcopal y papal” como dijo Jerónimo.
Ya que esto es una posibilidad que depende del hecho de que se haya apelado o no, por parte del obispo implicado, a las palabras de Mt.16. Incluso, quisiera corregir una impresión que yo mismo generé: no debería yo poner la posibilidad de que el obispo apelara al pasaje de Mateo como una posibilidad remota, sino que debo reconocer que es simplemente esto, una posibilidad.”
Tomando en cuenta que el argumento tuyo se basa en la posibilidad de que el obispo no haya utilizado Mateo 16,18, y ya hemos visto que no es así, el argumento no tiene fuerza. Y aunque Tertuliano estuviese sugiriendo (o poniendo) palabras en la boca de su oponente, esto solo significa que teme el argumento, y solo puede temerlo si este es conocido (no si nunca se hubiera escuchado), lo que debilita más ese razonamiento.
En este punto ya deberías aceptar que se está utilizando Mateo 16,18 para apoyar la primacía del obispo de Roma y de la autoridad que tienen los obispos en comunión con él: “presumes que el poder de atar y de desatar ha llegado hasta ti, es decir, a toda la Iglesia que esté en comunión con Pedro” ya que sea el mismo Calixto o un obispo, se afirma que el poder de atar lo recibe quienes están en comunión con Pedro.
Podrías también aquí poner en duda en qué forma pensaban los obispos de aquella época, pero un análisis de otros textos de la misma te obligaría a aceptar que solo por medio de la comunión con la sede de Roma se tiene comunión con la Iglesia. (San Agustín, citado por tu propia pluma lo expresa de forma diáfana).
Comentario de Lalo:
“La pregunta obvia para mí ahora es, ¿y si el obispo fue quien apeló al dicho de la roca y las llaves, qué implicaciones tiene esto para entender el estado de cosas del obispado de Roma en aquel entonces?”
Y la respuesta para mi es obvia: La implicación de que se estaba afirmando que el sucesor de Pedro y quienes tuvieran comunión con él tenían autoridad para atar y desatar basándose en Mateo 16,18.
Comentario de Lalo:
“Nuevamente, hay que tener cuidado de no sobre interpretar, y tampoco de no desdeñar las posibilidades”.
Por su puesto. No puedo desdeñar la posibilidad que ahora mismo caiga un meteorito sobre mi casa y no pueda terminar de escribir, pero esta posibilidad por ser remota no debería alterar mi intención de seguir escribiendo. Lo mismo la posibilidad remota de que Tertuliano esté poniendo palabras en la boca del Papa Calixto no cambia en nada que se esté utilizando Mateo 16,18 para apoyar la autoridad de la sede de Pedro y justificar la obediencia a un edicto.
Comentario de Lalo:
“¿Sabemos el alcance de ese edicto, es decir, pretendía aplicarse a todas las iglesia del imperio? ¿Sabemos la reacción de todas las iglesias que se verían involucradas?
¿Sabemos el reconocimiento que Calixto (o quien fuere) tuvo por parte de todos los cristianos de las iglesias más antiguas? ¿Sabemos si lo consideraban realmente el “obispo de obispos”?”
Allí es donde un análisis aislado del texto puede tentarte a utilizar esa trinchera, sin embargo, ¿Es probable que Tertuliano se escandalizara de esa manera por un edicto emitido por un obispo a ser aplicado en su propia Iglesia? ¿Si se aplicó solamente en las Iglesias cercanas no probaría ya superioridad de jurisdicción? Si hubo rechazo o no por parte de otras Iglesias, lo cual no consta históricamente, pero suponiendo que lo hubiera, ¿Cambia algo el argumento inicial?. Recuerda que este consiste en que un obispo ya para aquella época utilizó Mateo 16,18 para justificar su autoridad, nadie ha dicho que el orbe entero aceptó el edicto. (Y no deja de picarme la curiosidad si el mismo razonamiento lo aplicas a Hechos 15 y admites la posibilidad que la decisión de los apóstoles se aplicó solo a Judea).
Comentario de Lalo:
“Estas son preguntas válidas pues de lo que se trata es de saber qué nos puede decir Tertuliano y qué no alcanzamos a saber a partir de su testimonio escrito en sus libros.”
El problema reside en ignorar el sentido con que el texto es utilizado. Importante que ha quedado aclarado que no han sido deshonestos quienes han utilizado dicho texto a favor del primado, sino que has sido tu quien no conocía en qué modo dicho texto era utilizado y con qué enfoque. Tú puedes dudar de que dicho texto represente una evidencia de la primacía romana, pero no de que quienes lo utilizan intenten “tramposamente” sacar el texto de contexto.
Comentario de Lalo:
Esto nos lleva al último punto. Nos dijiste, José Miguel, que “hay evidencia que demuestra que Tertuliano si reconocía la doctrina de la sucesión apostólica, el poder de los obispos para perdonar pecados incluyendo la disciplina penitencial de la Iglesia, cosa que argumentaré con un estudio que realicé hace poco.”
En el estudio que coloqué aparece, pero ciertamente debí ser puntual.
Respecto al reconocimiento de Tertuliano sobre la sucesión apostólica tenemos:
Tertuliano. Prescripciones contra todas las herejías. Capítulo XXXII.
“1. Por lo demás, si algunas [herejías] se atreven a insertarse en la edad apostólica para parecer transmitidas por los Apóstoles por cuanto existieron en tiempo de los Apóstoles, nosotros podemos decir: publiquen, entonces, los orígenes sus iglesias, desplieguen la lista de sus obispos, de modo que, a través de la sucesión que discurre desde el principio, aquel primer obispo haya tenido como garante y antecesor a alguno de los Apóstoles o a alguno de los varones apostólicos, pero que haya perseverado con los Apóstoles.
2. En efecto, de esa manera dan a conocer sus orígenes las iglesias apostólicas: como la iglesia de los esmiornitas cuenta que Policarpo fue puesto por Juan, como la de los romanos que Clemente fue ordenado por Pedro. 3. De igual modo, ciertamente, también las otras iglesias muestran que vástagos de semilla apostólica poseen destinados al episcopado por los apóstoles. 4. Inventen algo semejante los herejes. Pues, luego de tanta blasfemia ¿qué es ilícito para ellos?”
Respecto al poder de los obispos para perdonar pecados:
Tertuliano, Sobre la penitencia, 9-12
“Cuando más estricta sea la necesidad de esta segunda penitencia, tanto más laboriosa debe ser la prueba; no basta que exista la conciencia de haber obrado mal; es preciso un acto que la manifieste al exterior. Este acto, para emplear una palabra griega que se utiliza comúnmente, es la exomologesis, en virtud de la cual confesamos a Dios nuestro pecado, no porque El lo ignore, sino porque la confesión dispone a la satisfacción y realiza la penitencia, y ésta, a su vez, aplaca la cólera de Dios. La exomologesis es, pues es, un ejercicio que enseña al hombre a humillarse y rebajarse, imponiéndole un régimen capaz de atraer sobre él la compasión. Regula su compostura exterior y su alimentación; quiere que se acueste sobre saco y ceniza, que se cubra el cuerpo con harapos, que se entrega a la tristeza, que se vaya corrigiendo en las faltas por medio de un tratamiento severo. Por otra parte el penitente debe contentarse, en cuanto a la comida y a la bebida, con cosas simples, que son estrictamente necesarias para sostener la vida, no para halagar el vientre; nutre la oración con el ayuno; gime, llora y se lamenta de día y de noche al Señor, su Dios; se prosterna a los pies de los sacerdotes y se arrodilla ante los amigos de Dios; solicita las oraciones de sus hermanos, para que sirvan de intercesores ante Dios.”
Comenté que cuando el texto hace referencia a postrarse a los pies de los sacerdote indica que la disciplina penitencial era una institución eclesiástica, la cual terminaba con una absolución oficial. Tertuliano cuestiona a quienes rehúyen este deber diciendo: “¿Es acaso mejor ser condenado en secreto que perdonado en público? ”
Si te fijas bien yo afirmé que era incorrecta tu apreciación sobre que la cita en “Sobre la modestia” y las otras citadas, solamente probaba que Tertuliano en su periodo post y pre montanista solamente pensaba que la prerrogativa de Pedro era solo aplicable á él y te mostré que de dichos textos se prueba mucho más, como por ejemplo el cambio de postura de Tertuliano respecto a este tipo de doctrinas, las cuales si están muy claras en su período pre-montanistas.
Ahora bien, se sabe que Tertuliano reconocía a Clemente como un clérigo ordenado por Pedro y en virtud de eso su Iglesia tenía total legitimidad apostólica. Se sabe que conocía la pasión de Pedro y Pablo en Roma. Que reconocía a Pedro como la piedra sobre la que se edificó la Iglesia y a quien se le dio las llaves para atar y desatar:
Tertuliano. Prescripciones contra todas las herejías. Capítulo XXI.2-4
“3. ¿Quién, pues, de mente sana puede creer que ignoraron algo aquellos que el Señor dio como maestros, manteniéndolos inseparables en su comitiva, en su discipulado, en su convivencia, a quienes exponía aparte todas las cosas oscuras, diciéndoles ue a ellos era dado conocer aquellos misterios que al pueblo no era permitido entender?
4. ¿Se le ocultó algo a Pedro, que fue llamado piedra de la Iglesia que iba a ser edificada, que obtuvo las llaves del reino de los cielos y la potestad de desatar y atar en los cielos y en la tierra?”
Sabemos que reconocía anteriormente que las Iglesias de origen apostólico tenían autoridad para perdonar pecados, cosa que luego negó.
Una vez entendido esto, podemos responder la siguiente pregunta:
¿Cómo se relaciona esto con el primado Romano de Pedro? ¿Cómo entendía Tertuliano la sucesión apostólica y por qué esto necesariamente es un argumento definitivo a favor del papado?
Si Tertuliano reconocía en Pedro la Piedra, y antes de su herejía reconocía la sucesión apostólica y la transmisión del poder para perdonar pecados. Si reconocía al obispo de Roma como sucesor de Pedro (observa que es precisamente Tertuliano quien coloca como ejemplo de sucesión apostólica a Clemente ordenado por Pedro) y es él mismo quien se retracta negando que la Iglesia hubiera recibido el poder de perdonar pecados ¿No es obvio?
Si quieres buscar un texto donde Tertuliano diga: “El obispo de Roma es el Papa” no lo hallarás, pero si es evidente que reconocía al igual que el resto de la Iglesia, al obispo de Roma como el sucesor de Pedro, y a Pedro como la Piedra de Mateo 16,18. (El mismo hecho de que antes y después de su herejía considerada a Pedro como la piedra en sí mismo contundente)
Para terminar te invito a meditar sobre la citada carta de Clemente con objetividad. Pregúntate, como es posible, de no haber una primacía jurisdiccional del obispo de Roma sobre otras Iglesias, porque en su carta se excusa por no haber prestado atención antes a los disturbios en la muy lejana Corinto, demostrando no una simple vigilancia cristiana ni una solicitud de una comunidad por otra, sino una superioridad de jurisdicción (de lo contrario debería disculparse por entrometerse en la controversia).
Medita también si el tono utilizado por el obispo de Roma, es propio de un superior a un súbdito, o de comunidades de igual jerarquía, en frases como: “Si algunos desobedecieran a las amonestaciones que por nuestro medio os ha dirigido El mismo, sepan que se harán reos de no pequeño pecado y se exponen a grave peligro. Mas nosotros seremos inocentes de este pecado”. Medita porqué el mismo Ligthfoot lo ha llamado “El primer paso de la dominación papal”.
José Miguel Arráiz
20/10/06, 13:15:57
Saludos Lalo
Ahora que tengo algo de tiempo quiero agregar unos comentarios puntuales de algunos detalles sobre los que quiero hacer recaer tu atención. Cuando comencé a intervenir en la plática, lo hice principalmente a raíz de tu comentario donde acusaste al recopilador de actuar en forma deshonesta respecto a la cita de Tertuliano. No hace falta repetir (porque ya ha quedado demostrado) el porqué la cita si debe pertenecer al conjunto de citas patrísticas que apoyan al primado, y por eso se entiende que aparezca en un catálogo de citas sin comentar. Pero cuando a textos comentados se refiere no se ha dudado de mostrar el contexto completo de la cita y como este favorece al primado igual (o incluso más) que si Tertuliano estuviere defendiéndolo en aquel momento histórico.
Pero luego en otro mensaje haces el siguiente comentario:
Comentario de Lalo:
“San Agustín creía que no se refería a Pedro sino a Cristo mismo (Sermones 76, 147, 149, 232, 245, 270 y 295). De hecho, San Agustín dice en sus Retracciones (I, 21,I) que antes, bajo la influencia de Ambrosio, él pensaba que la piedra se refería a Pedro pero ya había abandonado esa opinión favoreciendo la que se acaba de mencionar, y de hecho deja a sus lectores en la libertad de escoger la interpretación que mejor les pareciera…
….
¿cómo es posible que padres y maestros de la iglesia antigua de la talla de Agustín de Hipona, quien supuestamente debía reconocer el primado del obispo de Roma sobre él como obispo de Hipona, no tiene ningún problema en interpretar este pasaje de San Mateo de una manera que no le deja ningún sostén a la idea de un papado?”
Aquí terminas cometiendo el error que pretendías achacar al recopilador y a Jerónimo. Nota que:
1) Cuando dices “¿cómo es posible que padres y maestros de la iglesia antigua de la talla de Agustín de Hipona, quien supuestamente debía reconocer el primado del obispo de Roma…” estas insinuando en base a unos pocos textos que el santo no reconocía el primado del obispo de Roma. Un análisis completo de las obras del santo (el enlace al estudio ya fue suministrado) llevaría obligatoriamente a otra conclusión. Allí se observa que San Agustín y otros santos padres no tenía problema en armonizar ambas interpretaciones y reconocían explícitamente a los obispos de Roma como sucesores de Pedro en cuanto a su ministerio.
San Agustín. Ep. 53,2
“Si la sucesión de obispos es tomada en cuenta, cuanto más cierta y beneficiosa la Iglesia que nosotros reconocemos llega hasta Pedro mismo, aquel quien portó la figura de la Iglesia entera, el Señor le dijo: “Sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella!”. El sucesor de Pedro fue Linus, y sus sucesores en orden de sucesión ininterrumpida fueron estos: Clemente, Anacleto, Evaristo, Alejandro, Sixto, Telesforo, Higinio, Aniceto, Pío, Sotero, Eleuterio, Victor, Ceferino, Calixto, Urbano, Ponciano, Antero, Fabián, Cornelio, Licio, Esteban, Sixto, Dionisio, Felix, Eutiquiano, Cayo, Marcelino, Marcelo, Eusebio, Miltiades, Silvestre, Marcos, Julio, Liberio, Damaso, y Siricius, cuyo sucesor es el presente obispo Anastasio. En esta orden de sucesión, ningún obispo donatista es encontrado”.
¿No deberías ser objetivo y presentar todo el pensamiento de Agustín antes de hacer una afirmación tan a la ligera?
En uno de tus mensajes escribiste: “Lo malo es que busque uno información y no se consideren los datos de manera crítica”, Pues allí los datos no lo has hecho, o quizá has manejado solo parte de la información. Pero lo más importante de todo es que yo no me atrevería a acusarte de deshonestidad, aunque sería algo que te podría hacer si tuviera que medirte con la misma vara que utilizaste.
2) Otro error que noté es que cuando tu vez algún padre de la Iglesia interpretando Mateo 16,18 como que la Piedra es la confesión de fe, asumes automáticamente un rechazo al Papado, pero si en el caso de Tertuliano se interpreta que es Pedro la piedra resulta que es una oposición a los argumentos a favor del primado romano
¿Cómo es que hay tantos “peros” al texto de Tertuliano, y se acepta de buenas a primeras una interpretación de San Agustín que cuando profundizamos un poco no implica en absoluto un rechazo al primado?
El punto se resume en: Si sabemos que los padres podían dar varias interpretaciones a un mismo texto ¿Por qué hemos de ver en las diferentes interpretaciones de los padres como una certeza de rechazo al primado de Pedro?.
Por eso, aunque es astuta (aunque incorrecta) la estrategia de tratar de limitar la opinión de los padres respecto al primado a su interpretación de Mateo 16,18, eso obligaría a aceptar como un apoyo a la misma cuando ellos reconocen en Pedro “La Piedra sobre la que se edifica la Iglesia”. Sin embargo cuando se enfoca de ese modo, mágicamente ya para aceptar el primado se exige que se pruebe ahora por el mismo texto la doctrina de la sucesión apostólica que tiene inclusive más evidencia patrística (incluso explícita) que comienza también en el siglo I.
Son interesantes puntos sobre los que vale la pena meditar
Dios te bendiga
Lalo
20/10/06, 22:06:30
Cordiales saludos, nuevamente, José Miguel:
Desafortunadamente no dispongo de mucho tiempo, de modo que me veré obligado a tratar un solo asunto a la vez. Quisiera empezar por la gran sorpresa que me causa el desconocimiento que tienes de tu propia iglesia. Además cometiste el error de no distinguir cuáles eran mis palabras y cuáles las del erudito católico Studer, lo que puso en evidencia que, si de ti dependiese, ya lo habrías censurado por ser un mal maestro de la iglesia.
Te recomiendo que, si tienes una muy buena biblioteca teológica cerca de ti, busques el diccionario de donde tomé las citas, te doy la referencia completa para que puedas constatar por ti mismo que la erudición católica contenida en esta obra no valora el testimonio de la historia del mismo modo que tú. Diccionario Patrístico y de la Antigüedad Cristiana (ed. A. di Berardino), Sígueme, Salamanca. Consulta el artículo sobre el Papado y sobre Ignacio de Antioquia. También te recomiendo que leas el capítulo 2 del libro de Raymond Brown Las Iglesias que los apóstoles nos dejaron de la editorial Desclée de Brouwer, 1998, donde él admite que en las iglesias de las cartas pastorales de Pablo, no tenían un episcopado monárquico. Después de que hayas leído esto, te agradeceré mucho tus comentarios con pruebas de lo que aseveras.
Por cierto, en cuanto a Raymond E. Brown, eres tú quien debería preguntarse cómo es que murió en el seno de la Iglesia Católica como uno de sus maestros más ilustres de Biblia en los últimos tiempos si, según Monseñor Kelly en el artículo al que hice referencia antes, no podía estar de acuerdo con la postura de los ultra-conservadores o fundamentalistas (como el propio Brown los llamaba) de la Iglesia Católica de hoy. Espero que no vayas a pensar que yo y este jerarca católico estamos malinterpretando al erudito Raymond Brown para atribuirle cosas que no dijo. Según Monseñor Kelly éstas son algunas conclusiones a las que ha llegado Brown en uno de sus libros:
…a troubled journalist visited me to say that Priest and Bishop had shaken his convictions about the truth of Catholicity. Halfway through the book, I understood the journalist’s concern: Fr. Brown could not prove on historical grounds, he said, that Christ instituted the priesthood or episcopacy as such; that those who presided at the Eucharist were really priests; that a separate priesthood began with Christ; that the early Christians looked upon the Eucharist as a sacrifice; that presbyter-bishops are traceable in any way to the Apostles; that Peter in his lifetime would be looked upon as the Bishop of Rome; that bishops were successors of the Apostles, even though Vatican II made the same claim.
http://www.catholic.net/rcc/Periodicals/Dossier/Jan-Feb00/Article5.html
A continuación mi traducción de esta cita de Monseñor Kelly:
“…un preocupado periodista me visitó para decirme que Sacerdote y Obispo [un libro escrito por R. Brown] había sacudido sus convicciones acerca de la verdad del catolicismo. A la mitad del libro, entendí la preocupación del periodista: el Padre Brown no podía probar con bases históricas, decía él, que Cristo instituyera el sacerdocio o el episcopado como tales; que aquellos que presiden la Eucaristía fueran realmente sacerdotes, que un sacerdocio separado comenzara con Cristo; que los cristianos primitivos vieran a la Eucaristía como un sacrificio; que los presbíteros-obispos sean rastreables de algún modo hasta los apóstoles; que Pedro durante su vida fuera visto como el Obispo de Roma; que los obispos fueran los sucesores de los Apóstoles, aunque el Vaticano II hiciera esa afirmación.”
Por favor lee otra vez mi respuesta anterior y date cuenta que los juicios que haces acerca de mí se los tendrás que aplicar al experto católico Basilio Studer ya que cuando dices cosas como éstas (y conste que a continuación te estoy citando):
“esto me suena a una afirmación sin demostración que carece de sustento y revela un desconocimiento de los escritos de Eusebio”
“mi percepción es opuesta a la tuya” [en el contexto hablas de mi supuesta apreciación de la obra de Eusebio.]
“Estamos hablando del año 97, por lo que creo que ya evidencia aquí de cómo un obispo de Roma ejerce un episcopado monárquico, cosa que pones en duda en tu comentario anterior.”
Hasta aquí tus palabras. Vuelve a leer y reconoce que esto lo deberías a aplicar a Studer, no a mí. Por lo que evidencias que no conoces realmente a tu iglesia, ya que en tu ingenuidad piensas que es imposible que un erudito católico que no haya sido censurado (como fue el caso de Hans Küng) tenga opiniones de esta naturaleza. Abre los ojos y date cuenta que la realidad es mucho más compleja de lo que imaginas. Esto lo digo porque es importante dejar bien claro hasta qué punto tus presuposiciones dominan la percepción que tienes de las cosas. De modo que algo que me dijiste es perfectamente aplicable a ti. Si así como tratas el testimonio de los eruditos modernos del catolicismo, también tratas el testimonio de los Padres de la Iglesia, pues hay que reconocer que tu afán de defender a toda costa los dogmas de tu fe te puede estar obnubilando de modo que no puedes siempre ser objetivo y sensato.
Una aclaración, yo expliqué el concepto del episcopado monárquico, pero puedes ver en el Diccionario Patrístico y de la Antigüedad Cristiana citado antes en los artículos sobre el papado y San Ignacio de Antioquía que esta idea “protestante” también la tienen los especialistas católicos y de paso, date cuenta que Studer piensa que la evolución a la que él se refiere parte de una Iglesia de Roma sin episcopado monárquico, eso sí que es, como decía la cita de Brown, un gran trecho entre el NT y el papado posterior. En cuanto a la cita que das del protestante Paul L. Maier, reconoce que no está él valorando la confiabilidad de las listas ahí, y de hecho en la introducción de la obra que citas de él, dice: “En el curso de la lectura se harán evidentes otras faltas en la historiografía de Eusebio.” pág. 16. Maier cree que Eusebio es bastante confiable, pero no es tan ingenuo como tú, por ejemplo, puedes ver que en la página 85, nota 30, Maier contradice a Eusebio acerca de la afirmación de que Pedro y Pablo fundaron la iglesia de Roma (el erudito católico Studer, en su artículo sobre el papado, coincide con esto pues afirma que la iglesia de Roma fue fundada por judeo-cristianos desconocidos), y en el apéndice que mencionas (Apéndice 2, pág. 381) Maier hace la aclaración de que “Algunos de los varones eclesiásticos primitivos [de esa lista a la que haces referencia] no fueron obispos en el sentido tardío.”
Para los que no sepan a qué libro nos estamos refiriendo, es Eusebio, Historia de la Iglesia, de editorial CLIE, de Paul L. Maier.
En una próxima entrega espero hacer más precisiones. Quiera nuestro Dios que no olvidemos que lo más importante es acercarnos a la verdad, y créeme que cuando te echo en cara tus prejuicios dogmáticos (ahora sí en el doble sentido del término) también pienso en lo fácil que es caer en el mismo error de mi parte, te agradeceré que me hagas ver esto, como ya lo has tratado de hacer.
Que estés muy bien,
Lalo
José Miguel Arráiz
23/10/06, 12:55:27
Saludos Lalo, prosigamos…
Lalo, me llama la atención que comiences diciendo que no conozco mi propia Iglesia, en base a que no concuerdo con la primera parte del comentario de Studer. Surgen ahora la primera serie de preguntas obligadas:
1.1) ¿Cuál es el problema en que no concuerde con las opiniones de Basilio Studer?
¿Cómo quedarías tu al aplicar la misma vara para medirte? (Recuerda que Cesar Vidal afirma que San Agustín “Considera hereje no al que yerra en la fe (Ep. XLIII, I) sino al que “resiste a la doctrina católica que le es manifiesta” (De Bapt. XVI, 23), la cual se expresa en el símbolo bautismal, en los concilios (Ep. XLIV, I) y en la sede de Pedro, que siempre disfrutó del primado (Ep. XLIII, 7).”
Tu mismo hablabas de no hacer uso a un falso argumento de autoridad, por lo que sigue la siguiente pregunta:
1.2) ¿Representa esta opinión de Studer al Magisterio de la Iglesia?
1.3) ¿Estás tú de acuerdo con Studer, si o no, con que la información de que da Eusebio sobre los obispos de Roma es escasa y poco fidedigna? Si es así ¿Por qué?
1.4) ¿Quiere decir entonces que lo que expresa el historiador protestante Maier sobre que los listados son extensos y hasta “tediosos” es incorrecto?.
Luego tratando de contrarrestar la postura de Maier respecto al punto que discuto, dices: “En cuanto a la cita que das del protestante Paul L. Maier, reconoce que no está él valorando la confiabilidad de las listas ahí”, pero olvidas que yo no estoy diciendo que Maier “valore” la confiabilidad de las listas (Ya que de quien se habla es de Eusebio de Cesarea). Lo importante es que ya sabemos que es incorrecto que la información que da Eusebio es “escasa”, y si es “poco fidedigna” habría que escuchar las razones del porque Studer dice eso, (y si tu lo crees) y a que considera él fidedigno (Y si tiene fuentes más fidedignas que Eusebio como historiador eclesiástico). De Aquí surge la quinta pregunta:
1.5) ¿Por qué crees tú que la información que da Eusebio es “escasa” y poco fidedigna?
(Resalté el “tu” porque espero que no me digas que porqué lo dice Studer, y aquí te recuerdo aquello de analizar la información de forma crítica).
1.6) ¿Consideras tu igual que Studer que el testimonio de San Ireneo merece simplemente “algo” de crédito? ¿O realmente el testimonio del santo obispo es importante?
1.7) ¿No es el testimonio de San Ireneo una evidencia primitiva del primado Romano?
(Si tu respuesta es no, espero el porqué, y no “porque fulanito dice que…”)
Y sigue una de las preguntas que dejaste en el tintero:
1.8) ¿Has leído o no completa la obra de Eusebio “História Eclesiástica”? ¿Cuánto de ella y cuando?
Nota: Una breve corrección sin importancia. La obra de Maier no figura entre las publicaciones de Editorial Clie, pues tanto esta obra, como la de Flavio Josefo las ha publicado Maier en Editorial Portavoz.
Comentario de Lalo:
“…y de hecho en la introducción de la obra que citas de él, dice: “En el curso de la lectura se harán evidentes otras faltas en la historiografía de Eusebio.” pág. 16. Maier cree que Eusebio es bastante confiable, pero no es tan ingenuo como tú, por ejemplo, puedes ver que en la página 85, nota 30, Maier contradice a Eusebio acerca de la afirmación de que Pedro y Pablo fundaron la iglesia de Roma…”
Pregunto ahora respecto a esto:
2.1) ¿Qué te ha hecho pensar que yo pienso respecto a Meier que absolutamente todo lo que dice de Eusebio hay que decir “amen”?
2.2) Aclarando que lo que diga Maier en cuanto a su juicio sobre ciertos hechos que narra Eusebio no es ley (Después de todo ¿Quién estuvo allí? ¿Eusebio o Maier?), ¿No es obvio que independientemente quien la fundó la Iglesia Romana, quienes “gobernaban” la comunidad eran Pedro y Pablo?, (revisa por ejemplo el testimonio de San Ignacio de Antioquia en su carta a los Romanos).
2.3) ¿Quiénes según Hechos 14,23 eran quien designaba los presbíteros en cada Iglesia? ¿Qué ordenanzas obedecías dichas iglesia según Hechos 16,4? ¿Eran independientes?
Comentarios de Lalo:
…y en el apéndice que mencionas (Apéndice 2, pág. 381) Maier hace la aclaración de que “Algunos de los varones eclesiásticos primitivos [de esa lista a la que haces referencia] no fueron obispos en el sentido tardío.”
Y la opinión de Maier en este y el aspecto anterior ¿En qué sentido vuelve la información que da Eusebio sobre los obispos de Roma “escasa” y “poco confiable”? Qué Maier contradiga a Eusebio (a su riesgo y en base a su opinión) en otros puntos:
3.1) ¿Quiere decir que lo contradiga en cuanto a la fidelidad de la información que proporciona en cuanto al punto que discutimos?
3.2) ¿Por qué no me ubicas un comentario específico de Maier afirmando esto?
Respecto a Raymond E. Brown vienen nuevamente preguntas obligadas:
4.1) ¿Crees tú que porque Brown se reconozca incapaz de probar algo, otros historiadores o nosotros mismos no?
4.2) ¿Es la opinión de Brown aceptada generalmente por los eruditos, o hay eruditos católicos que no concuerdan con él en algunas de sus posiciones? (Lee el artículo completo que tú mismo mencionaste).
Llamando la atención sobre algunos de las citas de Brown, observa que afirma que no podía probar con bases históricas que los cristianos primitivos vieran la Eucaristía como Sacrificio.
4.3) ¿Estás tu de acuerdo con esto? (aquí me disculpo si nos salimos del tema), sin embargo, una respuesta precisa de esto no está de más. (Yo si me considero capaz de mostrar evidencia abundante de cómo la Iglesia primitiva si veía a la Eucaristía como sacrificio, y no soy Brown).
Puedes revisar por ejemplo:
La transubstanciación y la Iglesia primitiva, por Ing. José Miguel Arráiz
También afirma que no puede probar que los presbíteros/obispos sean rastreables hasta los apóstoles y que los obispos sean sucesores de los apóstoles.
4.4) ¿Estás tú de acuerdo con esto también? ¿No hay evidencia explícita en la carta de Clemente a los corintios (año 97) que prueba lo contrario? ¿No son los listados de San Ireneo o Eusebio una forma de rastrearlos? ¿Cabe la posibilidad de que para aquella época haya alguien podido auto-nombrarse como obispo, sin ser ordenado?
Y así podríamos seguir y seguir, pero lo que trato de darte a entender, es que, si quiero profundizar contigo estos temas, es para que me digas que piensas y porqué, y si vas a utilizar a cada momento un falso argumento de autoridad por lo menos me digas en base a que piensas que lo que “fulanito” dice es cierto.
Y por eso, lo que te aplico a ti se lo aplico a Studer ¿Cuál sería el problema?
Aprovecho de devolverte tu invitación de “abrir los ojos”. Recuerda que a medida que tocamos estos temas, puedes aprovechar la oportunidad para meditar sobre todos los puntos que han salido a colación, ¿No te preocupa saber que de las doctrinas que hemos mencionado de manera indirecta (presencia real de la Eucaristía, interpretación del significado del bautismo y su necesidad de salvación, sucesión apostólica, etc), la Iglesia primitiva tenía una posición que un protestante catalogaría de “romanista”, mientras que la posición protestante, si llegó a existir (como en el caso de la Eucaristía) la sostenían herejes del calibre de los gnósticos? ¿No se siente extraño estar del lado de Marción y no de San Ignacio de Antioquía? ¿Te da gusto tener una percepción primitiva doceta de ciertos puntos fundamentales de fe?
Termino haciéndote la cordial solicitud de que trates de centrarte en los puntos principales que han ido quedando en el tintero. Si tienes tiempo escaso, recuerda que no hay prisa, puedes tomar todo el tiempo que quieras para responder.
Nota 1: ¿Debo asumir (ya que no comentaste nada al respecto) que tu silencio sobre mis argumentos sobre la posición de Tertuliano y otros padres de la Iglesia respecto al primado, es una aceptación implícita de lo por mi dicho?
Nota 2: En el mismo sentido. ¿Mantienes tu posición de que San Agustín rechazaba el primado romano?
Gracias de antemano.
Dios te bendiga
Nota: En este punto hubo una ausencia prolongada del forista Lalo y otros foristas participaron por lo que el tema de desvió en varias ocasiones. Hubo incluso quien aprovecho de despotricar contra la Iglesia Católica alegando que no podía ser la Iglesia de Cristo porque en ella habían sacerdotes pederastas, argumento que se volvió en su contra cuando se le mostraron casos similares y peores en su propio rebañó.
Lalo
27/10/06, 19:39:12
He estado fuera de lìnea por mucho tiempo por cuasas ajenas a mi voluntad. Espero retomar el hilo de la conversaciòn y regresar al testimonio de los padres de la iglesia sobre el papado.
…
Lalo
31/10/06, 21:14:49
Saludos a todos, antes que nada una aclaración. He tenido mucho trabajo y además he dejado de tener acceso a Internet de modo que simplemente no he podido más que ‘bajar’ las últimas intervenciones y leerlas para no perder el hilo. Me da gusto que ya hayan vuelto al terreno netamente bíblico del tema. Es aquí donde quiero dar algunas opiniones y ya después volveré al tema de la patrística.
….Nota: Aquí siguió una extensa aportación de Lalo respecto al debate que mantenía con otro forista (Noe) del primado pero desde el punto de vista bíblico. El debate desde el punto de vista bíblico he optado por no reproducirlo, en primer lugar porque alargaría demasiado el debate, y porque abundan ya demasiados debates similares.
….La historia de los concilios es precisamente la historia de la resistencia a las demandas cada vez más audaces de los obispos de Roma por arrogarse autoridad plena sobre toda la cristiandad. Tal vez por mostrar muchos datos y ejemplos de este punto en particular es que les resultó especialmente molesta la primera intervención de Roberto tanto a Jerónimo como a José Miguel, al punto de darse por satisfechos con desechar toda su exposición con unos cuantos comentarios y señalamientos, nuevamente, sin hacer justicia a su interlocutor.
Por ejemplo de León I (440-461), El experto católico en patrística Basil Studer nos dice: “Es verdad que el contraste entre la teoría de pretensiones universales y la praxis lógicamente limitada por el marco político-eclesiástico de entonces se encuentra también en León” Diccionario Patrístico y de la antigüedad cristiana, Vol II pág. 1675
Es decir, entre las pretensiones de ser Papa y la realidad de ejercer esa autoridad, hubo un buen trecho en muchos de los primeros aspirantes a Obispo Universal. Hubo muchos papas que se quedaron con las ganas de que sus sueños se hicieran realidad.
Quiero precisamente tomar un ejemplo de la historia para hacer un desmentido claro y contundente a la afirmación según la cual la iglesia (católica) siempre se ha conducido en su esquema vertical de gobierno con una clara supremacía del papado. Incidentalmente, le voy a dar respuesta a algo que José Miguel le ha estado preguntando con mucha insistencia a Roberto. Y por si fuera poco, también nos servirá para ver que esa lucha por posiciones, prestigio y poder político, por darse precisamente en el seno del cristianismo antiguo marca también el inicio de una desviación importante de la Palabra de Dios, por buscar reproducir la autoridad mundana en la iglesia de Dios.
En el año 451 d.C. cuando León llamado el Grande (pues indudablemente era un genio político) era obispo de Roma y, téngase bien presente, ya se había “cristianizado” el imperio Romano, se convoca a un concilio general, una reunión eclesiástica inspirada en aquel primer concilio de Jerusalén que narra el libro de Hechos capítulo 15. En esta época la sede del gobierno imperial oriental ya se había mudado de Roma a Constantinopla y así como la situación político-geográfica de Roma había favorecido la influencia y prestigio de los obispos de ésta ciudad, por las mismas razones, la nueva situación empezaba a favorecer la eminencia del episcopado que estaba en la nueva capital del imperio. Además, hay que tener en cuenta que como dice el erudito protestante Justo L. González, de este obispo León, “se ha dicho que fue verdaderamente el primer ‘papa’ en el sentido corriente del término” ya que él realmente se creía sucesor de Pedro con autoridad legal y doctrinal sobre toda la iglesia, aunque el sector oriental del cristianismo nunca le reconoció en su plenitud semejantes aspiraciones. Pues en este contexto es que tenemos un episodio de la lucha de poder por parte del obispo de Roma, quien de ninguna manera estaba dispuesto a que se cuestionara su derecho a ser el eclesiástico más importante en la cristiandad de su tiempo.
Pues bien, en ese concilio general, además de una controversia sobre la forma en que se relacionaban las dos naturalezas (divina y humana) en la única persona de Jesucristo, se discutieron asuntos de política eclesiástica. De esto, muy brevemente nos dice J. Irmscher:
“En otoño de 451 se celebró en Calcedonia el IV concilio ecuménico; en la sesión del 25 de octubre, la única presidida por el emperador, fue aprobado el symbolum Chalcedonense [que resolvía la controversia cristológica]. León Magno protestó contra el canon 28 del concilio que, si bien reconocía a Roma un primado de honor, equiparaba las sedes de Roma y Constantinopla.” Diccionario Patrístico y de la antigüedad cristiana Vol. 2, pág. 1353, artículo: Marciano.
En otro artículo el mismo diccionario nos dicen:
“…y se discutieron problemas relativos a las relaciones entre diversos patriarcados de oriente. En este contexto se aprobó el canon 28 que insistía en el segundo puesto de Constantinopla, la nueva Roma, detrás de Roma, a pesar de las protestas de los delegados romanos, para quienes esta graduación lesionaba la primacía efectiva romana; León no firmaría realmente este canon. Con estas discusiones se clausuró el concilio el 1 de noviembre, nuevamente en presencia del emperador.” Diccionario Patrístico y de la antigüedad cristiana Tomo 1, pág. 347 artículo: Calcedonia.
Ahora bien, José Miguel le pidió a Roberto que transcribiera el famoso canon 28 de este concilio. Voy a resaltar las partes que muestran por un lado la equiparación de la sede de Constantinopla con la de Roma, y también la parte que le da el primer lugar de honor a Roma, como dice J. Irmscher
Canon 28 del Concilio de Calcedonia: “Nosotros, siguiendo en todo los decretos de los santos padres, y tomando en consideración el canon de los 150 obispos (canon 3 de Constantinopla), amados de Dios, que acaba de ser leído, por nuestra parte decretamos y votamos las mismas prerrogativas en cuanto a la santísima iglesia de Constantinopla, la nueva Roma, por ser la ciudad imperial; y los 150 obispos, amados de Dios, impulsados por las mismas consideraciones, concedieron igual autoridad al santísimo trono de la nueva Roma [es decir, Constantinopla], juzgando con razón que la ciudad honrada con el gobierno y el senado, debe gozar de igual privilegio al de la antigua ciudad reina, Roma; y con ella ser honrada eclesiásticamente, ocupando el segundo lugar después de ella; así que los metropolitanos de la diócesis del Ponto, Asia y Tracia, y que también los obispos entre los bárbaros en las misas diócesis, sean ordenados por el ya mencionado santísimo trono de la santa iglesia de Constantinopla, esto es, que el metropolitano de la diócesis, junto con los obispos de la provincia, ordene sus obispos de acuerdo con las instrucciones en los cánones divinos; pero que sean sus metropolitanos de las diócesis, como ya dijimos antes, ordenados por el arzobispo de Constantinopla.
Felipe Labbé y Gabriel Cossart, Sacrosancta Concilia, IV pág 770, París, 1671-1672.
Lo interesante de esto es que si se pretende probar que Roma tuvo el pleno reconocimiento de su primado, se tiene que contestar cómo se deben interpretar las declaraciones de igualdad de privilegio y autoridad entre Roma y Constantinopla, así cómo por qué razón León, obispo de Roma y sus delegados, se negaron a reconocer este canon. Pues por la sencilla razón de que aun en una época en que el papado estaba perfilándose claramente, sus pretensiones no correspondían a los hechos, las iglesias de oriente desde entonces y aun antes se habían negado a reconocer el primado en los términos de Roma.
Pero esto es sólo una vista general de lo que aconteció en ese concilio. Vamos a acercarnos y ver lo que pasó de manera más detallada en estas sesiones conciliares. Será muy aleccionador ver cómo los políticos enfermos de poder de nuestros días ya tenían muy buenos (o más bien, muy malos) ejemplos entre los políticos eclesiásticos (pues eso eran los altos clérigos desde aquel entonces) de aquellos días:
“Los legados romanos se ausentaron de la sesión que pasó el canon 28. … en la sesión siguiente pidieron permiso para hablar a los presidentes… Se quejaron de lo acordado concerniente al canon 28. Se les explicó que todo fue hecho legal y regularmente: el canon llevaba las firmas de ciento noventa y dos padres, … Uno de los legados romanos dijo que tal vez los obispos habían firmado bajo coacción, o ganados por la sorpresa. Con indignación el concilio en peso rechazó tal sospecha. Entonces otro legado arguyó que lo decidido estaba en contradicción con los cánones de Nicea. Pero, no pudo presentar estos cánones que, en su opinión, demostraban la autoridad divina concedida a Roma. En su lugar leyeron textos que no eran más que la corrupción del canon sexto de Nicea con palabras interpoladas: “la sede romana ha tenido siempre la primacía”.
“Por medio de éste, u otro, fraude el papa León indujo a Valentiniano III a afirmar su famoso decreto que la primacía de Pedro le venía por la autoridad del santo Sínodo (de Nicea)”… Como quiera que en tiempos de Zósimo este error fue expuesto con claridad, la conducta de León no tiene excusa. El sabía bien que lo que presentaba como canon de Nicea no era más que una cita interpolada del canon de Sárdica. Que en fecha tan temprana ya hubiese en Roma falsificación de documentos, y nada menos que del concilio de Nicea, constituye un presagio de las falsificaciones del futuro.”
José Grau, Catolicismo Romano Tomo 1, pág. 195 citando, según entiendo, a P. Thomas Camelot, El Concilo y los concilios, Madrid: Ed. Paulinmas, 1962, pág. 88
Además de esta falsificación, el teólogo católico censurado Hans Küng nos reporta la siguiente maniobra sucia de León I para consolidar sus pretensiones papales:
“Sus argumentos [de León, para la supremacía de Roma] eran los siguientes: …”
“Histórico: León veía en el obispo de Roma al sucesor de San Pedro, basándose en una epístola del papa Clemente a Santiago, el hermano del Señor, en Jerusalén. Según esta, en su último testamento Pedro hacía de Clemente su sucesor legítimo. Pero la epístola era una falsificación de finales del siglo II, y sólo se tradujo al latín entre finales del siglo IV y principios del V.”, La Iglesia Católica, Mondadori, pág 86.
De modo que no sólo no hay aquí a un obispo de Roma tomando la primacía como si fuera Papa, aunque eso es lo que más quería, sino que tampoco vemos nada que se parezca al tipo de liderazgo que el Nuevo Testamento prescribe para los cristianos, en este sentido las comparaciones entre Pedro y el Papa que hizo Noé son perfectamente válidas. Pero además vemos una vulgar lucha por el poder político-eclesiástico en la mejor tradición de los políticos pragmáticos, a quienes lo último que les importa es la justicia y la verdad. ¿De qué otra manera entender el uso de falsificaciones para justificar su primado, por parte de León I?
Sólo una idealización del papado y una completa ceguera ante la realidad histórica del presente y del pasado puede hacer que alguien se niegue a ver las implicaciones de este pasaje evangélico y este episodio de la historia, pues de haber sido tomado en serio el evangelio, le habría remordido la conciencia a quienes promovieron la primacía de Roma en una lucha por el poder igual a la que ya se vieron tentados los primeros apóstoles, pero que esta vez llegó hasta sus últimas consecuencias.
Quiero terminar con un comentario sobre las ventajas y desventajas del sistema jerárquico piramidal de la iglesia de Roma. Es verdad que por ser una estructura tan sólida le da estabilidad y control al sistema, como bien nos señalaba José Miguel, en respuesta a mi última intervención. Pero esta centralización, por ser anti-bíblica se convierte también en su mayor debilidad ya que basta con que la cabeza caiga en serios errores, para que toda la estructura se contamine. Es lo que pasa cuando un ciego guía a otro ciego, ambos caen en el hoyo. Por eso me llamó la atención la respuesta propiamente dicha de la pregunta (ahora reformulada) que le hice a José Miguel: ¿Qué le dirías al Sr. Barba, quien fue abusado sexualmente por el fundador de los Legionarios de Cristo y quien sólo ha visto protección y encubrimiento desde el Papado a favor de un lobo rapaz? La respuesta de José Miguel fue:
José Miguel dijo: “Les respondería que muchas veces la justicia humana no es perfecta.”
Y yo diría: ¡Precisamente! Así como en el plano moral no podemos esperar perfección desde los juicios venidos del Vaticano, también en el plano teológico o doctrinal es esperar demasiado que el Espíritu Santo los guíe a toda verdad, siendo que ya han desvirtuado muchas cosas del evangelio original y no hallamos ningúan promesa como ésas más que para los apóstoles quienes ya nos dejaron el Nuevo Testamento. Y una de estas grandes desvirtuaciones es precisamente el papado.
Esto, por supuesto, no agota el tema, quiero seguir abordando pasajes del Nuevo Testamento y dar mis reacciones a las malas interpretaciones de estos que han dado José Miguel y Jerónimo, después de ver el tema netamente bíblico, con mucho gusto volveré a los primeros padres de la iglesia.
Que estén muy bien y hasta otra oportunidad,
Lalo
José Miguel Arráiz
04/11/06, 16:29:00
Voy ahora a continuar con los comentarios de Lalo específicamente con el canon 28 de Calcedonia.
Un punto importante esencial para entender el contexto de la situación. Ya Bizancio se ha convertido en Constantinopla, el occidente no gobierna a oriente, y surge el deseo por parte de algunos obispos de casi equiparar la nueva capital del Imperio con Roma. Ya se había intentado en el concilio anterior de Constantinopla (año 381) ya que el canon 3 decía
“El Obispo de Constantinopla, sin embargo, tendrá la prerrogativa de honor después del Obispo de Roma; porque Constantinopla es la Nueva Roma.”
Aquí comienza a verse que la situación no es como insinúa Lalo (Un intento de resistencia para no dejarse “dominar”, sino un intento de Constantinopla de obtener más poder tomando el SEGUNDO lugar después de Roma, elevando al que antes era obispo de Constantinopla al rango de Patriarca).
Este Canon no había obtenido la aprobación Papal, sin embargo en el 450 d.C a Valentiniano III envía una carta a Teodosio II para sugerirle que acepte el concilio que reclama contra Dióscuro de Alejandría a León, el obispo de Roma “cui principatum sacerdotii super omnes antiquitas contulit…, facultatem de fide et sacerdotibus iudicare…, secundum solemnitatem conciliorum… (Inter Leonis epist., LV, PL t. LIV col 859) [A quien la antigüedad ha conferido el principado del sacerdocio sobre todos, la facultad de juzgar sobre la fe y los sacerdotes… según la solemnidad de los concilios].
Aquí es donde Calcedonia decide publicar este canon disciplinar (28) que dice:
“Siguiendo en todas las cosas las decisiones de los Santos Padres, y reconociendo el canon que simplemente se ha leído ante los Ciento Cincuenta Obispos -amados de Dios- (a quiénes congregó en la ciudad Imperial de Constantinopla, Nueva Roma, en tiempos del Emperador Teodosio de feliz memoria), nosotros promulgamos y decretamos también las mismas cosas acerca de los privilegios para la Iglesia más Santa de Constantinopla puesto que es la Nueva Roma, por la misma razón que los Padres debidamente concedieron los privilegios al trono de la Antigua Roma , porque era la ciudad real. Y la mayoría de los Ciento Cincuenta Obispos, actuando por la misma consideración, concedió iguales privilegios (isa presbeia) al trono Santo de la Nueva Roma, juzgando justamente que la ciudad que es honrada con la Soberanía y el Senado, disfruta de los mismos privilegios que la antigua Roma imperial, también deberá en las materias eclesiásticas magnificarse como ella, y alinearse detrás de ella; de modo que en el Póntico, Asia, y las diócesis de Tracia, los metropolitanos y obispos de las mencionadas Diócesis, así como las de aquellas que están entre los bárbaros, deberán ser ordenados por el antedicho Trono Santo de la Iglesia más Santa de Constantinopla; de modo que cada metropolitano de las diócesis mencionadas, junto con los obispos de su provincia, los cuales ordenan a sus propios obispos provinciales, como ha sido declarado por los divinos cánones; pero eso, como se ha dicho anteriormente, los metropolitanos de las Diócesis mencionadas deberán ser ordenados por el arzobispo de Constantinopla, después de que las elecciones se han realizado apropiadamente, según la costumbre, y tendrán que ser reportadas a él.”
“Así en materias eclesiásticas Constantinopla quedando alineada después de Roma podía ostentar jurisdicción sobre otras Iglesias de Oriente” .
Otra traducción dice: “…Los padres han acordado que la nueva Roma, honrada (por la residencia) del emperador y del senado y gozando de los mismos privilegios que la antigua ciudad imperial, debe tener las mismas ventajas en el orden eclesiástico y ser la segunda después de ella” (cf Hefele-Leclerq op cit t. II b, p 815).
Una vez ubicados en el contexto podemos responder la pregunta de Lalo.
Comentario de Lalo:
“Lo interesante de esto es que si se pretende probar que Roma tuvo el pleno reconocimiento de su primado, se tiene que contestar cómo se deben interpretar las declaraciones de igualdad de privilegio y autoridad entre Roma y Constantinopla, así cómo por qué razón León, obispo de Roma y sus delegados, se negaron a reconocer este canon.”
La respuesta es simple. Precisamente por Roma tener el pleno reconocimiento de su primado, es que el canon es rechazado, ya que aunque los padres de Calcedonia se contentan con el segundo lugar, ostentan un primado sobre Oriente. Así se puede comprender el rechazo de los legados de León sobre esta novedad, ya que no solo este canon puede ser el movimiento final definitivo de una tradición que parte del canon mencionado de Constantinopla y que permite ostentar en el futuro autonomía e independencia, y atentaba contra las prerrogativas de Antioquia y Alejandría.
Así a la negativa del Papa, los padres de Calcedonia piden al Papa que confirme el canon así como los otros:
“Nosotros te pedimos que te dignes dar tu confirmación a esta decisión y así como nosotros nos sometemos a ti, que eres la cabeza, tenemos confianza en que la cabeza consentirá a los hijos lo que conviene” (Inter Leonis Epist XCVIII, PL LIV col 960).
(Muy curiosa forma de quien “no reconoce” el Primado de la Iglesia de Roma de solicitar la aprobación).
“Para probar que no hemos actuado ni por parcialidad en favor de nadie, ni por espíritu de oposición contra quien sea, te damos a conocer toda nuestra conducta a fin de que la confirmes y des tu asentimiento” (Ibíd. Cf Hefele-Leclercq, Hist des conc t. I b, T. II b, 837).
Dice a este respecto el ilustre y reputado historiador Batiffol:
“Esta carta sinodal del concilio de Calcedonia es evidentemente muy sugestiva. Quiere representar el canon 28 de Calcedonia como una simple confirmación del canon 3 de Constantinopla y no hay que olvidar que los obispos del concilio del 381 han legislado para el oriente sin exigir nada al Papa Dámaso, ni colaboración ni confirmación. En el 451, por el contrario, el canon 28, votado por el concilio, acordado por el emperador, por el senado, por la ciudad de Constantinopla es considerado un fracaso por los legados del Papa León, y el concilio escribe al Papa para exigirle que lo confirme en los términos de deferencia para con la autoridad que ya se han visto, y que dicha autoridad es verdaderamente una soberanía. Sin Roma nada se hace de cuanto debe hacerse para la fe y el orden. La sede de Constantinopla espera de la sede apostólica la confirmación de sus derechos, en reconocimiento del celo que siempre ha testimoniado en Roma por la causa de la religión y de la concordia. Por lo tanto, queremos recalcar que este primado al que Constantinopla rinde homenaje no está para nada basado en la consideración del rango histórico y político de la ciudad de Roma, sino solamente en el privilegio apostólico de la sede romana” (Batiffol, Le Siège apostolique, 564-565).
Podemos ahora entender entonces el porqué el Papa rechaza firmar el canon 28, quien lo considera obra de la ambición personal.
Un comentario que comparto plenamente a este respecto y que expresa lo planteado por mi sobre el desarrollo de doctrina cristiana respecto del primado petrino, es este::
“La fijación jurídica expresa del primado no tuvo lugar naturalmente hasta después de la liberación de la Iglesia, en la época posconstantiniana. A partir de aquí, en la evolución del primado romano (y en la toma de conciencia de él por parte de la Iglesia universal) influyó notablemente todo lo que podía entrar en competencia con él. Aquí, en general, se inserta la ascensión de los patriarcas de Oriente, y en especial el aumento de poder del patriarca de Constantinopla, con su antagonismo consciente y victorioso en cuanto obispo de la nueva Roma en oposición a la Roma antigua.
Los Concilios de Nicea (325), de Constantinopla (381) y de Calcedonia (451) se ocuparon también de esta cuestión. Sus declaraciones pueden considerarse, con razón, como constatación de la primacía del obispo de Roma ante todos los demás, incluidos los orientales. Con todo, su texto literal no es tan unívoco como para poder deducir de él un primado real y pleno, aunque los legados papales ocuparon los primeros puestos del concilio (Nicea habla de los antiguos privilegios de Roma; en Calcedonia la relación entre “honor” y “primado” no es unitaria ni unívoca). Sin embargo, en el Sínodo de Sárdica (343) el primado de Roma fue expresamente reconocido en virtud de su fundación por Pedro.”
Historia de la Iglesia, Adaptación pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol
A continuación Lalo se hace eco de protestantes como Jose Grau en una acusación bastante imprudente. Aclaro que no tiene nada de malo considerar lo que Grau o cualquiera tenga que decir, pero no es una actitud consecuente de quien ha afirmado que: “Lo malo es que busque uno información y no se consideren los datos de manera crítica”
Y es lo que no ha hecho Lalo cuando se hace eco del siguiente comentario:
“Los legados romanos se ausentaron de la sesión que pasó el canon 28. … en la sesión siguiente pidieron permiso para hablar a los presidentes… Se quejaron de lo acordado concerniente al canon 28. Se les explicó que todo fue hecho legal y regularmente: el canon llevaba las firmas de ciento noventa y dos padres, … Uno de los legados romanos dijo que tal vez los obispos habían firmado bajo coacción, o ganados por la sorpresa. Con indignación el concilio en peso rechazó tal sospecha. Entonces otro legado arguyó que lo decidido estaba en contradicción con los cánones de Nicea. Pero, no pudo presentar estos cánones que, en su opinión, demostraban la autoridad divina concedida a Roma. En su lugar leyeron textos que no eran más que la corrupción del canon sexto de Nicea con palabras interpoladas: “la sede romana ha tenido siempre la primacía”.
“Por medio de éste, u otro, fraude el papa León indujo a Valentiniano III a afirmar su famoso decreto que la primacía de Pedro le venía por la autoridad del santo Sínodo (de Nicea)”… Como quiera que en tiempos de Zósimo este error fue expuesto con claridad, la conducta de León no tiene excusa. El sabía bien que lo que presentaba como canon de Nicea no era más que una cita interpolada del canon de Sárdica. Que en fecha tan temprana ya hubiese en Roma falsificación de documentos, y nada menos que del concilio de Nicea, constituye un presagio de las falsificaciones del futuro.”
José Grau, Catolicismo Romano Tomo 1, pág. 195 citando, según entiendo, a P. Thomas Camelot, El Concilio y los concilios, Madrid: Ed. Paulinmas, 1962, pág. 88
La supuesta falsificación que menciona Grau estriba en el hecho de que el original griego en esta porción no era igual al original en latín (Cosa que nadie niega), sin embargo hay que tomar en cuenta que:
1) No sabemos cómo el texto en latín originalmente se leía
2) Cualquier estudiante de documentos patrísticos sabe que no es poco común que en estos textos hayan adiciones o substracciones de líneas a causa de documentar las diferencias entre las versiones griegas y latinas. Si la línea en cuestión no fue parte del canon original, entonces esta pudo ser añadida como un honesto intento de hacer más claro el latín. Catalogar esto de buenas a primeras como “fraude” solamente refleja sus prejuicios anticatólicos.
3) Tenemos que tomar en cuenta de que si hay diferencias entre las versiones griegas y latinas, esto no prueba que las versiones griegas eran las correctas, esto simplemente prueba que eran diferentes.
Sin embargo nuestro amigo se hace eco de un grave juicio temerario al afirmar con total seguridad lo que “León sabía” y con calificativos como “enfermo de poder” y otros epítetos, deja de lado cualquier sentido crítico, aunque a pesar de ello logre manchar la memoria del Papa León.
No hay que olvidar que el mismo concilio de Calcedonia reconoció la autoridad de Pedro como el obispo de Roma:
Inter Leonis Epist XCVIII (Calcedonia al Papa Leo, Epístola 98)
“Tu estas establecido como un interprete de toda la voz del bendito Pedro, y a todos usted imparte las bendiciones de esa fe.”
“Usted ha extendido frecuentemente su influencia apostólica inclusive ala Iglesia de Constantinopla”
“Pero si donde dos o tres están unidos en su nombre, el que ha dicho que estará en medio de ellos, debe El no debe haber estado mucho más particularmente presente con 520 presbíteros, quien prefirió la extensión del conocimiento concerniente a Él … de los cuales usted era principal, como cabeza a los miembros, demostrando su buena voluntad”
4) Afirmar que dicha variación proviene del concilio de Sárdica no es más que una especulación y no es posible probarlo, ¿O es que un concilio previo haya reconocido el primado del obispo de Roma es una prueba a favor? Por el contrario, es una prueba de que el primado de Pedro era ciertamente reconocido.
Hay varios puntos del concilio de Sárdica mencionado por Lalo (o Grau) que vale la pena comentar:
4.1) En Sárdica se define que la autoridad del obispo de Roma está basada en honor de la memoria del apóstol Pedro, lo que es una tradición apostólica anterior a la época de Constantino.
4.2) Para quienes alegan que el concilio no fue ecuménico, deberían revisar el detalle del porqué no lo fue. Dicho concilio fue convocado para ser ecuménico, y en un comienzo los obispos del este estuvieron allí, pero lo abandonaron. La razón es porque todos ellos eran o arrianos o semiarrianos quienes habían renunciado al concilio de Nicea. El resto aprobó el concilio.
Dios les bendiga
Lalo
11/11/06, 20:49:12
En mi última intervención llamé la atención a un pasaje del evangelio donde la enseñanza de Jesús acerca del modo en que se debe entender cómo ser el primero en el Reino de Dios y cómo ejercer la autoridad. Creo que con los datos históricos que aporté quedó muy claro el contraste entre la actitud de uno de los primeros aspirantes serios a obispo universal (o sea papa) León I, llamado el Grande, con su ambición de poder y tácticas sucias por un lado, y la palabra llena de autoridad de Jesús quien nos advertía que evitáramos precisamente este tipo de acciones y actitudes. José Miguel hizo un intento de refutación que demostraré no sólo como demasiado débil, sino que además nos permitirá ver con mayor detalle cuán fantasioso es creer que el obispo de Roma siempre ha tenido ese tipo de autoridad en la iglesia universal.
Estas evidencias, que no dejan de acumularse mientras más investigo, las presentaré en una entrega que pienso hacer mañana o pasado mañana. Hoy quisiera reproducir las palabras de un profesor católico de la Universidad Temple en los Estados Unidos para que las consideren todos los que han estado siguiendo este foro. Él es profesor de pensamiento católico y diálogo interreligioso en la universidad arriba mencionada. Recibió el entrenamiento para ser sacerdote, pero no se ordenó, aunque llegó a formar parte de la facultad de la universidad de Tubinga cuando el actual papa, Benedicto XVI, fue profesor también ahí. Las citas vienen de un libro de este profesor católico y se puede consultar en línea:
Cita de Leonard Swidler STL, Ph/D:
“Un Problema para los Católicos: Doctrina e Historia. Nosotros los católicos tenemos un problema especial en ésta área. Ignorar o jugar con los datos históricos parecería que es algo indigno de los humanos, y por lo tanto, de los cristianos. Sin embargo, esto es evidentemente lo que el Magisterium ha hecho una y otra vez en un intento de mantener algún tipo de noción rígida de infalibilidad, de siempre estar en lo correcto”.
Creo que este es precisamente el problema de los católicos que pretenden poder demostrar que la Biblia y la historia del los primeros siglos del cristianismo dan apoyo a la fantástica idea de un obispo universal con autoridad legal y docente (infalibles) sobre todas las conciencias, juegan con la historia, como lo demostraré en el caso del no reconocimiento del primado universal por parte del sector oriental del cristianismo en el siglo V. Pero antes de pasar a esto quisiera volver a citar al Sr. Swidler por dos razones: primero, para saber qué podemos esperar de nuestros amigos católicos tradicionalistas que creen poder defender lo indefendible, y en segundo lugar para dar algunos datos más de la historia para desmentir las doctrinas tradicionales acerca del papado.
Dice el Sr. Swidler hablando precisamente acerca del papado:
Cita de Leonard Swidler STL, Ph/D:
“El camino para regresar a la primacía del servicio [por parte del papado], que es lo opuesto a la primacía del poder, en el oficio Petrino, sugirió Küng [en su libro La Iglesia, editorial Herder], es por la renunciación al poder espiritual (jurisdiccional y doctrinal) por parte del papado, así como se renunció al poder temporal—pero sólo se renunció a éste por la fuerza. Küng admitió que eso no es probable que suceda fácilmente… Los partidarios del papado, puesto que tienen una posición de poder, serán impermeables a todos los argumentos contra el poder papal; esto no es acusarlos de ser hombres malvados—sólo [son eso], hombres. Por lo tanto, los argumentos con la mejor investigación y los mejor pensados no pueden esperar mucho en términos de resultados de parte de este sector [de la iglesia]”.
Unas líneas antes ha mencionado un caso muy específico de abuso y distorsión de la historia, por parte nada más ni nada menos que del Concilio Vaticano I, donde a una cita del papa Gregorio Magno la tomaron fuera de contexto para hacerla decir precisamente lo opuesto de lo que era la intención de sus palabras: Este papa renunciaba a proclamarse obispo universal y reconocía igual autoridad para los obispados de Alejadría y Antioquía por tener estos una conexión con Pedro, al igual que Roma. Pero esto es algo que veremos con todas las citas y pruebas históricas en otra ocasión.
Pero también doy la cita anterior para hacer una aclaración. No pienso dejar sin responder los argumentos que pretenden demostrar que Tertuliano, Cipriano, Clemente de Roma y Agustín de Hipona eran defensores del papado. Lo voy a hacer a su debido tiempo y creo que tengo el legítimo derecho de reunir mis evidencias y presentarlas cuando pueda y mejor me parezca. También he decidido dejar de hablar en primera persona cuando me refiero a José Miguel o cualquier otra persona, pues considero que no es sano para el debate hacer alusiones personales y caer en lo que él, infundadamente, me acusó a mi de cometer, es decir recurrir a argumentos ad hominen, (una falacia lógica que implica responder a un argumento o a una afirmación refiriéndose a la persona que lo formula, en lugar de al argumento por sí mismo). De modo que si he decidido continuar en este foro, no es para convencer a don José Miguel o a don Jerónimo, pues así como a los fariseos y sacerdotes del tiempo de Jesús no los convenció la resurrección, del mismo modo, como dice Swidler, los mejores argumentos por sí mismos no los convencerán de nada. Una aclaración: la diferencia entre los judíos del tiempo de Jesús y los católicos fundamentalistas es que éstos últimos no necesariamente son personas malvadas, como sí lo fueron los sacerdotes y fariseos que procuraron la muerte de Jesús. Si he decidido seguir escribiendo aquí es por las personas que siguen este foro, pues creo que muchos de ustedes tendrán menos compromisos ideológicos (y tal vez de otros tipos) que les impidan ver las cosas con objetividad. Yo, por mi parte, puedo decir, como lo hacía San Pablo, que tengo plena libertad, pues me gano la vida en actividades que no tienen nada que ver con la religión.
Ahora viene otra cita donde curiosamente se desmiente claramente algo que dijo José Miguel, quien nos trataba de aclarar que algún papa podrá haber sido adultero, pero debido al ministerio especial que le ha sido encomendado a los papas, ninguno jamás ha enseñado que se puede cometer fornicación y además se nos dan otros ejemplos en contra de semejante fantasía pseudohistorica:
Cita de Leonard Swidler STL, Ph/D:
“Se han revocado condenas papales dadas con plena autoridad. Y es apropiado usar aquí la palabra revocar [o revertir] en vez de desarrollar. Tal vez la mayor parte del tiempo desarrollo describirá de la manera más precisa los cambios en las posiciones doctrinales que constantemente ocurren dentro de la Iglesia Católica, o en cualquier institución. Pero hay ocasiones cuando no es evolución, sino revolución, lo que ocurre, cuando las posiciones no sólo se amplían, modifican, o se suplementan, sino que claramente se rechazan.
Puede ser iluminador revisar cómo ha pasado esto en algunos otros asuntos morales clave en la historia de la Iglesia. Por supuesto que uno no tiene que ahondar en la historia antigua de la Iglesia para hallar tal evidencia (como, por ejemplo, cuando el Papa del siglo octavo Gregorio II autorizó solemnemente la bigamia)68. Algunos ejemplos que fueron implacablemente peleados ocurrieron en el pasado reciente con relación a la libertad religiosa y de otras índoles. De hecho, las retracciones fueron definitivamente declaradas, apenas en 1965.68″.
[Nota a pié de página] 68 En una carta a Sn. Bonifacio, fechada el 22 de noviembre de 726, el Papa Gregorio II respondió a varias preguntas que se le habían planteado. Gregorio usó un lenguaje tan solemne y definitivo al hablar de este asunto de moral como se pueda decir [C. H. Talbot, The Anglo-Saxon Missionaries in Germany (New York: Sheed and Ward, 1954), p. 81.]:
“… Incluyeron varias preguntas con relación a la fe y enseñanza de la Santa Iglesia Romana y Apostólica. Esta es una práctica encomiable, porque auquí Sn. Pedro tuvo su sede y el episcopado tuvo aqupi su inicio. Y puesto que ustedes buscan consejo en asuntos relacionados a la disciplina eclesiástica, nosotros declararemos con toda la autoridad de la tradición apostólica lo que ustedes deben retener, aunque hablamos no de nuestra propia insuficiwncia sino dependiendo de la gracia de Aquel que abre la boca del insensato y hace elocuente la lengua del niño pequeño…
En cuanto a lo que un hombre debe hacer si su esposa es incapaz por causa de la enfermedad de permitirle sus derechos maritales, sería mejor si el se mentuviése apartado y practicara la continencia. Pero puesto que esto sólo se puede practicar en el caso de los hombres de altos ideales, lo mejor es que, si él no puede contenerse, que se case. [Esta legislación fue registrada por Graciano, Decreta, pt. ii, ch. 32, q. 7, can. 18, pero se atribuye a Gregorio III.] Sin embargo, él debería continuar sosteniendo a la muejr que esté enferma, a menos que ella haya contraido la enfermedad por su propia culpa”
C.H. Talbot, The Anglo-Saxon Missionaries in Germany (New York: Sheed & Ward, 1954), p. 81. [Fin de la nota a pié de página]
Como lo hicimos notar antes, en 1832 el Papa Gregorio XVI promulgó la encíclica Mirari vos en la cual hizo algunas enérgicas declaraciones condenatorias. Para efectos de comparación será muy útil repetir algunas frases clave de ese documento:
(1) Ahora llegamos a… la fatal opinión difundida por todas partes por el engaño de hombres perversos, de que la salvación eterna del alma se puede ganar por la profesión de cualquier fe, siempre y cuando la moral de un hombre sea buena y decente.
(2). Ahora de este manantial fétido del indiferentismo brota la errónea y absurda opinión, o más bien locura, de que la libertad de conciencia se debe afirmar y reivindicar para todos.
(3) A esto está unida la libertad de prensa, la más peligrosa libertad, una libertad execrable, que nunca puede inspirar el suficiente horror.
Aquí tenemos la libertad de culto, la libertad de conciencia y la libertad de prensa condenadas definitivamente y en términos inequívocos.
Todas estas citas vienen del mismo libro, que está en inglés y se puede hallar aquí:
http://global-dialogue.com/swidlerbooks/catholic-const.htm
Por último, antes de pasar a las refutaciones del intento de defensa de José Miguel (en mi próxima entrega), otra cita del Sr. Swidler que tiene que ver con el tema que nos ocupa, esta viene de un artículo que está ya traducido al español:
“Probablemente les sorprenderá a muchos saber que en la historia de la Iglesia Católica Romana no fueron siempre el papa y los obispos los supremos maestros de lo que era la verdadera doctrina católica. Por casi seis siglos de historia católica fueron los maestros, lo teólogos, los supremos árbitros quienes decidían lo que era correcto en la enseñanza católica. Esto se dio en los tres primeros siglos de la era cristiana y se repitió de los siglos XIII a XV”
http://www.proconcil.org/document/Swidler%202.htm
Y esto nos lleva de vuelta a la historia de los primeros concilios de la iglesia, donde el Papa no era tenido ni por infalible ni por obispo universal. Pero eso será mañana o pasado.
Que estén muy bien y hasta la próxima.
Lalo
Lalo
13/11/06, 11:00:27
Como lo decía en mi última intervención, haciendo eco de las palabras del profesor católico Leonard Swidler, los católicos tradicionalistas tienen serios problemas con la historia ya que ésta no concuerda con sus fantasías, de modo que tienen que jugar con los datos históricos y hacer malabarismos para que los hechos cuadren con sus fantasías dogmáticas.
El caso que presenté en mi penúltima intervención fue el del Concilio de Calcedonia. Según nuestros amigos católicos, defensores de un papado autoritario, la historia de este o cualquier otro concilio general de la iglesia antigua es una prueba fehaciente de la primacía universal indiscutible del obispo de Roma pues, según su fantasía, toda la iglesia cristiana siempre se ha conducido reconociendo la autoridad suprema y primacía docente y jurisdiccional del obispo de Roma. Así por ejemplo, según el catolicismo Romano en sus pronunciamientos legales hay tres condiciones para que un concilio sea ecuménico:
Cita del libro Instituciones del Derecho Canónico, de Pedro Benito Golmayo:
“Se entiendo por concilio la reunión de los obispos para tratar de asuntos eclesiásticos. Se llama concilio general aquél al cual han sido convocados por el romano pontífice todos los obispos del mundo católico. Tres requisitos son necesarios para que el concilio sea general o ecuménico: 1.º, que sea convocado por el romano pontífice; 2.º, que sea presidido por él o por medio de sus legados, y 3.º, que las actas sean confirmadas también por él mismo”.
Puede consultarse también, por ejemplo, los cánones 338 y 341 del Código de Derecho Canónico (Madrid: BAC, 1999, 16ª Ed. Pág. 197) de la iglesia católica donde se dice en otras palabras lo mismo.
Lo interesante aquí es que podemos ver muy claramente la idealización del papado según el derecho canónico de Roma. Pues de esto deberíamos entender que si estas condiciones no se cumplen, entonces los primeros siete de los llamados concilios ecuménicos o generales no deberían tener validez, pues estos concilios fueron convocados, presididos y reconocidos sin la intervención directa de los supuestos papas.
Ninguno de estos primeros siete concilios generales de la antigüedad fue convocado por el obispo de Roma, pues fueron los emperadores en turno quienes lo hicieron. En cuanto a la presidencia de estos concilios, fueron otros obispos (no los romanos) quienes presidieron el Concilio de Nicea (325 d.C.), el de Éfeso (431 d.C.) y el segundo de Constantinopla (553 d.C.). En el caso del primero de Constantinopla, fue presidido por Melecio, un obispo que no sólo no era del agrado del “papa” sino que ni siquiera reconocía al obispo de Roma como tal, es decir como obispo (y, como veremos más adelante, en el tiempo del Concilio de Calcedonia, Roma no reconocía la validez de este concilio, y sin embargo tuvo que aceptarlo finalmente, vaya que se les “olvidó” lo de la ratificación papal en aquel entonces) y el llamado séptimo concilio ecuménico, el Segundo de Nicea (787) fue presidido por el patriarca Tarasio de Constantinopla. Los delegados del obispo de Roma presidieron solamente el de Calcedonia (451 d.C.) (del cual seguiré tratando a continuación) y el III Constantinopla (680).
Y en cuanto a la confirmación de las decisiones dogmáticas de estos primeros siete concilios, nunca se necesitó la ratificación oficial de Roma para que fuesen reconocidos como válidos. Y por si todo esto fuera poco, no sólo no vemos el protagonismo papal que nuestros amigos (¿ignorantes de la historia?) católicos quisieran que creyéramos que ha habido siempre en el cristianismo, sino que uno de estos mismos concilios condenó a un obispo de Roma, sí al supuesto Papa infalible de aquella época, nada más ni nada menos que por herejía. Otro gran mentís para las afirmaciones de don José Miguel. Me refiero a Honorio quien fue condenado por el Tercer Concilio de Constantinopla. Además de la cita del papa que no se consideraba Obispo Universal, Gregorio, y que fue usada violentando el contexto por parte del Concilio Vaticano I, valdrá mucho la pena que discutamos este caso también en este foro, en un futuro no muy lejano.
Acercándonos al concilio que nos ocupa, el de Calcedonia (uno de los dos únicos que sí presidieron delegados de Roma), también es muy interesante notar lo que nos dice el historiador católico Hubert Jedin en cuanto a su convocación:
Cita de H. Jedin:
“León I, en su nombre y en el de los obispos de Occidente, pidió al emperador que convocara un concilio en Italia. Dos veces renovó su ruego, pero en vano. Por fin, el sucesor de Teodocio II, Marciano, condescendió y convocó… pero no en Italia” H. Jedin. Breve Historia de los Concilios (Herder, Barcelona. 1960) pág. 32.
El énfasis con negrita en esta cita es mío. Este es el contexto en el que se da el repudio por parte de León I del canon 28 de Calcedonia, y lo que ocurrió después de este rechazo que mantuvo hasta su muerte León I también es importante para comprender lo que se dijo en aquellos días. También todo esto debe ser tomado en cuenta a la hora de valorar la afirmación según la cual el papa siempre ha tenido la primacía de la iglesia universal. En teoría es él quien convoca, preside y ratifica los concilios, pero la historia nos dice que en los hechos esto no fue así con los primeros Concilios que – ¡qué casualidad! – Se dieron en la época en la que el papado estaba apenas empezando a tomar forma. Y recuérdese que el papado partió de cero, pues la iglesia del Nuevo Testamento y de los primeros siglos desconocía semejante distorsión del cristianismo original. Otro dato curioso es que sólo los demás concilios ecuménicos (los posteriores a los primeros siete) encajan con la definición de Roma y, ¡oh, qué gran sorpresa!, estos concilios no son reconocidos como verdaderamente ecuménicos por el resto de los cristianos (protestantes y ortodoxos, entre otros). Insisto, sólo una idealización del papado y un desdén por los datos duros de la historia le pueden hacer creer a alguien en la fantasía de un primado universal de parte del obispo de Roma.
Una pequeña aclaración antes de proseguir. Con todo esto, no quiero que se piense de manera simplista con relación a la historia, pues de esto es de lo que se valen los apologistas católicos para defender su posición. Si digo que el obispo de Roma no tuvo un reconocimiento como obispo Universal por parte de toda la cristiandad de la antigüedad, no con esto quiero decir que, por ejemplo, todo el sector oriental del imperio no le daba ningún reconocimiento o incluso que hasta lo menospreciaba, como fue el caso de Melecio. No, Roma finalmente llegó a ver sus sueños cumplidos de algo parecido a una primacía universal (pues el oriente cristiano nunca se le sometió en esos términos y al papa sólo se le ha reconocido como obispo universal por parte de un sector de cristianismo, o sea que nunca lo ha sido de hecho) gracias a que originalmente y por muchos siglos, la iglesia de la ciudad que diera origen a toda una ideología (La Roma Eterna, de la que León primero fue un gran fanático) gozaba de mucho prestigio en la antigüedad cristiana debido a su conexión con los apóstoles Pedro y Pablo, su ortodoxia (al menos como en ese entonces se entendía) y al prestigio y privilegio de estar en el centro del imperio. Pero de esto a una primacía jurisdiccional y doctrinal universales hay todavía un buen trecho. Es aprovechando este reconocimiento del episcopado de Roma que los apologistas católicos tratan de probar sus fantasías, así como lo hacen con el Nuevo Testamento, cuando por ejemplo no vemos a Pedro actuando como Papa en ningún lado y tampoco hay si quiera una insinuación de que debía haber sucesores de Pedro. Pero si se quiere ver el papado en los primeros siglos del cristianismo y en el Nuevo Testamento, pues nada podemos hacer con aquellos a quienes les gustan mucho las alucinaciones exegéticas e históricas.
Ahora sí, vayamos a Calcedonia. Un primer punto aquí es la forma alterada de los documentos del Concilio de Nicea a los que apelaron los representantes de Roma, para rechazar la validez del canon 28 de Calcedonia. Con respecto a esto José Miguel dijo:
José Miguel dijo:
“La supuesta falsificación que menciona Grau estriba en el hecho de que el original griego en esta porción no era igual al original en latín (Cosa que nadie niega), sin embargo hay que tomar en cuenta que:
1) No sabemos como el texto en latín originalmente se leía
2) Cualquier estudiante de documentos patrísticos sabe que no es poco común que en estos textos hayan adiciones o substracciones de líneas a causa de documentar las diferencias entre las versiones griegas y latinas. Si la línea en cuestión no fue parte del canon original, entonces esta pudo ser añadida como un honesto intento de hacer más claro el latín. Catalogar esto de buenas a primeras como “fraude” solamente refleja sus prejuicios anticatólicos.
3) Tenemos que tomar en cuenta de que si hay diferencias entre las versiones griegas y latinas, esto no prueba que las versiones griegas eran las correctas, esto simplemente prueba que eran diferentes.”
Una primera aclaración. Yo reproduje una cita donde se describía el rechazo de los legados de Roma al canon 28 de Calcedonia, ahí se hablaba de una interpolación (un agregado) a las palabras del Concilio de Nicea y, por otra parte, también se llamaba fraude a lo que León I hizo para conseguir el apoyo del emperador Valentiniano III a favor de la primacía del obispo de Roma. Entonces hay dos cosas diferentes que pretendo fundamentar con datos históricos con relación a esta cita: La primera es la interpolación romana a las palabras originales a los documentos del concilio de Nicea (esto es lo que quiero aclarar muy bien hoy) a las que apelaron los legados de Roma para rechazar el canon 28 durante la 16ª sesión del Concilio de Calcedonia. Y la segunda cosa que voy a fundamentar después, se refiere al fraude (sí, fraude aunque no le guste a algunas personas, ya que aunque lo haya hecho el supuesto sucesor de Pedro en nombre de Dios, no por eso deja de ser fraude) que León I cometió personalmente y no por medio de legados, para ganar el apoyo del emperador Valentiniano III en su búsqueda enfermiza por la dominación universal de la iglesia, lo cual ocurrió antes y después del Concilio de Calcedonia.
Por cierto, la carta que José Miguel citó con palabras de este emperador son consecuencia de este fraude de León, pues él – el emperador – sí le creyó a León lo de obispo universal con base en una mentira intencionada por parte de León. De modo que la cita de la carta de Valentiniano III (el emperador) es más bien una prueba en contra del papado, pues es un reflejo de la fuerza que tuvo una mentira para confirmar la autoridad espuria de León I, cosa que las iglesias orientales no se creyeron, como lo demostraré más tarde. Recuérdese que el concilio de Calcedonia fue en el 451 y la carta donde el emperador acepta el primado de Roma (bajo engaño, repito) es del año 450. Así que hablamos de dos cosas distintas.
Volviendo a la cita que tanto irritó a don José Miguel. Debo de aclarar que las palabras que yo cité no son originalmente de José Grau (como erróneamente supuso don José Miguel) quien es protestante, pues él a su vez las cita de un libro cuyo autor de esa sección es nada más ni nada menos (como se puede constatar si se fija uno bien en la cita que el propio José Miguel reprodujo) que de Pierre Thomas Camelot, (fue un fraile dominico, profesor de la facultad católica de letras de Lille y de la facultad de teología de Saluchoir, también fue un experto consultor durante el concilio Vaticano II). Por supuesto que sorprende tanta franqueza y objetividad histórica de parte de un escritor católico, con lo que constatamos que no todos los católicos adolecen de la falta de seriedad histórica que mencionaba el profesor católico Leonard Swidler (el propio Swidler, al ser auto-crítico es una excepción, así como Studer y Brown).
Ahora bien, el hecho de que haya sido un católico el que dijo estas palabras tan claras y nada halagüeñas para los oídos papales, no las hace por sí mismas verdaderas. Debo aclarar que lo que me dio confianza para tomar en serio esta cita es que Thomas Camelot hace referencia a fuentes primarias para apoyar sus afirmaciones pues el cita continuamente a Mansi, J.D., editor, Sacrorum Conciliorum Nova et Amplisima Collectio, Parisiis: Huberto Welter, 1901-27. 53 Vols., la cual es una obra fundamental para tener acceso a los documentos originales en los cuales se tienen que basar los historiadores que quieran información de primera mano de estos acontecimientos históricos. Así que, honestamente, no creo que sea justo decir que no valoro de manera crítica mis fuentes.
Pero Thomas Camelot no es el único católico que afirma y reconoce que los delegados romanos estaban haciendo uso de un texto cambiado de manera significativa del concilio de Nicea. Veamos un famoso texto católico de historia de la iglesia:
“Es cierto que en el ejemplar romano el canon comenzaba por esta frase, extraña al texto original: La iglesia de Roma siempre ha tenido la primacía. Tuvieron la buena idea de no discutir sobre esta glosa. Por otra parte, la primacía de Roma estaba aquel día fuera de lugar y nadie pensó en protestar de la manera que fuese.”
Agustín Fliche y Víctor Martin. Historia de la Iglesia Volumen IV, Valencia EDICEP, 1975, pág. 241
Es digno de mencionarse el hecho de que el autor católico de la cita que acabo de dar también se basa en fuentes primarias para su declaración pues en una nota aclaratoria (la número 70) nos dice lo siguiente:
Sobre los documentos de esta glosa, cf. Maassen, Quellen zur Geschichte des Kirchenrechts [Fuentes para la historia del derecho eclesiástico], t. I, pp. 19-25.
Ante esto, me pregunto, ¿a quien le hemos de hacer caso? ¿A José Miguel que por lo visto se basa en una especulación para deshacerse o minimizar una evidencia que le resulta demasiado incómoda, o a estos historiadores católicos que basan sus afirmaciones en las fuentes originales de la historia? Y esta no es una pregunta ociosa. Es cierto que el autor de esta última cita cree que de todos modos esto no pone en entredicho la primacía de Roma, pero su argumento es totalmente distinto del que dio don José Miguel. Recuérdese que José Miguel nos dijo:
José Miguel dijo:
“La supuesta falsificación que menciona Grau estriba en el hecho de que el original griego en esta porción no era igual al original en latín (Cosa que nadie niega), sin embargo hay que tomar en cuenta que:
1) No sabemos como el texto en latín originalmente se leía
2) Cualquier estudiante de documentos patrísticos sabe que no es poco común que en estos textos hayan adiciones o substracciones de líneas a causa de documentar las diferencias entre las versiones griegas y latinas. Si la línea en cuestión no fue parte del canon original, entonces esta pudo ser añadida como un honesto intento de hacer más claro el latín. Catalogar esto de buenas a primeras como “fraude” solamente refleja sus prejuicios anticatólicos.
3) Tenemos que tomar en cuenta de que si hay diferencias entre las versiones griegas y latinas, esto no prueba que las versiones griegas eran las correctas, esto simplemente prueba que eran diferentes.”
Pues, no. No se trata de una “supuesta” falsificación. No porque le resulte demasiado incómoda a algún espíritu fanático del papado la vamos a desechar con base en especulaciones (puntos 1, 2 y 3 en la cita anterior). Algo muy interesante que encontré investigando en el Internet es un libro que nos da algunas de estas fuentes originales para conocer la historia de los concilios. Resulta que las personas que participaban en estos concilios de la antigüedad tenían tal conciencia de la importancia de lo que estaban haciendo que no sólo se tomaban la molestia de consignar por escrito las declaraciones doctrinales y disciplinarias que llegaban a formular, sino que además se tomaban la molestia de levantar actas de lo que ahí sucedía. Es por eso que sabemos qué fue lo que pasó y qué se dijo durante las deliberaciones.
No es la fantasía de algún mal historiador. He aquí lo que las actas del Concilio de Calcedonia nos tienen que decir acerca de este asunto en particular:
EXTRACTOS DE LAS ACTAS. SESIÓN XVI.
(Labbe and Cossart, Concilia, Tom. IV., col. 794.)
Los gloriosísimos jueces dijeron: que cada partido cite de los cánones:
Paschasinus, el reverendísimo obispo y representente [de roma], leyó: Canon Seis de los 318 santos padres [Concilio de Nicea], “ La Iglesia Romana siempre ha tenido la primacía. Que Egipto por lo tanto sostenga que el obispo de Alejandría tenga la autoridad sobre todo, porque esta es la costumbre con respecto al obispo de Roma. … Constantino, el secretario, leyó de un libro que le pasó Aetius, al archidiácono; Canon Seis de los 318 santos Padres. “Que las costumbres antiguas prevalezcan, los de Egipto…”
Tomado de The Seven Ecumenical Councils of the Undivided Church, trans H. R. Percival, in Nicene and Post-Nicene Fathers, 2nd Series, ed. P. Schaff and H. Wace, (repr. Grand Rapids MI: Wm. B. Eerdmans, 1955), XIV, pp. 244-295.
La dirección de Internet donde se encuentra esto es:
http://www.fordham.edu/halsall/basis/chalcedon.html
El original inglés, el cual tuve que traducir dice así:
The most glorious judges said: Let each party quote the canons. Paschasinus, the most reverend bishop and representative, read: Canon Six of the 318 holy fathers, “The Roman Church hath always had the primacy. Let Egypt therefore so hold itself that the bishop of Alexandria have the authority over all, for this is also the custom as regards the bishop of Rome. … Constantine, the secretary, read from a, book handed him by Aetius, the archdeacon; Canon Six of the 318 holy Fathers. “Let the ancient customs prevail, those of Egypt,
Una pregunta obligada es: ¿y qué dice el canon 6 del concilio de Nicea tal como ha llegado hasta nosotros? Compare el lector las lecturas de los representantes del obispo de Roma, por un lado; yla del resto de los participantes del concilio de Clacedonia, por el otro; con el texto que hoy en día se considera el mejor que tenemos del concilio de Nicea y luego juzgue por sí mismo quién estaba usando mal las declaraciones de Nicea, los representantes de León I o el resto del Concilio.
Canon VI del Concilio de Nicea:
QUE las costumbres antiguas prevalezcan en Egipto, Libya y Pentápolis, que el obispo de Alejandría tenga jurisdicción en todas éstas, puesto que tal cosa es la costumbre también para el obispo de Roma. …
El original inglés del cual traduje dice así:
LET the ancient customs in Egypt, Libya and Pentapolis prevail, that the Bishop of Alexandria have jurisdiction in all these, since the like is customary for the Bishop of Rome also. …
http://www.fordham.edu/halsall/basis/nicea1.txt
Ante esta evidencia, es obvio que no basta argumentar diciendo que no tenemos los documentos originales. O, para citar nuevamente a José Miguel
José Miguel dijo:
“Si la línea en cuestión no fue parte del canon original, entonces esta pudo ser añadida como un honesto intento de hacer más claro el latín….”
Vista la evidencia histórica este argumento resulta verdaderamente pueril. Decir que se pudo tratar de “un honesto intento por aclarar el original”, diciendo que la sede romana siempre ha tenido la primacía cuando esta supuesta base para la autoridad universal de Roma no aparece en el original, es pedirnos demasiado. Suena un poco plausible si no se conocen las evidencias, pero una vez consideradas éstas, resulta nada convincente semejante argumento.
José Miguel dijo:
“Catalogar esto de buenas a primeras como “fraude” solamente refleja sus prejuicios anticatólicos”.
Que a José Miguel le parezca que esto sólo refleja prejuicios anticatólicos, es su muy personal perspectiva de las cosas. ¿Cómo explicará él el hecho de que católicos especialistas en este tema como Camelot y la obra de Ficeh y Martin lleguen a una conclusión que no le gusta a don José Miguel nada, serán ellos anticatólicos o simplemente eruditos que se toman la historia un poco más en serio que nuestro estimado apologista, quien más bien parece que tiende a jugar con los datos de la historia, forzándolos para hacer que cuadren con sus ideas preconcebidas?
José Miguel dijo:
“3) Tenemos que tomar en cuenta de que si hay diferencias entre las versiones griegas y latinas, esto no prueba que las versiones griegas eran las correctas, esto simplemente prueba que eran diferentes.”
¡Y vaya que eran diferentes! Una contiene una aseveración del primado universal desde siempre (o sea desde el tiempo de Pedro) y la otra no dice nada acerca de semejante aberración histórica. Esto es, en lenguaje coloquial, querer tapar el sol con un dedo. Pero, ¿por qué se habrá hecho esta adición a los cánones de Nicea y por qué se dio el fraude de León I que veremos en la próxima oportunidad? ¿No se les habrá ocurrido a nuestros amigos defensores del papado que si se recurrió a éstos y otros fraudes más posteriormente (hay otros casos históricos mucho más escandalosos que también pienso exponer en este foro) era precisamente porque no había pruebas que sustentaran un primado universal desde el principio de la iglesia? Espero que vayamos aclarando todas estas cosas poco a poco.
En mi próxima intervención pienso exponer el fraude que León I cometió personalmente, y después abordaré que fuerza probatoria tiene la carta de los obispos del Concilio de Clacedonia dirigida a León I para fundamentar el supuesto primado romano. Ya después volveré a los pasajes de la Biblia para entender el carácter de piedra fundamental de Pedro, y será todavía más tarde cuando vuelva a los padres de la iglesia. Y también han surgido otros datos más, como la condena de Honorio y el “Papa” que no se consideraba a sí mismo un Papa.
Que estén muy bien y hasta la próxima.
Lalo
José Miguel Arráiz
13/11/06, 20:39:02
Saludos a todos
Ya he leìdo la totalidad de la respuesta de Lalo, a la que prepararé una respuesta detallada próximamente. Me gustaría si le es posible a Lalo que terminara su exposición (ya que según pude leer dejó un punto pendiente) para así yo poder redactar una respuesta completa y no parcial a su exposición.
Les pido un poco de paciencia, ya que la refutación que estoy preparando quiero que quede bien, y eso requerirá algo de tiempo.
Dios les bendiga
Lalo
14/11/06, 10:51:31
Espero que todos los visitantes al foro se encuentren muy bien.
Voy a continuar con los muchos temas que he dejado pendientes en cuanto me sea posible. Estoy muy cargado de trabajo y me tomará tiempo hallar espacios en los que pueda sentarme a juntar mi material, redactarlo y demás cosas que necesito hacer. Creo que no hay prisa y por eso creo que vale la pena participar en un foro así, pues en la medida de mis posibilidades podré ir haciendo mis contribuciones y respuestas a los argumentos (que no a las personas). Creo que ninguno de nostros es dueño o juez del foro, así que todos tenemos libertad de ir contribuyendo cuando nustro tiempo así nos lo permita.
Por cierto, quiero agradecer a nuestros amigos católicos ya que me han despertado un deseo de recordar e investigar cada vez más acerca de estos temas tan interesantes, y sobre todo importantes. Espero llegar a publicar de alguna forma algo con relación a Pedro en el NT y el testimonio de los padres de la iglesia y los primeros siete concilios ecuménicos con relación al episcopado en general y el papado en particular. No me he puesto a investigar la apologética protestante que se publica en el Internet en español, pero si está tan deficiente como nos lo mencionan nuestros amigos, pues entonces me dará un enorme gusto contribuir con mi pequeño granito de arena para llenar este vacío.
Que estén todos muy bien y hasta otra oportunidad, si Dios quiere.
Lalo
Beatriz41
15/11/06, 01:32:05
Lalo me sorprenden muchas de tus afirmaciones en el sentido de que no quieres “ver” lo “evidente”. Es curiosa la forma como citas el Canon VI del Concilio de Nicea. Si no te has dado cuenta (algo que me parece increíble de comprender) en todas las citas del Canon VI se ve claramente que se antepone la costumbre del Obispo de Roma al Obispo de Alejandría. Si esto no es primacía sobre los demás Obispos ¿qué cosa es?
Canon VI del Concilio de Nicea:
QUE las costumbres antiguas prevalezcan en Egipto, Libya y Pentápolis, que el obispo de Alejandría tenga jurisdicción en todas éstas, puesto que tal cosa es la costumbre también para el obispo de Roma …
A ver, lo simplifico para el que no entienda esta frase: El Obispo de Alejandría puede tener jurisdicción “porque” esto es costumbre del Obispo de Roma. Si el Obispo de Roma no tuviera esta costumbre, el Obispo de Alejandría (ni ningún Obispo) NO podría ejercer su jurisdicción sobre su territorio.
Si dijera: El Obispo de Roma puede tener jurisdicción porque esto es costumbre del Obispo de Alejandría, je, los sueños de los anti-católicos de restarle autoridad al Papado se harían realidad, pero no es así.
Al comentario de José Miguel de “Si la línea en cuestión no fue parte del canon original, entonces esta pudo ser añadida como un honesto intento de hacer más claro el latín….” tu respondes “Vista la evidencia histórica este argumento resulta verdaderamente pueril”
¿pueril?
Bueno, es muy común en estos foros que se trate de restar importancia a un argumento católico con ofensas de este tipo. Muy común, pero no demuestran nada.
La autoridad universal de Roma no se basa en un Concilio o en un cánon, es toda una Historia la que lo avala. Yo también tengo poco tiempo para estos foros pero voy a publicar más adelante una buena explicación sobre esto, no mía por supuesto, de un erudito católico, ya que tanto te gusta citarlos.
La respuesta de Jose Miguel ha sido impecable:
José Miguel dijo:
La supuesta falsificación que menciona Grau estriba en el hecho de que el original griego en esta porción no era igual al original en latín (Cosa que nadie niega), sin embargo hay que tomar en cuenta que:
1) No sabemos como el texto en latín originalmente se leía
2) Cualquier estudiante de documentos patrísticos sabe que no es poco común que en estos textos hayan adiciones o substracciones de líneas a causa de documentar las diferencias entre las versiones griegas y latinas. Si la línea en cuestión no fue parte del canon original, entonces esta pudo ser añadida como un honesto intento de hacer más claro el latín. Catalogar esto de buenas a primeras como “fraude” solamente refleja sus prejuicios anticatólicos.
3) Tenemos que tomar en cuenta de que si hay diferencias entre las versiones griegas y latinas, esto no prueba que las versiones griegas eran las correctas, esto simplemente prueba que eran diferentes.
Ni Camelot, ni Ficeh, ni Martin podrían negar la respuesta de José Miguel. También hay eruditos que consideran que ambas versiones son diferentes. Ya te ha explicado José Miguel que todo estudiante de patrística sabe que no es poco común estas adiciones para marcar una diferencia entre ambas versiones (respuesta que tú has evadido). Los que no son estudiantes de documentos patrísticos, como Grau, no lo saben y por eso lanzan sus prejuicios anti-católicos de supuesto “fraude”.
Citas: “Es cierto que en el ejemplar romano el canon comenzaba por esta frase, extraña al texto original: La iglesia de Roma siempre ha tenido la primacía. Tuvieron la buena idea de no discutir sobre esta glosa. Por otra parte, la primacía de Roma estaba aquel día fuera de lugar y nadie pensó en protestar de la manera que fuese.
Agustín Fliche y Víctor Martin. Historia de la Iglesia Volumen IV, Valencia EDICEP, 1975, pág. 241”
Que Fliche y Martin mencionen que esa frase era “extraña” al texto original, no significa “fraude” como tú maliciosamente quieres dar a entender, sino que es distinta a la versión en griego, esto coincide con la respuesta que te dio José Miguel.
extraño, ña.
(Del lat. extranĕus).
1. adj. De nación, familia o profesión distinta de la que se nombra o sobrentiende, en contraposición a propio. U. t. c. s.
La versión que Roma usaba era en latín y por eso la usó León Magno. El latín fue, es y siempre será el idioma oficial de la Sede de Roma, por eso León Magno usó esa versión. Decir que León Magno cometió “fraude” al usar la versión en latín es puro prejuicio anti-católico, nada más. Y te puedo demostrar que esa frase no es la única “diferencia” que existe entre la versión en griego y en latín.
José Miguel dijo:
3) Tenemos que tomar en cuenta de que si hay diferencias entre las versiones griegas y latinas, esto no prueba que las versiones griegas eran las correctas, esto simplemente prueba que eran diferentes.
Tu dices: “¡Y vaya que eran diferentes!”
Si eran diferentes. Qué bueno que lo reconozcas, pero la diferencia no significa fraude, solo marca una diferencia.
Y por último quisiera aclarar algo que tú has escrito respecto a la siguiente cita de Studer:
“Por ejemplo de León I (440-461), El experto católico en patrística Basil Studer nos dice: “Es verdad que el contraste entre la teoría de pretensiones universales y la praxis lógicamente limitada por el marco político-eclesiástico de entonces se encuentra también en León”
Diccionario Patrístico y de la antigüedad cristiana, Vol II pág. 1675
Comentario de Lalo:
“Es decir, entre las pretensiones de ser Papa y la realidad de ejercer esa autoridad, hubo un buen trecho en muchos de los primeros aspirantes a Obispo Universal. Hubo muchos papas que se quedaron con las ganas de que sus sueños se hicieran realidad” .
Tu interpretación de Studer es errónea, por lo menos, la forma como lo has planteado es erróneo. Hay que conocer el contexto histórico, y leerlo por uno mismo y no leerlo a través de los ojos de Grau, para poder reconocer lo que Studer quiere decir: el Emperador se consideraba a sí mismo “el protector de la Iglesia”, muchos de ellos “interferían” en los asuntos de la Iglesia, por eso Studer dice “la praxis lógicamente limitada por el marco político-eclesiástico de entonces se encuentra también en León”. Esta limitación es provocada por los Emperadores. Fueron muchos años de “tensiones” entre Papas y Emperadores.
Bueno, le dejo el tema a nuestro querido José Miguel, que lo sabe hacer muy bien.
Que estés muy bien tú también
Beatriz
José Miguel Arráiz
15/11/06, 21:05:22
Saludos a todos hermanos,
Mis próximas aportaciones las dividiré en varias secciones, para así tratar individualmente cada uno de los temas que se ha tocado.
Parte I. Aclaraciones previas – Reclamo sobre la falacias utilizadas.
Lo que Lalo sigue haciendo no sé si de manera inconsciente al tratar de tejer una cortina de humo que tienda a influir a los lectores a pensar de manera negativa de nosotros, creando prejuicio.
La cortina la comienza a tejer cuando afirma que “ si he decidido continuar en este foro, no es para convencer a don José Miguel o a don Jerónimo, pues así como a los fariseos y sacerdotes del tiempo de Jesús no los convenció la resurrección, del mismo modo, como dice Swidler, los mejores argumentos por sí mismos no los convencerán de nada” . En esta sutil analogía hace el paralelo entre los fariseos que no creyeron en Cristo y nosotros, e intenta fijar en los lectores la idea de que “nosotros” (Don José Miguel y Don Jerónimo) somos como ellos, para luego poner en duda nuestra capacidad de análisis y objetividad.
La falacia realmente consiste el intentar dar la falsa impresión de que hay “historiadores católicos honestos” que opinan como él, y se apoya en las afirmaciones de Swidler, Brown, Kung, etc.
Esto no es más que una cortina de humo. El caso no es “Protestantes y historiadores católicos honestos” versus José Miguel y “espíritus fanáticos del Papado”, sino protestantes y unos cuantos de historiadores católicos liberales y progresistas versus la posición de la mayoría de historiadores católicos e incluso seculares.
Para darle una sopa de su propio chocolate basta mencionar que estos profesores católicos liberales, muchos de ellos influenciados por Brown quien desafortunadamente ha influido sobre profesores católicos en la década del 70 y 80, han llegado a cuestionar doctrinas fundamentales de la fe católica como el nacimiento virginal de Jesús y la historicidad de sus milagros. No hablemos de Swidler fundador de la Association for the Rights of Catholics in the Church (ARCC) la cual es miembro activo de “Somos Iglesia”. Quien conoce esta agrupación defensora de aberraciones como la homosexualidad sabe el daño que con su supuesta liberalidad e intenciones de reforma hace a la Iglesia. Para que vean que no invento, uno de los estatutos de esta organización es:
Estatuto #5. “Una Iglesia en la que la sexualidad se valorará de forma positiva, como una dimensión más del ser humano, abierta en sus posibilidades y expresiones, sean heterosexuales u homosexuales; y que reconozca la capacidad de decisión sobre la base de la conciencia personal.”
Así que si Lalo va a poner tanta atención a quien y no a lo que dice con afirmaciones como “¿a quién le hemos de hacer caso? ¿A José Miguel …o a estos historiadores católicos…”. Debería tener más cuidado. OJO: Yo no tengo problema en que los cite, puede hacerlo todo lo que quiera, pero debe poder explicar porqué está de acuerdo con ellos, no meramente decir que ellos se basan en la fuente de “fulanito” que a su vez se basó en la fuente original de “menganito”, pero ¿Qué es lo que dice realmente “menganito”? Tampoco lo dice.
Esta aclaración la hago porque es bueno que nuestro amigo sepa que cuando venga con afirmaciones del tipo “’¡¡Lo que me apliques a mi se lo tienes que aplicar a Studer!!!” sepa que si se lo aplico también a Studer, así que mejor ocúpese por probar porqué el argumento de fulanito o menganito es consistente.
Parte II. Entrando en el tema
II.1 ¿Swidler desmiente lo dicho por José Miguel?.
En este punto Lalo comete un error (no sé si afanado por encontrar algo en donde algún católico me contradijera) y afirma que Swidler me “desmiente” respecto a lo que afirmé en una de mis intervenciones. Por más escandalosas que sean las afirmaciones de Swidler, no es este el caso. Mi afirmación original fue: “Algunos Papas no han sido modelo de santidad. Podremos buscar en la historia y podremos encontrar a algún Papa fornicario, pero nunca uno enseñando dogmáticamente que está bien fornicar”
Sin embargo Lalo afirma dije: “que algún papa podrá haber sido adultero, pero debido al ministerio especial que le ha sido encomendado a los papas, ninguno jamás ha enseñado que se puede cometer fornicación. Swidler:
Lalo no solo ha cambiado mi expresión inicial sino que omite lo que yo resalte ahora en negrita donde especifiqué me refería a enseñanza dogmática. Luego prosigue citando a
Cita de Leonard Swidler STL, Ph/D:
…… por ejemplo, cuando el Papa del siglo octavo Gregorio II autorizó solemnemente la bigamia)68. Algunos ejemplos que fueron implacablemente peleados ocurrieron en el pasado reciente con relación a la libertad religiosa y de otras índoles. De hecho, las retracciones fueron definitivamente declaradas, apenas en 1965.68.
… Incluyeron varias preguntas con relación a la fe y enseñanza de la Santa Iglesia……puesto que ustedes buscan consejo en asuntos relacionados a la disciplina eclesiástica, nosotros declararemos con toda la autoridad de la tradición apostólica lo que ustedes deben retener…”
Este argumento tiene varias fallas. En primer lugar no puede afirmarse que se trate de una autorización “solemne” ya que es una carta personal, que dicho sea de paso, aclara que se refiere a “asuntos relacionados a disciplina eclesiástica” (no es una pronunciación dogmática). En segundo lugar, lo que dice el texto original es:
“Nam quod posuisti quod si mulier infirmitate correpta non voluerit viro debitum reddere, quid eius faciat uigalis: bonum esset, si sic permaneret et abstinentiae vacaret; sed quia hoc magnorum est, ille qui se non poterit continere, nubat magis”.
Que traducido sería:
“Y en cuanto a lo que expusiste de que si la mujer aquejada de enfermedad no quisiera acceder al marido en lo que es debido: es bueno que esté libre y que permanezca en abstinencia. Pero dado que esto es propio de los más excelsos, si no puede contenerse, es preferible que se case”
El texto es ambiguo, pues no está claro si la enfermedad es antecedente o consecuente al matrimonio. Si se trata de una mujer que desde el primer encuentro sexual se descubre incapaz de consumarlo, sería una disolución de matrimonio rato y no consumado, lo cual es posible aun hoy día.
Por lo que no parece se autorice la bigamia, sólo dice que el marido deberá seguir manteniéndola, lo cual es comprensible en aquella época, en que las mujeres no tenían otros recursos, pero nunca dice que deba seguir considerándola como esposa. Aquí parece que se está hablando de una cláusula de anulación, muchas de las cuales están vigentes hoy día. (Los protestantes en una gran variedad de denominaciones reconocen muchas razones válidas no solo para declarar nulo un matrimonio, sino para el divorcio y no verán a algún católico diciendo que aprueban la poligamia).
II.2 La violación de la libertad de conciencia
En este argumento Lalo cita a Swidler cuestionando la encíclica Mirari de San Gregorio XVI, la cual puede ser leída en su totalidad en esta página:
http://es.catholic.net/empresarioscatolicos/721/1057/articulo.php?id=17006#VII
A este respecto dice Lalo citando a Swidler en el capítulo 9 de su libro:
“Como lo hicimos notar antes, en 1832 el Papa Gregorio XVI promulgó la encíclica Mirari vos en la cual hizo algunas enérgicas declaraciones condenatorias. Para efectos de comparación será muy útil repetir algunas frases clave de ese documento:
(1) Ahora llegamos a… la fatal opinión difundida por todas partes por el engaño de hombres perversos, de que la salvación eterna del alma se puede ganar por la profesión de cualquier fe, siempre y cuando la moral de un hombre sea buena y decente”.
¿Y cuál es el problema con esto? ¿Quiere decir que Lalo se identifica con la postura contraria? ¿Quiere decir que la salvación eterna se puede ganar por la profesión de cualquier fe? Eso es relativismo…
Yo he escuchado protestantes rasgarse las vestiduras quejándose que la Iglesia mantiene inconmovible el dogma “Fuera de la Iglesia no hay salvación”; pero ¡Si ellos piensan casi lo mismo! Los protestantes no reconocen como nosotros que pueden salvarse aquellos que sin propia culpa no conocen a Cristo y a su Iglesia. La mayoría a la que he preguntado (que son muchos) creen que todos aquellos que no aceptaron a Cristo como salvador (judíos, musulmanes, hindues, etc) van al infierno.
Hay que ser objetivo. La encíclica no niega el contexto de que se puedan salvar quienes sin culpa no conocen a Cristo y a su Iglesia, sino que hace énfasis en el deber moral de todas las personas de profesar la religión verdadera.
Continúa luego Lalo citando a Swidler en sus comentarios a la encíclica:
“(2). Ahora de este manantial fétido del indiferentismo brota la errónea y absurda opinión, o más bien locura, de que la libertad de conciencia se debe afirmar y reivindicar para todos.
(3) A esto está unida la libertad de prensa, la más peligrosa libertad, una libertad execrable, que nunca puede inspirar el suficiente horror.
Aquí tenemos la libertad de culto, la libertad de conciencia y la libertad de prensa condenadas definitivamente y en términos inequívocos. ”
Yo recomendaría entender el contexto histórico para no caer en anacronismos. La encíclica sale al paso con los errores del liberalismo, en el cual muchas de sus características se oponen al sentido cristiano. Entre las características del liberalismo, están el individualismo que se ha infiltrado en el cristianismo protestante en lo que conocemos como el “libre examen” o “juicio privado” de la Biblia. En el liberalismo también se esconde un gran escepticismo respecto a la verdad, el valor absoluto deja de ser la verdad para pasar a ser la libertad. (De más está decir que bajo esta perspectiva de pensamiento la verdadera fuente de luz será la razón y no la fe).
Por eso el Papa León XIII en Libertas dijo:
Los factores del Liberalismo, que dan al Estado un poder despótico y sin límites y pregonan que hemos de vivir sin tener para nada en cuenta a Dios…(León XIII, Libertas, 19).
Su antecesor, el Papa Gregorio XVI era conocedor de los errores del liberalismo antes que León XIII y por eso escribió esa famosa frase, que debe ser analizada en su contexto. Anteriormente Santo Tomás de Aquino había dado unas pautas sobre la libertad religiosa bien entendida, quinientos años antes de la Encíclica Mirari Voz, y 700 años antes del Concilio Vaticano II, y nadie negaría que fuera uno de los teólogos más importantes de la Iglesia Católica.
“Debe decirse que hay ciertos infieles que jamás recibieron la fe, como los gentiles y judíos, y estos tales en manera alguna deben ser compelidos para que la crean, puesto que el creer es de la voluntad. Sin embargo, los fieles deben obligarles, si tienen facultad para ello, a que no impidan la fe, ya con las blasfemias, ya por malas persuasiones y manifiestas persecuciones. Por esto, los fieles de Cristo mueven guerra con frecuencia a los infieles, no para obligarlos a creer, puesto que si los venciesen y los tuviesen por prisioneros les dejarían en libertad de creer o no, sino para obligarlos a que no impidan la fe de Cristo.”(1) II-II, 10, 8c
Pero ahora permítanme devolver la pelota al otro bando y veamos como la libertad de conciencia mal entendida, convertida en el protestantismo en lo que se denomina “libre examen” o “juicio privado” ha traído consecuencias tan nefastas que los mismos reformadores no pudieron aplicarla en la práctica.
Explica James Akin (erudito protestante convertido a la fe católica)
“Desgraciadamente, lo que el Protestantismo ha hecho es exaltar y tratar como algo sagrado al rebelde y disidente juicio privado considerándolo como un dogma de fe, y las consecuencias de esto se han hecho manifiestas. ¡No funciona! La Enciclopedia Cristiana Mundial (Publicación de la Universidad de Oxford, 1983) estima que hay mas de 20,000 denominaciones en existencia, y la aplastante mayoría de ellas – todas excepto por un puñado de ellas – han sido creadas en los últimos 500 años y son denominaciones Protestantes. Ese es el fruto de la doctrina de juicio privado”.
Pero esto lo vieron los reformadores protestantes en su momento, James Akin continúa explicando:
”Típicamente, cuando estaban empezando y estaban en posiciones políticas precarias, ellos predicaban el libre ejercicio de juicio privado y su corolario, tolerancia del ejercicio público de juicio privado de otros. Sin embargo, una vez que sus propias posiciones estaban consolidadas y vieron el caos al que llevaba el ejercicio público de juicio privado, se retractaron de este principio y trataron de dominarlo.”
Luego cita al historiador Will Durant
“ En la Carta Abierta a la Nobleza Cristiana (1520) Lutero ordenó a ‘todo hombre como sacerdote,’ con el derecho a interpretar la Biblia de acuerdo a su juicio privado y luz individual; y añadió, ‘Debemos vencer a los herejes con libros, no con hogueras.’ … Ya en 1522 él estaba sobrepasando en “papismo” a los papas. ‘No admito’, él escribe, ‘que mi doctrina sea juzgada por nadie, ni siquiera ángeles. Aquel que no recibe mi doctrina no puede salvarse’”(Durant, La Historia de la Civilización, volume 6 [“La Reforma”], 420-2).
Así en 1529, Lutero escribió:
“Nadie debe ser obligado a profesar la fe, pero a nadie debe ser permitido herirla. Dejemos a nuestros oponentes dar sus objeciones y escuchar nuestras respuestas. Si de esta manera ellos se convierten, bien y bueno; si no, déjenlos que se muerdan la lengua y crean lo que quieran…. Para evitar problemas no deberíamos, si es posible, sufrir enseñanzas contrarias en el mismo estado. Aun no-creyentes deberían ser forzados a obedecer los Diez Mandamientos, asistir a la iglesia, y conformar exteriormente” (Carta de Agosto 26, 1529 a Jos. Metsch).
Durant escribe:
“Lutero ahora estaba de acuerdo con la Iglesia Católica que ‘Los Cristianos requieren certidumbre, dogmas definitivos, y una Palabra de Dios segura en la cual ellos pueden confiar para vivir y morir regidos por ella.’ Como la Iglesia en los primeros siglos de la Cristiandad, dividida y debilitada por la creciente multiplicidad de sectas feroces, se había sentido obligada a definir su credo y expulsar todos los disidentes, así ahora Lutero, descorazonado por la variedad de sectas conflictivas que habían brotado de la semilla de juicio privado, cambió su posición paso a paso de tolerancia a dogmatismo. “Todos los hombres ahora presumen criticar el Evangelio, se quejaba Lutero; ‘casi todo viejo decrépito o sofista alardoso tiene que, a la fuerza, ser un doctor en divinidad.’ Sintiéndose agredido por las mofas Católicas de que él había dejado suelto una incontrolable anarquía de credos y morales, él concluyó, con la Iglesia, que orden social requiere que exista un cierre a todo debate, alguna autoridad reconocida que sirva como ‘una ancla de fe’. … Sebastián Franck opinaba que había más libertad de expresión y creencia entre los Turcos que en los estados Luteranos, y Leo Jud, el Zwingliano, se unió a Carlstadt en llamar a Lutero otro Papa”(ibid., 423).
Lutero también escribía:
James Akin aclara que Lutero no era la excepción sino la regla.
“Otros reformistas igualaron o sobrepasaron a Lutero en persecución de herejía. Bucer de Strasbourg urgió a las autoridades civiles en estados Protestantes a extirpar todos los que profesaban una religión ‘falsa’; tales hombres, el decía, son peor que asesinos; hasta sus esposas e hijos y ganado debería ser destruido. El comparativamente apacible Melanchthon [seguidor de Lutero] aceptó presidir la inquisición secular que reprimió a los Anabautistas en Alemania con prisión y muerte. ‘¿Por qué deberíamos tenerle pena a esos hombres más de la que Dios les tiene?’ El preguntaba… El sugería que el rechazo de bautismo a los infantes, o de pecado original, o de la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, debía ser castigado con penas capitales. El insistió en la pena de muerte para un sectariano que afirmaba que paganos podrían ser salvados, o para otro que dudaba que creencia en Cristo como Redentor podría cambiar un pecador natural a un hombre justo. Aplaudió … la ejecución de Servetus en la hoguera. Pidió al estado que obligara a toda la gente a asistir regularmente a servicios religiosos Protestantes. Demandó que se supriman todos los libros que se oponían u obstruían enseñanzas Luteranas; así que los escritos de Zwingli y sus seguidores fueron formalmente puestos en el índice de libros prohibidos en Wittenberg” (ibid., 423-4).
En cuanto a los calvinistas nos dice:
“El nuevo clero… bajo Calvino se hizo más poderoso que cualquier otro sacerdocio que haya existido desde el antiguo Israel. La ley real de un estado Cristiano, decía Calvino, debe ser la Biblia; el clero es el interprete de esa ley; gobiernos civiles están sujetos a esa ley, y debe hacerse cumplir de la manera que es interpretada…”
“Nadie debía ser excusado de servicios religiosos Protestantes bajo el alegato de tener un credo religioso diferente o privado; Calvino era tan minucioso como cualquier Papa en rechazar individualismo de creencia; este gran legislador del Protestantismo completamente repudiaba el principio de juicio privado con el cual su nueva religión había empezado. El había visto la fragmentación de la Reforma en cientos de sectas, y pronosticaba mas; en Ginebra él estaba dispuesto a no tener ninguna. Allí un cuerpo de clérigos cultos formularon un credo autoritario; aquellos Ginebreses que no pudieran aceptarlo tendrían que buscar otro hábitat. Ausencia persistente a los servicios Protestantes, o rechazo continuo a tomar la Eucaristía, era una ofensa penada. Herejía nuevamente constituyó un insulto a Dios y una traición al estado y era penada con muerte… Entre 1542 y 1564, cincuenta y ocho personas fueron ejecutadas [en la ciudad de Ginebra] [incluyendo al famoso medico Michael Servetus, cuya ejecución en la hoguera fue ordenada por Calvino mismo], otras setenta y seis fueron desterradas, por violar el nuevo código. Aquí, como en todas partes, brujería era un crimen capital; en un año, bajo el consejo del Consistorio de Calvino, catorce supuestas brujas fueron mandadas a la hoguera bajo el cargo de que habían persuadido a Satanás para que afligiera a Ginebra con la peste” (ibid., 472-3)
Parte III.
III. Supuestos conflictos entre la historia y el código de derecho canónico
En este argumento, Lalo expresa: “…según su fantasía, toda la iglesia cristiana siempre se ha conducido reconociendo la autoridad suprema y primacía docente y jurisdiccional del obispo de Roma. Así por ejemplo, según el catolicismo Romano en sus pronunciamientos legales hay tres condiciones para que un concilio sea ecuménico”
[Y aquí vienen las referencias al código de derecho canónico]
“Lo interesante aquí es que podemos ver muy claramente la idealización del papado según el derecho canónico de Roma. Pues de esto deberíamos entender que si estas condiciones no se cumplen, entonces los primeros siete de los llamados concilios ecuménicos o generales no deberían tener validez, pues estos concilios fueron convocados, presididos y reconocidos sin la intervención directa de los supuestos papas.”
Y a continuación en su euforia nos llama “ignorantes de la historia”.
Lo cierto es que aquí no es este el caso, y todo su argumento se reduce a un anacronismo. Nuestro amigo todavía no se ha enterado que el código de derecho canónico que el mismo cita no es de carácter retroactivo.
Pero antes de continuar, dejemos un punto claro: El Magisterio jamás ha enseñado dogmáticamente que un Concilio Ecuménico debe cumplir esos tres requisitos. El concepto que el Magisterio hace de “Concilio Ecuménico” no tiene nada que ver con que sea convocado o no por el Papa:
“884 La potestad del Colegio de los Obispos sobre toda la Iglesia se ejerce de modo solemne en el Concilio Ecuménico “(CIC can 337, 1). “No existe concilio ecuménico si el sucesor de Pedro no lo ha aprobado o al menos aceptado como tal “(LG 22).” (Catecismo de la Iglesia Católica de 1992).
Y si nos fijamos, la Lumen gentium, en su numeral 22 dice:
“No existe concilio ecuménico si el sucesor de Pedro no lo ha aprobado o al menos aceptado como tal “, en ningún lado habla de que no existe un Concilio Ecuménico si no ha sido convocado por el papa.
El Magisterio de la Iglesia claramente dice que un Concilio Ecuménico es la suprema potestad del cuerpo de los obispos, unidos obviamente al papa. Pero en ningún documento dogmático se enseña que un Concilio Ecuménico deba ser necesariamente convocado por el papa.
Sin embargo, la convocación de un Concilio Ecuménico por el papa no es dogma de fe, y no existen documentos del Magisterio que nos indiquen que la validez de un Concilio Ecuménico depende, dogmáticamente, de la convocatoria del papa.
Fue hasta el Concilio Vaticano II que DISCIPLINARIAMENTE se puso esa disposición, no de forma retroactiva, si no en el porvenir. Significa que desde el Vaticano II se declara de forma disciplinaria que un Concilio Ecuménico debe ser convocado por el papa. Pero tal disciplina en nada toca los Concilio que no fueron convocados por el papa.
Otro detalle: al ser una disposición disciplinaria, no dogmática, significa que puede cambiar o modificarse, ya que no forma parte de la Doctrina de la Iglesia, solo de su disciplina.
El único precedente que hay a esto es la Bula “Pastro aeternus gregem” de León X, el cual tampoco tiene carácter retroactivo y el pronunciamiento ocurre en el mismo sentido. Ocurrió en un tiempo de muchos conflictos.
Así que no es como Lalo dice:
” Puede consultarse también, por ejemplo, los cánones 338 y 341 del Código de Derecho Canónico (Madrid: BAC, 1999, 16ª Ed. Pág. 197) de la iglesia católica donde se dice en otras palabras lo mismo ya que como se explicó antes, el Código de Derecho canónico es disciplinario, no dogmático. El canon entró en vigor desde su aprobación, lo que significa que no tiene valor ni doctrinal ni dogmático.”
Curioso que conociendo tan bien el CIC no mencione otro canon que se lo aclara:
Canon 9 “Las leyes son para los hechos futuros, no para los pasados, a no ser que en ellas se disponga algo expresamente para éstos”
Continúa Lalo diciendo:
“Lo interesante aquí es que podemos ver muy claramente la idealización del papado según el derecho canónico de Roma. Pues de esto deberíamos entender que si estas condiciones no se cumplen, entonces los primeros siete de los llamados concilios ecuménicos o generales no deberían tener validez, pues estos concilios fueron convocados, presididos y reconocidos sin la intervención directa de los supuestos papas.”
Así que lo que tenemos aquí es una manipulación de los hechos, donde el punto en cuestión no forma parte del Dogma Católico, y el canon citado puede ser modificado en el futuro. Además, todos sabemos y en ningún documento se dice que el canon es de orden retroactivo. El Canon se formuló en 1992, como disciplina, acorde al Concilio Vaticano II. .
Para entender lo absurdo de la afirmación, sería como decir que como ahora las leyes en Roma exigen el pago de impuestos por la adquisición de bienes inmobiliarios, los romanos en tiempos de Julio Cesar eran unos evasores fiscales por no haberlos pagado. Sugiero a Lalo antes de llamarnos ignorantes, estudie un poco.
Quedan pendientes varios argumentos, pero sostenidos con promesas de pruebas futuras. Expresiones como:
“…pues es un reflejo de la fuerza que tuvo una mentira para confirmar la autoridad espuria de León I, cosa que las iglesias orientales no se creyeron, como lo demostraré más tarde…
“En mi próxima intervención pienso exponer el fraude que León I cometió personalmente, y después abordaré que fuerza probatoria tiene la carta de los obispos del Concilio de Clacedonia dirigida a León I para fundamentar el supuesto primado romano.
Por lo que aunque con el poco tiempo que cuento pudiera dedicarme a tratarlos ahora, todavía son un conjunto de afirmaciones gratuitas, prefiero esperar a que exponga su evidencia y analizarla en su totalidad.
Saludos y Dios les bendiga
Lalo
15/11/06, 22:50:10
Acabo de leer rápidamente las respuestas que nuestros amigos católicos nos hicieron el favor de poner en esta parte del foro.
En cuanto a la persona que acaba de entrar al tema, es una dama y no recuerdo ahora su nombre. Le sugeriría que leyera con más cuidado lo que dije, ya que sus argumentos son demasiado endebles y reflejan poco entendimiento de lo que se dijo, tal vez los sentimientos religiosos heridos obnubilaron a esta persona.
Gracias a José Miguel por ilustrarnos sobre las páginas negras de la historia del protestantismo, desde que leí esa parte de la historia, siempre me he avergonzado que semejantes cosas (como la ejecución de los anabaptistas por parte de aquellos a quienes considero mis antecesores en lo doctrinal, los calvinistas o reformados) se hayan dado entre personas que estaban repudiando otra forma de autoritarismo para caer ellos mismos en esto. El estudio de la historia sirve, entre otras cosas, para aprender la humildad y no caer en la fantasía de que mi sector favorito del cristianismo es el mejor y por lo tanto casi impecable, moral y dogmáticamente. Esto no es cierto para ninguna denominación cristiana, incluida la gran secta, que es la iglesia católica romana.
En cuanto a la supuesta refutación acerca del contraste entre el derecho canónico y la realidad histórica, yo nunca me base en el carácter supuestamente dogmático o doctrinal del derecho canónico, simplemente establecí el contraste entre el deber ser de un derecho formulado después de que el papado ha logrado un cierto (y enfatizo lo de ‘cierto’, ya que nunca ha sido universalmente reconocido por todos los grandes sectores de la cristiandad) éxito en sus pretensiones y la realidad histórica. El anacronismo entonces va para el papado, no para mi supuesto argumento basado en la calidad dogmática del derecho canónico. La forma en que se condujeron las cosas en los únicos siete concilios que con cierta razón pueden ser llamados verdaderamente ecuménicos muestra que el papado no tuvo un papel preponderante en estas importantes reuniones que representaban a todo el cristianismo de su tiempo y debían ser creídos y obedecidos según las condiciones que prevalecían en ese tiempo en la iglesia. La preponderancia que esperaríamos del papa en aquellos siglos no se dio.
La razón de que no veamos al obispo de Roma en estos momentos clave ya es una prueba clara de que su supuesta primacía no era tal ni de facto ni legal y doctrinalmente sobre toda la cristiandad, sobre todo en los primeros siglos. El argumento en realidad quedó intocado ya que se supuso algo que yo no dije. Es más fácil concentrarse en argucias legaloides que hacer frente a la realidad histórica.
En cuanto a los calificativos, pido una disculpa si alguno de ellos llevaba dedicatoria específica con nombre y apellido, cuando no fue así créanme que conscientemente los expuse para que quien quisiera aplicárselos así lo hiciera.
En cuanto a la libertad de conciencia, sólo confirmo lo peligroso que es el hecho de que haya personas con mentalidad católica tradicionalista en puestos donde se pueda ejercer el poder político. Lo curioso es que deberían poner estos católicos más intención en su propio redil, ya que al estar todos nosotros ya a principios del siglo XXI, no sólo hay élite de intelectuales católicos que no se deja subyugar por los viejos dogmas del catolicismo más tradicional y autoritario, ahí están Swidler, Küng y muchos otros que no desean abandonar su iglesia (católica romana) porque piensan que ya es hora de que se deshagan de esa tradición autoritaria y no pierden la esperanza de que esto ocurra en el futuro. Pero además también están los millones de católicos que no se toman muy en serio la enseñanza moral de la iglesia en muchos ámbitos de su vida cotidiana, como por ejemplo la esfera de lo sexual. Ni que decir del triste espectáculo de las iglesias católicas (edificios de culto) en muchísimas ciudades de Europa donde los jóvenes brillan por su ausencia y estos edificios se tienen que cerrar o se les da un uso no religioso por la falta de feligreses. Me pregunto si hay estudios serios a nivel mundial del porcentaje de católicos que realmente se toman en serio la doctrina y moral de su iglesia. Por favor, si alguien me puede aclarar esto, pero mi percepción es que en realidad los católicos que se toman en serio la infalibilidad del papa y otros dogmas fantasiosos, además de la moral de su iglesia, son una minoria dentro de la inevitable pluralidad que también hay en el redil católico, dadas la presentes circunstancias históricas. La libertad de conciencia y el libre examen es una realidad dentro y fuera de la iglesia católica en muchas partes del mundo y no deja de ser vergonzoso (como lo es el pasado negro del protestantismo) que la Iglesia de Roma se haya opuesto tan vehementemente a la modernidad. Como le oí decir a Küng en una ocasión, si quiere uno saber cuáles son los mejores libros del pasado reciente, basta consultar el Index que Roma publicó de libros prohibidos. ¡Vergonzoso y repugnante! Lo hayan hecho católicos o protestantes.
Hasta la próxima y espero seguir con los temas que me propuse con datos documentados, en cuanto tenga tiempo.
Que estén todos muy bien,
Lalo
Beatriz41
16/11/06, 00:27:37
Comentarios de Lalo: “Acabo de leer rápidamente las respustas que nuestros amigos católicos nos hicieron el favor de poner en esta parte del foro. En cuanto a la persona que acaba de entrar al tema, es una dama y no recuerdo ahora su nombre. Le sugeriría que leyera con más cuidado lo que dije, ya que sus argumentos son demasiado endebles y reflejan poco entendimiento de lo que se dijo, tal vez los sentimientos religiosos heridos obnubilaron a esta persona”.
Si puedes refutar algo que he dicho, simplemente hazlo en lugar de tratar de intimidarme. Aunque soy nueva en este foro tengo experiencia en este tipo de debates. Siempre es lo mismo, tratar de descalificar en lugar de refutar.
Bendiciones
José Miguel Arráiz
16/11/06, 18:24:25
Saludos a todos
Me tomo este break, entre las respuestas que estoy preparando para hacer unas aclaraciones a los comentarios de Lalo.
Comentarios de Lalo: “En cuanto a la supuesta refutación acerca del contraste entre el derecho canónico y la realidad histórica, yo nunca me base en el carácter supuestamente dogmático o doctrinal del derecho canónico, simplemente establecí el contraste entre el deber ser de un derecho formulado después de que el papado ha logrado un cierto (y enfatizo lo de’cierto’, ya que nunca ha sido universalmente reconocido por todos los grandes sectores de la cristiandad) éxito en sus pretenciones y la realidad histórica” .
Ahora ya es tarde para disimular la metida de pata. Frases como “Pues de esto deberíamos entender que si estas condiciones no se cumplen, entonces los primeros siete de los llamados concilios ecuménicos o generales no deberían tener validez” ya están escritas. Nada menos que aplicando en derecho canónico de 1992 a los 7 primeros concilios ecuménicos ¡Una pequeñez! Ahora cualquiera revise en cualquier diccionario el significado de anacronismo para ver si esto no lo es.
Comentario de Lalo: “El anacronismo entonces va para el papado, no para mi supuesto argumento basado en la calidad dogmática del derecho canónico”
Sin embargo el argumento de Lalo no está basado en la calidad dogmática del derecho canónico, sino en su falsa impresión de que esas condiciones tendrían que haber sido cumplidas por los primeros concilios ecuménicos. Esto solamente hubiera tenido que ser así si fueran declaraciones dogmáticas no disciplinarias. Cosa que precisamente es un anacronismo, y se necesita más que una simple afirmación gratuita para remendar el paquete.
Me permito recordar que si alguien va a enseñarnos sobre derecho canónico, debe por lo menos comenzar desde el principio. Si hubiera leido solamente los primeros 10 canones en vez de curiosamente haber saltado al 338 y 341 hubiera notado el siguiente:
Canon 9 Las leyes son para los hechos futuros, no para los pasados, a no ser que en ellas se disponga algo expresamente para éstos
Saludos
José Miguel Arráiz
18/11/06, 14:22:05
Saludos
He decidido según mis posibilidades hacer un adelanto breve, para que mi próxima intervención luego de que Lalo termine la suya no resulte tan extensa.
El Papa que no se consideraba Papa
Comentario de Lalo:
Además de la cita del papa que no se consideraba Obispo Universal, Gregorio, y que fue usada violentando el contexto por parte del Concilio Vaticano I, valdrá mucho la pena que discutamos este caso también en este foro, en un futuro no muy lejano.”
Recomendaría a Lalo leer por el mismo las cartas de Gregorio Magno para dilucidar si realmente no se creía Papa, y pueda entender realmente el contexto de la cita que menciona.
Un extracto de las cartas de Gregorio Magno las puede encontrar aquí:
http://www.ewtn.com/library/PATRISTC/PII12-6.TXT
Y aquí completas:
http://www.newadvent.org/fathers/360201.htm
http://www.newadvent.org/fathers/360202.htm
http://www.newadvent.org/fathers/360203.htm
http://www.newadvent.org/fathers/360204.htm
http://www.newadvent.org/fathers/360205.htm
http://www.newadvent.org/fathers/360206.htm
http://www.newadvent.org/fathers/360207.htm
http://www.newadvent.org/fathers/360208.htm
http://www.newadvent.org/fathers/360209.htm
http://www.newadvent.org/fathers/360210.htm
http://www.newadvent.org/fathers/360211.htm
http://www.newadvent.org/fathers/360212.htm
http://www.newadvent.org/fathers/360213.htm
http://www.newadvent.org/fathers/360214.htm
Me permito ahora anexar brevemente algunos extractos que un amigo que conozco desde hace algunos años y quien está muy versado en el tema ha publicado:
“La Sede Apostólica, que es la cabeza de todas las iglesias…” (Ep. 13, 1)
“Los decretos de los concilios no tienen autoridad ni fuerza sin el consentimiento de la Sede Apostólica” (Ep. 9, 156)
“Es claro para todo el que conoce el Evangelio que el cuidado de toda La Iglesia se le ha dejado al bendito Pedro, jefe de los apóstoles… a él el cuidado y la primacía de de toda La Iglesia le ha sido entregado” (Ep. 5, 37)
“Como el sucesor de Pedro, por lo tanto, el jefe de los apóstoles, el papa clama a un derecho divino de primacía” (Ep. 3, 30)
“de donde, aunque habían muchos apóstoles sólo Pedro, príncipe de los apóstoles, creció en autoridad” (Ep. 7, 37)
“En cuanto a la iglesia de Constantinopla, ¿quien duda que está bajo la sujeción de la Sede Apostólica?” (Ep. 9, 26)
“Yo, aunque indigno, he sido puesto a cargo de La Iglesia” (Ep. 5, 4)
“Habiéndote confesado indigno de ser llamado obispo ahora pretendes ser llamado el único obispo… desobedeciste las admoniciones del Papa Pelagius…Mi hermano, ama la humildad y no trates de elevarte degradando a tus hermanos. Abandona este temerario nombre, esta palabra de locura y orgullo… pero luchas por quitarle el honor a todos cuando ilegalmente lo quieres usurpar para ti solo… Varias veces he reprobado tu pecado a través de mis representantes, ahora te me dirijo yo mismo…” (Gregorio I a Juan (the Faster) Patriarca de Constantinopla, Ep. 5)
(Menos mal que no se creía Papa)
Es tiempo aún de virar y evadir, no será extraño. Extraño sería reconocer a tiempo y corregir las afirmaciones imprudentes lanzadas a la ligera en base a textos fuera de contexto. Dejo la pregunta en el aire, ¿De verdad se va a persistir en afirmar que Gregorio Magno no se creía obispo Universal?
El caso del Papa Honorio
Comentario de Lalo:
“Otro gran mentís para las afirmaciones de don José Miguel. Me refiero a Honorio quien fue condenado por el Tercer Concilio de Constantinopla”.
El “mentis” que menciona Lalo sobre la condena del Papa Honorio realmente es tema muy trillado pero sigue siendo popular según veo, sobre todo porque Lalo lo ha leído de la boca de Swidler. No profundizaré mucho en esto, a menos que Lalo prefiera ahondar, me limito a compartir un estudio que tengo publicado en mi sitio Web hace un par de años sobre el tema, del erudito Karl Keating (tomado de su libro Catolicismo y fundamentalismo, del cual recomiendo el Libro, excelente aunque está en Ingles):
Infabilidad Papal, por Kart Keating
José Miguel Arráiz
18/11/06, 20:38:28
Saludos hermanos, mejor comparto mi respuesta de una vez, ya que después de todo, ya está lista.
La Primacía del Papa en el concilio de Calcedonia
Comentario de Lalo:
“Por cierto, la carta que José Miguel citó con palabras de este emperador son consecuencia de este fraude de León, pues él – el emperador – sí le creyó a León lo de obispo universal con base en una mentira intencionada por parte de León. De modo que la cita de la carta de Valentiniano III (el emperador) es más bien una prueba en contra del papado, pues es un reflejo de la fuerza que tuvo una mentira para confirmar la autoridad espuria de León I, cosa que las iglesias orientales no se creyeron, como lo demostraré más tarde. Recuérdese que el concilio de Calcedonia fue en el 451 y la carta donde el emperador acepta el primado de Roma (bajo engaño, repito) es del año 450. Así que hablamos de dos cosas distintas”.
Según entiendo dice Lalo que:
1) El Papa cometió fraude engañando al emperador Valentiniano III para que le reconociera su primacía sobre el resto de los obispos.
2) Las Iglesias orientales no creyeron en tal primacía.
Pido que ahora se considere la siguiente carta escrita en griego por el Concilio de Calcedonia al papa, donde reconocen su autoridad y se le asemeja a Cristo. La carta se llama “Eplesze jarad” fechada en noviembre del 451. Enfaticé la fecha por que la carta fue enviada al papa al finalizar el Concilio….después del susodicho canon 28.
Este es el texto:
“¿Que hay en efecto, más alto para la alegría de la fe?…Esta la ha dado desde lo alto para la salvación el mismo Salvador, diciendo: “Id y enseñad a todas las gentes”…Tú mismo la has conservado como una cadena de oro deslizada a nosotros por orden de quien la ha establecido, presentándote a todos como intérprete de la voz del beato Pedro, atrayendo sobre todos, la bienaventuranza de la Fe. De ahí, que también nosotros, teniéndote a ti por guía hacia el provecho de ese bien, mostramos la herencia de la verdad a los hijos de la Iglesia…habiendo hecho palpable en unánime concordia y unidad de sentimientos la profesión de la fe. Y estábamos en común canto coral, dándonos a la fruición de alimentos espirituales como en los banquetes reales, que Cristo, mediante su escrito (se refiere a la carta enviada por el papa al Concilio, conocida como “Tomus Leonis”, leído con pleno asentimiento en las sesiones segunda y cuarta) preparó a los invitados, y nos parecía ver al esposo celestial habitar entre nosotros. Porque si donde hay dos o tres reunidos en su nombre, allí dijo que estaba El en medio de ellos [Mt. 18, 20], ¿cuánta familiaridad no mostró con quinientos veinte sacerdotes que prefirieron la ciencia de su confesión a la patria y al trabajo? A ellos tú, como la cabeza a los miembros, los dirigías en aquellos que ocupaban tu puesto, mostrando tu benevolencia”
(La carta se encuentra en las actas oficiales del Concilio y la referencia bibliográfica es el Acta Conciliorum Oecomunicorum, 2/I/III. E. Schartz, ed. (Estrasburgo 1914) y en la de Berlín-Leipzig 1922)
Es importante notar que fue enviada por el Concilio en pleno y en esa recopilación de Documentos Conciliares aparece en griego. Esto lo confirma el Enchiridion fontium historiae ecclesiasticae antiquae, en su edición de 1940.
Otras fuentes que confirman que la carta la envió el Concilio en pleno son las siguiente:
– Patrologie Cursus completus. Series Latina. París
1844. Series Graeca. París 1857 (tomo I), 54, 952.
– Conciliorum Collectio regia maxima (Labbei et Cossartii) sive: Acta Conciliorum et Epistolae Decretales ac Constitutiones Summorum Pontificum, París 1715, 655 y siguientes.
– Mansi VI, 147.
– Conciliengeschichte, . Friburgo 1873, II, 545.
Para que se entienda que quiero decir con el concilio en pleno, anexo el siguiente comentario de la Enciclopedia Católica:
“No se conoce el número exacto de los Obispos presentes. En una carta a León I, el sínodo mismo habla de 520, aunque el Papa habla de 600, aunque una estimación habla de 630, incluyendo los representantes de los Obispos ausentes. Ningún Concilio previo podía ufanarse de tan gran número de Obispos reunidos, ya que apenas si igualaban y rara vez sobrepasaban ese número. El Concilio sin embargo, no fue representativo de los países de donde llegaron muchos Obispos. Aparte de los delegados papales, y de dos Obispos de África, prácticamente todos los Obispos pertenecían a la Iglesia Oriental”
La pregunta que tendríamos que hacernos, es por su puesto, si los obispos orientales “no se creyeron” eso de la primacía del obispo de Roma, ¿Qué hacían más de 600 obispos orientales enviándole dicha misiva? (recorcholis que sabían disimular muy bien).
Pero vallamos más allá y revisemos las actas del concilio (según Lalo el concilio dio igual primacía al obispo de Constantinopla a pesar del texto del canon).
“¡Esta es la fe de los Padres! ¡Esta es la fe de los apóstoles! ¡Debemos creerla! ¡Anatemas a quien no la cree! Pedro nos ha hablado por medio de León…Esta es la verdadera Fe”. (Actas del Concilio, Sesión 2)
“Por que el santísimo y bienaventurado León, arzobispo de la gran y antigua Roma, a través de nosotros, y a través del presente Sacrosanto Sínodo, junto con el tres veces bienaventurado y todo glorioso Pedro, el Apóstol que es la roca y fundación de la Iglesia Católica, y la fundación de la fe ortodoxa.. .” -(Actas del Concilio, Sesión 3)
Así que no solamente tenemos la epístola 98 ya citada por mí, sino lo anterior y algo mucho más revelador: El mismísimo patriarca de Constantinopla, Anatolio, escribió al papa León I disculpándose y explicando el canon 28:
“En cuanto a esas cosas que el Concilio Universal de Calcedonia ordenó recientemente a favor de la iglesia de Constantinopla, ,permita Su Santidad estar seguro que no había ninguna falta en mí,, quién desde mi juventud siempre he amado la paz y la quietud, manteniéndome en humildad. Fue el clero más reverendo de la Iglesia de Constantinopla quien estaba ávido de eso, y fueron ellos, apoyados igualmente por los sacerdotes de esos lugares quienes estuvieron de acuerdo con eso. Aun así la completa fuerza de confirmación de las actas estaba reservada para la autoridad de Su Beatitud,. Por consiguiente, permita Su Santidad saber con toda seguridad que yo no hice nada que llevar más allá la situación…” (Patriarca Anatolio de Constantinople al Papa León, Epístola 132)
¡Chanfle!, el mismo patriarca de Constantinopla parece que también “se lo creyó”. Y no solo eso, ¡sino que atestigua que la confirmación de las actas está reservada al obispo de Roma!
Sin embargo Lalo dice: “la carta que José Miguel citó con palabras de este emperador son consecuencia de este fraude de León, pues él – el emperador – sí le creyó a León lo de obispo universal”
¿El emperador solamente? ¿Será cierto lo dicho por Lalo, cuando escribió: “Y en cuanto a la confirmación de las decisiones dogmáticas de estos primeros siete concilios, nunca se necesitó la ratificación oficial de Roma para que fuesen reconocidos como válidos.” .? (Cada quien saque sus propias conclusiones)
Esto demuestra 2 cosas: Que efectivamente el mismo patriarca reconoce lo por mi dicho: No era Roma aspirando por la primacía, sino Constantinopla aspirando ocupar el segundo lugar DESPUES de ella, tal y como dice el Canon 28 explícitamente (e incluso el canon rechazado del concilio anterior de Constantinopla) y demuestra que los padres de Calcedonia si reconocieron la primacía del obispo de Roma unánimemente.
Es inconsistente y erróneo también decir como dice Lalo: “en el tiempo del Concilio de Calcedonia, Roma no reconocía la validez de este concilio”. ¡Falso!. Primero porque el Papa si reconoció el concilio, lo que rechazó fue el canon 28. Inclusive por los siguientes seis siglos la Iglesia Oriental hay evidencia del reconocimiento de solo de 27 cánones del Concilio de Calcedonia, y hay pruebas históricas de ello, pues todos los historiadores griegos antes del cisma, hablaron solo de 27 cánones: Teodoro el Lector (en el 551), Juan Eskolastikas (en el 550) y Dionisio el Exiguo (en el 550). Fueron los herejes Monofisitas quienes intentaron explotar la situación del canon 28, alegando que el papa León había rechazado la autoridad del Concilio. 1600 años después se intenta hacer lo mismo con ese canon…¿Coincidencia?
En este punto quiero recordar la pregunta que Lanzó al aire Lalo. “Ante esto, me pregunto, ¿a quien le hemos de hacer caso? ¿A José Miguel que por lo visto se basa en una especulación para deshacerse o minimizar una evidencia que le resulta demasiado incómoda, o a estos historiadores católicos que basan sus afirmaciones en las fuentes originales de la historia?” .
Más bien deberíamos preguntarnos:
A quien debemos hacer caso ¿A Lalo y sus argumentos vistos tras los ojos de Grau, o al concilio de Calcedonia en pleno ¡incluyendo al patriarca de Constantinopla! que reconocía la autoridad y primacía del obispo de Roma?
¿A quien debemos creer, a Roberto que coloca un panfleto sin absolutamente ninguna referencia ni fuente diciendo que el obispo de Constantinopla fue equiparado en todo al de Roma, o al mismo concilio en pleno y al mismo canon que confirma que en materias eclesiásticas su lugar es DESPUES del obispo de Roma?
Y no solo esto, sino que hay muchos documentos que sí declaran la Primacía Papal antes de León I. Mencionaré primero solo algunos, pero por su puesto, posteriormente a medida que avancemos mostraré más.
“Y si absolutamente, como decís, había alguna culpa contra ellos, había que haber celebrado el juicio conforme a la regla eclesiástica y no de esa manera. Se nos debió escribir a todos nosotros, a fin de que así por todos se hubiera determinado lo justo, puesto que eran obispos los que padecían, y padecían no iglesias cualesquiera, sino aquellas que los mismos Apóstoles por sí mismos gobernaron. ¿Y por qué no había que escribirnos precisamente sobre la Iglesia de Alejandría? ¿Es que ignoráis que ha sido costumbre escribirnos primero a nosotros y así determinar desde aquí lo justo? Así, pues, ciertamente, si alguna sospecha había contra el obispo de ahí, había que haberlo escrito a la Iglesia de aquí. “
Fuentes:
– Epistolae Romanorum Pontificum 385 B.
– Patrologie Cursus completus, 8.
“Osio obispo dijo: También esto, que un obispo no pase de su provincia a otra provincia donde hay obispos, a no ser que fuere invitado por sus hermanos, no sea que parezca que cerramos la puerta de la caridad. También ha de, proveerse otro punto: Si acaso en alguna provincia un obispo tuviera pleito contra otro obispo hermano suyo, que ninguno de ellos llame obispos de otra provincia. – Y si algún obispo hubiera sido juzgado en alguna causa y cree tener buena causa para que el juicio se renueve, si a vosotros place, honremos la memoria del santísimo Apóstol Pedro: por aquellos que examinaron la causa o por los obispos que moran en la provincia próxima, escríbase al obispo de Roma; y si él juzgare que ha de renovarse el juicio, renuévese y señale jueces. Mas si probare que la causa es tal que no debe refregarse lo que se ha hecho, lo que él decretare quedará confirmado.
¿Place esto a. todos? El Concilio respondió afirmativamente.
El obispo Gaudencio dijo: Si os place, a esta sentencia que habéis emitido, llena de santidad, hay que añadir: Cuando algún obispo hubiere sido depuesto por juicio de los obispos que moran en los lugares vecinos y proclamare que su negocio ha de tratarse en la ciudad de Roma, no se ordene en absoluto otro obispo en la misma cátedra después de la apelación de aquel cuya deposición está en entredicho, mientras la causa no hubiere sido determinada por el juicio del obispo de Roma.
El obispo Osio dijo: Plugo también que si un obispo hubiere sido acusado y le hubieren juzgado los obispos de su misma región reunidos y le hubieren depuesto de su dignidad y, al parecer, hubiere apelado y hubiere recurrido al beatísimo obispo de la Iglesia Romana, y éste le quisiere oír y juzgare justo que se renueve el examen; que se digne escribir a los obispos que están en la provincia limítrofe y cercana que ellos mismos lo investiguen todo diligentemente y definan conforme a la fe de la verdad. Y si el que ruega que su causa se oiga nuevamente y con sus ruegos moviere al obispo romano a que de su lado envíe un presbítero, estará en la potestad del obispo hacer lo que quiera o estime: y si decretare que deben ser enviados quienes juzguen presentes con los obispos, teniendo la autoridad de quien los envió, estará en su albedrío. Mas si creyere que. bastan los obispos para poner término a un asunto, haga lo que en su consejo sapientísimo juzgare.”
Fuentes:
– Eccl. occid. monumenta iuris antiquissima I, fasc. 2. pars 3. 492 ss
– Enchiridion fontium historiae ecclesiasticae antiquae, 550.
Carta de Siricio “ad decessorem”, a Himerio, obispo de Tarragona, de 10 de febrero de 385
“No negamos la conveniente respuesta a tu consulta, pues en consideración de nuestro deber no tenemos posibilidad de desatender ni callar, nosotros a quienes incumbe celo mayor que a todos por la religión cristiana. Llevamos los pesos de todos los que están cargados; o, más bien, en nosotros los lleva el bienaventurado Pedro Apóstol que, como confiamos, nos protege y defiende en todo como herederos de su administración”.
Fuentes:
– Epistolae Romanorum Pontificum 624.
– Regesta Pontificum Romanorum a condita Ecclesia ad a. p. Chr. n. 1198, 2ª ed., 255.
– Patrologie Cursus completus. Series Latina. 13, 1132 C
– Mansi III 655
– Conciliorum Collectio regia maxima (Labbei et Cossartii) sive: Acta Conciliorum et Epistolae Decretales ac Constitutiones Summorum Pontificum, 847 C.
“Al buscar las cosas de Dios… guardando los ejemplos de la antigua tradición… habéis fortalecido de modo verdadero… el vigor de vuestra religión, pues aprobasteis que debía el asunto remitirse a nuestro juicio, sabiendo qué es lo que se debe a la Sede Apostólica, como quiera que cuantos en este lugar estamos puestos, deseamos seguir al Apóstol de quien procede el episcopado mismo y toda la autoridad de este nombre. Siguiéndole a él, sabemos lo mismo condenar lo malo que aprobar lo laudable. Y, por lo menos, guardando por sacerdotal deber las instituciones de los Padres, no creéis deben ser conculcadas, pues ellos, no por humana, sino por divina sentencia decretaron que cualquier asunto que se tratara, aunque viniera de provincias separadas y remotas, no habían de considerarlo terminado hasta tanto llegara a noticia de esta Sede, a fin de que la decisión que fuere justa quedara confirmada con toda su autoridad y de aquí tomaran todas las Iglesias (como si las aguas todas vinieran de su fuente rimera, y por las diversas regiones del mundo entero manaran los puros arroyos de una fuente incorrupta) qué deben mandar, a quiénes deben lavar, y a quiénes, como manchados de cieno no limpiable, ha de evitar el agua digna de cuerpos puros.”
Fuentes:
– Epistolae Romanorum Pontificum 888 C
– Regesta Pontificum Romanorum a condita Ecclesia, 321.
– Patrologie Cursus completus, 20
– Mansi III 1071
“Aun cuando la tradición de los Padres ha concedido tan autorizada la Sede Apostólica que nadie se atrevió a discutir su juicio y sí lo observó siempre por medio de los cánones y reglas, y la disciplina eclesiástica que aun vige ha tributado en sus leyes al nombre de Pedro, del que ella misma también desciende, la reverencia que le debe;… así pues, siendo Pedro cabeza de tan grande autoridad y habiéndole confirmado la adhesión de todos los mayores que la han seguido, de modo que la Iglesia romana está confirmada tanto por leyes humanas como divinas – y no se os oculta que nosotros regimos su puesto y tenemos también la potestad de su nombre, sino que lo sabéis muy bien, hermanos carísimos, y como sacerdotes lo debéis saber –; no obstante, teniendo nosotros tanta autoridad que nadie puede apelar de nuestra sentencia, nada hemos hecho que no lo hayamos hecho espontáneamente llegar por nuestras cartas a vuestra noticia… no porque ignoráramos qué debía hacerse, o porque hiciéramos algo que yendo contra el bien de la Iglesia había de desagradar…”
Fuentes:
– Epistolae Romanorum Pontificum a S. Clemente I usque ad Innocentium III, 944.
– Regesta Pontificum Romanorum a condita Ecclesia, 342
– Patrologie Cursus completus 20, 676 A
– Mansi IV 366
– Annales Ecclesiastici de Caesaris Baronii, 418 n. 4
” Por disposición del Señor, es competencia del bienaventurado Apóstol Pedro la misión recibida de Aquél, de tener cuidado de la Iglesia Universal. Y en efecto, Pedro sabe, por testimonio del Evangelio (Mt. 16, 18), que la Iglesia ha sido fundada sobre él. Y jamás su honor puede sentirse libre de responsabilidades por ser cosa cierta que el gobierno de aquélla está pendiente de sus decisiones. Todo ello justifica que nuestra atención se extienda hasta estos lugares de Oriente, que, en virtud de la misión a Nos encomendada, se hallan en cierto modo ante nuestros ojos… Lejos esté de los sacerdotes del Señor incurrir en el reproche de ponerse en contradicción con la doctrina de nuestros mayores, por intentar una nueva usurpación, reconociendo tener de modo especial por competidor aquel en quien Cristo depositó la plenitud del sacerdocio, y contra quien nadie podrá levantarse, so pena de no poder habitar en el reino de los cielos. A ti, dijo, te daré las llaves del reino de los cielos [Mt. 16, 18] No entrará allí nadie sin la gracia de quien tiene las llaves. Tú eres Pedro, dijo, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia [M. 16, 18]. En consecuencia, quienquiera desee verse distinguido ante Dios con la dignidad sacerdotal – como a Dios se llega mediante la aceptación por
parte de Pedro, en quien, es cierto, como antes hemos recordado, fué fundada la Iglesia de Dios – debe ser manso y humilde de corazón [Mt. 11, 29], no sea que el discípulo contumaz empiece a sufrir la pena de aquel doctor cuya soberbia ha imitado… “
Fuentes:
– Epistolae Romanorum Pontificum a S. Clemente I usque ad Innocentium III, 1035.
– Patrologie Cursus completus, 776.
– Das apostolische Symbol, 363.
– Mansi VIII 754
Discurso de Felipe, Legado del Romano Pontífice, en la sesión III
“A nadie es dudoso, antes bien, por todos los siglos fue conocido que el santo y muy bienaventurado Pedro, príncipe y cabeza de los Apóstoles, columna de la fe y fundamento de la Iglesia Católica, recibió las llaves del reino de manos de nuestro Señor Jesucristo, salvador y redentor de género humano, y a él le ha sido dada potestad de atar y desatar los pecados; y él, en sus sucesores, vive y juzga hasta el presente y siempre”
Fuente:
– Enchiridion Symbolorum (Dezinger), 112.
La importancia de lo anterior es que no es cierto que el Primado del obispo de Roma fue por un fraude de León I, ya que lo anterior son testimonios reales e históricos que mucho antes que León I, el Obispo de Roma tenía la Primacía.
(Y no he querido citar las evidencias que ya he suministrado para no redundar, pero ¿Cómo olvidar a Clemente Romano pidiendo disculpas en su carta a lso corintios por no haber tomado cartas en el asunto con anterioridad en sus problemas disiplinares?, sin mencionar la colosal evidencia que nos dan Ignacio de Antioquia, Tertuliano, y por su puesto ¡San Ireneo! (entre otros)
Comentario de Lalo:
“Ninguno de estos primeros siete concilios generales de la antigüedad fue convocado por el obispo de Roma, pues fueron los emperadores en turno quienes lo hicieron. En cuanto a la presidencia de estos concilios, fueron otros obispos (no los romanos) quienes presidieron el Concilio de Nicea (325 d.C.), el de Éfeso (431 d.C.) y el segundo de Constantinopla (553 d.C.)…
Los delegados del obispo de Roma presidieron solamente el de Calcedonia (451 d.C.) (del cual seguiré tratando a continuación) y el III Constantinopla (680).”
Aquí es bueno recordar varios puntos porque la afirmación es demasiado escueta y poco precisa.
Respecto al concilio de Nicea
Ok, hablemos primero de Nicea, y aquí hago mío un comentario del erudito Mark Bonocore, que afirma en otras palabras que no hay que olvidar que los nombres de los legados del Obispo de Roma (Vito y Vicencio) aparecían de primero en la suscripción de obispos en la edición de las actas de Nicea (incluso en las Griegas ortodoxas), donde ellos siendo simples sacerdotes, son colocados inmediatamente luego del nombre de Ocio (Obispo de Córdoba quien presidió el concilio y favorito de Constantino), antes que los demás obispos incluyendo el patriarca de Alejandría y Antioquia, los dos primados del Este (Esto se puede verificar en 15. Mansi 2: 692, 697). Olvida mencionar que es probable que el Papa fuera también representado por el mismo Osio. La pregunta obligada es que si esto no es primacía ¿Entonces que es?
Nota: Aunque la más Antigua lista disponible de firmas de Nicea colocan de primero a Osio omitiendo cualquier indicación de que el presidiera como representante del Papa o incluso imperial (Mansi 2: 692, 697) el historiador Gelasio de Siracusa (obispo de Cesárea quien participó en Nicea y Constantinopla) afirma que Osio “mantenía el lugar de Silvestre de Roma, junto con los presbiteros Vito y Vicencio” (Migne, Patrologia Graeca, 85: 1229). La cita es de Gelasius’ work, Hist. Nic. Conc. II, V..
Comenta el erudito Brian W. Harrison que el Papa Dámaso, quien era un claro exponente de la conciencia del obispo de Roma sobre su autoridad universal (cosa que al parecer no sabe Justo Gonzales), afirmó junto con un sínodo de 93 obispos occidentales a menos de mitad de siglo luego de efectuado Nicea, que los padres de Nicea fueron dirigidos “desde la ciudad del mas bendito obispo de Roma” . Esta sentencia fue enviada a los obispos del Este, los cuales hubieran podido reclamar (en caso de no existir su primacía), sin embargo no hay expediente de ningún reclamo (Cf. Mansi 3: 459)
Otra evidencia adicional de que Osio era un representante del Papa de algún modo la da el erudito Luke Rivington, que menciona que si Osio hubiera presidido solamente en virtud del favor del emperador y sin autorización del obispo de Roma, es difícil imaginar que esto nunca hubiera en el futuro sido señalado con un precedente, sin embargo en Calcedonia Dioscuro de Alejandría fue encontrado culpable por presidir un concilio sin la autorización del Papa (Rivington, op. cit., p. 363) (El concilio al que aquí se refieren es al II Concilio de Éfeso o concilio latrocinio anulado por el Papa).
Nota: Un artículo de la Wikipedia narra el mismo suceso muy superficialmente: En Calcedonia el delegado de Roma dijo “Nosotros ordenamos desde Roma que Dioscuro no debería haber tomado dicho lugar en ese concilio. Si esto es violado él debería ser echado fuera” . Cuando los jueces preguntaron que hizo Dioscuro, el delegado de Roma respondió: “El se ha atrevido a conducir un concilio sin la autorización de la silla apostólica en Roma, lo cual nunca ha ocurrido y nunca debería haber ocurrido” (Mi propia traducción).
El artículo en cuestión es http://en.wikipedia.org/wiki/Dioscorus_of_Alexandria)
También hay información aquí: http://www.enciclopediacatolica.com/c/concilcalcedon.htm
Volviendo a Nicea, comenta también el erudito Brian W Harrison que el canon acuerda para Alexandría una autoridad jurisdiccional sobre Egipto, Libia y Pentápolis, y la razón dada para esto es que “esto es también acostumbrada al obispo de Roma” . (Stevenson, J. (ed.), A New Eusebius (NE) (London, SPCK, 1965), p. 360.). Aunque no hay claridad absoluta en sus implicaciones exactas, demuestran que de alguna manera la costumbre romana era considerada como normativa para el resto de las iglesias incluyendo el Este. Sobre todo porque el canon se refiere al modo normal de gobierno de la Iglesia en las zonas del patriarcado de Alejandría y Antioquia. Y si el derecho de Roma de actuar como arbitro en casos extraordinarios (como acusaciones de herejía) no estaba siendo disputada en este momento, no hay razón del porqué esto debería haber sido mencionado en este contexto.
Curiosamente Lalo ha citado el canon 6 de Nicea para apoyar sus suposiciones de fraude como evidencia a su favor, cuando más bien es evidencia en contra en cualquiera de sus versiones. Más adelante abordaré también este tema.
Para terminar añado un comentario interesante a manera de simple observación que hace Harrison y que se refiere a la intervención del Papa para la convocatoria del concilio (Nicea), y es que aunque la documentación original del concilio se ha perdido, Rufino (410 d.C aprox) reseña que Constantino tomó su decisión por solicitud del clero (Rufinus, Hist. Eccl. 1: 218: Migne, Patrologiae Cursus Completus, 21: 467), lo que es perfectamente factible. Y aunque no es posible asegurar a plenitud que el Papa haya sido consultado de alguna forma, es muy probable y casi seguro, que debido a la confianza de Constantino sobre Osio, y como hemos visto, la estrecha relación de Ocio con el Papa y su posible representación, el Papa estuviera implicado de antemano en su preparación.
Respecto al concilio de Efeso
Lalo menciona también que el concilio de Efeso no fue convocado por el Papa, pero ya hemos aclarado que no es requisito sino ahora según el código de derecho canónico, (me imagino que Lalo esperaba que los siguiera convocando hoy día el emperador). Comenta también que fue presidido por obispos no romanos.
Lo cierto es que es muy conveniente que este concilio no haya sido presidido por el obispo de Roma, para que podamos aplastar sus argumentos al analizar las actas del concilio, la cual reconocen la primacía indiscutible del obispo de Roma.
Recordemos primero un extracto del discurso de Felipe, legado del Papa en la sesión III que acabamos de citar arriba y que dice: “A nadie es dudoso, antes bien, por todos los siglos fue conocido que el santo y muy bienaventurado Pedro, príncipe y cabeza de los Apóstoles, columna de la fe y fundamento de la Iglesia Católica, recibió las llaves del reino de manos de nuestro Señor Jesucristo, salvador y redentor de género humano, y a él le ha sido dada potestad de atar y desatar los pecados; y él, en sus sucesores, vive y juzga hasta el presente y siempre” (¡Todo esto antes de León I, quien según Lalo fue el primer Papa en el sentido corriente del término!)
Para evidencias adicionales tempranas de la primacía petrina sugiero ver:
http://www.globalserve.net/~bumblebee/ecclesia/ecu.htm
y aquí:
http://www.newadvent.org/fathers/3810.htm
Sobre la veracidad de la afirmación de Lalo sobre el Papa Leon I de falsificar el canon 6 de Nicea
En este punto Lalo acusa al Papa León de falsificar el canon sin absolutamente ninguna prueba, simplemente mencionando que Grau cita a Thomas y Thomas a Mansi, pero sin decir que dice Mansi y que pruebas aporta Mansi. Necesitaríamos saber que dice exactamente para analizar las razones para pensar que hubo fraude (si es que realmente habla de fraude).
Luego de que yo le comentara que el hecho de que las versiones griega y latina fueran diferentes no implicaba ni probaba fraude (ya que es un hecho muy común ver diferencias entre textos latino y griego) el respondió: “Pero Thomas Camelot no es el único católico que afirma y reconoce que los delegados romanos estaban haciendo uso de un texto cambiado de manera significativa del concilio de Nicea. Veamos un famoso texto católico de historia de la iglesia”
Es cierto que en el ejemplar romano el canon comenzaba por esta frase, extraña al texto original: La iglesia de Roma siempre ha tenido la primacía. Tuvieron la buena idea de no discutir sobre esta glosa. Por otra parte, la primacía de Roma estaba aquel día fuera de lugar y nadie pensó en protestar de la manera que fuese.
Agustín Fliche y Víctor Martin. Historia de la Iglesia Volumen IV, Valencia EDICEP, 1975, pág. 241
Es digno de mencionarse el hecho de que el autor católico de la cita que acabo de dar también se basa en fuentes primarias para su declaración pues en una nota aclaratoria (la número 70) nos dice lo siguiente:
Sobre los documentos de esta glosa, cf. Maassen, Quellen zur Geschichte des Kirchenrechts [Fuentes para la historia del derecho eclesiástico], t. I, pp. 19-25.
Cita Fliche y Martin en apoyo a la postura que defiende, cuando ellos han dicho precisamente lo mismo que yo, que ha habido diferencia entre las versiones ¡Y no solo no mencionan fraude por ningún lado sino que lo comentan como un evento que no escandalizó a nadie sino como algo normal!. Por otra parte, la primacía de Roma estaba aquel día fuera de lugar y nadie pensó en protestar de la manera que fuese . Pero el transforma la acusación inicial por medio de una falacia de muñeco de paja, así primero habla de fraude y luego intenta probar que las versiones eran diferentes como si fuere lo mismo ¡Como si alguien hubiera negado lo segundo y esto significara lo primero!
Así que lo que tenemos es que deforma deliberadamente lo que dicen para apoyar su acusación, y asume que no nos vamos a percatar. (ingenuo, pero ya se lo hizo notar acertadamente Beatriz) y luego hace gala de su capacidad crítica por el simple hecho de que leyó que “Thomas cita frecuente a Mansi y eso le dio mucha confianza…”
EL historiador James F. Loughlin ha publicado una excelente refutación a las acusaciones de fraude sobre el canon 6 de Nicea y hace un análisis contundente de cómo se puede verificar en él la primacía del obispo de Roma.
http://www.mwt.net/~lnpalm/sixth.htm
(Lamentablemente está en Ingles, pero lo pongo a la disposición de quien quiera leerlo. Planeo en un futuro gestionar su traducción y publicarlo).
Con esto acabo por ahora, Dios les bendiga y saludos a todos.
Nota: Aquí nuevamente cuando las participaciones del forista Lalo cesaron, otros participantes continuaron el debate, desviandolo en ocasiones a puntos no coyunturales.
Lalo
12/12/06, 00:55:09
Un saludo a todos. Me alegra que haya más gente involucrada en el foro, pues significa que este tema es de interés para más de unos cuantos. Lamentablemente he estado demasiado ocupado para sentarme a redactar respuestas y reflexiones para muchos puntos que he ido dejando pendientes. Solo tengo un montón de notas electrónicas sueltas y fotocopias. De cualquier manera, no creo que haya demasiada prisa y en la medida de mis posibilidades espero ir respondiendo a cada uno de los puntos que han quedado sin respuesta. Estoy investigando poco a poco y esto me ha llevado a reunir material de diversas fuentes. Aun tengo pendiente visitar algunas bibliotecas, así que esto va para largo. Realmente creo que valdrá mucho la pena publicar algo con la metodología adecuada en el futuro, y este foro es una buena oportunidad para ir aclarando cuáles serán los puntos principales que deberán ser tratados si de una investigación seria sobre el papado se ha de tratar.
Encontré información sobre un par de libros en Internet. He estado buscando información para mi investigación sobre la historia del papado y entre las muchas sorpresas que me he encontrado quiero mencionar dos libros que creo valdrá mucho la pena discutir después, a la luz de los documentos originales de la antigüedad cristiana.
El primero es una historia del papado, escrito por un prestigioso profesor de historia del cristianismo de la Universidad de Cambridge, el católico irlandés Eamon Duffy, quien es miembro de Comisión Histórica Pontificia. Los datos del libro, para quien se interese en leerlo, son:
Saints and Sinners: A History of the Popes, Third Edition (Revised) Yale University Press
by Eamon Duffy.
Este libro tuvo el propósito de acompañar una serie de televisión de The History Channel sobre la historia del papado. Se hizo una traducción al español (y a otros 8 idiomas) pero no he podido encontrarla en ninguna de las grandes librerías de mi país. Supongo que tendré que conseguir la edición original en inglés. He estado revisando diversas citas y comentarios sobre este libro, y dista mucho de apoyar la visión ingenua del papado en los primeros siglos que se ha tratado de demostrar con mucho ahínco en esta parte del foro. Los datos del libro, en su traducción al español, son:
Santos y Pecadores. Una historia de los papas, Traducción de Andrés Linares. Acento Editorial/PPC, Madrid, 1998.
Antes de pasar al segundo libro quisiera reproducir una cita doble hecha por personas que son herederos del sector del cristianismo que nunca aceptó las pretensiones de primacía doctrinal y jurisdiccional del obispo de Roma: la iglesia griega ortodoxa. El documento hace una primera cita tomada de un historiador católico que no he mencionado, y la segunda del reconocido historiador irlandés que mencioné arriba. Ambas citas tienen todo que ver con uno de los muchos puntos que he tratado de discutir en esta parte del foro:
Citas dadas por un sitio web ortodoxo:
“los papas de los primeros cuatro siglos apenas ejercían una autoridad relativamente limitada más allá de Roma y del entorno cercano de Roma. … No fue sino hasta el pontificado de León el Grande (440-461) cuando se articuló por primera vez la alegación de jurisdicción papal universal (es decir, sobre la Iglesia entera, tanto del Este y como del Oeste) y se hizo un intento por ejercerla de una manera realmente contundente.”
Richard P. McBrien, Lives of the Popes , Harper San Francisco, 2000, p. 395.
Otro historiador del Papado añade:
“Ninguna controversia en los primeros mil años del Cristianismo había sido resuelta meramente por el recurso al Papa” Eamon Duffy, Saints and Sinners , Yale University Press, 2001, p. 299.
La referencia en el internet donde los giregos ortodoxos mencionan estas citas es:
http://www.mgrfoundation.org/infallibilityEsp.html
El segundo libro, que por lo visto es de aparición muy reciente, fue una agradable sorpresa para mí, ya que yo conocía al autor por otras obras suyas y me había impresionado favorablemente por su erudición y espíritu abierto. Me refiero al ex sacerdote católico, y todavía creyente católico Xavier Pikaza. Lo interesante de este caso es que este erudito tiene su propio Blog de Internet y puede ser contactado directamente. Algunas cosas interesantes que él dice y que pueden abrir el apetito para leer su libro y que además también tienen mucho que ver con lo que hemos tratado aquí son las siguientes:
Inicia un artículo que publicó en su propio Blog a finales de noviembre de este año, con motivo de la publicación de su más reciente libro y de la visita del actual Papa a Turquía, mencionando lo que supongo que es un programa de radio de España:
Xavier Pikaza escribió:
“Hoy, día de San Andrés, el Papa dialoga con el Patriarca de Constantinopla. Hay entre ellos un contencioso fraterno, que llevó a la división entre las iglesias. En ese contexto es bueno repensar la función del Papa, con respeto a la Biblia, con amor a la Iglesia, con realismo y esperanza. Ayer hablamos de ello en la ETB (Políticamente Incorrecto): Un historiador del Opus, un periodista Jesuita, un creyente musulmán y un servidor. Se planteó el tema de la función política y religioso del Papa y yo dije que ha de ser un hombre de fe, un hermano de Jesús; debe salir del Vaticano, renunciar a su función de Jefe de Estado, a sus poderes políticos pasados y presentes…
“Sólo así podrá conversar de corazón a corazón con el Mufti de Turquía y con su amigo el Patriarca de Constantinopla. Éste ha de ser su viaje más largo, un viaje de pura humanidad, de simple evangelio.”
Luego hace una pregunta, muy pertinente al punto que intenté señalar antes en este foro y que desafortunadamente aún no termino de exponer. Me refiero al contraste entre la enseñanza evangélica de ser servidor de los demás y no pretender el primer lugar de autoridad a la manera mundana lo cual contrasta con el deseo de poder y preeminencia de los discípulos y la puesta en práctica de ese deseo por parte de muchos de los Papas en la historia.
Xabier Pikaza pregunta:
¿Cómo se vincula el poder y protocolo del Papa, monarca y juez supremo, con la ausencia de poder y protocolo del Cristo nazareno?
Después, a modo de respuesta hace una serie de preguntas y planteamientos que quiero destacar, empezando por la pregunta acerca de los orígenes históricos del papado:
Xavier Pikaza escribió:
La cuestión histórica se complica si pensamos que, al comienzo de la iglesia, había estructuras y tendencias diferentes, de manera que resulta imposible hallar antes del siglo III-IV una figura como la del Papa. …
En esto concuerda con otros católicos eruditos como Raymond Brown, Basil Studer, entre otros (pues no es nada difícil encontrar cada vez más eruditos católicos que aceptan esto, ya los mostraré en mis próximas intervenciones). Y después hace eco, sin tomar postura clara, de la visión de muchos protestantes, como yo, como ya lo mencioné en mi última y brevísima intervención:
Xavier Pikaza escribió:
“Pero muchos piensan que aquella fue sólo una tarea personal, que Pedro realizó una vez por siempre, de manera que no necesitaba sucesores, pues las grandes decisiones o rupturas de la historia (nacimiento de la vida, hominización…) se dan sólo una vez y no tienen ya que repetirse” .
“Quizá no fue necesario que se mantuviera aquel tipo de tarea pero, pasados tres siglos, empezó a surgir en Roma un obispo, que se llamó sucesor de Pedro y portador de sus llaves, con la pretensión de ser roca de cimiento de la iglesia, como había sido Pedro, pero con poderes sacerdotales, jerárquicos y políticos que él nunca habría imaginado. Surgió el Papa, con más poderes externos que Pedro (¡y que el mismo Jesucristo, que nunca quiso hacerse jerarquía!) y su figura fue creciendo a medida que disminuía la función social y religiosa del imperio romano.”
Este último párrafo, nos deja ver lo que muchos católicos que son lo bastante rigurosos y honestos para reconocer lo mítico del origen del papado propiamente dicho en la persona y ministerio de Pedro y que, sin embargo, creen que esta institución fue de provecho para el cristianismo histórico, como es el caso de Raymond Brown. Es decir, aceptan que Pedro no fue el primer papa, al menos a la manera de los papas posteriores, pero que una vez desarrollado el papado, éste cumplió una función provechosa en la historia del cristianismo. Luego, Pikaza hace mención de voces críticas dentro y fuera del catolicismo hacia la institución papal por ser precisamente una institución autoritaria:
Xavier Pikaza escribió:
“Ciertamente, los católicos afirman que el Papa es el mejor representante del «Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda paternidad (patriá: familia) en los cielos y en la tierra» (Ef 3, 14-15); pero otros, incluso católicos, responden que el Dios Abba-Padre amoroso de Jesús no puede estar representado por un Papa patriarcal como el de Roma, que no apela al amor sino al derecho para imponerse”
El sitio de Internet de donde tome estas citas es el siguiente:
http://www.redescristianas.net/2006/12/01/un-papa-en-constantinopla-el-viaje-mas-largo-xavier-pikaza/
Los datos del libro de Xabier Pikaza son:
Historia y futuro de los papas. Una roca sobre el abismo (Trotta, Madrid 2006.)
Se puede ver más información sobre el libro en la página de Internet de la editorial:
http://www.trotta.es/Shop/TT_detalle.asp?idLibros=1020
La dirección del Blog de Xavier Pikaza donde menciona el artículo del que tomé las citas, y que por cierto decidió cambiarlo por una nueva versión que se puede leer ahí, es:
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2006/12/01/los_origenes_del_papa_el_viaje_mas_largo
Pues sólo quería dejar estos links para que quien quiera (y quien se atreva) los consulte, para que quede constancia de que la visión de los apologistas católicos es sólo una de las visiones (y en mi opinión no las más rigurosa y honesta con la historia) que hay dentro de la iglesia Católica Romana. Pues, gracias a Dios, a pesar del autoritarismo de esta gran institución que raya en el sectarismo, aún hay muchas voces bien informadas y críticas dentro de este sector de la cristiandad. He encontrado otras referencias y sabido de otros libros, las cuales me dejan ver que lo que dice el apologista evangélico protestante James White, tiene mucha razón:
James White escribió (traducido del inglés):
“La gran brecha que existe entre la erudición histórica católica romana y los apologistas católicos es una brecha realmente grande. Uno a menudo encuentra a los historiadores admitiendo lo que los apologistas no harán con respecto a las verdades de la historia que son tan a menudo totalmente contradictorias con las afirmaciones dogmáticas romanas que vinieron posteriormente. Esto es especialmente cierto con relación a desarrollos doctrinales modernos tales como los dogmas marianos y la infalibilidad papal” .
http://aomin.org/Sermo131.html
Así comienza un artículo en el que James White discute el uso de una cita de Agustín de Hipona, la cual supuestamente apoya la primacía doctrinal del obispo de Roma, cita que suele ponerse entre comillas (tal fue el caso en este foro) como si se tratase de una cita textual, cuando en realidad no es más que una tergiversación de las palabras originales de Agustín alterando la fraseología e ignorando por completo el contexto histórico en la cual fue dicha. Me refiero a la supuesta cita con la palabras:
“Roma locuta est; causa finita est” (Roma ha hablado, la causa está terminada)”
Pero no es mi intención discutir ahora al asunto de Agustín, ya que hay bastantes temas pendientes antes de llegar a este. Cosa que espero poder ir haciendo más tarde, poco a poco.
Que estén todos muy bien, y hasta la próxima de mi parte,
Lalo
Lalo
13/12/06, 14:45:42
Antes de pasar a responder los muchísimos puntos que tengo pendientes, quisiera compartir con todos los que leen esta parte del foro unas reflexiones y datos históricos para apoyarlas. No sé cuándo tenga listas las respuestas que debo, así que no quiero dar una fecha para no romper la promesa.
El fondo de este debate tiene que ver con la autoridad, y la fuente de ésta. ¿Quién tiene la autoridad final en la Iglesia de Jesucristo? La respuesta católica a esta pregunta es muy diferente a la respuesta evangélica. Por eso el tema de esta parte del foro es tan importante.
Quisiera hacer una pregunta a todos lo que leen este foro, pero especialmente a los católicos romanos que creo nos ayudará a entender mejor la naturaleza de aquello que nos divide a los que decimos seguir a Jesucristo (católicos y no católicos). Si un fiel católico llegara a revisar el tema del papado en los datos de la Biblia y la historia y, en buena conciencia, encuentra que la evidencia y lo que dice Roma no se pueden conciliar, ¿que se puede o debe hacer con tal persona? Por supuesto que nuestros amigos católicos tradicionalistas dirán: “Convencerla de su error.” Pero ¿y si esta persona permaneciera en su posición, no por rehusarse a revisar la evidencia, ni mucho menos por necedad? ¿Entonces qué se debe hacer? Es más, imaginemos que incluso da razones y argumentos que demuestran que está genuinamente convencida y que no es ignorante. ¿Qué debe hacer la iglesia católica con una persona así? ¿Qué es más importante, la evidencia directa y el juicio personal que alguien tiene, es decir su derecho y obligación de conocer y juzgar para decidir lo que debe creer o la autoridad dogmática de la iglesia católica romana?
Lo interesante es que no tenemos porqué conformarnos con la mera imaginación para saber qué es lo que ocurriría en un caso así. Esto ha ocurrido muchas veces en la historia. Tenemos un caso muy destacable tomado de la historia reciente. Durante el Concilio Vaticano I (1869-1870) se definió una fantasía más con relación al papado: su infalibilidad. Este dogma no fue aceptado sino después de mucho debate. Lo interesante es que entre los opositores a esta novedad estaban obispos y cardenales que estaban empapados en la historia y por eso no podían aceptar semejante falsedad. Al final, la inmensa mayoría de esta oposición tuvo que ceder, algunos de buena gana pero otros no. Hubo sólo uno que se mantuvo firme en su rechazo al nuevo dogma, Johann J. Ignaz von Döllinger, un indiscutible erudito y prestigiado historiador de la iglesia.
El dogma de la infalibilidad papal se había decretado por votación el 18 de julio de 1870. Para octubre de ese año, ya de vuelta en Alemania el Arzobispo Scherr quien era el superior de Döllinger y también había participado en el concilio, le pidió sumisión al destacado historiador. En una alocución pública en la universidad de Munich explicó el Arzobispo la razón de su propio sometimiento al Vaticano con estas palabras:
Declaración del arzobispo Scherr:
Durante las deliberaciones di expresión a mis opiniones personales con toda la fuerza de una convicción a la que yo había llegado después de maduras reflexiones; pero al mismo tiempo, no intenté nunca retener esta opinión mía si la decisión acabara siendo contraria. Así que, habiendo cumplido fielmente mi primer deber, no dudé ni un instante en someterme incondicionalmente a las resoluciones finales que considero legales.
De los Documentos del Arzobispado de Munich-Freisen concernientes al Concilio Vaticano, Ratisbona, 1871.
Como bien dice José Grau (de quien tomé toda esta información con relación al caso de Döllinger), aquí vemos como el Arzobispo intenta persuadir con el ejemplo al “someter el propio entendimiento a la voluntad papal, como el sacrificio más grato a Dios, según la doctrina de los jesuitas.” La respuesta de Döllinger a la orden de sumisión fue esta:
Respuesta de Döllinger al arzobispo Scherr:
Su Gracia me ha invitado por carta a que haga un (sic) declaración respecto a mi posición frente a las resoluciones romanas del 18 de julio de 1870. Por el círculo de vuestro Capítulo Catedralicio, sé que pensáis proceder contra mí con las penas y castigos que se emplean generalmente en contra de los sacerdotes que incurren en falta grave… Esto ocurrirá si, en el tiempo señalado no declaro mi sumisión a los dos nuevos artículos de fe, es decir: a la omnipotencia y a la infalibilidad del papa.
Se enumeran los argumentos contra la infalibilidad: 1) Los Padres no están de acuerdo con los decretos vaticanos, ni con el uso forzado que se ha hecho de los textos, Primero: los nuevos artículos de fe descansan sobre pasajes tales como Mateo 16:18 y Juan 21:17 por lo que respecta a la infalibilidad y también Lucas 22:32… Los Padres de la Iglesia, todos sin excepción, expusieron dichos pasajes en un sentido completamente diferente al que da el nuevo decreto. 2) El segundo argumento afirma que existe un completo malentendido de la Tradición eclesiástica. La triple afirmación de que la nueva doctrina “siempre la sostuvo la Santa Sede” y es “comprobada por el uso perpetuo de la iglesia” y la “declaración de los concilios ecuménicos”, como dice el texto vaticano, descansa, “como estoy dispuesto a probar –asevera Döllinger- en un completo malentendido de la tradición eclesiástica en los primeros mil años de la iglesia, en una distorsión de su Historia y contradice además los hechos y las evidencias más claras.” 3) “El clero ha sido desviado mediante libros de doctrina en los cuales las principales citas son, en su mayor parte, fábulas, leyendas o falsificaciones.” 4) El concilio vaticano contradice el testimonio de otros concilios ecuménicos. 5) “Ruego a su Gracia – escribía Döllinger al arzobispo- , que forme una comisión de miembros de su Capítulo Catedralicio, ante la cual pueda yo defender mi causa… Si soy convencido por las evidencias, yo prometo que haré una pública renuncia de mis errores y me retractaré de cuanto haya escrito sobre el tema… Porque no se trata aquí de algo que atañe solamente a mi persona. Miles de clérigos, y cientos de miles de seglares, piensan como yo, y consideran los nuevos artículos como algo inadmisible. Hasta el día de hoy, ni uno solo de los que han enviado una declaración de sumisión, me ha dicho que esté claramente convencido de la verdad de las proposiciones vaticanas.” 6) Puedo probar a su Gracia (el arzobispo Scherr), que su carta tiene una larga lista de evidencias malentendidas, mutiladas, o inventadas, las cuales junto con la omisión de otros importantes hechos y testimonios en contra, forman un cuadro que no se parece en nada a la verdadera tradición.” 7) Y “toda vez que se trata de pruebas históricas, me someto de buen grado al juicio de los más eminentes historiadores alemanes católicos. Que hombres como Ficker, Reumont, Hoefler, Arneth, Kampschulte, Cornelius, Lorenz, Wegele, Ausbach, emitan su juicio y digan si mi razonar es crítica e históricamente correcto o no.” 8) Además, un examen del tema, “si fuera llevado con imparcialidad y amplitud, nos llevaría muy lejos: nos demostraría que el resultado de la teoría de la infalibilidad papal ha sido consecuencia de una larga serie de ficciones encadenadas y teniendo el mismo propósito. Estas ficciones, han sido después propagadas y confirmadas por la violencia, por la supresión de la antigua doctrina y por muchos otros medios que se hallan a disposición del papa. Así que todas vuestras peticiones son en vano…”. 9) Como cristiano, como teólogo, como historiador, y como ciudadano, no puedo aceptar esta doctrina”
La Iglesia romana no accedió, como era de suponer, a la demanda de Döllinger de tener un debate sobre la cuestión. Por el contrario, le fue negada tal oportunidad y fue excomulgado, el 17 de abril de 1871.
Declarations and Letters on the Vatican Decrees, 1869-1887, by Ignaz von Döllinger: Authorized Translation, T. & Clark, Edinburgh, 1891, pp. 80-116.
Toda esta información sobre el caso Döllinger la da José Grau en Catolicismo Romano, Tomo 2, Barcelona: Ediciones Evangélicas Europeas, 1965, 1990. pp. 821-823.
Para aquellos que lean inglés les recomiendo el artículo sobre Döllinger en la Wikipedia:
http://en.wikipedia.org/wiki/D%C3%B6llinger
No puede uno evitar relacionar este episodio de la historia, con uno muy similar, en el que tal vez fue el momento más crítico de la reforma protestante del siglo XVI. A Martín Lutero se le había exigido delante de las autoridades eclesiásticas y del mismísimo emperador Carlos V, que se retractara de sus “herejías”. La respuesta de Lutero no fue inmediata, pidió un día para considerar cuidadosamente qué debía decir ante una situación tan grave, a continuación, las palabras que suelen atribuirse a Lutero como parte de su respuesta:
Declaración de Lutero en la Dieta de Worms:
Mi conciencia es cautiva de la Palabra de Dios. Si no se me demuestra por las Escrituras y por razones claras (no acepto la autoridad de papas y concilios, pues se contradicen), no puedo ni quiero retractar nada, porque ir contra la conciencia es tan peligroso como errado. Que Dios me ayude. Amén
Como bien comenta el teólogo evangélico Juan Stam, al aludir a estas palabras de Lutero, “Ninguna autoridad humana puede imponerse sobre la conciencia del creyente, si no puede fundamentarse en las escrituras.”
Así que no sólo nos divide dónde entendemos que está la fuente de la autoridad para la iglesia, sino también la manera en la que personalmente nos hemos de relacionar con esa autoridad. Para un católico romano tradicionalista, si la situación llega a ser así de extrema, la opción debe ser claramente en favor de la autoridad del magisterio de la iglesia aunque mi propia conciencia informada por la evidencia bíblica e histórica me diga lo contrario. Para ponerlo en palabras muy sencillas, si Roma dice que algo es negro y yo personalmente lo verifico y lo veo blanco, yo debo afirmar y creer que es negro porque la iglesia es superior a mí y ella tiene la autoridad de Dios.
Por eso es que me atreví a llamar “secta” a la religión católica. Aunque tal vez deba aquí hacer una aclaración y pedir ayuda a quien pueda aclararme aun más este asunto. Al menos creo que es apropiado llamar sectaria a la actitud de los católicos más tradicionalistas, pues ellos claramente quisieran que las cosas funcionaran como en la época medieval y aun como en la época de Ignaz von Döllinger. Tengo razones para pensar que la Iglesia Católica de hoy, forzada por las circunstancias históricas y también por la buena voluntad de parte de algunos sectores progresistas que han tenido fuerte influencia dentro de ella, ya no es como hace un siglo. Así, por ejemplo, a estas alturas de la historia no se han atrevido a excomulgar a teólogos críticos del dogma tradicional como Hans Küng. Sé que él tiene prohibido enseñar como maestro oficial de la teología de esta iglesia, lo cual ya deja ver un rasgo de autoritarismo, pero no se ha llegado a los extremos del pasado. Gracias a Dios, el libre examen es una realidad hoy en día también en la iglesia católica romana.
Si el catolicismo de hoy regresara a su pasado autoritario, en vez de que se refunde el papado, abandonando este autoritarismo (como tal vez con mucha ingenuidad propone el profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, Xavier Pikaza), entonces al hecho de que se ha desviado en muchos puntos del cristianismo original se le agregaría este otro importante factor: la iglesia romana compartiría sin lugar a dudas con todas aquellas asociaciones religiosas sectarias (y no es difícil que haya agrupaciones protestantes o evangélicas que desarrollen esto también) el autoritarismo institucional que pretende confundir la autoridad de Dios mismo con la autoridad de los líderes religiosos de esa institución. Me refiero a ese afán autoritario en el que se confunde a la feligresía haciéndole creer que el desobedecer a sus líderes es equivalente a desobedecer a Dios. Por eso creo que, por ejemplo, los Testigos de Jehová son una secta en este sentido teológico del término, pues se les inculca tal temor y respeto por las enseñanzas de su llamado “cuerpo gobernante” que se desalienta y si es necesario se suprime cualquier inicio de pensamiento independiente, no de la Biblia, sino de la enseñanza bíblica tal como la entienden los que escriben los libritos y revistas que esta agrupación religiosa sigue con tanto respeto y confianza.
Personalmente he hallado que este rasgo sectario es más pronunciado en las agrupaciones menores (como los testigos de Jehová), pues hoy en día, aun los sectores más tradicionalistas de Roma no pueden darse el lujo de llegar a estos extremos, porque no es conveniente ni tampoco posible dado el inmenso número de feligreses católicos. En el caso de los testigos de Jehová, si uno les hace esta pregunta: ¿Haz encontrado tú en lo personal una enseñanza en la literatura de la sociedad Watchtower que te conste que no concuerda con lo que se enseña en la Biblia misma? La respuesta que he encontrado hasta ahora ha sido invariablemente: ¡No! A veces hasta he notado cierta consternación en algunos de ellos por la posibilidad de pensar algo así. En el caso de nuestros amigos católicos, no suele ser tan extremo y eficaz el control que el Magisterio tiene sobre sus fieles, pues, por ejemplo, hay un mayor margen de libertad por lo que ellos llaman cualificaciones dogmáticas (no todo lo que enseña la iglesia tiene el mismo grado de obligatoriedad sobre la conciencia del individuo), pero llegado el caso, según la visión de los católicos más tradicionalistas y como sucedía en el catolicismo de antaño tal como lo vimos arriba, la decisión debe ser clara. La conciencia personal, dado el caso, debería ser sacrificada en aras de la unidad doctrinal y del reconocimiento de la autoridad de la iglesia.
En contraste con esto quisiera reproducir algunos fragmentos de un artículo que recomiendo sea leído en su totalidad, del teólogo de origen estadunidense pero naturalizado costarricense, Juan Stam:
Juan Stam escribió:
Estudiosos de la Reforma han llamado esto [la Sola Scriptura] “el principio protestante”: sólo Dios mismo es absoluto, sólo su Palabra divina puede ostentar autoridad final. Cualquier otro absoluto no es Dios, sino un ídolo. Por lo mismo, sólo las Escrituras, fiel y cuidadosamente interpretadas en la comunidad creyente, pueden fundamentar artículos de fe. Ni el papa ni los concilios, ni las tradiciones ni los pastores ni los profesores de teología, pueden imponer sus criterios con autoridad obligatoria.
En ningún momento todas estas libertades deben significar libertinaje, ni en doctrina ni en conducta; eso sería el extremo opuesto del legalismo. Como lo ha expresado el teólogo francés Claude Geffre, necesitamos dogma (doctrina) pero sin dogmatismo, tradición pero sin tradicionalismo, y autoridad sin autoritarismo (La iglesia ante el riesgo de la interpretación, 1983, p.69) y, podemos agregar, instituciones sin institucionalismo.
El artículo completo se puede leer aquí:
http://www.cenpromex.org.mx/revista_ftl/num_1/textos/juan_stam.htm
Que Dios da autoridad a instituciones para que lo representen y sin embargo esto no garantiza que estas instituciones siempre ejerzan la autoridad de Dios, debería quedar muy claro por lo que pasó en los días de Jesús con la institución que tuvo sus orígenes en Aarón el hermano de Moisés. Si ha habido un sacerdocio que haya tenido credenciales de aprobación e institución divina en la historia, ese fue el sacerdocio aarónico, algo que no puede reclamar Roma para su sacerdocio, aunque lo hagan lanzando maldiciones solemnes a quienes crean lo contrario.
Sin embargo, es muy interesante notar que cuando llegó la plenitud de los tiempos y Dios envía a su Hijo al pueblo que había recibido el sacerdocio y la ley, fue este establishment religioso, con profundas raíces en la revelación de Dios y en un linaje hereditario del sacerdocio, el que no sólo rechazó a Jesús, sino que además participó activamente en su sentencia y ejecución. Esta es la tragedia de todas las instituciones religiosas que, incluso si en principio tienen legitimidad delante de Dios, pueden también llegar a idolatrarse a sí mismas en vez de reconocer su subordinación a Dios. Es también el caso triste de las personas que están tan enamoradas de su religión que no pueden ver claramente al Dios al cual esa religión supuestamente debería acercarlos.
Así que, es de lo más interesante notar que Lutero y Döllinger no fueron los únicos que vieron amenazada su libertad de seguir a Dios según a ellos les constaba. En el Nuevo Testamento mismo tenemos el caso de los apóstoles de Jesucristo, quienes se vieron confrontados por una autoridad religiosa que sí tenía claramente un origen divino. La orden que recibieron fue clara: No enseñen más en ese nombre (el de Jesucristo), la respuesta de ellos, anticipando la que muchos otros darían ante autoridades supuestamente cristianas (tanto católicas como protestantes y de otras clases) fue:
Pero Pedro y Juan replicaron: —¿Es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en vez de obedecerlo a él? ¡Júzguenlo ustedes mismos! Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído. Hechos 4:19-20
Esta es una pregunta que debe hacerse a toda autoridad religiosa que pretenda ponerse en igualdad o por encima de la autoridad de Dios. Sólo esto puede garantizar la libertad de un verdadero creyente ante las pretensiones del autoritarismo político y religioso.
Pero además recordemos que en este mismo libro de Hechos se alaba a las personas que recibieron la predicación del apóstol Pablo con espíritu crítico, eran judíos y querían verificar que se les estuviese enseñando conforma a la revelación que ya habían recibido, lo que nosotros llamaos el Antiguo Testamento:
Tan pronto como se hizo de noche, los hermanos enviaron a Pablo y a Silas a Berea, quienes al llegar se dirigieron a la sinagoga de los judíos. Éstos eran de sentimientos más nobles que los de Tesalónica, de modo que recibieron el mensaje con toda avidez y todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que se les anunciaba.
Hechos 17:10-11.
Por último, quisiera mostrar cómo es que el apóstol Pablo fomentaba este sentido crítico responsable en las iglesias que él fundaba. Primero está el caso de la iglesia en Tesalónica, al final de la epístola que les dirigió, les da una serie de instrucciones que están concatenadas, si uno lee el contexto parece que se está refiriendo a lo que ocurría en las reuniones de cúlto que tenían estos primeros creyentes. Cuando alguien tenía profecía en estas reuniones, era muy tentador ignorarlos, despreciarlos o incluso reprimirlos, tal vez porque ya había habido casos de “profetas” que no enseñaban conforme a la revelación divina. He aquí las palabras de Pablo a este respecto:
Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. No apaguen el Espíritu, no desprecien las profecías, sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno, eviten toda clase de mal.
1 Tesalonicenses 5:16-22.
Aquí Pablo está claramente exhortando a los creyentes comunes y corrientes de una congregación a usar su sentido crítico, aun cuando en aquel entonces alguien estuviese hablando por medio de una inspiración profética, la exhortación no era en el sentido de callar y aceptar todo como viniese, se debía examinar si lo que se decía era verdaderamente correcto. Esto no se parece en nada al autoritarismo que pretende imponerse en muchas religiones de nuestro tiempo. Nótese que hay algo aquí que es común a todo el Nuevo Testamento: éste se escribió para que los creyentes ordinarios lo leyeran, no es para las élites que en su arrogancia llegan a ser a veces designadas como iglesia, como si el común de los creyentes no fuesen también iglesia, o solo lo sean en un sentido secundario.
También tenemos el caso de las iglesias de Galacia. Ante la infiltración de enseñanzas que eran introducidas en nombre de los apóstoles de la iglesia original (la de Jerusalén), Pablo les da un principio muy claro para reconocer si algo debía ser aceptado o no. Esto es muy importante porque nos deja ver cuál era el criterio para determinar si algo venía de Dios o no. No se trataba de un absolutismo de la razón o de la conciencia individual por la conciencia misma. Pablo dijo:
Me asombra que tan pronto estén dejando ustedes a quien los llamó por la gracia de Cristo, para pasarse a otro evangelio. No es que haya otro evangelio, sino que ciertos individuos están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el evangelio de Cristo. Pero aun si alguno de nosotros o un ángel del cielo les predicara un evangelio distinto del que les hemos predicado, ¡que caiga bajo maldición! Como ya lo hemos dicho, ahora lo repito: si alguien les anda predicando un evangelio distinto del que recibieron, ¡que caiga bajo maldición!
Gálatas 1:6-9.
¿Y cual es ese criterio entonces? El evangelio que Pablo había predicado, la verdadera tradición apostólica que quedó registrada para las generaciones futuras de cristianos en el Nuevo Testamento, ninguna otra fuente es segura para conocer en qué consistió esta tradición apostólica. La propia iglesia de Roma admite en cierta medida esto, ya que no se atreven a equiparar a ningún otro escrito cristiano posterior, en lo que a autoridad se refiere, con estos escritos del Nuevo Testamento. Pero nótese que la certeza para la iglesia primitiva debería estar en ese mensaje apostólico ya dado, no en personas particulares, pues aun en su propio tiempo (la era apostólica) Pablo dice que uno de ellos (sí, incluso algún apóstol) por el mero hecho de ser apóstol, no era garante de veracidad si se apartaba de esa tradición apostólica original.
Que estén todos muy bien, y hasta la próxima
Lalo
13/12/06, 14:48:02
Nota aclaratoria: Cometí un error y repetí una parte de mi escrito. Lo que a continuación pongo debe ser leído antes de la parte final de mi reflexión. Espero no causar demasiada confusión.
Los polemistas católicos suelen tratar de ridiculizar esto diciendo que la única consecuencia lógica de semejante libertinaje es que cada quien elabora su propia teología de manera caprichosa y que no se toma en cuenta la dimensión comunitaria del estudio de la Biblia. En este sentido me llamaron la atención las citas que hizo el señor Arraíz, de un evangélico que criticaba el individualismo extremo que se da entre ciertos grupos evangélicos protestantes, al cual contraponía la apropiación comunitaria (eclesial) de la Palabra de Dios. Lo que un católico tradicionalista no alcanza a ver aquí es que los protestantes que defendemos el libre examen y la sola scriptura con conocimiento de causa, también estamos conscientes del individualismo pietista que puede llegar a escudarse en estos principios de la reforma, y que reconocemos la importancia de entender y estudiar la Palabra de Dios en la comunión de los creyentes, pero esto de ningún modo significa que caigamos en la tentación de endiosar a la institución eclesiástica, equiparando su autoridad con la autoridad de Dios mismo. Esto lo pueden ver claramente al leer el artículo completo de Juan Stam.
Y sí, sí hay muchas interpretaciones diversas en las iglesias evangélicas, y tenemos que reconocer que muchas de esta divisiones no siempre se dan por razones justificadas. Pero creo que esto es preferible al autoritarismo medieval en el que se hallaban tanto la iglesia católica de hace alrededor de un siglo y el de las iglesias protestantes del pasado y del presente que han sucumbido a la tentación de crear sus propias versiones de pequeños “papas” y “santos oficios”. Si alguien duda de que la pluralidad de la que hablo sea una realidad en la iglesia católica, le invito a que eche un vistazo a los foros de la siguiente página de Internet, donde podrá ver a católicos tradicionalistas y progresistas discrepando de asuntos tan celosamente defendidos aquí por algunos católicos tradicionalistas, como es el caso precisamente del papado:
http://www.atrio.org/?page_id=6
Es más, el hecho mismo de que estemos en un debate aquí en torno al papado y la autoridad en la iglesia muestra que no podemos renunciar a las demandas de nuestro tiempo. Si está uno dispuesto a probar que lo que afirma es verdad con base en la correcta interpretación de la Biblia y la evidencia histórica, es porque a estas alturas (¡Estamos ya a principios del siglo XXI!) resultaría verdaderamente ridículo pedirle a alguien que acepte una supuesta verdad por el simple hecho de que es el Papa quien la ha enseñado.
Hoy en día no basta con decir que la Iglesia es garante suficiente de la verdad de un dogma y zanjar con la cuestión. ¿Cuántos católicos y protestantes con un mínimo básico de educación no se sentirían verdaderamente ofendidos en su inteligencia por semejante forma de establecer una verdad? Pero además está el hecho de que hay un importante (en términos numéricos) sector de la iglesia católica que no sabe ni quieren saber las sutilezas teológicas de los dogmas relacionados con el papado, y tantos otros temas de índole doctrinal o moral. A esto me refería cuando en una intervención anterior hablaba yo de la moral sexual, y quiero aclarar que yo pensaba especialmente en un asunto que claramente es indiferente moralmente, me refiero al uso o no de anticonceptivos. Espero que los que pensaban especialmente en la fornicación y cosas semejantes, no estuvieran proyectando sus debilidades. Hay muchísimas católicos, entre ellos matrimonios honorables, quienes son fieles católicos y que al mismo tiempo les tiene sin cuidado lo que el Papa en turno diga acerca de los anticonceptivos. Esto es libertad de conciencia en asuntos morales dentro de la iglesia de Roma, les guste o no a los católicos más tradicionales.
Volviendo a libre examen de las Escrituras. En esta parte del foro ha aparecido más de un par de veces la acusación de que la otra persona está dando muestras de prejuicio ante los datos de la historia o de la Biblia. Lo más serio y preocupante de los prejuicios no es que éstos estén en nosotros los foristas en general, e incluso en uno mismo, en lo particular. Me atrevo a decir esto porque las presuposiciones son inevitables, nadie se acerca a un texto con la mente en blanco, todos damos por sentados ciertas cosas. El problema con las presuposiciones es que no nos demos cuenta (o no queramos darnos cuenta) de cuáles son estas presuposiciones y cuál es su peso a la hora de estar evaluando una evidencia o interpretando un texto. En el caso de un católico romano tradicionalista, consciente de su tradición y de la autoridad que se supone tiene su magisterio, sus presuposiciones tienen que jugar un papel primordial en su ejercicio interpretativo no sólo por la razones obvias y naturales que todos compartimos, sino que además está el hecho que dogmáticamente (es decir, debido al peso que deben jugar los dogmas de su iglesia en su conciencia católica) antes de considerar lo hechos, sabe que no puede interpretar éstos de modo que contradigan la enseñanza oficial de su iglesia.
Aquí tenemos una justificación institucional para las presuposiciones. Yo no digo que esto sea simplemente el producto de un sistema completamente perverso, incluso entiendo que la intención sea preservar a los creyentes de esta religión de lo que sus líderes consideran errores que podrían traerles la perdición. Pero las buenas intenciones no bastan para legitimar o justificar el autoritarismo. El asunto principal aquí es saber si esa autoridad es legítima o si alguien se la arrogó sin que Dios se la haya dado. Por eso es tan importante discutir (en el mejor sentido del verbo) el tema del papado. Pues, o estamos reconociendo que Dios le ha dado al papa esta autoridad docente sobre toda su iglesia, si la posición católica es correcta, o estamos queriendo usurpar la autoridad de Dios poniendo en su lugar una autoridad humana, si la posición protestante es la correcta.
Así que cuando un católico acusa a alguien de estarse llevando por un prejuicio anticatólico, debe también preguntarse a sí mismo qué tan libre es él o ella de abordar y examinar críticamente los datos de la Biblia y de la historia. ¿Acaso no es cierto que antes de considerar los datos, es su obligación saber que, digan lo que digan, no pueden estos datos, por consideraciones dogmáticas, llegar a verse como contrarios a la enseñanza de su iglesia? ¿No sería más honesto que nuestros amigos católicos tradicionalistas admitieran abiertamente el peso que sus dogmas tienen que jugar en sus conciencias a la hora de estar interpretando la Biblia y la historia?
Y cuál es el presupuesto básico de los protestantes o evangélicos en este caso. Pues como ya lo dijo bien Roberto, que sólo la Palabra de Dios en la Biblia tiene la autoridad de Dios. Toda otra autoridad que haya en la iglesia es derivada de ésta y jamás podrá ponérsela por encima o al mismo nivel que la Biblia. De modo que en una iglesia protestante con un alto grado de institucionalización se puede dar algo similar a lo que le ocurrió a Döllinger en la iglesia católica. Las iglesias protestantes llamadas históricas por algunos sociólogos tienen sus credos y confesiones de fe y en mayor o menor grado ejercen un control sobre sus ministros y maestros, de modo que puede darse el caso de que una persona sea expulsada de una comunidad de fe por no conformarse a la enseñanza oficial. Esto también puede darse en iglesias protestantes menos institucionalizadas. La diferencia con Roma aquí es que, si todos los protestantes involucrados aquí, son consecuentes con lo que afirman creer, reconocen que por encima de la conciencia del individuo disidente y por encima de la iglesia misma está Dios y Su Palabra. Entonces no se puede forzar a un individuo a ir contra su conciencia, pues cualquiera de los dos, o ambos, podrían estar equivocados. Así que, estoy seguro que se en la historia se ha dado más de una vez, por ejemplo, el caso de que una iglesia luterana expulsara a un ministro de culto, por no aceptar la interpretación luterana de la Santa Cena, y sin embargo, esto no hace por sí mismo que la iglesia luterana haya tenido la razón en su interpretación teológica de la presencia real y física de Cristo en el pan y el vino.
José Miguel Arráiz
15/12/06, 13:19:38
Saludos a todos
Acabo de llegar de mi viaje de vacaciones y rápidamente me he puesto al día de la discusión.
Con desilusión he visto que nuevamente la respuesta de Lalo nuevamente ha dejado pendientes más puntos, y ha ignorado completamente las pruebas presentadas. El sistema de trabajo sigue siendo el mismo: “Hay católicos que opinan así o asá”, pero cuando vamos a las pruebas concretas nuevamente en el fondo no hay nada. (Tomando en cuenta que yo he citado no poco renombrados historiadores y la opinión de estos parece no ser tomada en cuenta).
En cualquier modo, aunque el argumento carece de mucha substancia prepararé un comentario analizando todos los puntos débiles de su análisis, que ha tratado de suplir con volumen y retórica, pero cuando revisamos los argumentos que ya han sido planteados comprobamos que ellos siguen allí inconmovibles.
Compartiré otro punto que ha quedado pendiente a pena disponga de tiempo. De momento, planeo seguir descansando un poco.
Dios les bendiga
José Miguel Arráiz
15/12/06, 14:17:58
Saludos a todos
Sigo observando que cuando se contesta aquello que Lalo aporta, nuevamente toma la actitud de que nada ha pasado, ignora todo lo dicho y comienza de nuevo a tocar otros puntos.
Respecto a puntos pendientes Lalo ahora ha dicho.
Me parece excelente que Lalo se tome el tiempo de investigar y recorrer bibliotecas, pero al mismo tiempo le sugiero que verifique bien las fuentes, para no hacerse eco de imprecisiones y distorsiones históricas como las que he estado leyendo (Tertuliano, Canon 28 de Calcedonia, la supuesta “bigamia” aprobada solemnemente por el Papa, “el Papa que no se “creía Papa” entre otras.
De esto último quiero aprovechar de agregar algo más, pues no deja de ser curioso que Lalo ha dicho que el Papa Gregorio el Grande no se creía Papa, y aunque se ha visto que esto puede ser refutado por sus propios escritos, resulta que la fundamentalista argumenta precisamente lo contrario: que este fue el primer Papa que si se creyó como tal. (Al parecer en sus objeciones no se ponen de acuerdo)
El conocido fundamentalista protestante Loraine Boettner por ejemplo (el creador de muchos argumentos anticatólicos que se han ido repitiendo de autor en autor con poca verificación de las fuentes), afirma en su libro Roman Catholicism (127) que Gregorio es “el fundador de la monarquía papal”. Lalo nos ha dicho sin embargo que según Justo Gonzales el primero que se creyó Papa fue Leon I, y que Gregorio el Grande ni siquiera se reconocía como tal. Es curioso como distintos fundamentalistas se inventan la historia de manera diferente.
A este respecto se me había olvidado terminar de colocar la refutación de este argumento, donde Lalo irresponsablemente escribió: “Además de la cita del papa que no se consideraba Obispo Universal, Gregorio, y que fue usada violentando el contexto por parte del Concilio Vaticano I, valdrá mucho la pena que discutamos este caso también en este foro, en un futuro no muy lejano”.
Esto es totalmente falso, basta verificar lo que dice el Concilio Vaticano I y la carta de san Gregorio que se cita. Lalo alude a la Constitución del Concilio Vaticano I, “Pastor aeternus”. La cita exacta es el Capítulo III de dicha constitución. En dicho capítulo se cita la Epístola de Gregorio a Eulogio de Alejandría, libro VIII, epístola XXX, y es de suponer que LALO DESCONOCE AMBOS DOCUMENTOS y no la leído ni lo uno ni lo otro, sino que se hace eco de la acusación sin verificarla.
La razón por la que lo que él ha escrito es falso es porque en su epístola, para ser más exactos, la parte final de ésta, san Gregorio le dice al patriarca de Alejandría que no es necesario que se le llame Papa Universal si tal titulo disminuye la dignidad de sus hermanos, los otros sacerdotes y obispos. Eulogio se sentía incómodo por dicho título, y san Gregorio le dice que si eso le causa incomodidad, pues que lo omita:
“Su Beatitud también ha tenido cuidado de declarar que realmente no ha hecho uso de títulos orgullosos, los cuales brotan de la raíz de la vanidad, al no escribir a ciertas personas, si no en dirigirse a mí diciendo “como ha ordenado”. Esa palabra, orden, sea removida de mi oído, desde que sé quien soy y quien es usted. Por que en posición (jerárquica) ustedes son mis hermanos, y en carácter son mis padres.
Luego, no dí una “orden”, pero deseaba indicar lo que parecía ser provechoso. Pienso que su Beatitud ha estado deseando recordar esta misma cosa que yo traje a su memoria. Porque yo dije que yo ni nadie más debe escribir nada de eso; y al inicio de la epístola que usted me ha dirigido a mí, quién lo prohibió, usted ha creído adecuado hacer uso de una denominación orgullosa, llamándome Papa Universal. Pero le ruego a su Santidad ya no hacer eso más, si lo que se le da a otro más allá de lo que la razón requiere, le quita algo a usted mismo. En cuanto a mí, no busco prosperar por palabras sino por mi conducta. Ni considero eso como un honor por el cual sé que mis hermanos pierden su honor. Por que mi honor es el honor de la Iglesia Universal: mi honor es el sólido vigor de mis hermanos. Por lo que soy verdaderamente honrado cuando el honor es debido a todos y no es negado a ellos. Si su Santidad me llama Papa Universal, usted niega que usted es usted mismo el que me llama universalmente. Pero lejos esto de nosotros. Lejos con palabras que inflan la vanidad y hieren la caridad. Y, de hecho, en el sínodo de Calcedonia y después por los Padres subsecuentes, su Santidad sabe que esto fue ofrecido a mis predecesores. Y todavía ni uno de ellos usaría este título, si con respecto al honor de todos los sacerdotes de este mundo, ellos podrían guardar lo suyo ante Dios Omnipotente. Por último, mientras le dirijo a usted el saludo qué es debido, yo le pido que se digne recordarme en sus santas oraciones, para que el Señor, por sus intercesiones, pueda absolverme de las vendas de mis pecados, ya que mis propios méritos no me son útiles”.
Al parecer había un conflicto de que el título de Papa Universal disminuía la dignidad de los demás patriarcas y sacerdotes. Gregorio explica que si eso les causa problemas, pues que no lo llamen así, por que lo que le da honor no es un nombre, sino el honor de toda la Iglesia Universal. Al negar el título de Papa Universal, no niega la Primacía, simplemente rechaza lo que puede herir a sus hermanos. Gran humildad de este papa.
Ahora bien, en ese contexto es que el Vaticano I cita a san Gregorio Magno:
“Capítulo 3
Sobre la naturaleza y carácter del primado del Romano Pontífice
Y así, apoyados por el claro testimonio de la Sagrada Escritura, y adhiriéndonos a los manifiestos y explícitos decretos tanto de nuestros predecesores los Romanos Pontífices como de los concilios generales, nosotros promulgamos nuevamente la definición del Concilio Ecuménico de Florencia, que debe ser creída por todos los fieles de Cristo, a saber, que «la Santa Sede Apostólica y el Romano Pontífice mantienen un primado sobre todo el orbe, y que el mismo Romano Pontífice es sucesor del bienaventurado Pedro, príncipe de los apóstoles, y que es verdadero vicario de Cristo, cabeza de toda la Iglesia, y padre y maestro de todos los cristianos; y que a él, en el bienaventurado Pedro, le ha sido dada, por nuestro Señor Jesucristo, plena potestad para apacentar, regir y gobernar la Iglesia universal; tal como está contenido en las actas de los concilios ecuménicos y en los sagrados cánones».
Por ello enseñamos y declaramos que la Iglesia Romana, por disposición del Señor, posee el principado de potestad ordinaria sobre todas las otras, y que esta potestad de jurisdicción del Romano Pontífice, que es verdaderamente episcopal, es inmediata. A ella están obligados, los pastores y los fieles, de cualquier rito y dignidad, tanto singular como colectivamente, por deber de subordinación jerárquica y verdadera obediencia, y esto no sólo en materia de fe y costumbres, sino también en lo que concierne a la disciplina y régimen de la Iglesia difundida por todo el orbe; de modo que, guardada la unidad con el Romano Pontífice, tanto de comunión como de profesión de la misma fe, la Iglesia de Cristo sea un sólo rebaño bajo un único Supremo Pastor. Esta es la doctrina de la verdad católica, de la cual nadie puede apartarse de ella sin menoscabo de su fe y su salvación.
Esta potestad del Sumo Pontífice de ninguna manera desacredita aquella potestad ordinaria e inmediata de la jurisdicción episcopal, por la cual los obispos, quienes han sido puestos por el Espíritu Santo como sucesores en el lugar de los Apóstoles, cuidan y gobiernan individualmente, como verdaderos pastores, los rebaños particulares que les han sido asignados. De modo que esta potestad sea es afirmada, apoyada y defendida por el Supremo y Universal Pastor; como ya San Gregorio Magno dice: “Mi honor es el honor de toda la Iglesia. Mi honor es la fuerza inconmovible de mis hermanos. Entonces yo recibo verdadero honor cuando éste no es negado a ninguno de aquellos a quienes se debe”.
El capítulo 3 de la Constitución Pastor aeternus claramente establece que aunque el papa tiene la suprema potestad, eso en ningún momento desacredita a los demás obispos, ya que éstos ha sido colocados por el Espíritu Santo como verdaderos pastores…iguales al papa en ese sentido…y es ahí donde se cita a san Gregorio.
Si nos fijamos, ambos contextos son similares: San Gregorio dice que un título no menoscaba la dignidad de los demás sacerdotes, y el Vaticano I dice que la Supremacía papal no menoscaba la dignidad de los sacerdotes….es lo mismo.
Muy diferente a la declaración de Lalo: “Además de la cita del papa que no se consideraba Obispo Universal, Gregorio, y que fue usada violentando el contexto por parte del Concilio Vaticano I, valdrá mucho la pena que discutamos este caso también en este foro, en un futuro no muy lejano”.
Según Lalo, se descontextualizó a san Gregorio de una forma violenta para justificar la Supremacía papal. Pero como hemos visto, no se hizo nada de eso.
Vaticano I hablaba que la autoridad del papa no menoscaba la dignidad de los otros sacerdotes. San Gregorio hablaba que su título no debe menospreciar a los demás sacerdotes…¿Dónde está la descontextualización????
Por cierto, el Vaticano I no cita a san Gregorio para justificar la supremacía papal. Lo cita para explicar la igualdad en dignidad de todos los pastores de la Iglesia.
Luego mis comentarios, solo quería aclarar este punto que también había quedado pendiente.
José Miguel Arráiz
15/12/06, 16:24:40
Saludos a todos
Sobra la primacía del obispo de Roma
Ante la falta de evidencia sólida Lalo nuevamente nos presenta el argumento de “fulanito dice”. Y no digo que Lalo no pueda citar teólogos y mas teólogos, pero no considero coherente hacer esto mientras se resiste a ir directamente a la evidencia primitiva del primado: Clemente Romano, Ignacio de Antioquia, Tertuliano, Eusebio, San Agustín, etc. etc. y solo promete y promete analizarla en un futuro lejano, y busca historiadores que apoyen su posición.
Quiero dejar claro que nuestra posición (la de los católicos en este foro) dista mucho de la que Lalo ha querido hacer ver que es. Nosotros no decimos que el papado en el estilo que ahora tiene ha existido desde pleno siglo I, no, sino que la esencia del Papado, como ministerio de pastor supremo para mantener unida la Iglesia en la ortodoxia, siempre ha existido. Poco importa cuanto haya variado el estilo conforme la Iglesia ha ido enfrentando desafíos a lo largo de la historia, el ministerio siempre ha estado allí, comenzando cuando en pleno siglo I (y estando en vida el apóstol Juan) fue el obispo de Roma quien se sintió en obligación de disciplinar la rebelión de los corintios hasta el día de hoy. Aquella que en pleno siglo II se refirió Ignacio de Antioquia como la Iglesia que por su liderazgo más eficaz, deben todas las Iglesias estar de acuerdo.
Por eso llama la atención de cómo Lalo cita un historiador que dice: “Ninguna controversia en los primeros mil años del Cristianismo había sido resuelta meramente por el recurso al Papa” Eamon Duffy, Saints and Sinners , Yale University Press, 2001, p. 299. . ¿Y la rebelión en Corintio en pleno siglo I quien la resolvió? . Cuando San Agustín apela a Roma (cosa que ya comenté) para que se confirmaran las resoluciones de los concilios de Melive y Cártago ¿Qué dijo San Agustín? Ejemplos podrían multiplicarse.
A continuación siguen unas citas de un artículo publicado por “Redes Cristianas” el cual es fácil identificar su tendencia similar a “Somos Iglesia”, basta ver como se identifican y que buscan para entender porqué su rechazo a la jerarquía eclesiástica:
“Pretendemos ser otra voz crítica y alternativa y coordinarnos para dar una respuesta conjunta en pro de la transformación democrática de la Iglesia y de la sociedad. Somos mujeres y hombres, personas laicas y clérigas, seglares y religiosas, no teólogas y teólogas, homosexuales y heterosexuales, y todas y todos, desde posiciones de igualdad, estamos movidas por los mismos deseos de transformación y cambio. ”
Menuda compañía busca Lalo para fundamentar sus opiniones. En esto concuerda con otros católicos eruditos como Raymond Brown, Basil Studer, entre otros
Claro que tiene que concordar con estos katólicos (con K) liberales (si es que pueden llamarse como tales, ya que de hecho no lo son) que apoyan doctrinas heréticas y antinaturales. (¿O se ha olvidado que Studer es miembro de “Somos Iglesia” quien apoya los derechos homosexuales, y que Brown es de una corriente que incluso niega la historicidad de los milagros de Cristo?).
Así que REPITO, si Lalo va a intentar probar algo, debería probarlo con las fuentes primarias y no con un falso argumento de autoridad citando teólogos heterodoxos (en algunos casos) y distorsionando la posición de otros ortodoxos.
“Comentarios de Lalo:
James White (protestante) escribió (traducido del inglés):
La gran brecha que existe entre la erudición histórica católica romana y los apologistas católicos es una brecha realmente grande. Uno a menudo encuentra a los historiadores admitiendo lo que los apologistas no harán con respecto a las verdades de la historia que son tan a menudo totalmente contradictorias con las afirmaciones dogmáticas romanas que vinieron posteriormente. Esto es especialmente cierto con relación a desarrollos doctrinales modernos tales como los dogmas marianos y la infalibilidad papal”
La afirmación de White (quien es protestante) es una falacia porque generaliza dando la falsa impresión de que los “historiadores” opinan diferente a los apologistas católicos. No le queda sino la opción de acusar de “tradicionalistas” a católicos que no se identifican con el tradicionalismo, solo por no estar de acuerdo con teólogos liberales que no representan al catolicismo.
En mis intervenciones cité a Pierre Batiffol, también a Ramon Trevijano y podría seguir citando: Johannes Quasten, José Orlandis, etc. por lo que es fácilmente comprobable que lo que dice White es falso.
Sobre San Agustín
Comentario de Lalo:
“Así comienza un artículo en el que James White discute el uso de una cita de Agustín de Hipona, la cual supuestamente apoya la primacía doctrinal del obispo de Roma, cita que suele ponerse entre comillas (tal fue el caso en este foro) como si se tratase de una cita textual, cuando en realidad no es más que una tergiversación de las palabras originales de Agustín alterando la fraseología e ignorando por completo el contexto histórico en la cual fue dicha. Me refiero a la supuesta cita con la palabras:
“Roma locuta est; causa finita est” (Roma ha hablado, la causa está terminada)”
En un comentario previo cité la traducción más adecuada a las palabras de San Agustín:
“Ya por este motivo se han enviado dos misivas a la sede apostólica y también de allí han venido dos rescriptos. La causa ha terminado para que finalmente termine el error” . Sermo 131,10,10; Ep 1507.
El contexto ocurre en una época donde San Agustín escribía al Papa para que confirmara las decisiones de los concilios de Cargago y Milevi (411, 412 y 416) condenando el pelagianismo. Comenté que aquí fue donde el Papa Inocencio confirmó las decisiones de los concilios reservándose el deber de citar a Pelagio y Celestio, y de reformar, si era necesario, la sentencia de Dióspolis, donde condenó la doctrina incriminada en una carta conocida como “In requirendis” dirigida a los obispos que se reunieron en Cartago y de Milevi.
En dicha carta el Papa se alegra que se haya desenmascarado al pelagianismo y se haya recurrido a la sede de Roma para solucionar o confirmar las resoluciones, que puesto que la sede de Pedro goza de la autoridad vinculante.
El hecho es que cuando San Agustín da a conocer al pueblo las decisiones de Roma, pronunció la célebre frase en discusión:
“Iam de hac causa duo concilia missa sunt ad sedem apostolicam: inde etiam rescripta venerunt. Causa finita est, utinam aliquando finiatur error”
La cual podría traducirse como ya mencioné al principio:
“Ya por este motivo se han enviado dos misivas a la sede apostólica y también de allí han venido dos rescriptos. La causa ha terminado para que finalmente termine el error” . Sermo 131,10,10; Ep 1507.
¿Qué es lo que cuestiona White? ¿Qué literalmente no dice caso cerrado? ¡Valla argumento! El hecho es que San Agustín APELA a Roma y con dicha sentencia deja claro a los herejes que el error debe acabar.
Así que el significado en esencia es el mismo que critica White en su artículo, un resumen bastante certero, lo cual hace su alegato una queja sin sentido a lo que han escrito del tema Karl Keating and Steve Ray. Agrego que el comentario de White ya ha sido refutado y sobradamente en:
St. Augustine, Pelagianism, and the Holy See “Rome has spoken; the case is closed” (Sermon 131:10)
http://www.bringyou.to/apologetics/num16.htm
En él se muestra como eruditos no católicos (anglicano específicamente) como J.N.D. Nelly, reconocido como uno de los más grandes eruditos patrísticos del siglo 20, escribe todo lo contrario en Early Christian Doctrines (HarperSanFrancisco, 1978) :
La cita en Ingles dice:
“According to him [St. Augustine], the Church is the realm of Christ, His mystical body and His bride, the mother of Christians [Ep 34:3; Serm 22:9]. There is no salvation apart from it; schismatics can have the faith and sacraments….but cannot put them to a profitable use since the Holy Spirit is only bestowed in the Church [De bapt 4:24; 7:87; Serm ad Caes 6]….It goes without saying that Augustine identifies the Church with the universal Catholic Church of his day, with its hierarchy and sacraments, and with its centre at Rome… .By the middle of the fifth century the Roman church had established, de jure as well as de facto, a position of primacy in the West, and the papal claims to supremacy over all bishops of Christendom had been formulated in precise terms….The student tracing the history of the times, particularly of the Arian, Donatist, Pelagian and Christological controversies, cannot fail to be impressed by the skill and persistence with which the Holy See [of Rome] was continually advancing and consolidating its claims. Since its occupant was accepted as the successor of St. Peter, and prince of the apostles, it was easy to draw the inference that the unique authority which Rome in fact enjoyed, and which the popes saw concentrated in their persons and their office, was no more than the fulfilment of the divine plan.” (Kelly, page 412, 413, 417)
Que casualmente es muy similar a lo que ya había citado del historiador protestante Cesar Vidal Manzanares, y coincide con lo que dice Quasten (experto también en patrología)..
José Miguel Arráiz
15/12/06, 20:38:26
Saludos a todos
Lalo nos trae también el caso de Döllinger para apoyar sus argumentos respecto a la conveniencia del juicio privado. Para quienes no saben, Döllinger se separó de la Iglesia al no reconocer el dogma de la infalibilidad Papal. (Muy curioso de parte de un teólogo reconocer la infalibilidad de los concilios pero no la infalibilidad Papal siendo que fue precisamente un concilio quien declaró el dogma que el rechazó).
Una biografía completa del historiador la puede consultar preferiblemente en la enciclopedia católica (el artículo está en Ingles).
http://www.newadvent.org/cathen/05094a.htm
El planteamiento de Lalo es el que sigue.
“Quisiera hacer una pregunta a todos lo que leen este foro, pero especialmente a los católicos romanos que creo nos ayudará a entender mejor la naturaleza de aquello que nos divide a los que decimos seguir a Jesucristo (católicos y no católicos). Si un fiel católico llegara a revisar el tema del papado en los datos de la Biblia y la historia y, en buena conciencia, encuentra que la evidencia y lo que dice Roma no se pueden conciliar, ¿que se puede o debe hacer con tal persona?”
Una pregunta que vale la pena analizar, pero antes me gustaría devolverla.
¿Qué respondería un cristiano fundamentalista cuando se le demuestra que la historia completa le evidencia que lo que él interpreta de la Biblia es contrario a lo que la Iglesia ha creído a lo largo de los siglos?
Debido a varios años de de diálogo interreligioso puedo asegurar que la mayoría se aferrará a lo que ellos creen que dice la Biblia, porque lo que han creído por 2000 años cristianos antes que ellos, es para ellos “doctrina de hombres”. Así que no es cosa de la historia y el protestantismo versus la Iglesia Católica, sino la historia y la Iglesia Católica versus el protestantismo.
Si Lalo no está de acuerdo con está de acuerdo con esto, fácilmente podemos revisar las decisiones de los primeros 7 concilios ecuménicos y verificar si lo que el profesa coincide con ellos. O podemos mencionar cualquiera de los padres de la Iglesia y verificar si lo que ellos profesaban coincide con él en cuanto a las doctrinas fundamentales: Cristología, Eucaristía, salvación, bautismo, etc. etc. (La invitación está abierta)
Hace poco le mostraba a un protestante como el consenso unánime de los padres de la Iglesia creían que en la Eucaristía estaba la presencia real de Cristo, sin embargo la respuesta fue: ¡No me interesa! ¡Ellos eran hombres!
¿Qué decir de las pruebas que se han dado aquí sobre la doctrina de la sucesión apostólica desde pleno siglo I? Aquí hay quien persiste en decir que fue un invento muy posterior al siglo III.
¿Qué decir del disparate de negar que Pedro estuvo en Roma?. Podríamos seguir y seguir pero la evidencia es contundente. ¿Cuál concilio ecuménico Lalo o cualquier protestante aquí podría aceptar? ¿Qué padre de la Iglesia podría citar sin que hubiera decenas de citas que pudieran demostrar que ellos profesaban una fe completamente diferente a la que ellos profesan hoy?
Debe Lalo entender que precisamente por eso, porque la historia no les favorecía, fue que los reformadores recurrieron a la Sola Scriptura, y porque la enseñanza de los padres de la Iglesia contradecía explícitamente sus doctrinas fue que recurrieron al juicio privado.
Ahora si podemos responder a la pregunta de Lalo, que más bien debería ser redactara como:
“Si un católico en algún punto de doctrina fundamental, opina diferente al magisterio de la Iglesia, ¿Qué debe hacer? ¿Mantener su postura individual o reconocer que la Iglesia tiene razón?.
Allí me solidarizo con el cardenal que Lalo ha citado y que dijo:
Declaración del arzobispo Scherr:
Durante las deliberaciones di expresión a mis opiniones personales con toda la fuerza de una convicción a la que yo había llegado después de maduras reflexiones; pero al mismo tiempo, no intenté nunca retener esta opinión mía si la decisión acabara siendo contraria. Así que, habiendo cumplido fielmente mi primer deber, no dudé ni un instante en someterme incondicionalmente a las resoluciones finales que considero legales.
De los Documentos del Arzobispado de Munich-Freisen concernientes al Concilio Vaticano, Ratisbona, 1871.
Luego Lalo dice:
“…Tenemos un caso muy destacable tomado de la historia reciente. Durante el Concilio Vaticano I (1869-1870) se definió una fantasía más con relación al papado: su infalibilidad. Este dogma no fue aceptado sino después de mucho debate. Lo interesante es que entre los opositores a esta novedad estaban obispos y cardenales que estaban empapados en la historia y por eso no podían aceptar semejante falsedad. Al final, la inmensa mayoría de esta oposición tuvo que ceder, algunos de buena gana pero otros no. Hubo sólo uno que se mantuvo firme en su rechazo al nuevo dogma, Johann J. Ignaz von Döllinger, un indiscutible erudito y prestigiado historiador de la iglesia.
El dogma de la infalibilidad papal se había decretado por votación el 18 de julio de 1870. Para octubre de ese año, ya de vuelta en Alemania el Arzobispo Scherr quien era el superior de Döllinger y también había participado en el concilio, le pidió sumisión al destacado historiador.”
Ciertamente Lalo dice la verdad y casos así en la historia ha habido muchos. Y no solo tenemos Döllinger y Lutero. También tenemos a Arrio, Nestorio, Eutiques, Sabelio, Donato, Pelagio, etc. etc. etc. Todos ellos realmente convencidos de que lo que ellos creían era cierto. Ahora, ¿Será que Lalo piensa que estos otros predicaban la ortodoxia?. La diferencia entre Arrio y Döllinger es que a este último no lo siguió…¿nadie?, pero a Arrio si lo siguió medio imperio, ¿Y que predicaba? Que Cristo era una criatura y no Dios (nada más y nada menos)
Lalo hace énfasis en que en el Vaticano I hubo mucha discusión, pero ¿Y es que acaso en Nicea no? ¿Tiene Lalo la remota idea de cuantos obispos arrianos existían? Incluso la diferencia entre Döllinger y Arrio ni siquiera se limita a que uno aceptó las resoluciones del concilio, ya que ninguno lo hizo.
Ahora la pregunta obligada sería ¿Qué hallan habido partidarios de la postura opuesta en un concilio significa que esa haya sido la postura verdadera?, y de ser así ¿Quiere decir entonces que los obispos arrianos enseñaban la doctrina ortodoxa? ¿Lo mismo Nestorio, Sabelio, Eutiques, y si vamos más atrás, Marción, Manes, etc. etc. etc.?
El ejemplo anterior es solo para demostrar lo absurdo que puede significar pensar que porque algunos hayan estado en contra de la aprobación de un dogma, esto quiere decir que no sea una verdad de fe creída por la Iglesia (Deberíamos dudar de la misma doctrina de la Trinidad).
Es importante enfatizar que la mayoría estuvo a favor del dogma, por lo que la minoría cedió (Si alguien no lo ha notado, Lalo hace referencia a la “inmensa mayoría” pero DE LA MINORIA).
Continúa Lalo diciendo:
“No puede uno evitar relacionar este episodio de la historia, con uno muy similar, en el que tal vez fue el momento más crítico de la reforma protestante del siglo XVI. A Martín Lutero se le había exigido delante de las autoridades eclesiásticas y del mismísimo emperador Carlos V, que se retractara de sus “herejías”. La respuesta de Lutero no fue inmediata, pidió un día para considerar cuidadosamente qué debía decir ante una situación tan grave, a continuación, las palabras que suelen atribuirse a Lutero como parte de su respuesta:
Declaración de Lutero en la Dieta de Worms:
Mi conciencia es cautiva de la Palabra de Dios. Si no se me demuestra por las Escrituras y por razones claras (no acepto la autoridad de papas y concilios, pues se contradicen), no puedo ni quiero retractar nada, porque ir contra la conciencia es tan peligroso como errado. Que Dios me ayude. Amén”
Si, como he dicho, precisamente Lutero, al igual que Döllinger y Arrio son un ejemplo de cómo el individualismo puede hacerte creer que tu interpretación privada de la Escritura está por encima que la de la Iglesia e incluso no detenerte ante el cisma y la división de la Iglesia.
Si usted quiere hacerse la pregunta bien en serio, valla a los primeros concilios de la historia y pregúntese como debió actuar cada creyente, si como propone Lalo (ejerciendo hasta la última instancia su juicio privado), o como propone la Iglesia.
Ejemplo 1: Hechos 15, los judaizantes deseaban imponer la circuncisión a los gentiles. Para ello tenían fundamento bíblico sólido, ya que en Génesis 17,10-11 Dios mismo manda a circuncidar todo varón a los ocho días de nacido y agrega que será un decreto perpétuo “de generación en generación” y “como alianza eterna”
Sin embargo la Iglesia decide que ya no es necesario imponer esta carga a los gentiles, y presentan el resultado de su discusión como de parte del Espíritu Santo y nosotros y los creyentes debieron someter su entendimiento a lo que la Iglesia exponía.
Seguramente hubo quien a pesar de lo que la Iglesia decía, su entendimiento le decía que era necesario circuncidar, después de todo la Biblia decía claramente que sería “de generación en generación” y no mencionaba fin para este pacto el cual era alianza perpetua entre el pueblo y Dios.
¿Hubiera sido correcto separarse y mantener la propia postura? Según Lalo SI. Lo curioso es que este es un ejemplo tomado de la misma Biblia, y aquí el está proponiendo a los cristianos actuar de un modo diferente a como actuaron aquellos primeros cristianos según registra LA MISMA BIBLIA QUE DICE OBEDECER.
Ejemplo 2: Concilio de Nicea. Arrio arrastra tras de sí medio imperio enseñando que Cristo no es Dios. Sus argumentos como todos los de los herejes iban cubiertos con citas bíblicas. Los argumentos arrianos incluso se escuchan hoy. 1 Corintios 8,6 “para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros” . Muchos en base a este y otros textos afirman que no hay más Dios que el padre, por ende Cristo no es Dios sino una criatura.
El arrianismo no acabó definitivamente en Nicea, intentó resucitar posteriormente ayudado por las tendencias de algunos emperadores. ¿Cómo deberían haber actuado los creyentes ante los decretos de Nicea? ¿Cómo Lalo propone? (O lo que es lo mismo, ¿cómo actuó Arrio?, o como propone la Iglesia y el arzobispo Scherr?
Y así podríamos seguir concilio tras concilio…
Precisamente por ser la Iglesia una institución divina fundada por Cristo, es porque nosotros podemos someter nuestro entendimiento a lo que ella declare dogmáticamente, de no hacerlo, estaremos no colocando sobre ella lo que dicen las Escrituras, sino nuestro propio entendimiento de ellas, que también es humano. Y de todas las posturas, la individualista no es la más acertada.
Hay otro comentario que me ha parecido bastante chistoso.
“Así, por ejemplo, a estas alturas de la historia no se han atrevido a excomulgar a teólogos críticos del dogma tradicional como Hans Küng. Sé que él tiene prohibido enseñar como maestro oficial de la teología de esta iglesia, lo cual ya deja ver un rasgo de autoritarismo, pero no se ha llegado a los extremos del pasado. Gracias a Dios, el libre examen es una realidad hoy en día también en la iglesia católica romana.”
Aquí es importante hacer varias aclaraciones:
1) No es autoritarismo prohibir a Hans Küng enseñar en instituciones católicas. ¿O es que la Iglesia debe permitir a cualquiera que ya no profesa la ortodoxia enseñar en sus instituciones?
Lo absurdo de esta postura es que los protestantes no suelen permitir a alguien que no profese sus doctrinas enseñar en universidades protestantes, y mucho menos pastorear sus Iglesias. ¿Qué creen que sucedería en una Iglesia Evangélica si al pastor de turno se le ocurre enseñar contra la doctrina de la Trinidad? ¿Le dejarían seguir pastoreando? Incluso si un creyente (no un pastor) comienza a predicar contra dicha doctrina, o contra otra de sus doctrinas universalmente aceptadas como la Sola Fides y Sola Scriptura, ¿Será que todo OK, no problem, hay que dejarlo, es su juicio privado? ¿Alguien cree semejante disparate?
Allí se ve la doble moral de Lalo, que considera que es autoritarismo el legítimo derecho que tiene una Iglesia para excomulgar a quien no profese una misma fe cuando lo hace la Iglesia Católica, pero no cuando lo hacen las Iglesias protestantes.
El argumento es tan absurdo que bajo esa perspectiva Pablo fue todo un tirano autoritario al excomulgar a Himeneo y Fileto, después de todo, ellos estaban haciendo uso de su juicio privado y estaban predicando lo que ellos creían era cierto.
2) EL otro punto es que Lalo ha dicho algo que es falso en parte. El juicio privado como lo plantean los protestantes NO es una realidad en la Iglesia Católica, pero el juicio privado como lo entendemos los católicos SI LO ES.
Esto quiere decir que en los puntos donde la Iglesia no ha hecho una declaración dogmática, cada católico es libre de interpretar como a él le parezca. Sin embargo en algún punto donde la Iglesia se ha pronunciado de manera dogmática, allí el juicio privado encuentra su límite. Si un católico hoy día persiste en dejar de creer en la Trinidad, en la divinidad de Cristo o en alguna otra doctrina fundamental, con pertinacia (esto quiere decir que a pesar de conocer la enseñanza de la Iglesia la resiste) está excomulgado. No hace falta que la Iglesia Católica lo diga, él ya no es católico. Kung de hecho no lo es.
No hay forma de que la Iglesia pueda permanecer unida doctrinalmente si cada quien persiste en mantener sus posturas individualistas, porque todos tenemos “puntos ciegos”, y todos debemos reconocer que “podemos estar equivocados”. Negar esto es atribuirse en la práctica a uno mismo cualidades de infalibilidad.
Dios les bendiga
Nota: En este punto no recibi mas respuestas del forista Lalo y luego de un par de observaciones adicionales de mi parte el tema fue cerrado por los moderadores del foro y yo expulsado por “hacer proselitismo”.
Recopilado por: José Miguel Arráiz