Banner-02

¿Quiénes son los Testigos de Jehová?

testigos de jehova

Origen, historia, doctrinas.

Los Testigos de Jehová son una organización fundada en 1879 por Charles Taze Russell, un lencero de Pittsburgh. Russell nació en 1852, descendiente de escoceses e irlandeses. Fue miembro activo de la Iglesia Congregacional. A los diecisiete años, tratando de convertir a un ateo, perdió él mismo su fe en Dios. Russell había estado obsesionado por el pensamiento de los horrores del infierno. Aún como ateo, no dejaba descansar su Biblia. A los veinte años comenzó a predicar “la buena nueva sin infierno”. En 1879, al fundar su nueva religión, se adjudicó el nombre de “Pastor Russell”.

Charles Taze Russell

Russell no era un especialista en las Escrituras ni conocía el idioma griego. En la ciudad de Hamilton, mientras era interrogado por un juzgado, afirmó bajo juramento que era un experto en las Sagradas Escrituras y que conocía perfectamente el griego. Le dieron un Nuevo Testamento en ese idioma y, al fin del interrogatorio, se vio obligado a aceptar que ni siquiera sabía el alfabeto griego. Tampoco sabía latín o hebreo. Escribió mucho sobre la Biblia, pero cualquier especialista hoy en día, leyendo sus obras, estará de acuerdo en afirmar que sus explicaciones de los textos sagrados son en general inadmisibles con el sentido obvio de las palabras del texto. Russell nunca fue un especialista en la Biblia. Tampoco vivió una vida santa, como esperaríamos de un fundador religioso. Sus seguidores escribieron: “Russell tuvo una poco frecuente capacidad para los negocios. Antes de cumplir los treinta años, ya había extendido notablemente la tienda de ropa de su padre en Alleghany, Pennsylvania, y en poco tiempo estableció cuatro más. Cuando tuvo treinta años vendió la cadena de negocios por 250,000 dólares, que llevados al dinero actual hacen algo más de un millón de dólares” (Marley Cole, Jehovah’s Witnesses, 73). También era un experto haciendo dinero con inversiones en minas e inmuebles, y con la venta de libros. Hasta llegó a vender a muchísimos crédulos agricultores lo que él llamó “el trigo de oro”, a sesenta dólares la bolsa; descubierto el fraude por las autoridades federales, tuvo que devolver el dinero (Leslie Rumble, Radio Replies, 2:1, 352). En 1911, el periódico Brooklyn Daily Eagle publicó una caricatura de Russell con la leyenda: “Si el Pastor Russell puede hacer un dólar por medio kilogramo del ‘trigo de oro’, ¿cuánto hubiese podido hacer vendiendo ‘acciones y bonos de oro’ como director en el viejo ‘Banco la Unión’?”. Russell le hizo juicio al periódico por calumnia, pero perdió el caso. Por entonces comenzó a predicar la Aurora del Milenio. Sus seguidores, por este motivo, comenzaron a ser llamados “los auroristas del Milenio”. No mucho después Russell adoptó el nombre de “Sociedad de Difusión ‘La Atalaya de Sión'”. En 1896 este nombre se cambió por el de “Sociedad Bíblica de Difusión ‘La Atalaya'”. Por algún tiempo Russell pensó que aún mejor sonaba “Asociación del Púlpito del Pueblo”. En 1914 un nuevo cambio de nombre los llevó a denominarse “Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia”. El “Pastor Russell” murió en 1916.

El “Juez Rutherford”

Al morir, Russell fue sucedido como jefe de la secta por un hombre llamado Joseph Franklin Rutherford, que se autodenominó “Juez”, aunque nunca ocupó oficialmente semejante puesto en la sociedad civil. El 8 de Mayo de 1918, junto con otros “russellitas”, fue arrestado por espionaje y más tarde sentenciado a veinte años de prisión por predicar la desobediencia e insubordinación en el ejército y la armada americanas. Fue liberado después de nueve meses en la prisión federal de Atlanta. El Diccionario de la Iglesia Cristiana Oxford dice que Rutherford “era descendiente de una familia de bautistas del condado de Morgan, Missouri”. Aún cuando “el Juez” nunca estudió, consiguió una licencia como abogado en 1892. Más de una vez defendió a Russell en las cortes y se convirtió así en un provechoso seguidor de la secta. En 1917, después de la muerte de Russell, se convirtió en la cabeza del movimiento. Bajo su gobierno, la organización adquirió un creciente toque revolucionario. Rutherford era acusado frecuentemente de prácticas fraudulentas, aún por sus mismos seguidores. Ante el fracaso de la profecía de Russell sobre la Segunda Venida de Cristo en 1914, profecía a la que él había dado toda credibilidad, explicó a sus adherentes que Jesucristo había venido precisamente en ese año, pero de manera invisible…, y que el encuentro final entre Dios y Satanás (el famoso Armagedón) era inminente, aunque no se arriesgó a dar fechas. Fue “el Juez” quien en 1931 proclamó el nuevo nombre de “Testigos de Jehová”, y comenzó a proclamar el slogan: “Millones que ahora viven no morirán jamás”. Ciertamente él no fue uno de ellos, pues murió en 1942 en la mansión que había hecho construir en San Diego como residencia oficial de Jesucristo, cuando Él volviese como juez de vivos y muertos.

Nathan Homer Knorr

Rutherford fue seguido en su cargo por Nathan Homer Knorr, quien había estado en el Comité de Directores desde 1934. Knorr comenzó con un programa de renovación y de relaciones públicas que trajo como resultado un gran número de conversos. Los evangelizadores que ahora iban de puerta en puerta ya no llevaban gramófonos ni cintas de las predicaciones de Rutherford. En su lugar, los miembros de la secta recibían una fuerte instrucción en el arte oratorio, apologética, y sobretodo en el arte de vender libros, que les permitió ser maestros en presentar y vender sus biblias. La táctica de imponerse e intentar entrar casi a la fuerza en cada casa fue abandonada: ahora los predicadores debían acariciar el perrito, ser amables y aceptar de buena gana, si era necesario, un rechazo poco cortés o un portazo en la cara. Se debe invitar a la dueña de casa a comprar una revista o una copia del libro “Que Dios sea Veraz”, una exposición de 320 páginas de muy extraña teología. Más de diez millones de copias fueron impresas para la primera edición de 1946, y se dice no sin fundamento que al día de la fecha se han vendido varias veces esa cantidad. Knorr murió en 1977 y fue sucedido por Frederick Franz, quien continuó con la política de su predecesor y quien a su muerte, acaecida en 1993, fue sucedido por Milton Henshel, el actual líder de la secta.

Lo que cree los Testigos de Jehová

Algunos dicen que los Testigos han alterado sus creencias en más de una oportunidad. Si eso es cierto, se los puede acusar con todo derecho de haber extraviado a sus seguidores por muchos años. Si no es cierto, todo el mundo creyente los puede acusar por las doctrinas expuestas por Russell y Rutherford. Su estrategia ha cambiado: el objetivo hoy en día es manipular los sentimientos de personas y los miedos naturales del ser humano. Juegan con conceptos como “el poder destructivo de las armas nucleares”, “la sobrepoblación”, “corrupción en altas esferas de los gobiernos”, “la avalancha de material pornográfico”, etc. Los Testigos nos aseguran que ellos “han renunciado al mundo”, y que sus complicados problemas, guerras y políticas ya no les preocupan. Nos dicen que son “ciudadanos de una sociedad mejor, la ‘Teocracia del Nuevo Mundo de Jehová'”. En sentido estricto, los Testigos no son cristianos, ya que niegan que Cristo sea Dios. Sus enseñanzas son ciertamente nuevas, aunque ellos se empecinan en negar que sean una religión nueva. Es más, una de sus principales tareas es denunciar todas las religiones organizadas. Rutherford nos enseña que “la religión fue introducida en el mundo por el Diablo”. “Por más de tres años -continúa- Jesús proclamó la verdad y advirtió al pueblo contra la práctica de la religión”. “Porque la religión deshonra y reprueba el nombre de Jehová Dios” (Rumble, 7). De acuerdo a sus enseñanzas, la religión y el cristianismo son opuestos y se contradicen mutuamente. Por otro lado digamos que todos los cristianos creen lo contrario: el cristianismo es la religión verdadera, revelada por Jesucristo-Dios.

Las distintas iglesias

Los Testigos no tienen tiempo para asistir a ninguna iglesia cristiana. Russell decía que en 1879 Dios había rechazado todas las iglesias cristianas existentes, haciendo de los “russellitas” los únicos portadores del mensaje de Dios. Rutherford fue más lejos aún: No quería admitir que las iglesias hubieran andado bien hasta que Russell entró en escena, sino que ya después de la Resurrección de Cristo el Demonio construyó un gran imperio: el papado. Más tarde inspiraría la creación de las iglesias protestantes. Por lo cual todos los sacerdotes católicos y ministros protestantes son del Diablo, enemigos de Dios, Anticristos. Los Testigos niegan que ellos sean una iglesia o denominación. “La Biblia -dicen ellos- no justifica la existencia de ninguna iglesia o jerarquía. La Iglesia Católica, la Anglicana y las iglesias libres están constantemente bajo el indiscriminado ataque en las publicaciones de los Testigos, quienes niegan todos los principios fundamentales del cristianismo.

El estado

En lo que respecta a la autoridad civil, dicen los Testigos que ellos deben obediencia tan solo a la “Teocracia del Reino” y rechazan las obligaciones de la ciudadanía terrena. Existen dos grupos en el mundo: la “Teocracia del Reino” y la “Organización de Satanás”, esta última incluyendo todos los estados e iglesias. Así como entre las iglesias el papado es “la bestia apocalíptica” por excelencia, así entre las naciones lo son Estados Unidos e Inglaterra. Alguna gente piensa que los Testigos son pacifistas, como los Kuakeros, pero no lo son en absoluto. La verdad es que ellos veneran al más vengador de todos los dioses, que planea la más sangrienta de las batallas de la historia, “Armagedón”. Parece que sienten especial atracción describiendo los pormenores de la matanza de aquellos que se alistaron en las huestes de Satanás. No tienen escrúpulos en alabar el derramamiento de sangre de la mentada batalla, pero se niegan a tomar parte en las acciones bélicas de las naciones, “todo obra de Satanás”. Frecuentemente los Testigos han sido condenados por juzgados civiles. Por ejemplo, “desde 1946 a 1953, los Testigos de Jehová se vieron envueltos en 1665 prosecuciones en Quebec” (Cole, 188). Constantemente leemos en las noticias que miembros de la secta fueron multados o arrestados en muchas partes del mundo. En Australia y Nueva Zelanda, durante 1940, la organización fue declarada ilegal. Los abogados del gobierno decían entonces que los Testigos se dedicaban a “envilecer la religión, a sus compatriotas, al gobierno y a la nación toda”. Los Testigos, por su parte, sostienen que padecen persecución, y a veces ellos mismo se meten en líos -frecuentemente para hacer publicidad- al atacar los principios en los que se asienta una determinada cultura y promoviendo la desobediencia al gobierno. “Nadie en el mundo como los Testigos de Jehová cuando se trata de vilipendiar conscientemente a quien se ponga delante; atacar lo que es más querido para otros es el pan de cada día entre los miembros de esa secta. Odian a todas las religiones y lo proclaman desde los tejados. Odian todos los gobiernos con el mismo entusiasmo… Por estar en una constante actitud ofensiva sus jefes han sido perseguidos, sus reuniones interrumpidas violentamente, sus lugares de reuniones destruidas, sus miembros encarcelados” (Saturday Evening Post, Septiembre 14, 1940). Semejante manera de “vilipendiar” no es tan evidente hoy en día, pero su posición con respecto a las religiones no ha cambiado. Sería bueno saber cómo compaginan ellos sus pretensiones de ser perseguidos por motivos religiosos y la aceptación de ser ministros de una religión -por ejemplo en USA, donde tienen privilegios que gozan solo los miembros religiosos, como viajar a precios más baratos, etc- y su pretensión de que todas las religiones son del Diablo.

Jerarquía

La creencia de los Testigos de que toda jerarquía o iglesia es contraria a las enseñanzas bíblicas, y la existencia de su propia organización es tan solo una de las numerosas contradicciones inherentes a este fantasmagórico sistema. En su contribución a la obra “La Religión en el Siglo XX”, Nathan Homer Knorr aseguraba que Cristo dirige sus asuntos a través “de una organización visible” con sus cuarteles en Brooklyn, Nueva York. La cabeza visible de tal organización era, por supuesto, Knorr. El, como el actual director de los Testigos, están rodeados por un visible Comité de Directores. Por todo el mundo hay congregaciones “visibles” llamadas “compañías”. Las mismas se reúnen en habitaciones visibles llamadas “Salones del Reino”. “Siervos organizativos” visibles inspeccionan el obrar de la “compañía”. Obreros de tiempo completo, visibles, llamados “pioneros” reciben dinero visible por parte de la Sociedad. Todo miembro activo de la organización de los Testigos de Jehová es tenido como “un ministro ordenado y enviado por Dios, no por los hombres”. Si este sistema no es una organización jerárquica visible, entonces ¿qué es?. Se excusan de hacer el servicio militar por ser “ministros de religión”. En su Libro Anual se puede leer lo siguiente: “Cada treinta días todas y cada una de las sucursales en funcionamiento que existen en el mundo… hace un reporte escrito, que se envía al Presidente de la Sociedad, explicando en detalle el trabajo realizado en el mes. Al final del año fiscal, todas las sucursales … enviarán al Presidente un reporte escrito”. Los Testigos de Jehová venden varios miles de publicaciones por año. Poco se sabe del uso que se le da a ese dinero. Las revistas “La Atalaya” y “¡Despertad!” circulan de a millones. Tienen la circulación de periódicos mas amplia en los Estados Unidos. “Nunca hubo un chantaje religioso tan grande como es el caso de la Sociedad Bíblica de Difusión La Atalaya” (Rumble, 13). Rumble estimaba que en los treinta años que siguieron a 1918 se tiene que haber hecho una ganancia aproximada de diez millones de dólares, por dar la cifra menor. No nos sorprendemos al leer en el Libro Anual de los Testigos que no se publica ningún reporte financiero para que los enemigos no lo usen “para obstaculizar el trabajo de la Sociedad”. Ninguna institución de bien, a la manera de las grandes obras de misericordia de la Iglesia Católica, es mantenida por la secta. Hace algunas décadas, cuando se le desafió al secretario de los Testigos a explicar qué ha hecho la Sociedad “por aquellos pobre diablos que no tienen qué comer, dónde dormir y mueren de hambre y necesidad”, este contestó: “Ese no es el fin de nuestra actividad ni de nuestra asociación. La misión de los Testigos de Jehová es dar testimonio ante los pueblos”.

La Biblia

Los Testigos de Jehová no son una organización bíblica. En primer lugar, rechazan en absoluto la única autoridad que existe con respecto a la Biblia, a saber, la Iglesia Católica. Russell, Rutherford y sus sucesores no tienen manera de afirmar que la Biblia es palabra de Dios si niegan la autoridad de la Iglesia que definió el canon de los libros sagrados, su inspiración, etc. Rutherford incluso escribió que Russell había descubierto que “ninguna organización o iglesia cristiana enseñaba lo que contiene la Biblia”, de modo que tuvo que comenzar él con el asunto… Los seguidores de Russell parece que estaban convencidos que su fundador era inspirado por Dios, pero a la muerte de este Rutherford comenzó a enseñar cosas bien diferentes. Hubo litigios internos en la organización, pero Rutherford triunfó. Los Testigos creyeron que las explicaciones bíblicas de Rutherford no eran de origen humano sino inspiradas por Dios. La enseñanza católica de la infalibilidad del Papa es una tenue sombra comparado con esto.

Dios

Los Testigos contradicen casi todas las enseñanzas básicas cristianas, y las que no contradicen, ignoran. Son fundamentalmente unitarios, anti-trinitarios. En un panfleto publicado en sus cuarteles de Londres con el título “¿Qué creen los Testigos de Jehová?” leemos: “Dado que existen muchos ‘señores’ y muchos ‘dioses’, el Dios verdadero tiene un nombre personal para ser distinguido de los otros dioses”. Ese nombre es “Jehová”. La verdad es que hay un sólo Dios y Él no necesita de un nombre para ser distinguido de otros “dioses”. Incluso la palabra “Jehová” no es en verdad bíblica. Los escritores sagrados no lo conocían. En hebreo escribían “Yahvé”, que significa “El que es”. Es un nombre alternativo para Dios. Los Testigos, por el contrario, dicen que “Jehová” es el nombre personal de Dios. Es difícil de saber con precisión que quieren ellos decir con todo esto, pero parece que para esta gente “Jehová” con respecto a “Dios” es como “cedro” con respecto a “árbol”, uno entre varios, aunque el mejor. La expresión “Jehová-Dios” tan usada en su literatura no se encuentra jamás en la Biblia. Los Testigos no creen que Dios este en todas partes, ni creen en la Trinidad. En su libro Reconciliación, Rutherford escribió que “la constelación de siete estrellas que forma la Pléyade es el lugar del trono eterno de Dios, el lugar donde habita Jehová”. Los Testigos constantemente ridiculizan el misterio de la Trinidad. Rutherford escribió: “Nunca existió una doctrina más engañosa que la de la Trinidad. Semejante doctrina no pudo haber tenido otro origen que la mente de Satanás, el Diablo” (Reconciliación, 101).

Cristo

Los testigos no creen que Jesús sea el Hijo eterno de Dios, igual al Padre, y que el Espíritu Santo sea la tercera Persona, también divina. Aún cuando Cristo reveló la doctrina de la Trinidad y habló del Espíritu Santo como de una persona (Jn 14:26), Rutherford dijo que el Espíritu Santo es cualquier fuerza o influencia ejercida por Dios. Cristo, según los Testigos, fue “la primera creación de Jehová”. El no es igual al Padre (“¿Qué creen los Testigos de Jehová”?, 2). Russell enseñaba que Cristo era “Miguel el Arcángel”. “Obediente a Dios, renunció a ser puro espíritu y nació de María como un santo ser humano”. Los Testigos enseñan que Jehová-Dios (el título preferido para su divinidad) creó un espíritu-hijo, Cristo Jesús, quien, antes de ser humano, era conocido como Miguel el Arcángel. Este espíritu-hijo, no Dios sino más bien un ángel favorito, tomó carne humana como un hombre perfecto. Para hacer que sus doctrinas combinen, los Testigos no tienen ningún escrúpulo en tergiversar las palabras de la Biblia. Por ejemplo, cuando Juan escribió en su evangelio que “la Palabra era Dios” (Jn 1,1), la versión de los Testigos dice que “Palabra era un dios”. Con respecto a nuestra enseñanza sobre la muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo, los Testigos inventan una maraña de contradicciones que no se basan ni en las Escrituras ni en la Tradición. En la obra de Cole leemos: “Jesús tenía que ser plenamente humano. Este espíritu poderoso tenía que hacerse humano en todos los sentidos, y por más increíble que esto parezca, ¿porqué habremos de dudarlo?”. Aunque ellos aseguran que “Jesús resucitó de entre los muertos”, los Testigos no creen en la Resurrección de Cristo de la misma manera que lo hacen los demás cristianos. El hombre Cristo, según ellos, está muerto para siempre. “La Persona que murió -nos dice Russell- permaneció muerta y no será vista jamás en su naturaleza humana”. Nadie sabe qué pasó con su cuerpo. Russell sugiere que se disolvió en gases. De manera parecida, los Testigos rechazan la verdad testimoniada por la Biblia y la Tradición sobre la Ascensión de Cristo y en su lugar presentan alguna de sus invenciones.

El alma y la eternidad

Según los Testigos, el hombre no tiene un alma. El es un alma. “Adán era un alma… Los animales inferiores también son un alma…” Los Testigos de Jehová no creen en las enseñanzas del castigo eterno y la inmortalidad del alma humana (“¿Qué creen …”, 34). En unas cuantas oraciones niegan varias doctrinas cristianas básicas que están claramente enseñadas en las Sagradas Escrituras y mantenidas por todos los Padres de la Iglesia. En cuanto al infierno, aún cuando hay pocas enseñanzas bíblicas tan claras como la existencia de un infierno eterno, donde los malvados serán castigados, los Testigos de Jehová la niegan. “Una vez que el Demonio inventó la doctrina de la inmortalidad de las almas, tenía que inventar un lugar donde ponerlas fuera del cielo y de la tierra, donde irían las almas inmortales malas. ¿Qué más pudo inventar como respuesta, sino un castigo eterno de nuestras conciencias?” (Cole, 163). Los Testigos niegan que Dios castigará a los pecadores. “La Biblia no enseña que el hombre posee un alma inmortal que pudiese soportar un fuego eterno” (Cole, 72). El mundo ya pertenece al Diablo. “Dios nunca castiga ni en esta vida ni en la otra”, declaró Russell. No existe el infierno. Russell sostiene que todos han de resurgir y a todos se les dará una segunda posibilidad. Todo depende de cómo nos portemos entonces, no de cómo nos portamos ahora. Cuanto más malvado un hombre fue en esta vida, tanto más chances de ser bueno en la otra. Aún cuando este hombre no haga ningún bien y continúe desafiando a Dios en esa segunda oportunidad, entonces será simplemente sacado de la existencia, y por lo tanto no experimentará ningún tormento de ninguna clase.

Los sacramentos y la oración

Los Testigos no enseñan nada sobre la Eucaristía o los demás sacramentos. Estos son casi totalmente ignorados, ya que existen tantísimas otras doctrinas más vitales. El motivo del bautismo no es muy claro. Inútil buscar literatura sobre la oración o la perfección cristiana. Los grandes santos de la cristiandad no son sino hijos del Diablo, como el resto de nosotros, sin tener para los Testigos ninguna significación. La Iglesia Católica es el super enemigo de los Testigos. Pero en este punto, como en todos los demás, distorsionan el sentido de la Biblia. Escuchemos sus mismas palabras: “Desde Pentecostés, Dios ha estado preparando una ‘novia’, ‘un pequeño rebaño’ de 144.000… para que estos compartan la vida eterna y el reinado con Cristo por mil años” (“¿Qué creen…”, 5). Vemos que Cristo estuvo preparando una novia desde Pentecostés, ¡pero los Testigos de Jehová existen sólo desde 1879! Han entrado en escena más bien tardón… No existe la más mínima evidencia bíblica de que Cristo quiso que su Iglesia contara tan solo con 144.000 miembros. Los Testigos olvidan, convenientemente para ellos, la parábola del grano de mostaza (Mt 13,31). Los 144.000 del libro del Apocalipsis (14,3), según el unánime consentimiento de los estudiosos de la Biblia, es un número figurativo, referido a la multitud de los redimidos. Lo mismo sea dicho de los mil años (Ap 20,4), como lo demanda todo el contexto de los números y figuras del texto bíblico.

La Segunda Venida de Cristo

Como doctrina central, los Testigos creen que el mundo presente es Reino de Satanás, y que sus servidores -el gobierno, los negocios, las religiones organizadas- están en lucha continua contra el Gobierno Teocrático de Jehová. Todos los hombres tienen almas mortales, pero serán recreados y se les dará una segunda posibilidad de salvación durante el milenio. Los que lo rechacen con sus rebeldías serán aniquilados; los justos reinarán para siempre en este mundo recreado. Sólo Cristo y los 144.000 elegidos tienen almas inmortales, y como recompensa a su obediencia a Jehová, reinarán como criaturas espirituales en el cielo, no en la tierra. La misión de los Testigos de Jehová es anunciar que la Segunda Venida de Cristo estará marcada por la batalla del Armagedón, en la cual Satanás y sus aliados serán vencidos. Es difícil saber con precisión qué entienden los Testigos por Armagedón, ya que frecuentemente han cambiado la explicación que de él hacen. Según lo que podemos leer en sus obras, Armagedón es el día cuando la tierra será devorada por el fuego del celo de Dios, no la tierra en sentido literal, sino los sistemas que rigen a los hombres, de los cuales Satanás es el dios. El comienzo de toda la obra de Russell era precisamente el tema del Armagedón y la Segunda Venida de Cristo. El enseñaba esta última ya había ocurrido en 1874, cuando Cristo retornó como un espíritu “a los aires superiores”. En 1914 Satanás comenzó una guerra declarada contra Cristo y sus santos “en los aires superiores”. Al mismo tiempo, la guerra mundial comenzaba en la tierra. Russell creía que el Armagedón, es decir el final del mundo, en la concepción cristiana, ocurriría precisamente en 1914, cuando Cristo descendería de “los aires superiores” y sería entronizado como rey de la tierra. Después de un reinado de mil años, el juicio final tomaría lugar. Cuando Cristo, de hecho, no apareció en 1914 ni bajó de ningún “aire superior”, los Testigos postergaron el evento unas cuantas veces, moviéndolo a 1916, 1918, 1924, 1928, etc. Ellos nos enseñan que después de su muerte en el palo de tormento (no en la cruz) Cristo fue elevado por Jehová a una nueva existencia espiritual. Junto a los 144.000 elegidos que merecieron el cielo, Cristo gobernará la tierra desde su trono celestial. Su invisible Segunda Venida en 1914 declaró la gran guerra entre el bien y el mal. “Por décadas, los Testigos intentaron arduamente encontrar miembros aún vivos de los 144.000 que gobernarán el mundo desde el cielo. En 1925 Rutherford instruyó a sus seguidores para que encontrasen tantos como pudiesen. “Estos son aquellos hombres y mujeres de buena voluntad que vivirán en la Sociedad del Mundo Nuevo, y que por ello sobrevivirán el Armagedón sin sufrir daño alguno”. De acuerdo a sus doctrinas, los Testigos no entrarán de hecho en la batalla, sino que la observarán desde una distancia prudente, viendo como los malvados y ateos son aniquilados. “Satanás será encadenado por mil años, y millones que ahora viven nunca morirán” (Testigos de Jehová), y comenzarán a repoblar el paraíso terrenal. Al paso de los años, los justos que murieron serán resucitados, y se les dará una oportunidad para unirse a Jehová. Al contrario de lo que sucederá con los que hayan sobrevivido el Armagedón, ellos no podrán casarse ni tener hijos. Los malvados permanecerán en sus tumbas, ya que no merecen una segunda oportunidad. Al final del milenio, Satanás será dejado en libertad, y tratará de alejar a algunos de Jehová: el tentador y los que consientan a sus engaños, finalmente, serán aniquilados. “Los habitantes de este paraíso terrenal vivirán para siempre. Gozarán como nunca de la vida, de jardines maravillosos, cantarán canciones de alegría y podrán jugar con las bestias salvajes sin correr peligro”. Escribe William J. Whalen (Faith for the Few: A Study of Minority Religions, 82): “Para mucha gente que vive un tanto al margen de una sociedad que premia a los que sobresalen por su educación, situación social, riqueza y ambición, esta descripción de un Jardín del Edén y una caída final de aquellos que ahora están ‘arriba’, sin duda tiene un gran atractivo”. En ningún lado podremos encontrar literatura que concentre tanta cantidad de disparates como lo hacen Russell y Rutherford al hablarnos del Armagedón y del milenio. Sus suposiciones, profecías y advertencias, que siempre se mostraron falsas, están totalmente privadas de fundamento. La Sagrada Escritura y la enseñanza constante de la Iglesia de Cristo las contradicen a cada paso.

¿Cuántos Testigos hay en el mundo?

Contestar esta pregunta no es nada fácil. Todos los miembros bautizados de la secta, incluyendo mujeres y niños, son considerados ministros ordenados. Un miembro activo de la secta frecuenta las reuniones tres o cuatro veces por semana, en los cuales se lee y estudia la Biblia y, sobretodo, el material que proviene de la Sociedad de la Atalaya, en Brooklyn. La secta manda, a la manera del calendario judío, recibir la comunión sólo una vez al año, el 14 del mes de Nisan. Sólo aquellos que se consideran parte de los 144.000 pueden comulgar del pan y del vino. Unos de estos servicios, a lo largo de todos los Salones del Reino, y según estadísticas de los Testigos, reunió a 1.971.107 Testigos, aunque de ellos recibieron la comunión tan sólo 11.179. Los Testigos se niegan a prestar el servicio militar o a saludar a la bandera, votar o participar de la vida política, ya que se consideran ciudadanos de la Teocracia de Jehová. Pero pagan los impuestos. El Testigo devoto evita el mundo secular, y trata de encontrar compañía sólo en las reuniones y en los ambientes de la secta. Las fiestas de Navidad y Pascua no se celebran ni festejan de ninguna manera. No participan en organizaciones financieras de ningún tipo. Tomar alcohol, bailar, fumar, jugar cartas, si bien no están tajantemente prohibidos, sin embargo son constantemente desaconsejados. Se les pide que entreguen a la Sociedad el plus que puedan ocasionalmente producir en su trabajo, guardándose lo que sea necesario para una vida decente para ellos y sus familias. De cada miembro se espera que consagre al menos diez horas por mes a visitar las casas de los vecindarios misionando. Algunos venden copias de las publicaciones de la Sociedad en la calle. En todo el mundo, alrededor de 35.000 “pioneros” consagran todo su tiempo al trabajo misionero, mientras que unos 1.500 hombres y mujeres trabajan en los cuarteles generales Bethel, en Brooklyn y otros centros, imprimiendo, corrigiendo, contestando correspondencia, y haciendo todo el trabajo de impresión requerido, sobretodo editando su versión de la Biblia, así llamada “del Nuevo Mundo”, y las revistas de la Sociedad. La secta crecía hasta un 25 por ciento al año, durante la década de los treinta y cuarenta, aunque el número bajó a 1 por ciento por año -en USA- y 5 por ciento -en el mundo-. En Estado Unidos, según el Libro Anual de 1995, hay 936.000 Testigos, mientras que no pequeñas congregaciones pueden encontrarse en Canadá, Alemania, Nigeria, Filipinas, Méjico, Zambia, las Islas Británicas y Brasil. En todo el mundo suman unos 4.900.000. Miles asisten a los encuentros en los Salones del Reino, charlas bíblicas, estudio de literatura de la Sociedad, pero no han sido bautizados y por lo tanto no se los considera Testigos. Habitualmente los miembros son de clase más bien baja. Los Testigos hacen especiales esfuerzos par atraer a negros, hispanos y miembros de otras minorías, especialmente en los Estados Unidos.

Organización

La secta ser rige por una estricta organización central. Las órdenes y los reporte vienen desde y vuelven a los cuarteles generales en Brooklyn. En países importantes, oficinas locales supervisan el trabajo y encausan la distribución de las publicaciones. Los grupos o congregaciones locales son visitadas regularmente por siervos de distrito y de circuito, de modo de poder contactar a cada miembro. Llevan cuenta escrupulosa de todas las actividades y estadísticas. Se reúnen para convenciones de todo tipo. Si nos preguntamos si los Testigos son una iglesia o no, la Nueva Enciclopedia Católica responde: “en 1965, el grupo perdió algunas características sectarias. Aun cuando los Testigos no se consideran parte de la sociedad en la que viven, sin embargo se vieron obligados a temperar un poco el tono con el que se referían a las instituciones religiosas y civiles. Tanto antiguos miembros de la organización como los recién llegados, siguen siendo fieles a sus principios de proselitización, aunque se puede notar en algunos una merma en el fervor. Parecería que las clases de la sociedad están más representadas entre ellos ahora, que lo que lo estaban veinte o treinta años atrás, cuando se decía que menos del 1 por ciento de los Testigos de Jehová tenía acabada la escuela secundaria. Daría la impresión que se están pareciendo un poco más a una iglesia, en lo que ésta tiene de opuesto al concepto de secta” (7:865).

¿Un auténtico peligro?

Un sistema que contradice todos los principios básicos del cristianismo, de seguro que es peligroso. Particularmente en algunos países de sud América, donde la falta de sacerdotes, la ignorancia religiosa y los problemas económicos son caldo de cultivo para los Testigos. Su sistema está basado en la destrucción de la Cristiandad, de todas las religiones organizadas, y de toda autoridad civil: nos damos cuenta de lo falso y peligroso de esta posición. Los Testigos dicen que la Biblia prohíbe transfusiones de sangre: esta es una doctrina altamente peligrosa, además de totalmente equivocada. Los textos habitualmente citados por los Testigos son Levítico 17:10 y Hechos 15:29. En primero lugar, estas eran normas dietéticas observadas por los Judíos hasta Jesucristo. Los Apóstoles legislan diciendo que los nuevos conversos al cristianismo deben abstenerse de la sangre, aunque se ve muy claro que se trata de un compromiso para tranquilizar a las comunidades cristianas de origen judío, y evitar así que se escandalicen. Deducir de estos textos que las transfusiones de sangre están prohibidas no tiene absolutamente ningún fundamento. Una cosa es toma la sangre de un animal o comer carne que contenga sangre, y otra muy distinta es recibir sangre en una transfusión.

¿Qué hacer cuando llaman a la puerta los Testigos?

Cuando un Testigo lo visita, sea amable. Dígale con toda la tranquilidad y seguridad del mundo que usted tiene sus creencia y tiene muy buenos motivos para tenerlas, y que está muy contento con ellas. Hablando en general, es una auténtica pérdida de tiempo conversar con ellos: tenemos muy poco en común. Para un Testigos, temas como Dios, Cristo, el Espíritu Santo, la Iglesia, la religión y la salvación, tienen un significado totalmente diferente a lo que un católico cree bajo esas mismas palabras, y que todos los cristianos creyeron desde Jesucristo en adelante, pasando por los Doctores de la Iglesia, los santos, los estudiosos… Recuerde también que, muy probablemente, su visitante está pre-juiciado, y sólo los católicos muy bien preparados pueden sacar algún provecho del diálogo. Y debemos retener siempre la iniciativa, y no dejar que el Testigo salga adelante con sus errores. Recuerde que el pobre Testigo desconoce totalmente la belleza y los tesoros de la Iglesia. La única esperanza que puede haber en una discusión con los Testigos es ser positivos, no brindarse a la argumentación sin sentido, y tratar de dar una imagen positiva y atrayente de la Iglesia. Nunca acepte ni compre literatura de la Sociedad. No le de dinero. Nunca pierda el freno de lo que dice o use palabras soeces. Y recuerde que los Testigos no siempre muestran claro lo que son: si alguien llega a su casa ofreciéndole inocentemente una Biblia, pregúntele si es Testigo y obre en consecuencia. Y sobretodo debemos rezar por las pobres almas que fueron llevadas, Dios sabe por qué motivos, a ser parte de la secta.

Autor: Francis J. Ripley

Fuente: Catholic Answers 

Entradas Relacionadas

¿Qué es una secta?

¿Qué es una secta?

Presentar una definición de secta que sea aceptada por todos no es algo simple. Esto, porque un mismo término puede tener diferentes lecturas, inclusive si se le estudia desde el punto de vista religioso o sociológico. La raíz etimológica del término secta se halla en...

Las sectas

Las sectas

1. Qué es una secta: El término "secta": el valor negativo de la palabra "secta" explica los intentos por sustituirla por otras denominaciones asépticas; "nuevos movimientos religiosos", "nuevas formas de religión", "nuevas religiones", "religiones marginales",...