Técnicamente, la palabra “inspiración” no aparece en la Sagrada Escritura. El término que es traducido “inspiración” es theopneustos, pero “inspiración” no es la mejor traducción del mismo. “Insuflada por Dios” es la traducción literal, pero así solamente aparece en 2 Tim. 3,16. “Inspiración” es un término técnico en teología católica. Un libro inspirado es aquel del cual Dios es su autor principal. Las Sagradas Escrituras Apostólicas caen en esta categoría porque a pesar de que Dios las escribió mediante la acción humana, El eligió lo que dice finalmente. ¿La Tradición Apostólica es inspirada? Lo es en un sentido, pero en otro no lo es. Cuando Dios reveló inicialmente sus doctrinas a los apóstoles determinó la forma en la cual esas enseñanzas vinieron a ellos, de manera que la entrega original fue inspirada. Pero Dios no señaló directamente la manera en que los apóstoles expresarían esas enseñanzas a otros. Los apóstoles podían expresar una doctrina individual de Dios en variedad de formas. Así que mientras la entrega original de la Tradición Apostólica fue inspirada, las palabras con las cuales han llegado a nosotros no lo son.
“LAS MISMÍSIMAS PALABRAS” DE DIOS Y LA “PROPIA VOZ” DE DIOS
Una distinción que ayuda es aquella que los eruditos de la Biblia hacen entre las ipsisima verba y la ipsisima vox de una persona. Las ipsisima verba de alguien son las palabras que él ha usado realmente. La ipsisima vox de una persona es su verdadera voz -lo que dice, aún si es expresado con palabras diferentes. Por ejemplo, si el el padre O’Reilly viene y me dice, “Por favor informe al público que la conferencia terminará a las 9:30,” entonces estaría entregando su ipsisima verba si digo, “El Padre O’Reilly dice -comillas- La conferencia terminará a las 9:30 -cierro comillas.” Pero estaría expresándome con su ipsisima vox si digo, “El padre O’Reilly me dijo que estaremos redondeando a eso de las nueve y media.” No estaría hablando con su ipsisima verba porque no usé sus palabras exactas, pero lo estaría con su ipsisima vox porque precisamente conté lo dicho por él, si bien de una manera diferente. Para aplicar esto a las Sagradas Escrituras Apostólicas y a la Tradición Apostólica, podríamos decir que las Sagradas Escrituras Apostólicas nos dan la ipsisima verba de Dios, mientras que la Tradición Apostólica nos proporcionan la ipsisima vox de Dios. Ambas revelan la palabra de Dios: una lo hace mediante el uso de las exactas palabras que Dios determinó; la otra expresando lo mismo en otras palabras.
¿POR QUE SE NECESITA SI NO ES INSPIRADO?
Esto es importante porque con frecuencia no podemos comprender lo que quiere decirnos una persona hasta escuchar la idea enunciada de manera diferente. Esa es la respuesta a la pregunta de una persona que quisiera saber, “¿Por qué emplear la Tradición Apostólica si la Sagrada Escritura es inspirada?” Porque nos brinda una segunda forma por la cual los pensamientos de Dios se expresan, haciéndolos más inteligible para nosotros –algo que necesitábamos desesperadamente toda vez que la Sagrada Escritura advierte que los pensamientos de Dios son superiores a los nuestros. También la necesitamos porque la forma en la cual las mismísimas palabras de Dios se consignaron en la Sagrada Escritura está adecuada al contexto de culturas antiguas -aquellas de los Hebreos y Griegos- y como resultado necesitamos re-expresados los pensamientos de las Sagradas Escrituras de una manera más contemporánea. Este es, por ejemplo, el propósito básico de una glosa a la Biblia -una reexpresión de las enseñanzas de la Sagrada Escritura en una manera más entendible para gente de nuestra cultura.
¿PORQUE CONFIAR SI NO ES INSPIRADA?
El hecho de que la Tradición Apostólica sea una segunda manera por la cual las enseñanzas de Dios son manifestadas también es la respuesta a la cuestión, “¿Por qué confiar en la Tradición Apostólica si no es inspirada?” Porque las cosas no necesitan ser inspiradas para ser fidedignas, sólo necesitan ser verdaderas. La veracidad es necesaria para confiar, no la inspiración. Cuando me visto en las mañanas yo no necesito una revelación inspirada de la divinidad diciéndome dónde están mis zapatos. Sencillamente necesito conocer la verdad acerca de dónde están ellos. En cuanto sé esto, puedo seguir adelante y vestirme. Cuanto más entonces debo creer en la autoridad de la Tradición de los Apóstoles, comoquiera que expresan las enseñanzas de Dios, si bien con palabras diferentes. En teología no tengo que poseer la verdad establecida en las propias palabras de Dios antes de creerla. Solamente necesito saber que Dios la enseña, sin importar cómo la expresa. Así las cosas, en la doctrina de la Trinidad no preciso que la Biblia diga “Dios es Trinidad, esto es, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son tres Personas quienes son un un solo Dios.” Si lo necesitara, estaría en problemas porque no hay ninguna declaración directa acerca de la Trinidad en las Sagradas Escrituras. Todo lo que requiero saber es que esa doctrina está implícita en las Sagradas Escrituras, aún si las palabras exactas no se utilizan. En la Tradición Apostólica, todo lo que necesito conocer es que existe algo que es la Tradición Apostólica, en lugar de la tradición de los hombres. Una vez lo sé, puede confiar en ella.
¿”UNIFICACIÓN INJUSTIFICADA”?
Un crítico diría, “¿No está usted uniendo injustificadamente la Sagrada Escritura con la Tradición Apostólica si la una es inspirada y la otra no?” De ninguna manera. A pesar de que la Tradición Apostólica no es inspirada, es infalible. Dios no puede enseñar un error, así que cualquier cosa que enseñó a los apóstoles es automáticamente infalible. Se sigue que la Tradición Apostólica es infalible. Sólo tengo que ser capaz de identificarla. Además, está 2 Cor 6,14, el versículo que se refiere a las uniones desigualmente constituidas, está hablando del matrimonio. Un crítico puede establecer un paralelo con este pasaje, pero veamos si la analogía del matrimonio funciona. Ciertamente, la Tradición Apostólica es menos que las Sagradas Escrituras en un sentido. Pero eso no las hace una unión desigual. Después de todo, un hombre y una mujer no están unidos de manera injusta solamente porque la esposa sea menos que su esposo en un sentido. Si vamos a servirnos de esta analogía del matrimonio, usémosla por completo: la Tradición Apostólica y la Sagrada Escritura están casadas, con la Sagrada Escritura llevando la guía y la Tradición Apostólica jugando un papel sustentador, interpretativo, exactamente como un hombre y una mujer casados, el hombre llevando la guía y la mujer jugando un papel saludable, de soporte, explicando e interpretando los deseos del esposo para los niños cuando las propias explicaciones de él no han sido hechas con completa claridad para ellos. Esta es una doctrina católica llamada prima Scriptura. La Sagrada Escritura Apostólica tiene primacía sobre la Tradición Apostólica (y la Iglesia también, véase Concilio Vaticano II, Dei Verbum 11). Miramos a ella primero y principalmente porque es inspirada, dándonos la ipsisima verba de Dios. Pero también miramos la Tradición Apostólica para ayudarnos a entender la Sagrada Escritura Apostólica, comoquiera que comunica la ipsisima vox de Dios. Como Católico no creo en sola scriptura, pero sí firmemente en la prima scriptura.
UN MANDATO PERMANENTE
2 Tesalonicenses 2,15 ordena a sus lectores a mantenerse firmes en las Tradiciones Apostólicas, tanto orales como escritas. Este es un mandato permanente del Nuevo Testamento. Como se ha hecho notar muchas veces en los círculos Reformados, una vez Dios da un mandato este es obligatorio hasta que es específicamente revocado. Si dios no revocó las ceremonias Mosaicas, tales como la circuncisión, la comida, las leyes de separación, ellas podrían seguir siendo obligatorias para nosotros. 2 Tesalonicenses 2,15 es un mandato permanente de la palabra de Dios y debe ser obedecido a menos que se den instrucciones específicas para desatenderlo en otra parte. Así que si un crítico quiere sostener que 2 Tesalonicenses 2,15 no es obligatorio más para nosotros, debe indicarnos los versículos que digan que estas Tradiciones Apostólicas dejarán de ser obligatorias en algún momento. Pero no puede hacerlo. Si la Tradición Apostólica era obligatoria entonces, es obligatoria ahora. La única pregunta es cómo podemos identificar las Tradiciones Apostólicas, y el papel es cumplido por la Iglesia, quien como la novia viva de Cristo continúa para reconocer e identificar para sus hijos la auténtica voz de su esposo.
EL ARGUMENTO DEL CAMBIO DE PARADIGMA
Un último punto: Todos deberían admitir que no se usó la sola scriptura mientras la Biblia estaba siendo escrita todavía . En el Antiguo Testamento hubo profetas entregando la palabra de Dios, y si usted preguntara a una persona, “¿Ha recibido todo su conocimiento de Dios de las Sagradas Escrituras solas?” Podría decir, “Desde luego que no. Si Dios habla cualquier cosa, bien a través de las Sagradas Escrituras o bien a través de un profeta, tengo que escucharlo. Estoy obligado por la Palabra de Dios sin importar la vía a través de la cual llega.” La posición de una persona en los tiempos Bíblicos podría de este modo ser sola verba, no sola scriptura. En el periodo del Nuevo Testamento estuvieron las Escrituras del Antiguo Testamento, unos pocos profetas neotestamentarios, y la Tradición de los Apóstoles, todos los cuales eran obligatorios. Si usted preguntara a un creyente del Antiguo Testamento, “¿Ha recibido todo su conocimiento de Dios de las Sagradas Escrituras solas?” El podría decir, “Desde luego que no. Debo atender la palabra de Dios sin importar cómo me ha llegado, bien en las Sagradas Escrituras o bien en la Tradición de los apóstoles!” Su posición, como la de los católicos, puede asimismo ser sola verba, no sola scriptura. De este modo alguien que niegue la posición católica tiene que admitir que el principio utilizado en los tiempos bíblicos no era sola scriptura. Para mostrar que sola scriptura es obligatoria ahora, aun considerando que no lo era entonces, el crítico tendrá que mostrar que el Nuevo Testamento enseña que existe un cambio descomunal de paradigma al final de la época apostólica. Debe presentar versículos que declaren que las Tradiciones Apostólicas serán todas apuntadas de modo que ahora sólo hay una fuente de Tradición Apostólica. Pero no puede hacer esto. No hay tales versículos. Además, desde que las Tradiciones Apostólicas llegaron más allá de las Sagradas Escrituras Apostólicas no tienen que ser materialmente diferentes de aquellas en las Sagradas Escrituras Apostólicas, sino simplemente reafirmaciones o interpretaciones auténticas de la Sagrada Escritura Apostólica, un crítico debería probar la proposición imposible de que ninguna interpretación auténtica de las Sagradas Escrituras ha sido transmitida desde la época apostólica. Y simplemente no puede hacerlo
Autor: James Akin
Fuente: Apologetica.org