Hay cristianos guapos y hay cristianos feos. Hay cristianos ricos y hay cristianos pobres. Hay cristianos santos y hay cristianos pecadores. Hay cristianos listos, hay cristianos menos listos y los hay medio mensos. Pero lo que no hay son cristianos no bautizados.
Si no estás bautizado puedes ser buena gente, pero no eres cristiano. El bautismo es el primer paso, absolutamente necesario, para formar parte de la Iglesia fundada por Cristo.
Por eso cuando me llegó la señorita a decirme: “Padrecito, quiero hacer mi boda en su iglesia con muchas flores y velas, con los cantos del coro y el agua bendita. Y quiero que nos hable muy lindo en la misa como hace con los de su templo.”
Mi primera pregunta fue: y Uds. ¿son cristianos, o sea, ya están bautizados y preparados para el sacramento del matrimonio?
“Bueno, no me he bautizado pero soy cristiana y mi novio también es bastante cristiano. Digo, se ha calmado mucho y ya casi no toma.”
¡Te puedes imaginar lo que tardé en enderezarle las ideas a la muchacha! ’Ser cristiano’ no es lo mismo que ’portarse bien’. El cristiano es una persona que ’es de Cristo’. En el bautismo nos consagramos a El y El nos pone un sello en el alma que nos distingue como suyos.
El bautismo nos cambia realmente. Recibimos el Espíritu Santo y somos diversos a los ojos de Dios. Los católicos solemos bautizarnos recién nacidos. De esta forma comenzamos a vivir en la gracia de Dios de muy chiquitos.
¿De dónde, entonces, la confusión de la novia? Pienso que se debe a dos cosas: la ignorancia de los católicos y las dudas que siembran nuestros hermanos separados. A remediar la ignorancia de los católicos me dedico siete días de la semana. Ahora me voy a meter con las sectas.
Casi todos los grupos de tipo evangélico o pentecostal que andan por ahí reconocen alguna forma de bautismo. Pero, como en todo lo demás, los protestantes toman sólo una parte de la verdad y descartan lo que les incomoda. Para algunos el bautismo es sólo el símbolo de que uno ha aceptado a Jesús como salvador personal.
Otros distinguen entre bautismo de agua y bautismo del Espíritu. Otros dicen que tú te puedes bautizar todas las veces que quieras para dar testimonio.
También discuten entre sí, sobre cómo hay que bautizar: que si en el nombre de Jesucristo o en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; que si mojando todo el cuerpo como en un baño o con tantita agua en la cabeza. En fin, hay un poco de todo. Lo curioso es que todas estas sectas te dicen que sólo hacen lo que dice la Biblia…¡y no logran ponerse de acuerdo!
Antes que nada, acuérdate que lo que nos separa a los católicos de las sectas es que la Iglesia católica enseña, cree y vive todo lo que nos enseñó Jesucristo. No creemos nada que no se encuentra o que no se apoya en la Biblia. Somos los más “bíblicos” de todos los cristianos.
¿Es un símbolo o sucede algo de veras?
Según Jesucristo nos dice, cuando nos bautizamos recibimos el Espíritu Santo y “volvemos a nacer” como hijos de Dios (Jn.3,5). Cuando se bautizó Jesús en el Río Jordán: el cielo se abrió, el Espíritu descendió en forma de paloma sobre El y la voz de Dios Padre se escuchó “Tú eres mi hijo amado, mi predilecto.” (Mc.1,9-12).
Antes de Jesús, Juan el Bautista bautizaba con agua y eso sí que era un bautismo simbólico porque los bautizados por Juan no recibieron el Espíritu Santo ni se incorporaron a la Iglesia. Servía sólo como práctica penitencial y signo de conversión. Pero Jesús cambia el bautismo de símbolo en sacramento y todo sacramento nos transforma de veras, nos hace ser diversos.
Todos nacimos pecadores, es decir, sin la amistad de Dios. Es lo que llamamos el pecado original o, como dice San Pablo, el pecado de Adán (Rom.5,12). En el sacramento del bautismo Dios nos adopta como sus hijos (Rom.8,15), el Espíritu Santo nos lava del pecado (Hechos 2,38) y nos hacemos una misma cosa con Jesucristo (1Cor.12,13).
En el bautismo, como en todos los siete sacramentos que Cristo dio a su Iglesia, es El mismo quien nos transforma con su poder.
¿En nombre de quién?
Hay sectas muy extremistas y lejos de la Biblia que sólo reconocen el bautismo “en el nombre de Jesucristo”, como, por ejemplo, la mega-secta de Guadalajara, La Luz del Mundo. Esto lo afirman porque no creen en la Santísima Trinidad. De hecho, dos veces en la Biblia vemos la expresión bautizar en el nombre de Jesucristo (Hechos 2,38 y 10,48) y otras dos bautizar en el nombre de Jesús (Hechos 8,16 y 19,5). Pero en ninguna de estas citas se está dando la fórmula para el bautismo. Se está refiriendo simplemente al bautismo que Cristo instituyó (y no al bautismo de Juan, por ejemplo).
No cabe duda que la única forma aceptable para el bautismo es con las palabras en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo porque es Jesucristo mismo quien nos lo indica (Mt.28,19). Son palabras de El y es inútil darle más vueltas al asunto.
Los católicos y la mayoría de los protestantes le toman a su palabra.
¿Inmersión o infusión?
¿Y eso del bautismo que es un baño completo? ¿qué decimos los católicos? Esa forma de bautizar, que se dice inmersión está muy bien. Parece, incluso, que fue la forma preferida de los primeros cristianos porque representa perfectamente nuestra muerte al pecado y resurrección con Cristo. En muchos sitios la Iglesia Católica bautiza a los suyos así.
Pero la Biblia nos dice que la inmersión no es la única forma del bautismo. Para la inmersión se necesita un río, una fuente, o por lo menos, una piscina donde la persona pueda sumergirse. San Pablo fue bautizado en una casa (Hch.9,17) San Pedro bautizó a varias personas en la casa de Cornelio (Hch.10,47) y Pablo bautizó a su carcelero en la misma cárcel (Hch.16, 33).
El día de Pentecostés, en plena ciudad, se bautizaron tres mil personas y los arqueólogos han demostrado que no había en Jerusalén suficiente agua para la inmersión de tantos. Por otro lado, ¿qué se hace con los enfermos y los moribundos que quieren el bautismo pero no pueden sumergirse? ¿O con los esquimales? ¿O con gente que vive en el desierto? Tiene que haber otra forma de bautizarlos.
Un documento muy antiguo que se llama Las Enseñanzas de los Apóstoles (¡escrito en el año 70 d.C. cuando algunos apóstoles todavía vivían!) indica que si no hay ni río, ni piscina, se puede bautizar vertiendo agua en la cabeza.
En el arte más antiguo de los cristianos (pinturas y mosaicos) se ven muchas escenas de bautismo, ¡pero ninguna de inmersión!
Por eso, desde el tiempo de los apóstoles, la Iglesia fundada por Cristo ha reconocido tres tipos de bautismo: la inmersión, la infusión (se vierte el agua en la cabeza) y la aspersión (se rocía los que se bautizan).
Actualmente lo más común es el bautismo por infusión, por las dificultades prácticas de los otros métodos.
El bautismo es un gran don de Dios que nos dejó Cristo para que, en Él nos hiciéramos también hijos del Padre.
¡No te olvides, católico, que por tu bautismo te has hecho heredero del cielo!
Fuente: Churchforum.org
Autor: Siempre Fiel