Uno de los seguidores de nuestra Página de apologética en Facebook me ha pedido que analice unas objeciones que un protestante que se hace llamar Danny Totocayo ha escrito en contra de la doctrina del Primado de Pedro.
Antecedentes
Al personaje en cuestión ya le conocía, porque es el mismo que por allá en el 2012 se dedicó a propagar un rumor en las redes sociales y en un foro protestante donde afirmaba que yo había abandonado la Iglesia Católica y fundado una secta porque había dejado de creer en el dogma de la transubstanciación. Me endosaba un conjunto de razones bastante absurdas para renegar del dogma. Cuando le pedí explicación confesó que todo lo había inventado para llamar mi atención e invitarme a un debate, y que los argumentos que me atribuía eran más bien suyos. En aquella ocasión me limité a ignorarlo y a hacer una aclaración en mi blog por si alguien se lo tomaba en serio. Desde entonces ha seguido por allí lanzando retos de debates a diestra y siniestra como un fatuo fanfarrón.
Y aunque desde entonces normalmente lo ignoro, esta vez haré una excepción y analizaré algunas de sus objeciones, en base a la petición de un lector.
Analizando las objeciones
El artículo comienza con la siguiente introducción para continuar luego con distintos puntos que iré comentando uno por uno (las negritas son mías):
«PEDRO, ¿LA ROCA SOBRE LA CUAL CRISTO EDIFICARÍA SU IGLESIA? La iglesia católica cree que en Mateo 16:13-18, se enseña que Pedro es la roca sobre la cual, Cristo edificaría su iglesia. El catecismo dice: “La iglesia católica además afirma: “Sobre la roca de esta fe, confesada por Pedro, Cristo ha construido su iglesia…En el colegio de los doce Simón Pedro ocupa el primer lugar (Cf. Mc 3,16; 9,2; Lc 24,34; 1Co 15,5). Jesús le confía una misión única. Gracias a una revelación del Padre, Pedro había confesado: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Entonces nuestro Señor declaró: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt 16,18). Cristo, “Piedra viva” (1P 2,4), asegura a su Iglesia, edificada sobre Pedro, la victoria sobre los poderes de la muerte. Pedro, a causa de la fe confesada por él, será la roca inquebrantable de la Iglesia. Tendrá la misión de custodiar esta fe ante todo desfallecimiento y de confirmar en ella a sus hermanos (Cf. Lc 22,32)” (CIC N°552). |
Ahora viene el punto:
«1. Aquí vemos una contradicción, primero se dice que la roca fue la confesión que hizo Pedro sobre Jesús. Esa confesión de que Jesús es “el Cristo, el Hijo del Dios vivo”; pero después se dice que esa roca es Pedro. Eso es absurdo. Aquí le están dando dos significados distintos a la roca y eso no es creíble solo porque ellos lo digan. Además ellos dicen que solo Pedro es la roca. Aquí una cita: “El Señor hizo a Pedro, y solamente a él, la piedra de su Iglesia” (Catecismo N° 881). Como podemos ver aquí hay una contradicción. |
Como se puede ver, la objeción en este punto se reduce a concluir que existe una contradicción en la enseñanza católica porque el Catecismo admite respecto a la interpretación de Mateo 16,18 dos interpretaciones disitintas. El asunto es ver si son excluyentes o complementarias.
En mi artículo anterior precisamente abordé este punto ciego muy común del protestantismo que les lleva a ver contradicciones donde no las hay. No es excluyente entender que Jesús cambia solemnemente el nombre de Simón a Pedro para darle una nueva identidad y una nueva función como mayordomo del Reino de los Cielos, y a la vez entender que él fue escogido para su ministerio por la naturaleza de su fe.
Dicho de otro modo, se puede entender ese pasaje de dos modos y en base a dos sentidos distintos pero a la vez complementarios: San Pedro es la piedra sobre la que se edifica la Iglesia en cuanto a autoridad visible instituida por Jesucristo para gobernarla y apacentarla, pero a su vez es su confesión de fe el fundamento doctrinal de la misma.
Esto, por supuesto, es fácil de entender desde una la comprensión católica en donde se considera a la Iglesia como una institución visible que consta de una jerarquía formada por obispos, presbíteros, diáconos y laicos, donde cada quien tiene una función. Pero no para una cosmovisión protestante donde la Iglesia es solo invisible y no hay autoridad alguna superior a la interpretación privada y personal de cada creyente.
La comprensión de que Pedro es la “piedra” sobre la que se edifica la Iglesia en el sentido de autoridad instituida por Jesucristo se refuerza también en el contexto, ya que inmediatamente después el Señor le entrega las llaves del Reino de los cielos, haciendo alusión a la conocida figura del mayordomo (Isaías 22,22), un siervo del Rey con autoridad para “atar y desatar” y padre espiritual del pueblo.
Vamos con la siguiente objeción:
«2. Aun si Pedro es la roca mencionada en Mateo 16:18, no significaría que Pedro sea la Única piedra de la iglesia, ya que el apóstol Pablo llamo a Cristo la Roca (1 Corintios 10:4; 1 Pedro 2:8). Y añadió: “Nadie puede poner otro fundamento del que está puesto…el cuál es JESUCRISTO” (1 Corintios 3:11).» |
Un error común en la exégesis protestante, si es que se puede llamar así, es su desastrosa forma de mezclar metáforas distintas indiscriminadamente y “a lo bruto”, saltándose el contexto y lo que cada metáfora quiere transmitir. Lo expliqué con detalle una vez en otro artículo, pero lo intentaré resumir brevemente en este.
En las Sagradas Escrituras es común encontrar la presencia de metáforas, comparaciones que comparten alguna similitud de significado. Normalmente se compara un elemento real con un elemento simbólico o “metafórico” para transmitir una enseñanza. Algunas metáforas comunes en las Sagradas Escrituras:“…Yo soy la luz del mundo…” (Juan 8,12)
“…Yo soy el buen pastor…” (Juan 10,11)
“…Yo soy la puerta…” (Juan 10,9)
“…Yo soy la vid verdadera…mi padre el viñador” (Juan 15,1)
En el primer pasaje Jesús mismo se compara con la luz. Es evidente que no se trata de que Jesús sea la luz. Todos sabemos que la luz es una radiación electromagnética que puede ser percibida por el ojo humano. Sino que la metáfora permite a través de una semejanza transmitir un mensaje: al igual que la luz ilumina las personas, Jesús nos ilumina espiritualmente. El elemento metafórico en este caso es la luz, y tiene una semejanza con el elemento real que es Jesús.
Podemos dar una explicación similar a las otras metáforas: Jesús se compara con un pastor y nosotros con ovejas, también a Jesús se le compara con una puerta, al Padre con un viñador, etc.
Lo importante para poder comprender cada metáfora es que hay que analizarla en su contexto. No se puede extraer un elemento metafórico de una metáfora y pretender que mantenga su mismo significado en una metáfora distinta. A eso es a lo que me refiero con mezclarlas “a lo bruto“.
Pongamos un ejemplo: hemos visto que Jesús ha dicho “…Yo soy la luz del mundo…” (Juan 8,12) pero también en otro lugar del Evangelio encontramos que dijo: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mateo 5,14). Sería un error suponer que en el último texto la luz representa a Jesús, porque en ese caso en particular a quienes se compara con la luz es a nosotros los cristianos. Este ejemplo ilustra de forma sencilla que para saber a qué se refiere cada elemento metafórico hay que acudir al contexto de la metáfora, y no buscarlo en otras metáforas distintas.
Esto es lo que ha hecho este sujeto, mezclar distintas metáforas para tratar de asignar un significado fijo y constante a lo que simboliza una “piedra“. El problema es que aunque la palabra “piedra” puede utilizarse como un elemento metafórico, por sí solo no significa nada si no se ubica en una metáfora en concreto.
Una metáfora muy común en las Escrituras es aquella donde se compara a la Iglesia con un edificio, y las “piedras” simbolizan a los cristianos que la componen, sin embargo, incluso en este tipo de metáforas hay que analizarlas cada una en su respectivo contexto. Por ejemplo:
“Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor, en quien también vosotros estáis siendo juntamente edificados, hasta ser morada de Dios en el Espíritu.” (Efesios 2,19 -20)
Allí los cimientos de la construcción simbolizan los apóstoles y profetas, y la piedra angular de la construcción simboliza a Cristo.
En Mateo 16,18 en cambio, la metáfora es ligeramente diferente. Ya no aparece Cristo como parte de la construcción, sino como el constructor que pone las piedras, y Pedro, no como cualquier piedra, sino como la piedra “sobre la que él edifica“, la base, dando a entender que la Iglesia se construye sobre una autoridad legítima instituida por Jesús.
Por supuesto, ninguna de esas metáforas se interpreta como que Pedro es la única piedra de la construcción, como supone este despistado protestante.
Obsérvese que el protestante cita también 1 Corintios 3,11 que dice “Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo”, pero si uno lee el contexto de la metáfora, se trata de una comparación enteramente distinta donde ni siquiera las “piedras” de la construcción simbolizan personas, sino que simbolizan las buenas o malas obras de cada creyente que han de ser juzgadas en el juicio divino.
En resumen, lo que este sujeto trae es un argumento superficial que intenta generalizar al mezclar el significado de elementos metafóricos pertenecientes a metáforas distintas, como si “roca” o “piedra” significara lo mismo en absolutamente todas las metáforas.
Es precisamente esta mediocre compresión que tienen muchos protestantes de la Escritura, la que llevaba a otro protestante con el que debatía recientemente a admitir: que aceptaba que Pedro era “la roca” pero no la “roca de Mateo 16, 18″. Como si los elementos metafóricos significaran algo fuera de la metáfora a la que pertenecen.
Vamos al siguiente punto:
3. Este pasaje de Mateo 16:18 se puede traducir de dos maneras: “Tu eres Pedro, y sin embargo (kai) sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”, o de esta manera: “Tu eres Pedro, pero (kai) sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. El termino griego “kai” significa “y”, pero también significa “y sin embargo” (Mateo 3:14; 6:26), o “pero” como aparecen en Marcos 12:12; Lucas 20:19 y Romanos 1:13. De esta manera Jesús pudo haber hecho referencia a sí mismo como la Roca, ya que como sabemos en otros lugares Jesús es llamado la “Roca”; pero nunca se le llama así a Pedro. Sin embargo, aun si la palabra griega “kai” se traduce al español como “y”, no supone que Jesús le dijo a Pedro “c”.”. |
Este argumento luce flojo ya desde el primer momento. Propone una nueva traducción para el pasaje que curiosamente no se encuentra en ninguna de las traducciones que tengo de la Biblia, incluyendo las protestantes, entre ellas las reconocidas King James, Reina Valera (en todas sus ediciones), Nueva Versión internacional, etc.
Por otro lado, si se consulta el Diccionario de griego Strong sobre el término griego “kai” dice que también significa “así”, “de la misma manera”, “en verdad”, “porque” entre otros. De allí también surgen otras posibles redacciones que no menciona, pero si considera posible otras que si se adaptan a su eiségesis.
Pero a fin de cuentas, como se trata de una sola suposición pasemos al siguiente punto.
4. Si Jesús hubiera querido decir que Pedro es la Roca, le hubiera dicho: “Sobre ti edificare mi iglesia”. Pero Jesús cambia de segunda persona a tercera persona, de “tu” a “sobre esta”. Si Jesús hubiera querido haber dicho que Pedro era la Roca, hubiera dicho, “sobre ti edificare mi iglesia”; pero no las uso. En Lucas 19:43 se usa “epi se” y se traduce “sobre ti”. Pero no se usó en Mateo 16:18, porque Jesús no quiso dar a entender que Pedro era esa Roca sobre la cual Cristo edificaría su iglesia. |
Aquí tenemos un razonamiento falaz donde se parte de una suposición que no se sostiene por ninguna prueba racional.
En lenguaje humano existen muchas formas de decir las cosas. Evidentemente Jesús pudo decirle a Pedro “Tú serás el Papa, el Papado será un ministerio encargado de tal y cual, etc. etc.”. A muchos realmente nos encantaría que hubiese sido más explicito respecto a la doctrina Trinitaria, ya que nos hubiésemos ahorrado muchos conflictos a lo largo de la historia y lo mismo se podría decir de muchas doctrinas. La existencia misma de los protestantes es prueba de como un conjunto de cristianos son incapaces de interpretar de manera uniforme los textos bíblicos, que según el propio San Pedro son “difíciles de entender” y los ignorantes malinterpretan para su propia perdición. Pero es Dios en su providencia quien elige como transmitirnos su mensaje, aunque luego alguien después intente distorsionarlo.
Por supuesto que Jesús pudo decir “Sobre ti edificaré mi Iglesia”, como San Juan pudo al comienzo del Evangelio decir directamente “El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Tres Personas Divinas y un solo Dios” y no hacer un juego de palabras para decirlo poéticamente. Igualmente acá Jesús optó por hacer un juego de palabras que pone de relieve cómo el nuevo nombre de Pedro simboliza la función que desempeñaría: “Tu eres Pedro (Piedra) y sobre esta Piedra edificaré…A TI TE DARÉ las llaves”.
Por otro lado, ¿Cómo podría este protestante demostrar que Jesús hubiera dicho tal o cual cosa de determinada manera? Si un simple mortal puede saber cómo el Hijo de Dios diría las cosas e inclusive la forma en que lo haría, estariamos ante un verdadero Vicario de Cristo en la tierra, concepto que ellos mismos rechazan.
5. Además también cambia de género masculino a femenino y dice “sobre esta Roca”. Estos dos puntos son importantes para no caer en malas interpretaciones. ¿Por qué Jesús cambio de género masculino a femenino y de segunda persona a tercera persona?…. Una vez que se cambia de género y persona, Jesús dice que edificaría su iglesia sobre esa Roca (género femenino y tercera persona), no sobre Pedro.” |
De hecho Jesús no lo hizo, no cambió el género a femenino.
Si leemos el Evangelio de Juan la primera mención al nuevo nombre de Pedro, Jesús, dice así:
“Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» – que quiere decir, “Piedra”.” (Juan 1,42)
Ya en ese texto se observa que el nombre original dado a Pedro fue Cefas (en griego Κηφᾶς = Kēphas es una transliteración de la palabra aramea Kēphas = roca), nombre que conservó como se observa cuando es llamado así por san Pablo cuando escribe en lengua griega (1 Corintios 1,12; 3,22; 9,5; 15,5; Gálatas 1,18; 2,9.11-14). Se deduce por lo tanto que las palabras de Jesús en arameo debieron haber sido: “Tu eres Kēphas y sobre esta Kēphas edificaré mi Iglesia”.
Cuando el Evangelio se escribe en griego, no se puede traducir el nombre de Pedro (Kēphas) como Petra, porque Petra en griego es de género femenino y como tal no podía signársele como nombre a un varón. De allí que el evangelista lo traduce como “Petros” (Pedro).
Esta explicación completamente lógica y racional es rechazada por muchos protestantes pero aceptada por otros. Aquí hay una recopilación de doce eruditos protestantes que no tienen problema en admitir la causa por la que a Pedro se le masculinizó el nombre::
http://www.philvaz.com/apologetics/PeterRockKeysPrimacyRome.htm
Continúa:
“Es cierto que muchos de los conocidos “Padres apostólicos” creyeron que Pedro es llamado la Roca en Mateo 16,18; pero esta interpretación fue rechazada por Agustín de Hipona cuando dijo: “Reconozco que cuando era yo joven había enseñado que la roca era Pedro, pero sé que después, en muchísimos lugares he dicho que estas palabras deben entenderse de aquél a quien Pedro confesó, cuando dijo: ‘Tú eres el Cristo el Hijo del Dios viviente’ porque no le fue dicho ‘tú, eres la roca’, (Petra) sino, ‘Tú eres Pedro’, (petros)” (Retractaciones, c. 21 n.1; ML 32, 618).” |
Este argumento y la cita que reproduce es un ejemplo de deliberada deshonestidad intelectual, así que pongamos los puntos sobre las íes, so pena de volver a redundar sobre temas sobre los que ya escribí anteriormente.
En primer lugar había que aclarar que San Agustín no se retractó de nada. Es cierto que en su obra Retractaciones él admite haber sostenido ambas interpretaciones, pero al final considera ambas como viables y deja al lector escoger la que considere más probable.
Es oportuno hacer notar que la cita que reproduce el protestante en cuestión no solo está parafraseada y mal traducida sino mutilada para no dejar leer la última parte. Léase completa y en su contexto:
“Escribí también en esta época de mí sacerdocio contra una carta de Donato, que fue en Cartago el segundo obispo de la secta de Donato después de Mayo riño. En esta carta él manifiesta que hay que creer que el bautismo de Cristo existe solamente en su comunión, a lo que yo me opongo en este libro. Aquí dije en algún lugar, «a propósito del apóstol Pedro, que en él como en la piedra está fundada la Iglesia», sentido que muchos cantan con los versos del beatísimo Ambrosio, cuando dice del canto del gallo: «Al cantar el gallo, / él, piedra de la Iglesia, / llora su pecado». Pero recuerdo haber expuesto después muchísimas veces aquello que dijo el Señor: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, de manera que se entendiese sobre ese a quien confesó Pedro cuando dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo, como si Pedro, así llamado por esa piedra, representara la persona de la Iglesia, que es edificada sobre esa piedra, y que recibió las llaves del reino de los cielos. Porque no se le dijo: Tú eres la piedra, sino Tú eres Pedro. Puesto que la piedra era Cristo, a quien confesó Simón, así como lo confiesa toda la Iglesia, y fue llamado Pedro. De entre esas dos sentencias, que el lector elija la más probable”.
(San Agustín, Retractaciones, I, 21, 1, Obras completas de San Agustín, Tomo XL, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid MCMXCV, p. 723-724)
Obsérvese como leída en su contexto y no parafraseada la cosa cambia. En el texto no dice nada de que sostenía una interpretación en su “juventud” y luego cambió de opinión. Simplemente sostiene que ya siendo sacerdote sostuvo una, y admite luego haber sostenido la otra. Finalmente permite a los lectores decidir entre la que consideren más probable, en una porción del texto que el protestante no reproduce sino que corta… ¿casualidad?, ¿descuido? ¿malicia?, respondamos como San Agustín: decida el lector la más probable.
Si estudiamos las obras de San Agustín confirmamos que él sostuvo ambas opiniones de forma intercambiable e incluso ya a los 64 años sostenía la interpretación que Pedro era la piedra de Mateo 16,18. Veamos algunos ejemplos:
Año 397 – Edad aproximada de San Agustín = 43 años
“No nos permitimos escuchar a aquellos que niegan que la Iglesia de Dios es capaz de perdonar todos los pecados. Ellos se equivocan porque no reconocen en Pedro la Roca y ellos rechazan creer que las llaves del cielo, desde sus propias manos han sido entregadas a la Iglesia” (Agustín de Hipona, El Combate cristiano, 31:33, JUR,3:51)
Año 417 – Edad aproximada de San Agustín = 63 años
“Cuando de este modo él había dicho a sus discípulos, “Ustedes también me dejaran”, Pedro, la Roca contestó por todos: “Señor, a quien iremos, tu tienes palabras de vida eterna” (Agustín de Hipona, Homilía sobre el Evangelio de Juan, Tratado 11:5, NPNF1,VII:76)
Año 418 – Edad aproximada de San Agustín = 64 años
“Pedro, quien había confesado a Él como hijo de Dios, y en esa confesión había sido llamado roca sobre la cual la Iglesia debía ser edificada” (Agustín de Hipona, Comentario sobre los Salmos, 69:4, PL 36, 869, en Butler, 251)
“…Pero esa Roca, Pedro mismo, la gran montaña…” (Agustín de Hipona, Comentario sobre los Salmos, 104[103]:16, NPNF1,VIII:513]
Queda claro que incluso a los 64 años todavía sostenía de forma intercambiable ambas interpretaciones, y las Retractaciones las escribe en el año 427, 9 años después.
Otra pregunta que surge ante este argumento sería: ¿Cuál es la la relevancia?
Porque si se admite que los padres de la Iglesia coincidían con la interpretación tradicional católica, el que San Agustín hubiese discrepado sería una simple curiosidad, uno de muchos padres que entendió un texto de forma distinta al resto. Y eso tampoco cambiaría el hecho de que independientemente como entendiera ese pasaje, siempre defendió el primado del Papa.
Sigamos con otro argumento:
6. Los apologistas católicos dicen que cuando se usa la palabra “esta” puede hacerse referencia al antecedente más cercano; pero no siempre es así. Por ejemplo en Hechos 7:17-19 se usa “este” y no se refiere al antecedente más cercano. Veamos lo que dicen estos textos: “17 Pero cuando se acercaba el tiempo de la promesa, que Dios había jurado a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto, 18 hasta que se levantó en Egipto otro rey que no conocía a José. 19 Este rey, usando de astucia con nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres, a fin de que expusiesen a la muerte a sus niños, para que no se propagasen” (Véase también Hechos 4: 10-11; 1 Juan 2:22). Así como en estos textos vemos que “este” no se refiere al antecedente más cercano, en Mateo 16 tampoco con “esta” se refiere al antecedente más cercano, sino que se refiere según el contexto inmediato a la confesión de Pedro sobre la Deidad de Cristo. |
Repasemos el argumento que yo utilicé en un artículo anterior. Allí se sostiene que la frase en griego dice “ταυτη τη πετρα” ( “epi tautê tê petra” ). Aquí “epi” significa “sobre”, y “ tautê tê petra ” significa “sobre esta misma piedra”. Así, la frase sin el “tê” significaría solo “sobre esta piedra”, pero con el “tê” la construcción gramatical fuerza a identificar la piedra a la que se hace referencia (sobre la que se edifica la Iglesia), con la que se acaba de mencionar (Pedro). Así, es Pedro y no otra piedra a la que se refiere Cristo sobre la que se edifica la Iglesia.
Yo basé mi explicación en la que da Robert A Sungenis, apologista católico con buenos conocimientos de griego bíblico:
“Es importante señalar que aquí Jesús elige la frase epi tautee tee petra (“sobre esta roca”) más que la más ambigua redacción como epi tee roca (“sobre la roca”) o epi petra (sobre una roca). Utilizando el artículo definido o indefinido podría parecer que señala a alguien más que a Pedro, mientras el adjetivo demostrativo tautee (’esta’) es más probable que identifique a alguien en la inmediata proximidad gramatical al sustantivo «roca». La única otra roca que se ilustra en la inmediata proximidad es Petros (’Pedro’) el cual es un nombre propio que significa «Roca»….” (Traducido del comentario de Robert Sungenis en Jesús, Peter & the Keys, Butler, Dahlgren, Hess, pág. 23-24)
Curiosamente este protestante coloca un ejemplo que en vez de darle la razón se la quita. Cita por ejemplo este texto para demostrar que cuando se utiliza “este” no necesariamente se refiere a la referencia más cercana:
“Conforme se iba acercando el tiempo de la promesa que Dios había hecho a Abraham, creció el pueblo y se multiplicó en Egipto, hasta que se alzó un nuevo rey en Egipto que no se acordó de José. Obrando astutamente contra nuestro linaje, este rey maltrató a nuestros padres hasta obligarles a exponer sus niños, para que no vivieran.”(Hechos 7,17-19)
Pero allí quien escribe es bien explícito al señalar que se refiere a “este rey“, por ende, para ver a quien se refiere al utilizar “este” hay que buscar la referencia más próxima a un rey en el relato.
Si en cambio no hubiese sido explícito y hubiese escrito “Obrando astutamente contra nuestro linaje, este maltrató a nuestros padres” se entendería que fue el linaje el que maltrató a sus padres, no el rey.
Pongamos de ejemplo un pasaje bíblico relacionado a la divinidad de Cristo, que dice así:
“Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al Verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la Vida eterna.” (1 Juan 5,20)
En el pasaje anterior, si uno le pregunta a un testigo de Jehová, a quién se refiere el texto como el Dios verdadero, él dirá que al Padre, pero lo cierto es que allí cuando se dice “Este es el Dios verdadero” se refiere a Jesucristo, que es la referencia más próxima que acaba de mencionar.
Lo que plantea en cambio este sujeto es no solo irracional sino poco convincente, y es que entendamos que en el Evangelio de Mateo Jesús quiso decir: “Tú eres Pedro y sobre AQUELLA piedra edificaré mi Iglesia”
Sigamos:
7. Debe añadirse que en Mateo 16:18, el texto griego se traduce mejor así: “Tu eres Pedro, y sobre esta roca edificaré de mi la Iglesia”. El erudito en griego Samuel Pérez Millos, Th. M. así lo expresa: “Literalmente de mi la iglesia” (Comentario Exegético al texto griego del Nuevo Testamento. CLIE). |
Aquí nos encontramos con una falacia de autoridad (distíngase del argumento de autoridad). Lo que pueda opinar algún erudito protestante no puede pretender presentarse a creyentes católicos sino como una opinión más. Existen numerosos eruditos católicos y protestantes que simplemente pueden opinar diferente. Yo mismo acabo de presentar doce opiniones de doctos protestantes que discrepan de este, y no he mencionado a ningún católico.
En lo personal, no veo que esa traducción sea del todo incorrecta mientras se admita que Pedro es identificado con la Roca sobre la que edifica la Iglesia.
“8. Pedro es una piedra pequeña. Aunque Petros y Petra pueden significar Roca o Piedra, debe notarse que Petros se usa para hablar de piedra pequeña y ese parece ser el significado de Pedro, ya que Jesús es el fundamento (1 Corintios 3:11).” |
Más de lo mismo. Ya se aclaró que Pedro es una traducción al género masculino del nombre que recibió en arameo (Cefas) que significa “roca”. No tiene sentido insinuar que su traducción al griego, debe entenderse por “piedra pequeña” y menos recurriendo a otras metáforas fuera de contexto, como 1 Corintios 3,11.
En griego koine (el idioma en que se encuentran los escritos del Nuevo Testamento) ambas palabras (Petros y Petra) eran sinónimas. Para referirse a una piedra pequeña existe en griego otra palabra “lithos”, la cual es utilizada en la Escritura frecuentemente de este modo.
Ejemplos:
“quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca (Petra); luego, hizo rodar una piedra (lithos) sobre la entrada del sepulcro” (Mateo 15,46)
“Para vosotros, pues, creyentes, el honor; pero para los incrédulos, la piedra (lithos) que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido, en piedra (lithos) de tropiezo y roca (petra) de escándalo. Tropiezan en ella porque no creen en la Palabra; para esto han sido destinados” (1 Pedro 2,8)
“y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra (lithon) alguna.»” (Mateo 4,6)
“¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra (lithon);” (Mateo 7,9)
“Y Jesús les dice: “¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra (lithon) que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?” (Mateo 21,42)
La obsesión casi enfermiza de este protestante en identificar siempre a Cristo como una roca grande y a Pedro con una piedra pequeñita termina volviendose en su contra, porque en muchas ocasiones a Cristo se le compara con una piedra pequeña (lithos), y no hay de qué escandalizarse dado que se trata de metáforas distintas.
Por ejemplo, no menoscaba en nada el honor de Cristo que en una metáfora le simbolice la piedra pequena (lithos) que hace tropezar a los arquitectos (1 Pedro 2,8) y tampoco que en el mismo pasaje se utilice otra metáfora donde se le compara con una roca (petra) tan grande como el escándalo de no haber creído en Él.
Por otro lado, en todo el NT, “Pétros” es utilizado solo como nombre propio de Pedro y nunca para hacer referencia a una piedra pequeña, a diferencia de “lithos”, ¿Tiene sentido la artificial distinción que el protestantismo intenta hacer, cuando tiene perfecta explicación la razón de que se masculizara su nombre?
“9. En el libro apócrifo de 2 de Macabeos 4:41 podemos notar que Petros hace referencia a una roca pequeña. Este pasaje dice: “Cuando la gente vio que Lisímaco los atacaba, unos reunieron piedras (petrous), otros tomaron palos pesados, otros recogieron con la mano la ceniza que había en el suelo y, en medio de una gran confusión, comenzaron a lanzarlo todo contra los hombres de Lisímaco”. |
Ya en este punto el argumento protestante se ha vuelto irrelevante. Ya se ha dicho que el nombre de Pedro (Cefas) en arameo, tal como lo pronunció Jesús significa “roca” y no piedra pequeña, sin embargo, este sujeto insiste en hacer la distinción en lengua griega basándose en el uso puntual que se le da en un libro que considera apócrifo.
No representa ningún problema el hecho de que “pétros” en algunos contextos pudo representar una piedra.
“10. Los católicos dicen: “Por la palabra ‘roca’ el Salvador no podía haberse referido a Sí mismo, sino solo a Pedro, ya que es mucho más aparente en Arameo, donde la misma palabra (Kipha) es usada para ‘Pedro’ y ‘roca’. Su declaración admite entonces una explicación, a saber, que Él desea hacer de Pedro la cabeza de toda la comunidad de aquellos que creían en Él como el verdadero Mesías; que a través de este fundamento (el de Pedro), el Reino de Cristo sería inconquistable; que la guía espiritual de la fe estuviera colocada en las manos de Pedro, como el representante especial de Cristo” (Peter becomes head oh the Apostles).” |
No hay problema en admitir que creemos que las palabras de Cristo expresaban su deseo de instituir a Pedro como el primero de muchos mayordomos del reino de los cielos, cabeza visible de la Iglesia (porque la cabeza suprema de la Iglesia es Cristo).
“Lo que el católico debe saber son dos cosas: (1) El catecismo ya dijo que Cristo ha construido su iglesia “Sobre la roca de esta fe, confesada por Pedro”. Y (2) No tenemos el texto arameo del libro de Mateo, solo lo tenemos en griego. Y Kepha no es usada para Pedro y Petra, sino solo para Pedro. Juan 1:42 dice: “Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro)”.” |
Ya la aparente contradicción que este protestante ve en la enseñanza del Catecismo se explicó al comienzo.
Luego supone que como se ha conservado el texto original del evangelio de Mateo en arameo, Kēphas no se utiliza en ambas partes de la sentencia: “Tu eres Kēphas y sobre esta Kēphas edificaré mi Iglesia”. ¿Qué palabra pudo haber usado entonces, si Kēphas en arameo significa “Roca”? ¿Quiere decir que bajo esta hipótesis Pedro si es llamado Kēphas (Roca) y la Iglesia se construye sobre una piedra pequeña?
Ya pueden adivinar porque no es común escuchar este argumento en boca de otros protestantes…
“11. Si Kephas significa lo mismo que Roca o Petra, ¿Por qué nunca se llamó Kephas a Jesús sino solamente Petra o Lithos? Es cierto que Lithos es una palabra que significa piedra pequeña, pero también significa piedra grande, como podemos ver en Mateo 27:60,66 cuando se habla de piedra de sepulcro o cuando se habla de la piedra de molino en Lucas 17:2 y Apocalipsis 18:21. Lithos es usada metafóricamente para hablar de Cristo, quien no puede ser una piedrita pequeña. Petros parece tener también el significado de Roca grande; pero ¿por qué nunca se llama a Jesús Petros o Kephas? Pienso que los escritores bíblicos empiezan a usar Petra en un sentido diferente al de Petros y Kephas por alguna razón.” |
El problema de este sujeto es que no entiende que “Roca” o “Piedra” no son nombres propios de Cristo, son objetos que se utilizan como elementos metafóricos para poner de relieve una enseñanza por medio de una analogía.
Es natural que en algunas metáforas Cristo pueda ser comparado con una roca, y en otras con una piedra. Cada metáfora se entiende en su propio contexto y está claro que Cristo no es ni lo uno ni lo otro, porque tanto una piedra como una roca son objetos inanimados.
No tiene sentido por lo tanto, divagar en detalles irrelevantes como que “lithos” en griego puede ser una piedra grande, y poner de ejemplo Mateo 27,60 donde se habla no de una piedra, sino de una “gran piedra“. A pesar de la irrelevancia del argumento también erra porque pasa por alto que en esos casos la palabra piedra está acompanada de un adjetivo. Si en el texto se menciona una “gran piedra” es el adjetivo el que da a entender que se trata de una piedra grande, no la palabra en sí misma. Lo mismo pasaría si alguien hace referencia a una roca pequeña.
Otro argumento:
“12. En el Nuevo Testamento se llama a Kephas veinte veces por el compuesto “Simón Pedro”, y ciento cincuenta y tres veces lo llama “Pedro” y nunca “Simón Petra”, ni “Petra” lo que resulta curioso, si él fuera la “Petra” en Mateo 16:18.” |
Ya se ha aclarado por qué a Pedro no se le pudo llamar “Petra”, siendo “Petra” un nombre de mujer. De la misma manera no se le podría llamar al sujeto que escribe a este artículo “Daniela”.
Concluye:
“13. Mi conclusión es que Pedro fue una piedra pequeña ya que, El fundamento de la iglesia es Cristo. “nadie puede poner otro fundamento que el que ha sido puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios 3:11), y Él no podría ser una Piedra pequeña.Los apóstoles, incluyendo a Pedro serian también piedras pequeñas; pero ninguno la “Roca”, porque no pueden haber dos rocas iguales.” |
No puede sino finalizar insistiendo que Pedro fue una “piedra pequeña” mientras se pierde en un conjunto de divagaciones donde persevera en el error de mezclar metáforas indiscriminadamente, respecto a que sólo Cristo es la roca, como si Cristo fuese un objeto inanimado y nosotros objetos inanimados más pequeños.
Para terminar aclaro que esta es una respuesta puntual a los argumentos de este curioso personaje. Aunque muchas de sus objeciones son generalmente compartidas por muchos protestantes, no sería justo atribuirlas a todos, no se diga que me he buscado el contrincante más fácil para armar un muñeco de paja.
Autor: José Miguel Arráiz