Llamada también Iglesia de la nueva comprensión. Es una escuela práctica de filosofía basada en el hedonismo. Su objetivo es asegurar la felicidad del hombre a través de la comprensión de sí mismo y de los demás como seres espirituales. El desarrollo de ciertas tendencias religiosas y la existencia de un culto propio han hecho que diversos Estados la consideren una religión, entre ellos Francia (sentencia del Tribunal de Apelación de París, 29 de febrero de 1980).
Origen. Un ingeniero americano, Lafayette R. Hubbard, nacido en 1901, volvió de la guerra aquejado de una incapacidad física permanente y se enfrentó a un cruel sufrimiento moral. Trató entonces de recuperar por sí mismo la paz de su espíritu y el bienestar. Expuso sus descubrimientos en La dianética. Ciencia moderna de la salud mental (1950) o ciencia del espíritu, y trató de difundirlos a través de una escuela llamada cientología o ciencia del saber.
Método. El “auditor” (ministro-consejero) ayuda al “auditado” a convertirse en dueño de su “mente reactiva” (parte de la mente que percibe y clasifica de forma inconsciente). El “electrómetro”, instrumento inventado por el Maestro, permite localizar las zonas de sufrimiento espiritual. Entonces, el auditado cobra conciencia de que el thetan (su parte inmortal) debe hacerse operativo, es decir, efectivo en relación con las 8 dinámicas (de aquí se deriva la cruz de 8 brazos): impulso de supervivencia individual, pareja e hijos, grupo, humanidad, naturaleza, materia-energía-espacio-tiempo, espíritu y Ser supremo.
Principios. “Nada es verdadero para el hombre si él no lo ha observado” (integridad personal). “El hombre es fundamentalmente bueno”. “Su supervivencia depende de él mismo”. La cientología no hace referencia a ningún dios en particular sino que deja a cada uno la posibilidad de descubrirlo”.
Cultos. Bautismos, matrimonios, ordenaciones, entierros. Libros de oraciones y sermones registrados por el fundador.
Difusión. Seis millones de adeptos en todo el mundo; un millón de ellos en Europa.
Yves de Gibon
Cf. Diccionario de las Religiones (dirigido por el Cardenal Paul Poupard), Herder, Barcelona 1987, p. 1292–1293.
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Hace 75 millones de años un soberano galáctico llamado Xenu confinó en la Tierra a los “thétanos”, malvados espíritus que hasta nuestros días infectan las psiqués de los hombres, causando males que sólo pueden curarse con mucho dinero y sesiones de “clarificación”. Esto, que podría parecer un cuento de ciencia ficción, no es otra cosa que el postulado de la Iglesia de la Cienciología, una secta que por medio de amenazas y extorsiones, ha construido un imperio económico conquistando a estrellas de Hollywood, empresarios y políticos de todo el mundo.
Tom Cruise, Dustin Hoffman, Nicole Kidman, Oliver Stone, Constantin Costa Gravas, Larry King, Mario Puzo, Aaron Spelling, Gore Vidal… todos comparten fama y fortuna, pero además un lugar en laIglesia de la Cienciología.
La noticia
Los seguidores de la secta volvieron a ser noticia la semana pasada al lanzar manotazos de ahogado ante la negativa del gobierno alemán de permitir a sus miembros participar en cargos públicos dentro del poder Ejecutivo o en partidos políticos.
Una resolución impulsada por el presidente del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara Baja, Ben Gilman, y el senador Mike Enzi, quiere obligar al gobierno del canciller Gerhard Schroeder a ceder en su postura, solicitando la intervención del mismo Bill Clinton.
La noticia, que ha agitado —sin alterar— el escenario de la política internacional, ha vuelto a poner en tela de juicio las actividades del grupo que sufrió anteriores percances en España y Francia, donde atravesó varios juicios acusado de ser una secta cuyo verdadero objetivo es el de ganar dinero, mediante la captación de adeptos entre personas con enfermedades o problemas laborales o psicológicos.
Los orígenes
Según un reporte de La Vanguardia de Barcelona, la “doctrina” de la secta surgió en la imaginación de su fundador, Ron Laffayette Hubbard, un escritor de ciencia ficción que nació en Nebraska en 1911. Con el fin de captar adeptos, Hubbard mezcló la fantasía de sus novelas con la realidad.
Cura costosa
En su obra más conocida “Dianética: La ciencia moderna de la salud mental”, Hubbard dice que “nos podemos liberar de nuestras psicosis si nos enfrentamos a los incidentes traumáticos o enagramas que bloquean nuestra mente”. Según el fundador, liberarse de estos es muy fácil, pero muy costoso ya que implica una “audición” con la ayuda de un “audímetro” de hasta 5 mil dólares. Sin embargo, el curso completo que concluye el “camino de purificación”, implica expulsar todos los enagramas que, similares a los traumas freudianos, “son producto de los errores cometidos en vidas anteriores”. Hoy, eliminar todos los traumas del presente y pasado puede costar más de 80 mil dólares.
Ovejas famosas
Por ello, la campaña proselitista de la Cienciología apunta generalmente a “las ovejas con cascabel” y con dinero. “Si consigues que las ovejas con cascabel te sigan —decía Hubbard—, te seguirán todas”. Así, en 1955 pretendió convencer a Ernest Hemingway, Orson Welles, John Ford, Pablo Picasso y Walt Disney, y aunque ninguno de ellos aceptó, 40 años después la lista de sectarios impresionaría a cualquiera.
La cantidad de “estrellas” vinculadas a la secta en los últimos tiempos, evidencia su poder y capacidad de presión sobre el “star-system”. Medio Hollywood está convencido de que la “conversión” de John Travolta a la secta le ha procurado nuevos papeles cuando estaba al borde de la extinción profesional.
Único objetivo
“Dinero, dinero, dinero. Haz que te lo den, consíguelo. Sea como sea, haz dinero”. Con estas palabras —siempre según La Vanguardia— Hubbard habría señalado su principal objetivo. Para ello, la cúpula de la Cienciología habría creado Sterling Inc., una ramificación de la secta que chantajeaba odontólogos adictos a las drogas hasta que, tiempo después, fue descubierta. Más adelante, crearonNarconón y Health Med, empresas internacionales de fachada que servían también para captar y extorsionar toxicómanos, con la excusa de proporcionar un “tratamiento redentor”.
Frente europeo
Los tratamientos de la Cienciología, sin embargo, no han sido muy acogidos en Europa donde destacadas personalidades los han rechazado. En los últimos años, los ministros de Asuntos Exteriores de Alemania y Francia, Klaus Kinkel y Hervé de Charette, compartieron sus posiciones al respecto. El ministro francés se unió a la “aprensión” de los alemanes hacia la secta, mientras que Kinkel se refirió a una carta publicada en el International Herald Tribune y firmada por una larga lista de estrellas, en la que la secta se presentaba como víctima de una persecución similar a la del holocausto judío. “La carta es un insulto a las víctimas del nacionalsocialismo”, afirmó Kinskel.
Los casos de Alemania y Francia son solamente un capítulo en la guerra psicológica que la Cienciología libra ante la opinión pública mundial. Por ahora su credibilidad parece poder mantenerse… pero no por mucho tiempo.
Fuente: Diccionario de las Religiones