Con frecuencia se utiliza el término secta para calificar una gran variedad de fenómenos religiosos. En algunos lugares se emplea el término incluso para referirse a iglesias protestantes. ¿Cómo distinguir entonces una secta de un movimiento religioso legítimo? Esta es la finalidad de un libro recién publicado por Jean Vanier, «Nuovi movimenti. Sette cristiane o segni dello Spirito» (Italia, Piemme). Según el reportaje del periódico «Avvenire» (8/6/99) el libro contiene diversos criterios para juzgar los movimientos religiosos. Vanier propone cinco elementos que pueden ayudar a identificar una secta.
1) Una secta está encerrada en sí misma y con frecuencia dominada por un gurú omnipotente, considerado como el único profeta y salvador. Sólo la secta posee la verdad y no se tolera ninguna otra forma de autoridad. Además, se prohíbe el contacto con otras formas de pensar o actuar.
2) La misma secta se presenta como salvadora del mundo o de los individuos, con un mensaje del todo nuevo y único para todos. Este mensaje da un sentido completo a la existencia de los miembros y una fuerte motivación para el proselitismo.
3) Para los que se hacen parte de la secta la sociedad está dividida entre buenos y malos, salvados y condenados. Se eleven muros entre las dos categorías que hacen difícil el diálogo, y hay una separación radical de las familias, los viejos amigos y el resto de la sociedad.
4) Los miembros de la secta están obligados a sacrificar su propia conciencia, su libertad y su propia capacidad de juzgar. Deben seguir las certezas absolutas y los objetivos del grupo. Además, la inteligencia de los miembros de la secta es manipulada, repiten los lemas y obedecen más que buscar la verdad.
5) Las personas angustiadas, frágiles y aisladas son atraídas a este tipo de grupos. El hecho de estar inseguro de sí mismo hace atractiva la certeza y los claros objetivos de la secta. Así se eliminan las angustias, la soledad y se da una dirección a la propia vida. Esto hace difícil que una persona pueda dejar el grupo, porque correría el riesgo de encontrarse de nuevo en la angustia y la soledad.
Vanier admite que algunas de estas características pueden estar presentes en un movimiento cristiano, sobre todo en los movimientos que se encuentran en los primeros años de su existencia. Sin embargo, entre los movimientos cristianos y las sectas existen claras diferencias.
1) La comunidad está a disposición de toda persona para facilitar su crecimiento espiritual y para profundizar en su conciencia personal. La comunidad estimula la formación de sus miembros en los campos espirituales y teológicos, utilizando los recursos de la Iglesia y la sociedad de acuerdo con el contenido de la Palabra de Dios, la vida del Espíritu y la verdadera humanidad. Además, se otorga un alto valor a la vocación espiritual de cada miembro, por encima del deseo de hacer crecer el número de miembros del movimiento.
2) Una comunidad no está encerrada en sí, sino que forma parte integral de la Iglesia. Además, en casos de conflicto es la misma Iglesia la que interviene como mediador. Esa autoridad exterior garantiza que las personas realmente son libres y pueden seguir creciendo hacia una mayor libertad y madurez.
3) Aunque en los inicios puede existir una cierta rigidez, con el tiempo llega mayor discernimiento y diálogo. La autoridad es ejercitada para ayudar a cada persona a crecer y a asumir mayor responsabilidad.