Reflexiones de un ex-evangélico sobre “el instante” de la salvación.
Mi madre me preguntó, “¿Quisieras cincuenta centavos?” a lo que respondí de inmediato, “Me encantaría.” Qué pregunta más ingenua para un niño de ocho años. Claro que me gustaría obtener cincuenta centavos. Cincuenta centavos significaban mucho dinero cuando era pequeño. Mi madre continuó, “Aquí está un verso de la Biblia que quiero que memorices y cuando lo puedas recitar perfectamente, te daré el dinero.” Y así fue como por primera vez me aprendí y memorice algunos de los pasajes más conocidos de la Biblia. Memorice todo el Salmo 23, “El Señor es mi pastor…” Me aprendí el Salmo 119:105, “Su palabra es una lámpara para mis pies, y una luz para mi camino,” lo cual era un constante recordatorio del lugar de supremacía de la Biblia en mi vida, la única regla de fe y práctica.
Por supuesto el verso más importante a memorizar por un niño Evangélico Protestante es Juan 3:16. Es un verso que encapsula el Evangelio de Cristo en un elegante y significante enunciado, un enunciado que alcanza el corazón de Dios y explica la esencia de la historia de la salvación en veinticinco palabras. La clave de estas palabras sobresalen con clara rigidez: amó, dio, creyó, pereció y tiene. Podemos poseer (tener) algo gracias al acto de amor de Dios y a la respuesta del hombre. El acto de amor de Dios abrió, y en otras ocasiones cerró, una puerta empernada, dotando al hombre del escape de la condena eterna y una oferta de vida eterna.
Nadie acepta la Biblia o cualquier otra información por ese motivo, con completa objetividad, sin una tradición y una mente predispuesta por la cual la información es filtrada. El año pasado, antes de acoger la religión católica, mi esposa y yo, tanto como nuestros amigos Evangélicos, nos aferrábamos a las tradiciones fundamentalistas de creencia en sólo Cristo y justificación por fe propia.
Recientemente fui abordado por un fundamentalista que decía que “Abraham creyó en Dios y fue hecho justificado (Gen. 15:6), y como la palabra creyó está en tiempo pasado, significaba que Abraham fue salvado en el instante en que él creyó en Dios“. Supuestamente Abraham fue salvado y tuvo seguridad eterna desde ese punto en el tiempo, desde su asentimiento de fe en un-punto-en-el-tiempo. Luego este amigo fundamentalista se movió a Juan 3:16 y ató la creencia de Abraham a nuestra creencia en Cristo.
Hay un cambio interesante con este verso que parece eludió mi amigo fundamentalista. Le pregunté si alguna vez había observado con detenimiento al tiempo de los verbos de acción en Juan 3:16. No lo había hecho y porque su tradición le dice que la creencia-en-un-punto-del-tiempo es la base de la salvación, él automáticamente asumió que Juan enseñaba que por un asentimiento mental-momentario en Cristo, uno podría asegurarse la vida eterna y garantizarse un lugar en el Cielo. Separé el verso para darle la información que había omitido, la cual yo mismo había omitido toda mi vida antes de entrar en la Iglesia Católica.
Primero una nota sobre las palabras de acción. En griego, el lenguaje del Nuevo Testamento, existen diversos tiempos para los verbos. Discutiremos dos: aoristo y presente (ver las notas al final de este artículo). El tiempo aoristo describe un punto en el tiempo. Es tan simple como eso. El Presente es lo actual, la acción actual presente. También es tan simple como eso. El aoristo es representado por un punto (.). El presente es representado por una línea continua (—–). Ahora, con este simple entendimiento, veamos Juan 3:16:
Juan 3:16 “Porque tanto amó (aoristo, un punto en el tiempo pasado) Dios al mundo que dio (aoristo, un punto en el tiempo pasado) a su Hijo único, para que todo el que cree (presente, acción progresiva) en él no perezca (aoristo, un punto en el tiempo), sino que tenga (presente, actual, acción progresiva) vida eterna.” (KJV)
¿Interesante, eh? El tiempo presente “todo el que crea esta creyendo en El” pone una luz diferente al verso. Uno podría esperar que la palabra creer fuese en aoristo, para enseñarle a su acto de “de-una-vez-por-todas”, un evento de “un-punto-en-el-tiempo”. Yo solía decir, “Creí en Cristo en tal y cual fecha por lo que ahora sé que estoy salvado.” Pero ahora digo, “Creí en Cristo, creo en Cristo y estoy siendo salvado”. Uno podría preguntar por qué el evangelista cambió al tiempo presente, un verso lleno de indefinidos. El tiempo presente implica creer continuamente, un proceso de creencia y no el pasado asentimiento mental en el que una vez pensé.
Noten que “tenga vida eterna” está también en el tiempo presente. No dice tendrá vida eterna en el pasado o en el futuro, pero que regularmente estará logrando la vida eterna. Un gramático griego explica el tiempo presente de esta manera, dice, “El tiempo presente es básicamente lineal o durativo, incursionando en su tipo de acción. La noción durativa puede ser expresada gráficamente por una línea no partida (_), desde que la acción es meramente continua. Esto es conocido como presente progresivo. Se encontrarán refinamientos de esta regla general; sin embargo, la distinción fundamental no será negada.” Aquel que está actualmente, habitualmente y continuamente creyendo… estará (actualmente y al presente) teniendo vida eterna. Necesitamos tener cuidado con la interpretación de la Biblia, por que lo que uno cree y entiende tienen consecuencias eternas.
¿Significa la palabra creer un mero estado de asentimiento mental? El término bíblico creer no puede ser reducido simplemente a una aceptación mental. Si estudiamos los libros sagrados en conjunto, durante la larga historia de Israel, veremos que con la palabra creer se quieren trasmitir también los conceptos de obediencia y confianza. Kittel dice “pisteuo significa ‘confiar’ (también ‘obedecer’)…” Vines dice, “… confianza en, no mera aceptación…”
Esto se confirma con la declaración de Juan el Bautista en Juan 3:36 “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer (apeitheo) en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.” (KJV). La palabra apeitheo se entiende, con todos los buenos traductores y comentadores, como desobediencia. Lo opuesto (antónimo) de creer es desobedecer. El verso en el RSV dice “El que cree (“está creyendo”, tiempo presente) en el Hijo… el que desobedece (“esta desobedeciendo” tiempo presente) al Hijo...” La NASB traduce el verso como sigue: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que desobedece al Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él”. Kittel claramente define apeitheo como “ser desobediente.” La palabra creencia tiene el elemento de obediencia envuelta en sus brazos y lo opuesto de creencia bíblica es desobediencia. No pueden ser considerados como “evangélicos” los que enseñan la salvación por asentimiento mental sin un presente consecuente y sin una obediencia continua.
Mi amigo fundamentalista nunca ha respondido a la explicación de estos versos. Espero que algún día él pueda ver más allá de las murallas de sus tradiciones fundamentalistas y vea la gran belleza de la iglesia y su pasado. Es muy difícil dar un vistazo sobre la muralla, pero muchos de nosotros lo hemos hecho, por gracia de Dios. Muchos de nosotros no sólo dimos un vistazo sobre la muralla que nos rodeaba, sino que de hecho la escalamos y la saltamos, encontrando del otro lado la gloria de la Iglesia Católica.
Notas sobre los tiempos griegos aoristo y presente
– Tiempo Aoristo: EL tiempo aoristo se caracteriza en acción puntual; esto es, el concepto del verbo es considerado sin relación al tiempo pasado o presente o futuro. Los eventos descritos por el tiempo aoristo se pueden agrupar en varias categorías según los gramáticos, pero el sentido más común es siempre la idea de una acción que se comenzó en un cierto punto (“aoristo inicial”), o que se terminó en un cierto punto (“aoristo acumulativo”), o simplemente que existió en un cierto punto (“aoristo puntual”). La categorización de otros casos pueden ser encontrada en las gramáticas griegas.
– Tiempo Presente: De acuerdo con Dana y Mantey en su libro Un Manual de Gramática del Nuevo Testamento Griego “El significado fundamental del tiempo presente es la idea de progreso. Es el tiempo lineal… la fuerza progresiva del tiempo presente debería siempre de ser considerado como primaria, especialmente con referencia a los modos potenciales, que en la naturaleza del caso no necesitan de ningún tiempo “presente puntual”… Existen tres variedades de tiempo presente en las cuales su idea fundamental de progreso es especialmente patente.” Y cuando habla del presente progresivo explica: “Este uso se acerca a la idea principal del tiempo. Significa acción en progreso, o estado de persistencia…” En pocas palabras el tiempo presente expresa una acción en progreso en el tiempo presente.
– New Testament Greek (James Hewitt, B.A., B.D., M.A., Ph.D.; Hedrickson Publishers; 1986, page 13)
– Theological Dictionary of the New Testament by Gerhard Kittel, a renowned Protestant theological dictionary of ten volumes. Eerdmans, 1968
– An Expository Dictionary of New Testament Words by W. E. Vines (TN: Thomas Nelson Publishers, 1984)
Autor: Steve Ray
Fuente: Del sitio Catholic Convert.
Traductor: Lic. Guillermo García Almaguer