Diezmo: el pueblo de Israel tenía que destinar al culto y al mantenimiento de sacerdotes y levitas la décima parte de ciertos frutos y animales (Dt 14,22; Lev 27,32). Era un verdadero impuesto religioso que se tenía que dar una vez al año (Dt 14:22). Los fariseos llevaron esta práctica del diezmo religioso hasta la más ridícula exageración, dando la décima parte de las cosas más diminutas y de insignificante valor, tales como la menta, el eneldo y el comino, pero con olvido de la humildad, la justicia, la misericordia, la fe y el amor, lo cual es una grave equivocación (Mt 23,23; Lc 11,42; 18,12).
Nos adentraremos en las Sagradas Escrituras para examinar con detenimiento todo lo relativo al diezmo, si debemos practicarlo los cristianos, si está bien como se practica, si realmente nos trae bendición el darlo, etc. Talvez nos asombremos de muchos detalles que desconocíamos, pero la Palabra de Dios nos lo enseñará.
El diezmo en las Sagradas Escrituras
El diezmo no es una ley destinada a la Iglesia, sino al pueblo de Israel, porque pertenece a la Ley y la Iglesia está bajo la Gracia.
“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia.” Rom 6:14 (cfr. Rom 3:19; 2 Co 3:2-11; Gal 3:19; Ef 2:11-15; Hch 7:11-12)
El cristiano no debe estar al servicio del mal (el pecado), sino al servicio del bien, “pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia“. Vemos muy claro como se contrapone, como en otros pasajes, la Ley y la gracia. Pero con una aplicación terrible: lo de la Ley es el mal, el pecado; lo de la gracia es el bien.
Dios pidió que la tribu de Leví fuera sustentada con el 10% de los frutos del pueblo de Israel, para que los sacerdotes levitas se dedicaran tiempo completo al servicio del tabernáculo; y esto debían hacerlo desde los 25 años hasta los 50, que era cuando debían retirarse (Num 8:24-25).
Dios para evitar corrupción dentro del pueblo de Israel, ordenó que siempre el diezmo fuera dado en productos: trigo, vino, aceite, animales, etc; los cuales eran guardados en el “alfolí”, que era un lugar que se encontraba en el templo y que servía de bodega para almacenar los productos generados por el diezmo.
Ya existía el dinero desde los tiempos de Abraham, él compró con dinero el terreno para el sepulcro de su esposa. Los jornaleros recibían “un denario” por día laborado; hasta en los tiempos de Moisés vemos que Dios le dijo: “No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana.” (Lev 19:13).
La mayoría de los jornaleros trabajaban para los dueños de las tierras (estos dueños eran los que diezmaban). Lo extraño es ¿por qué no se dice en la Biblia que esos jornaleros debían de entregar mensualmente 3 denarios por mes que correspondería al diezmo según el concepto actual?
Es falso pensar que ahora se puede diezmar con dinero en lugar de los alimentos por el hecho que no se manejaba como en la actualidad, sino que era más común el trueque de alimentos. Pero en el Génesis se utiliza la palabra dinero alrededor de 44 veces antes de que se mencione el diezmo por primera vez en Levítico 27. Por ejemplo con el dinero se compraban personas para hacerlas esclavas (Gén 17:12), recargos del santuario (Éxo. 30:12+), impuestos del censo (Núm. 3:47+), etc. Cuando ya no se tenía dinero era que se recurría al trueque (Génesis 47:15-17).
No existe en toda las Sagradas Escrituras decreto alguno, ni mandamiento, ni tan siquiera un solo ejemplo de alguna iglesia que recogiera el diezmo, o de un cristiano que lo haya pagado.
Muchos líderes cristianos afirman y dicen: “El diezmo es bíblico, porque se nombra muchas veces en la Biblia”. Eso es cierto, pero lo que no dicen es que siempre se menciona para el pueblo de Israel, nunca para la Iglesia.
Levítico 27:
30Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. 31Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello.32Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová. 33No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados. 34Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí.
Repetimos: los diezmos bíblicos fueron establecidos para el pueblo de Israel; no para la Iglesia de Jesucristo.
En la actualidad se incluyen dentro de los cultos preceptos de la Ley que aportan algún beneficio material, como el diezmo y la fiesta de las primicias. Ni los evangélicos Pentecostales han puesto interés alguno por incluir en sus iglesias la fiesta de Pentecostés, porque esa, ni ninguna de las seis fiestas restantes que se mencionan en Lev 23 les proporcionaría beneficio económico. Si se les pregunta ¿por qué no guardan la fiesta de Pentecostés, o la de los Tabernáculos, o la fiesta de las Trompetas? Ninguno dudaría en responder: “Porque eran para el pueblo de Israel”. Y qué del diezmo. La fiesta de las primicias, como las otras seis fiestas corresponden al calendario judío, para celebrarlas una vez al año.
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Algunos líderes sacan de contexto pasajes para infundir miedo a sus seguidores si no dan el diezmo; como por ejemplo: “Vosotros me habéis robado vuestros diezmos” Malq 3:8. Pero omiten el resto del pasaje. Analicemos lo que dice este pasaje (leer todo el cap. 3 de Malaquías):
Malaquías 3:
3 …a los hijos de Leví 4 Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén 6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. 7Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? 8¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 9Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 10Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. 11Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. 12Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos. Diferencia entre el justo y el malo 13Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? 14Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos?
Los israelitas estaban bajo la Ley de Moisés, de la cual se tenía la regla de oro que era “hacer algo para recibir algo a cambio”. La Iglesia no está bajo la ley mosaica, por lo que esto de “hacer algo para recibir algo” no aplica, más bien ofende a Dios.
En el v.6 Dios dice “Porque yo Jehová no cambio” y por lo tanto muchos dicen que si Jehová no cambia, su palabra también permanece para siempre y lo que aquí dice sigue vigente y es de aplicación universal; pero estamos claro que Dios no cambia, Él siempre cumple su parte del trato, su parte del pacto; en cambio los israelitas siempre infringieron el contrato, ese pacto que Dios siempre tuvo que renovar por causa de ellos. Nosotros sí cambiamos, porque Él nos cambia cuando nos convertimos y nos hace nuevas criaturas en Cristo; por eso dice: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas”; además, el v.12 dice “Todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable” y la Iglesia será perseguida y aborrecida en este mundo, nunca una tierra deseada. Esta promesa y la obligatoriedad del diezmo únicamente les concierne al pueblo de Israel por lo que no es universalmente obligatorio como muchos tratan de hacérnoslo ver.
En el v.7 los israelitas preguntan “¿En qué hemos de volvernos?” ya que quieren saber qué es aquello de los que están incumpliendo; y Dios responde que le están robando (v.9) porque ellos no estaban entregando el diezmo como debían, sino que se lo estaban dejando para ellos y podía ocasionar que no sustentaran a los levitas; o sea que, a los que había designado Dios para trabajar por su pueblo los descuidaran, contrario a lo que Él había ordenado. En este v.8 muchos dicen que Dios habla de los “hombres” para decir que por eso aplica a nosotros y no sólo de los judíos, pero cabe aclarar que en el v.6 dice que se dirige exclusivamente a los “hijos de Jacob”, o sea son a esos hombres hijos de Jacob (pueblo de Israel) a los que se dirige Dios; no podemos ni debemos tergiversar las Escrituras.
En el v.10 Dios promete dar “bendición hasta que sobreabunde” al pueblo de Israel, si primeramente cumplen con la Ley: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. Los israelitas estaban bajo la Ley y debían cumplirla para que Dios les bendijera, así que los reta para que al cumplir la Ley Él pueda probar su fidelidad, su parte del trato. Los judíos a quienes se dirigía el profeta no confiaban en Dios, por eso el Señor los reta a que lo “prueben”. Así que este pasaje no tiene valor para el cristiano, ya que estamos bajo la gracia, y no podemos ni debemos probar a Dios; Él no nos va a bendecir por cumplir parte de la Ley; además no podemos probar a Dios porque sería ofenderlo principalmente por haberlo dado todo por nosotros, nos dio a su Hijo: “…¿Cómo no nos dará con él también todas las cosas?” (Rom 8:32).
Ahora, si usted cree que las bendiciones que Dios le va a dar por diezmar son espirituales; acuérdese que Pablo dijo: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” Ef 1:1. La bendición que Dios promete al pueblo de Israel en el v.11 es material: “Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos”.
Malaquías dice en 4:4: “Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel”. Insisto Pablo dijo: “a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.” (1 Cor 9:21) y no fue en Horeb sino en el Calvario en donde Cristo nos libró por la cruz de la maldición de la Ley. Muchos dicen que “acordaos de la ley de Moisés” significa no olvidarla, que Jesús no vino a abrogar la Ley sino para cumplirla, y que Él dijo que no pasaría ni siquiera una tilde de la Ley; pero es una verdad a medias, porque nosotros no podíamos cumplir nada, fue Él que cumplió la Ley por nosotros, porque el fin de la Ley es Cristo como dice Pablo y Cristo nos redimió de la maldición de la Ley. Porque si usted depende de la Ley dice Pablo: “todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.” (Ga 3:10) está bajo maldición si no cumple absolutamente toda la Ley como dijo Santiago: “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.”; así que no sirve de nada ser un diezmador fiel sin no cumple los 613 preceptos de la Ley.
Por último, si el bienestar económico es la consecuencia de diezmar (como afirman muchos) ¿Por qué no hay evidencia de que el Señor Jesucristo diezmara? ¿Por qué Él era pobre? ¿Por qué si él era pobre, sus “siervos” del siglo veintiuno tienen cuentas bancarias, dos o tres automóviles, cosas lujosas y muchas propiedades? ¿Por qué no hay evidencia bíblica de que Pablo, Pedro o los demás apóstoles diezmaran? ¿Por qué ellos eran pobres? ¿Por qué si ellos no cumplían con la Ley nosotros si debemos hacerlo? ¿No es curioso que el Señor Jesús siendo pobre haya dejado a sus ovejas al cuidado de gente que se ha enriquecido con el evangelio?
Muchos utilizan hasta historias que inventan sobre tragedias que les han pasados a los que no han pagado el diezmo o dicen que los cielos se abren con muchas bendiciones a los que lo dan. Relacionan todo lo bueno y lo malo que el ser humano pasa en esta vida terrena, conectándolo directamente con el diezmo; mera superstición. Las enfermedades son parte de nuestra naturaleza humana, igual los problemas con los que nos enfrentamos día a día. Dios no es un dios de interés económico sino espiritual.
Si leemos Num 18:21-31 que dice (“Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión…”) veremos que el diezmo es un impuesto para sustentar a los levitas, centralizado en el único santuario. Lea lo siguiente: Nehemías 10:36-39 “Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios; que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, y del vino y del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra para los levitas; y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores en todas las ciudades; y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro. Porque a las cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios.” y 12:44 “En aquel día fueron puestos varones sobre las cámaras de los tesoros, de las ofrendas, de las primicias y de los diezmos, para recoger en ellas, de los ejidos de las ciudades, las porciones legales para los sacerdotes y levitas; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y levitas que servían.”
Los demás pasajes de la Biblia específicamente en el Pentateuco, los libros históricos, Amós y Malaquías, tienen que ver con la institución de los diezmos, su restauración e incumplimiento.
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Otro dato curioso y que no cumplen los que piden el diezmo es que por dos años, el diezmo debía ser llevado al tabernáculo, y guardarlo en el alfolí, pero al tercer año el diezmo de ese año debía ser entregado directamente en las aldeas locales, y ponerlo a disposición, no sólo de los Levitas, sino también de los “extranjeros, los huérfanos, y las viudas” (“Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren.” Deut 14:28-29; 26:12-14), de lo cual no cumplen, y casi me atrevo a asegurar en un 100%; repito no cumplen ninguna de las iglesias que piden el diezmo. El 10% del sueldo mensual no era la costumbre de entonces, pero de querer calcar en nuestros días aquella práctica antigua, no estaría mal que las iglesias hicieran compartir el diezmo a sus ministros, con los extranjeros, huérfanos y viudas que hubiera en la población. ¡Aunque fuese cada tres años! Recordemos que en el Nuevo Testamento tenemos instrucciones respecto a como las iglesias y los creyentes deben cuidar de las viudas y los huérfanos.
Las referencias del diezmo en 1Samuel 8:15,17 conciernen a cómo el rey que Israel pide a Samuel, diezmaría los bienes del pueblo; pasaje que no comentaremos por no venir al caso.
Otro dato mucho más interesante es:
Números 18:
20Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel. 21Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión. 22Y no se acercarán más los hijos de Israel al tabernáculo de reunión, para que no lleven pecado por el cual mueran.23Mas los levitas harán el servicio del tabernáculo de reunión, y ellos llevarán su iniquidad; estatuto perpetuo para vuestros descendientes; y no poseerán heredad entre los hijos de Israel. 24Porque a los levitas he dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda; por lo cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán heredad. 25Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 26Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos. 27Y se os contará vuestra ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar. 28Así ofreceréis también vosotros ofrenda a Jehová de todos vuestros diezmos que recibáis de los hijos de Israel; y daréis de ellos la ofrenda de Jehová al sacerdote Aarón.
Dos puntos en estos versículos: 1) se repite que el diezmo será a “los hijos de Israel” y 2) que por tres veces se repite que los levitas no tendrán en posesión de tierra alguna. Así que si lo aplicáramos en la actualidad ningún líder podría contar con ni tan siquiera un terrenito; esto haciendo cumplir como lo estipuló Dios en la antigua Ley.
Aún más interesante es el siguiente pasaje:
2 Crónicas 31:
4Mandó también al pueblo que habitaba en Jerusalén, que diese la porción correspondiente a los sacerdotes y levitas, para que ellos se dedicasen a la ley de Jehová. 5Y cuando este edicto fue divulgado, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino, aceite, miel, y de todos los frutos de la tierra; trajeron asimismo en abundancia los diezmos de todas las cosas. 6También los hijos de Israel y de Judá, que habitaban en las ciudades de Judá, dieron del mismo modo los diezmos de las vacas y de las ovejas; y trajeron los diezmos de lo santificado, de las cosas que habían prometido a Jehová su Dios, y los depositaron en montones. 7En el mes tercero comenzaron a formar aquellos montones, y terminaron en el mes séptimo. 8Cuando Ezequías y los príncipes vinieron y vieron los montones, bendijeron a Jehová, y a su pueblo Israel. 9Y preguntó Ezequías a los sacerdotes y a los levitas acerca de esos montones. 10Y el sumo sacerdote Azarías, de la casa de Sadoc, le contestó: Desde que comenzaron a traer las ofrendas a la casa de Jehová, hemos comido y nos hemos saciado, y nos ha sobrado mucho, porque Jehová ha bendecido a su pueblo; y ha quedado esta abundancia de provisiones. 11Entonces mandó Ezequías que preparasen cámaras en la casa de Jehová; y las prepararon. 12Y en ellas depositaron las primicias y los diezmos y las cosas consagradas, fielmente; y dieron cargo de ello al levita Conanías, el principal, y Simei su hermano fue el segundo.
Este pasaje nos muestra que cuando los ministros de Dios cumplen los mandatos que Él ha dado, el pueblo es bendecido y ayuda generosamente. Hasta Moisés tuvo que pedir que ya no dieran más de tanto que se tenía: “Así se le impidió al pueblo ofrecer más; pues tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba” (Ex.36:3-7). ¿Alguien oyó alguna vez a algún ministro pedirle a su congregación que deje de ofrendar? También el rey David, dio al pueblo la oportunidad de participar con ofrendas voluntarias; por la generosa aportación para el templo de Jerusalén:
1Cr.29:9:
“Y se alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente”. Como sabiendo lo que Pablo diría (“…todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios”) David exclama: 14”Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.”
Hay mucha diferencia entre un sacerdote levita y un “levita espiritual” como se designan muchos líderes religiosos:
Funciones de los levitas:
Números 3:
5 Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 6 Haz que se acerque la tribu de Leví, y hazla estar delante del sacerdote Aarón, para que le sirvan, 7 y desempeñen el encargo de él, y el encargo de toda la congregación delante del tabernáculo de reunión para servir en el ministerio del tabernáculo; 8 y guarden todos los utensilios del tabernáculo de reunión, y todo lo encargado a ellos por los hijos de Israel, y ministren en el servicio del tabernáculo. 9 Y darás los levitas a Aarón y a sus hijos; le son enteramente dados de entre los hijos de Israel. 10 Y constituirás a Aarón y a sus hijos para que ejerzan su sacerdocio; y el extraño que se acercare, morirá.
Entre las funciones entonces encontramos: hacer expiación por el pueblo, ser ofrecidos en ofrenda a Jehová, lavarse (rociar con agua, raparse la cabeza, lavar sus vestidos). Las tres clases de ofrendas y sacrificios que ellos hacían eran: la ofrenda de expiación, la oblación y el holocausto.
No se encuentra ni tan siquiera que los profetas pidieran el diezmo para ministrar que tenían más derecho que los mismos levitas, ahora, qué derecho tienen los llamados “levitas espirituales”. Los cristianos no tenemos una clase de sacerdocio levítico porque “todos vosotros sois hermanos” dijo Jesús (Mt 23,8). El ministro del evangelio no debe ser asalariado porque el “asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas” Jn 10,13.
Todos reconocen que la Ley ceremonial dictada por Moisés, los ritos y ordenanzas ceremoniales, fueron derogadas por Jesús, ¿por qué el diezmo que pertenece a esta Ley no ha sido derogado?
“Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece” 2 Co 3:11.
“No como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquéllo que había de ser abolido” 2 Co 3:13.
“Al decir: ‘Nuevo pacto’, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer” Heb. 8:13.
“Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre” Gal 4:21-26.
En concreto el Antiguo Pacto era entre el pueblo de Israel y Jehová, que los bendecirían si guardaban su parte del Pacto y sino los maldeciría; era todo o nada. Nadie podía cambiar ese convenio, eligiendo y tomando lo que le gustara: “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” Santiago 2:10. Quien quiera imponer el diezmo de la Ley Mosaica en otros también tendrá que apedrear a su hija o hijo rebelde: “Si un hombre tiene un hijo contumaz y rebelde, que no obedece la voz de su padre ni la voz de su madre, y que a pesar de haber sido castigado por ellos, con todo no les obedece, entonces su padre y su madre lo tomarán y lo llevarán ante los ancianos de su ciudad, al tribunal local. Entonces dirán a los ancianos de la ciudad: ‘Este hijo nuestro es contumaz y rebelde. No obedece nuestra voz; es un libertino y un borracho. Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá” Deuteronomio 21:18-21. Levítico y Números están llenos de preceptos a las cuales la mayoría de nosotros los cristianos no nos gustaría sujetarnos. Los embutidos estarían definitivamente prohibidos. Si el esposo de una mujer muere sin tener hijos, su cuñado debería engendrarle hijos. Y aunque insista: “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” Stg 2:10.
Acordémonos de lo que nos dijo Pablo: “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” Rom 8:2. Un pacto acarreó la muerte, y el otro siempre trae vida. Lea lo que dice Pablo sobre los diez mandamiento en 2 Corintios 3:4-18.
Notemos algo muy importante: en toda la Biblia se observa que el diezmo era dado por los propietarios de las tierras y de los animales; que era lo que se recibía como diezmo. Los sirvientes o jornaleros no diezmaban, ya que ellos tenían remuneración monetaria de lo cual no daban nada. También cuando se recorrían distancia muy largas y no se podía llevar el diezmo en especies por la incomodidad se vendía todo y se llevaba el dinero y se compraba luego en el lugar, y hasta podían disponer de algunas cosas según dictara su corazón: “Y si el camino fuere tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te bendijere, entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios escogiere; y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tú deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia.” Dt 14:24-26.
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En el Nuevo Testamento, lo relativo al diezmo casi no aparece:
En Lc.11:42 Jesús reprende a los fariseos hipócritas y les dice: “¡Ay de vosotros fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios”. Jesús está reprendiendo a los fariseos (que son israelitas y no cristianos), para reprocharles su hipocresía de preocuparse más por el diezmo, y no por la justicia y por el amor de Dios. Los fariseos cumplen la Ley con la mayor menudencia en cosas pequeñas, pero la quebrantan cuando se trata de exigencias de importancia. Exteriormente se muestran intachables, pero interiormente están muy lejos de cumplir verdaderamente la Ley. Los fariseos diezmaban “la menta, y la ruda, toda hortaliza”; que no son los granos ni los frutos de los árboles de que habla Lev 27:30, sino eran hierbas usadas como especias aromáticas.
Los fariseos buscaban la aprobación de las personas devotas y evitar algún escándalo, pero su interior está sucio. A estos se les aplica la reprimenda que dirigió Jesús a los discípulos: “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.” (Lc 6:26).
En el pasaje paralelo de Mateo Jesús les dice a estos fariseos hipócritas: “Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque diezmáis la menta, y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” Mt.23:23. Es decir, sin dejar de hacer la justicia, la misericordia y la fe, porque ellos se estaban preocupando únicamente de lo material, el diezmo. La enseñanza de Cristo en este pasaje es clara: ante este esmero para cosas tan mínimas, debería dar paso más fuertemente a un espero mayor por las cosas fundamentales. Pero no era así en los fariseos; hacían estas cosas “para ser vistos de los hombres” (Mt. 23:5). La práctica del diezmo era, pues, pura hipocresía. Jesús menciona el diezmo aquí para descubrir la hipocresía de los escribas y fariseos (judíos que todavía vivían bajo la Ley y estaban obligados a diezmar). El Señor no les está reclamando a los fariseos que diezmen; eso ya lo estaban haciendo; al llamarles “hipócritas” es porque solo están haciendo eso y olvidando lo más importante. Si tú diezmas y olvidaras lo que para el Señor es importante, serías igual que aquellos fariseos a los cuales el Señor llama “hipócritas”.
Con respecto a la misericordia Jesús nos enseñó: “¿Quién pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: el que usó de misericordia de él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y has tú lo mismo” Lc 10:36-37. Así que debes preguntarte: ¿es un acto de misericordia darle el diez por ciento de tu salario a alguien que posee más que tú? ¿No sería algo injusto darle al que más tiene y negarle al que realmente necesita? Muchos cristianos creen que porque diezman y se congregan en su iglesia ya han cumplido con los mandamientos de Dios. Creen que porque cumplen con esto Dios los va a bendecir. Esto es lo que creen porque así es como los han condicionado a pensar. El problema que enfrentan estas personas es que son guiadas por líderes que están en oscuridad: “¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!”(Mt:23:24) Hay que tener mucho cuidado y discernir porque Jesús dijo: “¡Ay de vosotros escribas y fariseos, hipócritas! Porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.” Mt 23:15.
La Ley del diezmo del Antiguo Testamento fue quitada cuando Cristo murió en la cruz y no antes: “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” Col 2:14 y “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” Ga 5:1 (leer también Stg 1:25; 2:12 y 2 Co 3:17). Su Nuevo Testamento no tenía validez mientras Cristo estaba vivo, sino que entró en vigor cuando derramó su sangre en la cruz: “Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive” Heb 9:15-17.
En Heb 7:5 se vuelve a señalar que el diezmo era de la Ley; dice textualmente “de la ley”: “Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley”. El diezmo era un precepto establecido en la Ley. En este mismo capítulo 7 de Hebreos indica también con mucha precisión que ahora en la gracia, no existen los sacerdotes levitas, porque hubo un cambio de sacerdocio y de ley: “Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley” Heb 7:12.
Algunos distorsionan Hebreos 7:8 para hacer ver que los “hombres mortales” son los ministros de Cristo que reciben diezmos o que el “pero allí” se refiere a Cristo (allí = en el cielo) que hoy recibe diezmos. Pero al estudiar el contexto, es obvio que nada tiene que ver los diezmos para ministros o para Cristo. Los versículos 5 y 9 dicen que los que tienen mandamiento de tomar los diezmos son los hijos de Leví. Estos son los “hombres mortales” del versículo 8, no los ministros cristianos. La ley del diezmo era débil e ineficiente (Heb. 7:18) y el Nuevo Pacto con su ofrenda voluntaria anuló el diezmo y lo destinó a desaparecer: “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.” (Heb. 8:13; 10:9). ¿Por qué retomar una ley inferior por la que Cristo murió para quitar? Acordémonos que cuando se escribió la epístola de los Hebreos todavía estaba en pie el templo y se seguía cumpliendo con lo que estipulaba la Ley; si se refiriera a los predicadores de al Iglesia el texto no armonizaría.
Muchos dirán pero Jesús dijo: “No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir” (Mateo 5:17), pero aquí Jesús se refiere a su propia persona, Él sí cumplió toda la Ley, como ningún ser humano jamás. Y cuando dice: “Cualquiera, pues, que anule uno de estos mandamientos, aún los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” (Mateos 5:19), claramente se refiere a los 10 mandamientos, como se da a entender en los versículos posteriores. Luego Jesús enseña que toda la Ley y los profetas dependen de estos dos grandes mandamientos: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente” y “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22: 37-40).
La obligación de dar el diezmo, siempre ha sido para los judíos, para los que están bajo la Ley. La única vez que se menciona el diezmo fuera de la Ley, y sólo fue una vez, fue cuando Abraham dio el diezmo de su victoria sobre los reyes que habían llevado prisionero a su sobrino Lot. Lo dio una sola vez, y no fue un pago mensual, vea que dice que “dio” en esa oportunidad el diezmo, pero jamás dice que “pagó el diezmo”. Está muy claro que estos bienes o despojos no eran de Abraham, eran de los reyes que había derrotado, no fue fruto de su trabajo ni de sus tierras. Pero también hay que acordarse de que por último Abraham no se quedó con nada, se lo dio todo a Melquisedec (“Que no tomaré ni un hilo, ni la correa de un calzado, nada de todo lo que es tuyo, para que no digas después: ‘Yo enriquecí a Abram’ ” Gen 14:23), y fue la única vez que dio algo, no se menciona en ningún otro pasaje que siguiera dando ni el diezmo ni ninguna otra contribución. Se ha de notar que no existe ninguna disposición en la Biblia para que alguien puede tomar el lugar de Melquisedec para exigir diezmos.
Génesis 14:
17 Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. 18 Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19 y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.
Cabe resaltar cuatro cosas:
1. Es sabido que los cultos paganos de la antigüedad en la India, China, Grecia y Roma, practicaban el diezmo para su sustentación pero sin forzar a sus miembros a darlo. En las batallas los vencedores acostumbraban a entregar el diezmo del botín a los sacerdotes de los dioses por agradecimiento de estos dioses por haber hecho posible la victoria. Por ejemplo en Grecia, en el templo de Zeus se encuentra una inscripción, junto a una Gorgona Medusa que dice así: “El templo tiene un escudo de oro, y de Tanagra los lacedemonios y sus aliados lo ofrendaron, un regalo de argivos, atenienses y jonios, el diezmo por la victoria en la guerra”[1]. Así vemos que era una práctica común entre los vencedores de las batallas de guerreros que no conocían más que a dioses paganos, y acordémonos que Abram en ese momento no conocía todavía a Dios.
2. Otro punto es que no es Abram el que va a entregar el diezmo al sacerdote Melquisedec como si quisiera darlo, sino es Melquisedec el que “salió” al encuentro de Abram. Y no es que salió a cobrar sino a bendecirlo.
3. En toda la Biblia, y principalmente desde Génesis a Hebreos, únicamente en esta oportunidad se menciona que Abram entregó el diezmo, y acordémonos que Abraham vivió 175 años de los cuales no quedó registro de que los siguiera dando.
4. El diezmo de Abraham no se usa como ejemplo en ningún lugar de la Biblia en apoyo del diezmo.
El v.2 de Hebreos 7 dice que Abraham le dio a Melquisedec “los diezmos de todo”, pero en Génesis 13:2 dice: “Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro”. Pero ¡que sorpresa! De toda esta grande riqueza Abraham no le dio a Melquisedec un pelo de su ganado ni un solo pedacito de su plata y oro; le dio los “diezmos del botín” v.4 de Hebreos 7.Este pequeño y único detalle basta para cambiar todo el panorama.
También debemos de acordarnos que Jacob, el nieto de Abraham, voluntariamente hizo un voto especial de dar el diezmo bajo ciertas condiciones; esto prueba que ellos no acostumbraban diezmar (Gen 28:22) y tampoco quedó registrado si Jacob cumplió su promesa o no, ya que talvez se preguntó ¿a quién darlo?, ¿dónde? y ¿para qué? y no halló contestación, y por ese motivo no quedó registro del cumplimiento de su promesa.
Estos son los únicos pasajes en todo el Nuevo Testamento en donde se menciona el diezmo; y fueron básicamente para reprender a los fariseos por hipócritas, y para recordar a Abraham cuando en una ocasión “dio” el diezmo. Así que nunca se pidió a ningún cristiano pagar el diezmo. En el sermón de la montaña, donde Jesús ratificó las verdaderas demandas de la Ley, no hizo ninguna mención al diezmo ¿se le habrá olvidado a Jesús ese detalle tan importante? Si el diezmo fuera una obligación para el cristiano ¿no parece extraño, que no se menciona ni una sola vez en todo el Nuevo Testamento? Entonces ¿por qué las iglesias piden el diezmo?
El dinero no tiene poder ni beneficio alguno para las bendiciones o dones de Dios: “Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero” Hch.8:20. Y cuantos hoy en día dan donaciones no por caridad sino por interés, para que les vaya bien en la vida (sanar, conseguir trabajo, solucionar un problema familiar o hasta amoroso).
El diezmo fue una práctica divina para sustentar a los sacerdotes levitas, y debía ser entregado en especies, nunca en dinero. Los judíos debían primeramente cumplir para luego recibir la bendición. Las bendiciones que recibían los judíos por primeramente cumplir con esta disposición fueron en cosas materiales: “y vendrá sobre ti estas bendiciones:…más tierras, más animales, más frutos, más hijos, más siervos” Dt 28:2. A diferencia de esto, ahora, no existe el diezmo ni la promesa de que recibiremos más prosperidad terrenal, todo lo contrario, ahora se nos pide que no nos hagamos de tesoros aquí en la tierra, sino en el cielo. Los primeros cristianos dieron todos sus bienes para repartirlos entre la Iglesia, pero ninguno de ellos llegó a ser rico.
Si alguien le dice que debe de pagar el diezmo, no estaría dando libremente como propuso en su corazón, sino que sería una imposición.
Veamos otros pasajes: “¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.” 1 Co 9:13-14. Muchos interpretan “así también” en el sentido de que el diezmo se ha de usar para pagarle al ministro del evangelio. Pablo ha explicado que el obrero es digno de su salario. Él hace la diferencia entre el obrero del templo que obtiene su alimento del altar, o sea el levita que tenían esta función a cargo, con el predicador del evangelio que vive del evangelio, similar a un profeta que nunca vivió del diezmo, y creo que tuvo más derecho que cualquier líder cristiano. El diezmo no se menciona como el medio de pago, ni se dice que el ministro del evangelio ha de obtener su alimento del altar. Además lea el v.12 donde Pablo habla no de que la congregación deba sostenerlo, sino de que es mejor sostenerse a sí mismo.
Pero que el “así también” haga referencia a los levitas aludidos en el v.13; y que estos levitas recibieran el diezmo del pueblo de Israel, y que por lo tanto los ministros del evangelio deben recibir los diezmos del nuevo pueblo de Dios (los cristianos) no es un silogismo[2] válido. Primero al utilizar esto literalmente, las mujeres ministras no gozarían de tal privilegio tal como lo señala Pablo “todo varón entre los sacerdotes lo comerá” y deberían consumirlo dentro del edificio en que se congregan. Si la idea de los diezmos por parte de los levitas se equipara a la misma por parte de los ministros del evangelio, por analogía los ministros quedarían impedidos de ser propietarios siquiera de un metro cuadrado de tierra; ¡ah! y de cumplir el requisito de la circuncisión. En resumidas cuentas los versículos 12 y 18 nos dicen: “… no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo”; “… para no abusar de mi derecho en el evangelio.”
Si aplicáramos los versículos 13 y 14 a los obreros del evangelio, ellos tendrían que comer su alimento como se registra en la Biblia: “Asimismo esta es la ley del sacrificio por la culpa; es cosa muy santa. En el lugar donde degüellan el holocausto, degollarán la víctima por la culpa; y rociará su sangre alrededor sobre el altar. Y de ella ofrecerá toda su grosura, la cola, y la grosura que cubre los intestinos, los dos riñones, la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de sobre el hígado. Y el sacerdote lo hará arder sobre el altar, ofrenda encendida a Jehová; es expiación de la culpa. Todo varón de entre los sacerdotes la comerá; será comida en lugar santo; es cosa muy santa.” Lev. 7:1-6.
Yo no creo que ningún ministro del evangelio obedezca esto, especialmente si es vegetariano. Entonces cómo sustentar a los obreros del evangelio: “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.” 1 Tim. 5:17-18. Si Pablo les estuviera diciendo a los cristianos (judíos y gentiles recién convertidos) que dieran sus diezmos para los obreros del evangelio en vez de para los levitas, los judíos le habrían declarado la guerra a Pablo.
Así que nunca te traten de “maldito” por no diezmar ya que “todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Ga 3:10), sabiendo que para el hombre es esto imposible “Porque cualquiera que guardare toda le ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Stg. 2:10).
Sería bueno que reflexione los siguientes pasajes y se pregunte si usted es cristiano o fariseo:
La ley fue dada a la nación de Israel (Ro:9:4) |
La gracia fue dada para toda la humanidad (Ro:10:12-13) |
La ley: haz esto y vivirás por ello |
La gracia: cree y serás salvo (Hch:16:31) |
Si no guardas la ley eres maldito (Gál:3:10b) |
Cristo nos redime de la maldición (Gál:3:13) |
Bajo la ley vives por las obras (Gál:3:12) |
Bajo la gracia vives por fe (2Co:5:7) |
En la ley estás bajo maldición (Gál:3:10a) |
En la gracia estás bendito con toda bendición espiritual (Ef:1:3) |
Bajo la ley debías ir a la casa de Dios (el edificio)con tus diezmos y ofrendas. (Mal:3:10) |
Bajo la gracia no existe tal edificio adonde puedas llevar tus ofrendas, sino que cada creyente forma parte de la casa de Dios |
Guardar la Ley es algo que ofende a Dios, porque las obras de la Ley son obras muertas, (Heb 6:1) es decir, obras de mera ceremonia.
Entonces cómo se financia la iglesia si no debe de ser con el diezmo; acordémonos que Pablo dijo: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad (por ejemplo, para ser sanado o conseguir algún otro favor), porque Dios ama al dador alegre” 2 Cor 9:7 (leer 2 Corintios 8:1-12). En 1 Cor 16 añade: “cada primer día de la semana (el Domingo) cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado”. Los fondos recaudados pueden ser usados para socorrer a los necesitados: “Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén.” Romanos 15:26 y para suplir las necesidades de los ministros del reino (Filipenses 4:10-20).
También recordemos que los primeros cristianos estaban en la obligación de dar hospedaje a los ministros de la Palabra: “Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos, los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje. Porque ellos salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los gentiles. Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad.” 3 Juan 5-8 (Hechos 6:14-15; 18:1-3,7). Además cuando Cristo envió a los doce y luego a los setenta, no les enseñó a cobrar diezmos sino a quedarse en los hogares de los justos y a comer lo que les pusieran delante (Mateo 10:5-15; Lucas 10:1-12).
Muchos que leen esto ahora mismo, seguramente se asombrarán de lo poco que conocían referente al diezmo en las Sagradas Escrituras. Ahora lo sabe. Ahora es responsable de lo que sabe.
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En resumen hasta aquí:
1- El diezmo fue mandado por Dios entregarlo en productos a los sacerdotes levitas, nunca en dinero, porque estos no podían poseer propiedades y para que no hubiera corrupción.
2- El diezmo “era” de la Ley (Mt23:23), “según la ley” (Heb 7:5).
3- En la Gracia debemos ofrendar todos los domingos, libremente, como cada uno propuso en su corazón, sin que tu mano izquierda sepa lo que ha dado tu derecha.
El verdadero cristianismo se basa en lo que Dios ha dicho, jamás en lo que no ha dicho. Hoy muchos dicen: “Muéstrenme un versículo de la Biblia que prohíba cobrar el diezmo” pero sería lo mismo que un drogadicto se justificara diciendo que no existe en la Biblia un versículo que prohíba la marihuana.
Aprendamos a dar libremente y por amor, sin esperar nada a cambio; hagámoslo sin que la mano izquierda sepa lo que ha dado la derecha. No debes de esperar nada a cambio, porque no se puede “comprar” el favor de Dios. A Dios no lo podemos manipular, menos con algo como el dinero. Posiblemente llegue a dar lo mismo que el diezmo o más, pero la gran diferencia está en que no será una carga impuesta y ahí sí vendrán recompensas por parte de Dios. No te engañes pensando que el diezmo que hoy das es tu ofrenda al Señor, porque estarías participando de un mandado impuesto por hombres; acuérdate que lo que dispuso el Señor para la Iglesia fue la ofrenda y no el diezmo que era de la Ley.
No sea cómplice de algo que no ha mandado el Señor, porque usted deberá dar cuenta un día de cómo ha gastado lo que el Señor le ha confiado.
2 Pedro:
2:1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
2:2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado,
2:3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.
Los judíos en la actualidad no diezman
Los Rabinos Judíos, quienes en teoría deben de conocer y saber aplicar mejor Ley Mosaica, no cobran diezmos porque ellos saben que únicamente los Levitas pueden cobrar el diezmo. A causa de la destrucción de los archivos genealógicos en la destrucción del Templo en el año 70 d.C., ellos no pueden identificar a los verdaderos Levitas. Usan un sistema diferente para sustentarse económicamente que trata de tantos dólares por cada asiento en sus sinagogas y así poderle dar mantenimiento y sostenerse económicamente. Entonces, ¿podría algún líder probar que es descendiente directo de Arón para tener el derecho de pedir el diezmo (aunque el que piden ahora no es en especies sino monetario)?
De hecho presento a continuación comentarios de judíos sobre el diezmo:
«El mandamiento del diezmo no es obligatorio actualmente, pues no contamos con el Templo de Ierushalaim/Jerusalén, y el diezmo es uno de los preceptos que para cumplirse como el Señor lo mandó es imprescindible su existencia y funcionamiento.»
«El apartar el diezmo (diez por ciento de los ingresos brutos anuales), y entregarlo como caridad, es un mandamiento que el Señor ha dictado en exclusividad para los miembros de la nación judía, en tiempos en que el Templo estaba en funcionamiento.
Qué acerca de la limosna
La limosna era muy practicada por los creyentes, los cuales eran temerosos de Dios y muy generosos: “Había en Joppe una discípula llamada Tabitá, que quiere decir Dorcás. Era rica en buenas obras y en limosnas que hacía.”Hch 9:36 y “piadoso y temeroso de Dios, como toda su familia, daba muchas limosnas al pueblo y continuamente oraba a Dios.” Hch 10:2.
La limosna era junto con el ayuno y la oración uno de los pilares de la vida religiosa según nos lo enseñó Jesús (Mt 6:1-18). Y vemos que Jesús pide que “cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” Hch 6:3-4. En estos versículos si recibiremos bendiciones si lo aplicamos como Jesús nos lo enseñó: dando limosna, sin interés alguno, “y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.” Lc 14:14.
Con Cristo nunca hubo diezmo sino limosna y mucha caridad: “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.” Lc 19:8. Acuérdate que eres cristianos, seguidor de Cristo y no de Moisés. Aunque es mucho más duro seguir a Cristo o mejor dicho cumplir sus mandatos, pero debemos de hacerlo: “Porque siempre tendréis pobres con vosotros…” Mt. 26:11 y nadie se despoja de todo para entregarlo: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas” Hechos 2:44
Repasemos otros pasajes para ver qué fue lo que nos mandó Jesús a hacer con nuestro dinero: “Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio.” Lc 11:41; “Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.” 12:33; “Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.” 18:22. Así hizo Jesús que “siendo rico se hizo pobre por vosotros a fin de enriqueceros con su pobreza” 2 Cor. 8:9.
Autor: Farid Herrera Corrales
NOTAS
[1] http://www.uned.es/fac-geog/web/planesestudio/historia/449082/guia.pdf
[2] La definición de Silogismo en la Real Academia Española es:
1. m. Fil. Argumento que consta de tres proposiciones, la última de las cuales se deduce necesariamente de las otras dos.