En una columna publicada en el semanario de la Arquidiócesis, el Arzobispo de Denver, Charles Chaput, fustigó duramente a los políticos que se declaran católicos y apoyan doctrinas contrarias como el aborto; y señaló que tal postura es “hacer un pacto con el diablo”.
En su columna, el Arzobispo de Denver recuerda que hace cuarenta y cuatro años este mes (12 de Septiembre de 1960), John F. Kennedy pronunció su histórico –y fatídico- mensaje a la Asociación de Ministros Evangélicos de Houston, donde en la práctica, “separó su identidad católica de su servicio público”.
“Al comprometerse a poner él, el ‘interés nacional’ por encima de ‘las presiones o dictados religiosos’ Kennedy creó un molde para toda una generación de candidatos católicos: sé norteamericano primero, católico después”, agrega el Arzobispo.
“Éste fue un cálculo fácil para Kennedy –señala la columna-, quien de todas maneras vivía su fe de manera bastante laxa. Y esto era ciertamente lo que el público norteamericano, con su histórico prejuicio anti-católico quería escuchar”.
Sin embargo, según señala Mons. Chaput, “a partir de 1973, a raíz de la legalización del aborto, los funcionarios católicos elegidos enfrentaban una opción. Podían trabajar ya sea para cambiar o por lo menos mitigar las leyes permisivas del aborto al mismo tiempo que trataban de repoblar las cortes con jueces pro-vida. O podían abandonar al no-nacido y buscar maneras de justificar moralmente su decisión”.
El Arzobispo señala también en su mensaje que hace veinte años el 13 de Septiembre de 1984, el entonces gobernador de Nueva York Mario Cuomo pronunció una conferencia en la Universidad de Notre Dame que pretendía darle fuerza intelectual a la concesión realizada por Kennedy.
Como, según explica el Arzobispo de Denver, argumentó que “él podía oponerse privadamente al aborto, pero, según su punto de vista, no tenía el derecho de ‘imponer’ su fe a otros”.
“Al final –explica Mons. Chaput-, Cuomo argumentó que ‘la aprobación o el rechazo a las restricciones legales al aborto no se deberían convertir en la vara de medición exclusiva de la lealtad católica”.
Para el Prelado de Denver, “con esas palabras, escribió la coartada para cualquier católico ‘pro-elección’ que ha desempeñado una función pública desde entonces”.
“En síntesis”, para esa doctrina, “está bien ser católico en el ámbito público siempre que se esté dispuesto a eliminar todo lo que sea inconvenientemente ‘católico’”.
Pero según el Arzobispo, “Esa no es una concesión. Ese es un pacto con el diablo, y tiene un costo tan astronómico que ninguna nación, ningún servidor público y ningún votante puede permitirse”
Fuente: DENVER, 21 Sep. 04 (ACI)