Mi testimonio personal
Este testimonio personal delinea mi vida y el viaje desde de la vida en lo alto de Broadway (New York) a la vida callejera en Ottawa y mi nueva vida en Jesús. (Leerlo te tomará unos 35 minutos).
Los comienzos
Nací el menor de 4 varones en Overbrook, un barrio pobre de Ottawa, Canada. Mi familia no era para nada religiosa. Escuché muchos pensamientos religiosos. Mis padres me bautizaron presbiteriano “por las dudas” pero no había en realidad un seguimiento de la fe cristiana. Nunca íbamos a la iglesia. La familia era muy inteligente y cariñosa pero entre nosotros había muchas peleas.
No Dios
No Paz
Conocer a Dios
Conocer la paz
No teníamos Dios. Además nuestro barrio era un poco pesado. Había motoqueros, suicidas, algunos autos bomba y asesinos. Un niño de diez años mató a puñaladas a sus dos hermanas menores en la casa lindera con la nuestra. Muy tempranamente desarrollé un desorden de alimentación, tal vez en respuesta al miedo en el que vivía, me negaba a comer días enteros. Mis amigos se agrandaban pero yo seguía flacuchento.
Mi vacío espiritual también se manifestaba en una insaciable sed de llamar la atención. A los 5 años era muy chiquititito y gracioso todos se reían hasta la histeria y a mí me encantaba. Sin embargo, esta sed por atención no era buena para un niño de mi tamaño. Recibí muchas golpizas de parte de los chicos malos del vecindario. En una de ellas me rompieron el codo con un palo de hockey. ¡Él intentó darle a mi cabeza!
Mi abuelo materno era ministro de la United Church (Iglesia Unida de Canada) y sus abuelos habían sido practicantes en la United. Mi abuela nos dio una Biblia (la Versión King James) y hubo un tiempo en que mi mamá comenzó a leérmela. Me encantaba pero no sabía por qué. Me cuidaban los Hanlon, una familia católica, su hija Claire era mi mejor amiga. Siempre miraba la Cruz en la pared de su casa y me atraía y extrañaba.
Una vez entré en éxtasis tan pronto como llegaron a casa mis hermanos mayores trayendo una guitarra que habían comprado por $12. En el primer momento la agarré y comencé a cantar y a tocarla. Ellos se miraban entre sí y decían: “es bueno (lo hace bien)”. Pienso que Dios me dio aquella guitarra para ayudarme a enfocarme. Desde entonces la música fue el centro de mi vida. Nuestra familia nunca fue a ninguna iglesia.
En 5° grado vi algunos chicos remontando barriletes (cometas) en el patio de la escuela y pensé para mis adentros: “quiero aprender a hacer esto”. De modo que fui a comprar un barrilete y comencé a remontarlo. Quería que volara cada vez más y más alto. Compré 3000 pies de cuerda (¡unos 900 metros!) Mi barrilete volaba más alto que el de todos los demás. Tan alto que era una pequeña manchita en el cielo muy difícil de verse. Pero yo quería que vuele aún más alto. Solté tanta cuerda que llegó al final, se soltó del carretel y el barrilete desapareció. Esta sería después la historia de mi vida, siempre yendo más allá de lo que podía controlar.
Me recuerdo pedaleando en el final de una larga fila de 15 o 20 ciclistas en un sendero para bicicletas. Me propuse pasarlos a todos. Comencé a pedalear duro, cuando había llegado al 5 puesto las otras bicicletas comenzaron a tomar la dirección opuesta y me quedé de nuevo al final de la fila. Después de 5-10 intentos de estos (y cansarme por el desgaste de energía) un adulto me dijo: ¿Por qué no simplemente te pones detrás y disfrutas de este hermoso día de sol paseando en tu bicicleta en lugar de intentar pasar al frente de la fila?” La idea de simplemente disfrutar sin “ganar” era un concepto totalmente extraño para mí. Irónicamente, siempre fui el más debilucho de los jugadores en los peores equipos de la liga menor de hockey, rugby y béisbol. Esa (la de ganar) no era una fórmula exitosa para contenerme.
Un día paseaba en bicicleta y pasé justo por delante de una iglesia antes de la misa de domingo. Eran días en que la gente se vestía bien para ir. Vi a uno de mis compañeros de escuela entrando con pantalones cortos. Me reí de él: “ja ja, estás yendo a la iglesia con pantalones cortos”. El se dio vuelta, me miró y me contestó: “al menos estoy yendo”. Las grandes puertas de la iglesia se cerraron y yo continué dando vueltas alrededor en la calle vacía.
Me hice religioso a mi manera a partir de entonces. Memoricé la letra completa de “Jesucristo Superstar”. Ahora sé que su contenido es débil desde el punto de vista de las escrituras pero me enseñó el Evangelio en cierto modo y el nombre de Jesús fue suficiente para darle cierto respiro de vida a mi ser. Solía brincar alrededor de la casa cantando: “what’s the buzz, tell me what’s a happening.”
A veces me despertaba en la madrugada con nudos en el estómago. Una noche, cuando tenía 10 años me desperté y vi una cruz de neon azul en la torre de una iglesia a través de mi ventana. Brillaba más a través del hielo que colgaba de nuestro techo y la luz entraba a mi habitación. Era bellísimo, se me desaparecieron los nudos en el estómago. Creo que esta fue mi primera experiencia espiritual, después de eso empecé a cantar cosas que hablaban de Jesús. Hice un pequeño cantito que cantaba una y otra vez hasta volver loco a mis hermanos.
Me metía en muchos problemas en la escuela y pasaba mucho tiempo en el patio (de penitencia). Una vez la maestra salió a buscarme al patio donde me había mandado de castigo y me dijo: “David se supone que debemos seguir las órdenes de nuestros maestros, es así como nos hizo Dios”. La miré desafiante y le contesté: ¡Yo no creo en Dios! pude ver su rostro caer. Sin Dios como referencia moral los niños son incontrolables, al menos yo lo fui. El año siguiente una maestra diferente me dio libertad para hacer lo que quisiera en la clase y sentarme cuando quisiera. Ese año gané un premio académico en la escuela pero aprendí una malísima lección que me causaría mucha miseria años después cuando crecí: se reforzó en mí la idea de que podía poner mis propias reglas para vivir esta vida.
En aquel tiempo vi una película llamada “War of the Worlds” (La Guerra de los Mundos) basada en una novela de H.G. Wells. Una escena provocó un impresión increíble en mi mente de 11 años. Los alienígenas dominaban la tierra y toda la humanidad iba a ser destruida. La gente se agolpó en una iglesia clamando a Dios que los salvara e intercedía. Las paredes de la iglesia se quebraron y el techo comenzó a ceder. De pronto se sintió un silencio afuera. Luego de unos momentos la gente salió titubeante afuera y encontró a todos los alienígenas muertos. Las bacterias los habían matado. Las oraciones habían sido escuchadas. No sabía que un día llegaría a una iglesia aterrado de miedo buscando refugio cuando mi mundo se caía y las paredes de mi auto preservación comenzaron a hacerse polvo.
En grado 7, la escuela presentaba una obra: “Joseph and the Amazing Technicolor Dreamcoat.” (José y el impresionante túnica colorida de los sueños) Yo no tenía idea de la historia ni de la letra pero la maestra de música me pidió que liderara la canción con 5 chicas bailando detrás mío. La asamblea escolar, una multitud de 800 chicos se volvieron locos con la canción y “tiraron abajo la casa” con los gritos y aplausos. Fue la primera vez que experimenté ese tipo de aceptación masiva y a partir de ahí supe que quería más de esa “droga de la atención” que había descubierto. Muy malo, no pensé mucho en las palabras de la historia de la Biblia que había cantado.
Teen Mania Hits
Cuando pegó la pubertad le di a Dios un beso de despedida. Excepto por una chica que conocí en un intercambio bilingüe y me dio una cruz, no pienso que haya querido nada con esto. Tenía chicas, música, alcohol y marihuana. Después de un par de años me saqué la cruz del cuello y la reemplacé por un signo de “capricornio” del horóscopo.
Esto fue un poquito antes de tirar la cruz (14 años)
Era un poco tontito pero cuando tenía una guitarra en la mano…¡Tiemblen! Esto es lo que me hizo muy conocido en la secundaria. Mis padres reconocieron mi talento y me facilitaron lecciones privadas de guitarra, flauta, vocal y piano. Mis maestros me llevaban a festivales de música clásica. Conseguí un par de grabadores de cassettes y comencé a grabar las canciones que escribía poniendo un instrumento sobre otro. Practicaba 5 horas al día con la guitarra, la flauta y el piano. Mi atadura a la escuela era la sala de música, ese era el oasis de mi vida loca.
Show de talento en la Secundaria
También pasaba mucho tiempo en las discos, y comencé a ser un muy buen bailarín. Desafortunadamente, eso me significó golpizas de algunos pandilleros. Una noche, un tipo dos veces mi tamaño me siguió fuera de la disco con su pandilla. Comenzó a pegarme una y otra vez hasta romper mi nariz. Logré escaparme y correr. Su banda de 20 tipos me siguió con intención de finiquitarme. Me escondí en un banco de nieve. Todos corrían buscándome. Estaba a solamente 10 pies (3 metros) de ellos pero no lograron verme. Yo no lo podía creer. Permanecí en ese banco por 2 horas con la nariz rota, la cara transpirando y la sangre cayendo sobre la nieve fresca. Incluso cuando no conocía a Dios, Dios sí me conocía y me protegía. Estoy seguro que los cegó, tal como lo leí después en la Biblia cuando los arameos se confundieron después de la oración de Eliseo (II Rey. 6,18). Milagrosamente, poquito después de aquel incidente mi familia compró una casa en el otro lado de la ciudad y me cambié de escuela.
Montreal y las Bahamas
Comencé a tocar la guitarra y a cantar en las calles de Ottawa. (Mira la flauta a mi lados, vino a ser gran parte de mi expresión musical).
16 años
Fue en las calles donde realmente me hice. Aprendí a llamar la atención y mantener compromiso con la gente. Un cantante francés de Montreal, Manuel Tadros, me vio y me pidió que me uniera a su banda. Él era muy conocido y tocamos en el gran boits des chansons en Montreal “Les Deux Pierrots.” Se fue haciendo conocido y creciendo se hizo famoso como autor y compositor así como actor en Quebec, escribiendo canciones para Roch Voisine y actuando en docenas de películas, programas de TV y comerciales.
Les Deux Pierrots, un club con capacidad para 1500 personas en Montreal. Yo estoy a la izquierda (18 años), Manuel Tadros (joven) está en el centro. Claude Foisy en el teclado. La gente de Quebec era una audiencia genial porque podían cantar y saltar al mismo tiempo. Lo que ahora me pone realmente triste es como el cristianismo en Quebec devino en ostracismo, la asistencia a las iglesias cayó al 7%. Oh Señor, derrama tu Gracia sobre el Quebec.
En ese tiempo, fue que hice mi primer grabación con una pequeña compañía en Ottawa, Diana records, propiedad de Ralph Mongeau. Ahí comenzó la “buena vida”. En otoño de aquel año fue enviado como solista a Club Med en Paradise Islad, Bahamas. Bebida y sexo, música y baile, esa era mi vida a los 18.
Club Med, Paradise Island Bahamas , 18 años. La cruz hacía mucho la había arrancado de mi cuello. Vinnie, la que era mi novia en Ottawa en aquel tiempo tomó esta foto. Ella era muy buena y dulce pero mi ambición pudo más y la dejé. Mi abandono la hirió inmensamente. La falta de castidad siempre rompe los corazones. Hoy ella está casada con un gran hombre y tienen un hijo.
New York, New York
Las revistas de glamour de New York llevaban a sus modelos a las Bahamas para tomar sesiones de fotografía en invierno. Me enamoré de una de ellas. Ella me invitó a vivir con ella en su apartamento en New York City. Un empresario que estaba ahí y que vivía en New York me dijo: “Yeah? Va durar como máximo 2 semanas, ¿te animas a hacerlo? Le contesté: “No, no va ser así, es amor real”. Él me dio su tarjeta y dijo que lo llamara cuando ella me echase fuera. Le dije “es amor real” pero agarré la tarjeta.
La noche que llegué a New York estaba esperando en la puerta principal de la terminal de autobuses con mi mochila y mi guitarra tal y como un inocente canadiense de 19 años perdido. De lo único que me di cuenta es de unos tipos puertorriqueños que estaban a mi lado. Ellos comenzaron a hacerme preguntas como: ¿De dónde eres mano?, ¿Cuánto tiempo llevas aquí? etc. Al escucharlos me iba preparando para perder todo lo que llevaba conmigo, sin embargo uno de ello dijo:
¿Escuchaste alguna vez del Señor Jesucristo? ¿Sabías que Él nos ha salvado con su sangre y puedes compartirlo si “renacieras” en Él?
Suspiré profundo y me sentí liberado. No era un creyente pero nunca me había sentido tan feliz de ver “cristianos renacidos” en toda mi vida. Con toda corrección me excusé y, liberado, seguí mi camino.
Dos días después que me mudé con la modelo llamé al empresario que me había dado su tarjeta. ¡La modelo me había echado fuera? ¿Cómo él sabía lo que iba pasar?
Comencé a tocar en night clubs de Greenwich Village como por ejemplo Folk City. Allí había fotos autografiadas de Bob Dylan, Joni Mitchell, Paul Simon y muchos otros artistas famosos que eran mis dioses en aquel tiempo. Tenía estrellas ante mis ojos. Pensaba que un día podría llegar a ser tan famoso como ellos y entonces sería feliz y mi vida estaría realizada. Pero por ahora lo mío era tocar en las calles y en las estaciones del subterráneo. Washington Square Parc era un lugar “buenísimo”, lleno de diversión pero pronto comprendí que estaba lleno de músicos “wanna be” (soñadores y buscavidas) que como yo no tenían dinero. Y me pasó incluso que una tarde fui robado por una chica que me llevé a casa después de tocar en Washington Square. Mi vida impura comenzaba a dar sus frutos. Era solamente el principio, el preanuncio de lo que mi falta de castidad llegaría a costarme.
Salí de la escena de las calles del centro y fui a para al Central Park, justo a la salida de la 5° Avenida, donde la gente de dinero pasea los fines de semana y hace sus picnics. Tocaba frente a un par de cientos de personas en la falda de la colina y transformaba el lugar en una fiesta. Así juntaba buen dinero y con eso me mantuve por algo más de dos años.
Harlem World: En el mundo del Rap
Una noche corrí a presentarme ante los ejecutivos de una compañía de discos del ambiente afroamericano de Harlmen en un Mc.Donald’s cercano a Greenwich Village Speakeasy. Me invitaron a su night club llamado Harlem World en la esquina de la 116 y Lenox Av. Me fui a reunir con ellos. Les encantó la grabación que traía conmigo y que había hecho en Canada. Me dijeron; “Eyh vamos a estar en el estudio mañana ¿Quieres venir y escribes unas horn lines para nosotros?” “Seguro” les contesté. Pensaba que estaba en el lugar más cool de la zona.
Esperaba mi autobús fuera de la disco para volver al centro cuando de pronto sentí un brazo apretándome el cuello y que no podía respirtar. Fui tirado al suelo y el tipo intentó empujarme hacia un callejón. Me resistí y el tipo escapó con mi guitarra, mi cadena de oro y mi dinero. Me levanté y volví al club gritando: “¡Se llevaron mi guitarra! ¡Se llevaron mi guitarra!”. “Fat Man”, Jack Taylor, el dueño del club y notorio gangster dijo: “agarren al tipo que se robó la guitarra”. Inmediatamente el equipo de Harlem World se puso inmediatamente en acción moviendo sus contactos en el submundo underground de Harlem para encontrar mi guitarra. Dos horas después volvieron con mi guitarra.
Me dieron un trabajo como productor de grabaciones de rap. Grabamos el álbum debut de Love Bug Starski’s ( nombre real: Kevin Smith) que se llamó “Positive Life” (Vida en positivo) en el estudio “The Platinum Factory” en Bedford Sty Brooklyn. Muchos de los historiadores del rap dan a Luv Bug Starski el crédito de haberle dado el nombre al Hip Hop. Porque poco antes de ir a la cárcel él tocaba un street dance en que gritaba “Hip Hop, ya don’t stop!”. La frase se convirtió en una “marca registrada” y Luv Bug es considerado hoy una “leyenda urbana” del ambiente del Hip Hop. Luv Bug en ese momento estaba saliendo de la cárcel y quería hacer un rap sobre el lado positivo de la vida más que sobre las drogas. Amén por aquello.
En los 18 meses que estuve ahí produje Jeckyl & Hide, the Harlem World Crew, Lady “Smiley” y muchos otros. Muchas noches salía hacia el estudio en Brooklyn a las 9pm y llegaba a casa a las 10,30 AM. Unas pocas veces cai rendido en el piso del estudio. Aprendí a dormir en cualquier lado y a dormitar cuando pudiera. Aprendí un montón.
Harlem World me llevó a tratar con artistas top del mundo afroamericano como “The Mighty Sparrow”, and “Eartha Kitt” (Cat Woman). Me acuerdo que una vez hacía el sonido para Eartha y saltaba al escenario para ajustar cosas. De pronto me di cuenta que estaba fuera de lugar y había caído rebotando fuera del escenario.
20 años y la inocencia se había esfumado
Cold Crush en Harlem World en el principio los 80’s. Fíjate el globo sobre la pista de baile
Eran tiempos excitantes, el break dance recién empezaba a hacer furor en las discos de Harlem y South Bronx. Harlem World era un lugar donde estaba la acción. Me apodaban “Mighty Whitey” (se pronuncia “Madday Wadday”) -que quiere decir algo así como “blanquito poderoso”- y me enseñaron a bailar break dance. Había acceso gratis a un montón de cocaína, heroína y todo lo que se te ocurra a puertas cerradas pero trataban de mantenerlo fuera de mi vista. Todos los tipos tenían corazón de oro y siempre cuidaban de “Mighty Whitey” de modo que nunca tuve problemas. Acostumbraban a ponerse, sigilosamente, detrás de mí cuando bailaba y hacer bromas porque era una especie de torpe que…obviamente ¡bailaba como blanco! Llegué a cansarme de eso. Eventualmente logré ser un bailarín decente y en el alma supe que Harlem me había a un paso del circuito de audiciones del centro de Broadway.
En el medio: Steve Negron. Recientemente me enteré que Steve encontró a Jesús y se convirtió. En el frente: DJ “Master Maze.” Desafortunadamente él eligió otro camino y murió a los 21 años de edad por una herida de bala. El Señor tenga piedad.
El equipo de Harlem World Crew (de izquierda a derecha): Son of Sam, DJ Kool D., Charlie Rock, su nombre real es Charles Leake (Charlie me enseñó a bailar electric boogie) Charlie dejó la noche y entró a la universidad. Hoy es un consultor en computación. Recientemente comenzó a producir conciertos de R&B en New York presentando a alguno de los grandes artistas de los ’70 como“The Spinners” and “The Sylistics”
Estas fotos son de Joe Conzo www.joeconzo.com
Debo admitir que el Rap no era lo que me volvía loco, me gustaba mucho más el Soul y el R&B. Pensaba que el Rap iba a tener corta vida, que moriría en un par de meses, tal vez no más que un par de años como máximo. (Era 1981, ¡Man, sí que estaba equivocado!) Una noche a las 2 am estaba en el 3° piso de Harlem World con Fat Man y 10 de sus muchachos. Lo intentaba convencer de volver al R&B que me gustaba mucho más. Llegué a enojarme hasta que llegue al punto de decir: “Pueden agarrar su música Rap y metérsela en su….” y me salí. Así como me iba sentí 10 furiosos pares de ojos enfocados sobre mi cabeza. Bajé y traté de salir. Fue entonces que me di cuenta que había cometido una verdadera tontería porque si caminaba por las calles de Harlem a las 2am sin ni uno de esos tipos protegiéndome, no duraría 2 minutos. De modo que volví a subir y pedí disculpas. Ellos me dijeron que había tenido suerte de que no hubieran decidido darme una buena golpiza aquella noche. Yo era demasiado pequeño y delgadito para tener una boca tan grande. Fat Man, Jack, por alguna razón, tuvo un trato muy muy suave conmigo y me dejo ir con mucha arrogancia. Pienso que Dios me estaba cuidando.
Me recuerdo mirando un conventillo en Harlem que tenía una gran cruz en su frente. Esa era su iglesia. Me sorprendí y maravillé con esta gente que tenía tanta fe que había transformado una casa de inquilinato semidestruida de Harlem en una iglesia. Eso me movió pero a mis sentimientos por Dios preferí el sexo, las drogas y mi loca ambición de fama.
“Fat Man” quiso que grabara un álbum que iba a llamarse “Mighty Whitey and the Harlem World Crew.” Comenzamos la grabación pero cometí el error de ir a un abogado de la 5° avenida que preparaba contratos para “chicos blancos” con todo tipo de previsiones legales. “Fat Man” miró el contrato y me dijo: “Eh chico, no es esta como las cosas funcionan aquí”. Simplemente, yo no había entendido la cultura. Esta situación congeló nuestro negocio de grabación.
La mano derecha de Jack Taylor era O.C. Tolbert. OC era un gran cantante pero cantaba Soul, no hacía Hip Hop de modo que de tanto esperar su turno para lograr una grabación terminó haciéndose guardaespaldas de Jack. Pienso aquel submundo lo tenía atrapado pero tenía un corazón de oro. Una vez, cuando Jack se había ido por un momento le pregunté: “¿O.C. quieres hacer una grabación?” Porque yo quería producir R&B y no rap. O.C. me contestó: “Oh ahí viene” yo continué ¿Que pondrías en la tapa de tu L.P? Él me contestó: “Quiero aparecer realmente rico, buenas ropas, sombrero y cadenas”. Esa era la diferencia entre los chicos negros y los blancos en aquel entonces. Los cantantes blancos querían vestir como pobres, simples y con blue jeans; los negros intentaban mostrarse muy ricos con hermosos trajes blancos. Siempre escuchaba a O.C. hacer arreglos muy cool para el R&B con su voz e intentaba imitarlo pero nunca lo lograba ¡Yo era blanco! Sin embargo me hice mucho mejor cantante por estar cerca de él.
En un night club de Greenwich Village conocí a un tipo blanco, Russ Mason, que estaba trabajando en hacer una parodia de rap llamada “Prep Rap” acerca de las liga escolar Preppy Ivy (de blancos ricos). Él era guia de turismo en los estudios de la NBC y conocía al productor de “Coast to Coast with Tom Snyder.” Terminamos juntos la canción y la presentamos en el programa que era emitido por la NBC. Aquella noche el todavía desconocido “Weird Al Yankovic” hizo el debut nacional de “Another One Rides the Bus” en el mismo programa y ese fue el comienzo de su carrera.
Los chicos de Harlem World me vieron tocando la guitarra con este rapper blanco en la NBC y se enojaron muchísimo de que estuviera tocando la TV internacional encima parodiando al rap. Me llamaron y me levantaron. Me llevaron hasta Harlem y comenzaron a hacerme preguntas sobre el programa y sobre cómo me había involucrado con ese tipo. Puedo decir que algo estaba pasando. Estaban realmente fuera de sí y yo me estaba en peligro. Les pedí que me dejaran salir de su van pero no me dejaron. Se lo pedí un puñado de veces y me iba desesperando más y más porque sus preguntas eran cada vez más agudas y agresivas. Estaba aterrorizado. Puedo decir que iban a golpearme a hasta que desvaneciera o tal vez peor. Finalmente, Fat Man dijo “dejen ir al chico” y ese fue el final de todo para con ellos. Terminé produciendo “Prep Rap” para Nemperor/CBS records y tuvo un lugarcito en Billboard pero nunca surgió.
Un par de años después Harlem World estaba buscando un guitarrista country y se imaginaron que porque yo era blanco probablemente sería un buen músico de country. ¡Sin embargo soy prueba viviente de que no todos los guitarristas blancos pueden tocar country! Pero estuve feliz de que me llamaran ya que fue algo así como una manera de perdonarme. Fat Man siempre tuvo un costado suave para tipos como yo y perdonó mi arrogancia y mi ambición egoísta.
Un año después de que yo dejara Tayster/Rojac Records, O.C. finalmente grabó una gran canción: “I’ve Got It.” Se transformó en unos de los más importantes cantantes del underground del R&B de los 80.
Supe que Jack Taylor murió un par de años después, luego de una larga batalla con la cocaína base. Harlem World cerró en 1985 y con eso se dio vuelta una página de la historia de la música. Ruego que Fat Man, Jack Taylor, haya encontrado al Señor antes de morir. Oro por ti, Jack.
O.C. Tolbert se volvió a Detroit. El volvió su vida hacia Jesús al final de los 80. Pudo rehabilitarse de la droga y se hizo predi-cantor evangélico. Una noche en 1995 cuando estaba dando un gran show de avivamiento sufrió un ataque al corazón al bajar del escenario y dejó esta vida. La última canción que grabó se llamaba “Heaven Bound.” (“Atado al cielo”), producida por Bob Dennis quien en los 60 había masterizado todas las canciones de Motown. El estribillo de esta canción dice:
Estoy yendo al Cielo
Estoy yendo a cantar y a gritar
Que nadie allí podrá echarme fuera
Porque estoy atado al cielo
Esto es para ti O.C. Un día cantaremos juntos soul en el cielo y entonces podré cantar como tú. 🙂
Rozando con la Muerte
Dicen que “el Señor cuida de los tontos y los borrachos”. Estoy seguro que cuidó de mí. Una noche en 1982, tocaba la guitarra y cantaba en la estación de subterráneos bajo el Citibank en la 53 y Lexington como siempre lo hacía. Había sido una buena noche, hice unos $80. Junté todo y me volvía a casa más o menos a las 11pm. Estaba solo en el vagón. Tres tipos se sentaron, uno a cada lado y otro enfrente. Se miraron entre sí y luego me miraron. Tuve un mal presentimiento, me aferré a mi guitarra y la traje más hacia mí pero era claro que el ambiente se estaba poniendo pesado y que me iban a asaltar. Justo en ese momento la puerta que une los vagones al final del tren se abrió y entró un puertorriqueño con un gorro rojo. Él fue literalmente un “ángel guardián”. Los “ángeles guardianes” son un grupo de jóvenes que da vueltas en el subterráneo en grupos de a 20 para proteger a la gente que viaja en los vagones. Los tres tipos me doblaban en tamaño y me tenían. Un de ellos me acarició la cabeza y muy excitado me dijo: “¡Tuviste suerte esta vez!”
Un día bajaba del cordón de la vereda para cruzar la calle 52 un autobús apareció y me frenó tan cerca que tocó mi cabello y el viento tiró mi abrigo. Me quedé atónito de cómo había estado tan cerca de la muerte.
Un día cuando bajaba a la estación de subterráneos en la calle 42 un tipo me agarró del brazo y me pedía dinero, yo me solté y seguí caminando. Cuando miré hacia atrás vi que 7 tipos corpulentos me estaban siguiendo. Corrí hacia abajo por las escaleras, tenía la certeza que si me agarraban me darían una golpiza o tal vez algo peor. Cuando di vuelta a la esquina en la terminal un oficial de policía estaba allí parado. Cuando los tipos lo vieron se dieron vuelta por la izquierda y se fueron. ¿Por qué Dios me protegía cuando aún no creía en Él? No lo sé.
El primer aborto
Nunca entendí que el sexo era algo sagrado según el orden de Dios y un don de Él para los humanos como medio para la unidad y la generación de la vida. Yo entendía el sexo como algo que haces por diversión, como una expresión de tus sentimientos hacia alguien que gusta y por quien te sientes atraído. La idea del compromiso por toda la vida estuvo siempre fuera del foco de mi entendimiento. Salía con una chica que había conocido cuando tocaba en el Central Park. Después de un embarazo inesperado la “ayudé” a arreglar las cosas para abortar. El aborto la afectó verdaderamente pero estábamos seguros que un bebé no era algo bueno para nosotros en ese momento ya que ella era estudiante de la American Music & Dramatic Academy (AMDA) y yo estaba en pleno ascenso en la escalera del mundo del entretenimiento. Ambos estabamos locos por el éxito. Sin embargo a ella le afectó verdaderamente. Siempre cargó con esa pérdida incluso ahora que está casada y tiene un hijo con una persona famosa que está en el Rock & Roll Hall of Fame, tal que si la nombrara todo el mundo que lee sabría de quien se trata. Yo mitigué mi dolor con mi ambición.
Los llamados de Broadway y Hollywood
Mis compañeros con los compartíamos el alquiler eran actores. Un día me mostraron un aviso donde “Village Voice” buscaba cantantes de Rock & Roll, actores, músicos y bailarines para trabajar en un show de Broadway. La audición tuvo mucha publicidad. Ahí fui a un teatro en la calle 42 con mi guitarra a esperar en la fila durante unas cuantas horitas desde la mañana junto con otras 2000 almas esperanzadas en alcanzar un momento de gloria. cuando mi audición de 2 minutos finalmente llegó eran como las 2pm. Exploté en el escenario con un número de blues y luego canté una hermosa balada. Me dijeron que no saliera de la ciudad. Después de 6 semanas y 6 llamados fui contratado para un show de Broadway haciendo a Mick Jagger, Sting, Alice Cooper, Procol Harem and the Crewcuts. También tocaba la guitarra, la flauta y la trompeta en el show. Tenía 21 años y era uno de los más jóvenes en Broadway aquella temporada.
En los próximos 3 años la buena vida sería mi vida. Trabajé con Robert Downey Jr., Christopher Lloyd y la estrella de Broadway Liz Calloway, Jimmy Haslip de los Yellow Jackets y Gary Katz de Steely Dan. Participé en la gira de “Cats”, fuera de Broadway como coprotagonista y actué como protagonista en películas de Paramount, Columbia, ABC TV; hice comerciales para Nintendo y Levis; produje música para CBS records ay gané el Feature Pick del Billboard Magazine. Estuve en todas las buenas fiestas de New York, codeándome con toda la gente famosa, drogándome y bebiendo con ellos. Los representantes me decían “vas a ser una estrella” y yo les creía.
Fui contratado para actuar en Playwrights Horizon’s (Off Broadway) llamado el “Elm Circle. En un punto de la presentación yo actuaba de un “cristiano renacido” que trataba de evangelizar a una chica (la protagonista principal) en un tren. Fue irónico que haya actuado de evangelizador considerando que era ateo en aquel tiempo. Dios esta anticipándose. En la obra ella rechazaba mi evangelización como loca, casi igual a aquella vez en que yo había rechazado a los dos tipos “renacidos” en la Estación Central. En la obra ella iba buscando el sentido de la vida mientras viajaba hacia Hollywood para transformarse en una estrella de cine, sin embargo al final ella cometería suicidio. Es así como termina la obra, un testimonio poderoso y un verdadero anticipo de lo que me significaría mi rechazo hacia Dios. Sin embargo, no capté el mensaje.
Este es David Mac Donald haciendo de Mick Jagger en un show llamado: “Rock & Roll: the First 5000 Years” en Broadway, a su lado está Karen Mankes quien surgiría al estrellato en la serie de films “Police Academy” (Academia de Policía)
Todo iba para arriba y para arriba. Excepto por una cosa: el vacío que sentía por dentro y que trataba de llenar con más y más éxitos. Cuando fui creciendo tenía una lista de logros que yo pensaba me harían feliz. Ej: estar en Broadway, tener una hermosa chica, ser famoso, hacer dinero, etc. Pensaba que si podría tener todo lo que estaba en esa lista mi vida sería de ensueño. Después de haber cumplido todos los items de la lista, sin embargo, yo seguía sin ser feliz. Eso me frustraba. Todo lo que tocaba yo lo hacía oro, pero nada era suficiente. Tenía un agujero dentro. Lo trataba de llenar con sexo, era un mujeriego. Probé cocaína, bebidas y fiestas negras. Nada funcionó. No entendía que ese agujero, era hambre de Dios.
Poco menos de un año después del primer aborto me contrataron en Broadway para un show llamado “Baby” acerca de tres parejas que esperaban niños. Era el único en Broadway que conocía este tópico al detalle y fue el primer protagónico para Liz Calloway que hizo de mi esposa. Ahora entiendo por qué mi subconciente no me dejaba trabajar en este show. 3 días antes de comenzar los ensayos abandoné para irme a grabar una serie llamada “Flashdance” para la NBC. La serie fue archivada y Todd Graff quien me reemplazara en “Baby” fue nominado al Tony por el papel que yo había abandonado. El album grabado está aquí
Hoy él es un escritor y director muy conocido. Pienso que es irónico que luego de un aborto fuera contratado para el papel de un padre en espera en un show llamado “Baby” y lo haya abandonado en mi ambición de todavía más notoriedad. Me moví a un departamento de la calle 14 con otro actor. Él decía que teníamos que cambiar ese viejo y ajetreado lugar en un ambiente cool de solteros. Yo pensaba que era una gran idea. 2 días después de mudarme, él salió con sus amigos a Studio 54 para pasar una de esas “locas noches” de viernes. Cuando volvió me encontró con toda la pared de mi habitación caída, los ladrillos, el revoque, la pintura todo desparramado por todos lados. Me miró azorado y me dijo: “no es cool, voy a comenzar las restauraciones…” y continuó diciendo de todo. Yo siempre fui muy entusiasta en todo y estaba bien porque la amistad no se había roto. Después de varos meses, mi habitación lucía preciosa, y entonces tuve que mudarme porque había sido contratado para un show. Así era la historia de mi vida, tuve 23 cambios de domicilio en 4 años.
Otro aborto dispara la caída en espiral
No había aprendido la lección. Pronto conocí una chica que era médico y bailarina profesional de un conocido grupo de danza. Ella bailaba en New York durante el otoño, primavera e invierno y trabajaba de médico en Montreal los veranos. Yo estaba muy orgulloso de ella. Una noche me contó que estaba embarazada aún cuando se cuidaba con la píldora. Acordamos que era inconveniente tener un bebé porque estabamos “edificando nuestras carreras” y lo abortamos.
Si bien ella también quería abortar, ya en la sala de cirugía, en el momento que el doctor comenzó a usar la máquina de succión para remover los pedazos de nuestro bebé ella comenzó arrebatadamente a gritar: ¡Saca eso!. Fue devastante para ella emocionalmente. Ni todo su entrenamiento médico, ni su glamoroso éxito en la danza podía arrancar su vacío. Con toda su educación, su brillo como bailarina no había explicació para el desequilibrio emocional en el que entró; excepto que había hecho algo horriblemente malo. Ni todo el éxito logró cubrir esta herida en su maternidad. Después del aborto un vacío también me inundó y al igual que muchas parejas que abortan poco tiempo después rompimos.
Usado con permiso
Escribí una canción:
you and me / tu y yo
have killed the seed/ matamos la semilla
that was planted in our souls/ que habíamos plantado en nuestras almas
now there’s only you/ ahora solo eres tú
and only me/ y solamente yo
and a memory of our world/ y un recuerdo de nuestro mundo
we had it all and watched it blow/ el que tuvimos y vimos desvanecerse
away, and where it goes/ y adonde fue
we haven’t got a clue/ no tenemos una pista
nothing we can do/ nada podemos hacer
Pensaba que la canción hablaba de la relación perdida. En una mirada más profunda puedo ver mi alma gritando contra lo que le hice a mi propio hijo. Mi vacío espiritual se transparentaba en la canción. La oscuridad me rodeaba. Desde entonces aprendí que muchas parejas se rompen después de un aborto y muy frecuentemente ambos caen en el vacío de la depresión.
Yo hacía del Rock & Roll Cat en la gira nacional de “Cats” en USA. Adelgacé hasta llegar a pesar 115 libras (uno 50 Kilos) y, cuando se suponía que debía actuar de Rum Tum Tugger el gato muy cool estrella del rock, mi aspecto era desastroso, del infierno, el demonio me había tomado. Había caído en un desorden de alimentación, la anorexia. Me enfermé gravemente con una úlcera en la garganta. El doctor me dijo que no debería hablar por tres semanas. Me hice el bravo y le dije: “Hey tengo 10000 personas por semana y US$ 80000 al año en un protagónico, no puedo dejar ahora de cantar”. Él me contestó: “¡Bueno entonces haz lo que quieras!” Seguí cantando y al poco tiempo mi voz se fue por completo, perdí todo incluido el show.
Perdí mi carrera y no pude hablar por 3 años. Me comunicaba por escrito con papel y lapiz. Tenía 24 años de edad. Los efectos del aborto evaporaron mi carrera.
Caí en depresión. Estaba solo con mi mente miserable y ella era implacable, nunca callaba. No podía hablar más de 10 minutos por día.
Un día caminaba por Times Square y de prondo escuché un susurro por detrás. Era la voz de un hombre joven que decía: “Assume the living God, you can’t close the doors when the walls are caving in!” (“Acepta al Dios vivo, no puedes cerrar las puertas cuando las paredes están colapsando”) Me di vuelta y vi un gentío; nunca supe quién fue pero nunca olvidé aquellas palabras.
Una mañana, estaba sentado en un café en la calle 72 en Broadway, no tenía voz y mi futuro parecía desvanecerse. De pronto pedacitos y pedacitos de la oración del Señor (el padrenuestro) vinieron a mi pensamiento. Nunca había pensado en alguna oración desde el 5º grado cuando rezabamos a diario en la escuela como parte de los ejercicios de apertura. Solamente podía recordar una linea por vez y me olvidaba de todo lo que seguía, pero en el curso de más o menos una hora logré escribirlo casi completo en mi servilleta. Me asombré de su sabiduría y profundidad. Nunca la había siquiera pensado antes en mi vida de adulto. “Oh Señor perdona a nuestra cultura por haber arrancado tu oración de nuestras escuelas públicas”.
Estuve varado en New York por unos 9 meses esperando sanar y que mi carrera pudiese continuar. Abandoné el alcohol y las drogas y comenzó mi búsqueda de la verdad. Durante aquel tiempo comencé a buscar respuestas para el “significado de la vida”. Me metí en todo tipo de cosas de la espiritualidad New Age (fui a Boston, a Connecticut, a San Francisco, etc). Muchas de estas cosas parecían un culto. Era el típico modo espiritual de Hollywood “hazte espiritual y vive como un gentil”. Leí a Shirley McClain en su libro “Out on a Limb” viajé por todos los Estados Unidos y gasté la mayor parte de mi dinero en esas organizaciones. Hubiera dado mi vida por encontrar algo que me sacara del pozo en que estaba. Iba a una, luego a otra. Dios es paciente
Jesús me llama pero lo dejo ir
Un día caminaba por Madison Square Garden, cerca de mi apartamento. Había un puñado de autobuses con gente de color muy bien vestida según sus costumbres. Pronto volvieron a mi mente las memorias de Harlem así que me dirijí hacia uno de ellos y escribí en mi hoja de notas (no podía hablar): “¿Qué está pasando? y el hombre me dijo: “Entra y lo sabrás”.
Adentro, yo era la única cara blanca en una multitud de miles. Comenzó la música. Era un encuentro de avivamiento. ¡Quiero decir un encuentro para Revivir! ¡Man, sí que estuvo bueno! El predicador estaba ardiendo por Dios. Al final hubo un “llamado del altar”. Dos tipos grandes me agarraron del pecho y decían: “¡Grita para el Señor hermano!”. No sabían que yo estaba mudo. Solté un gemido pero sentí el fuego. Una ancianita se levantó hacia mí con lágrimas en los ojos y me dijo: “Ahora lee la Biblia. Nunca la dejes, únete a una Iglesia. ¡Dios te bendiga hijo mío!”. Volví a mi apartamento de la calle 19 muy movido pero no busqué una iglesia ni la Biblia. El fuego se fue apagando. Ahora entiendo cuan importante es unirse a una comunidad de cristianos creyentes una vez que hayas tenido un encuentro con el Espíritu Santo.
La tragedia golpea
En ese mismo tiempo, en mi ciudad de origen, Ottawa, Canada ni sobrinito Andrew, de 20 meses de edad fue golpeado hasta morir por su niñera quien fue sentenciada a la cárcel con una condena por 5 años por asesinato en segundo grado. El asesinato estuvo en todos los diarios y el juicio muy publicado.
Una noche durante el juicio, a las 3 a.m. me desperté clamando a Dios por aquella situación. Estaba atónito de encontrarme envuelto en esa horrible circunstancia. Escribí en mi diario: Dios, esto no es claro ¿Por qué siento esto y estoy en esta situación si yo no maté a ese bebé?
Rápidamente mi mano empezó a escribir por sí sola. Miraba mi mano pero no supe lo que estaba escribiendo hasta que terminé. Entonces miré y quedé boquiabierto. Decía: “Tú asesinaste bebés”
Instantáneamente entendí que los abortos en que había estado involucrado eran asesinatos y que, si bien el aborto era legal, ante los ojos de Dios eran comparable a lo que la babysitter le había hecho a mi sobrino. En el medio de la crisis Dios me mostro la santidad de la vida desde la concepción y cómo Él ama a todos los niños incluso los no nacidos. Oh Dios, perdóname.
Mi hermano Bruce, de quien era hijo el niño asesinado era un brillante ingeniero en computación que no creía en Dios. Pronto después de la tragedia su matrimonio se terminó, y se volvió a casar iniciando una nueva familia. Era voluntario en los Beavers y había logrado aparentemente todo lo que la sociedad ofrece a la gente inteligente, atractiva y respetuosa de la ley. Pero sin Dios nadie puede lograr el perdón necesario para sanar de semejante tragedia. Este año (2002) baleó a su mujer y se suicidó con su rifle de caza. Este asesinato/suicidio dejó huérfanos a dos hermosos niños que pasaron a ser educados y custodiados por la familia de Rod, otro de mis hermanos. Brenda y Bruce, los extraño. El Señor tenga piedad. Aquí hay una canción que escribí para los niños
De vuelta en Ottawa
Con mi voz perdida, volví a Ottawa buscando sanarme y estar con mi familia después de la trágica pérdida de Andrew. Mi abuelo Iván, un ex-granjero bien ubicado, me llevó a vivir a su casa. Él tenía 90 años y se suponía que yo cuidaría de él; pero con frecuencia yo salía a vagar por ahí. Él estaba casi sordo y yo mudo -la pareja perfecta- pero nos comunicabamos de alguna manera. Él me enseñó a levantarme a las 6 de la mañana, hora en que yo acostumbraba a acostarme. Me enseñó a tener horarios para comer y nunca bebía.Foto de mi Grampa Ivan Hawkshaw
Inicié un estudio de grabación en la casa. Usaba como excusa su sordera aunque no tenía en cuenta que la batería puede hacer temblar una casa. Él fue muy tolerante conmigo, yo lo amaba. Por este tiempo yo podía hablar unos 30 minutos diarios. Él iba a la United Church pero se burlaba del predicador que vivía justamente en la casa contigua por el fondo y siempre llegaba borracho. A medida que la vida me mi abuelo se iba acabando yo podía verlo relacionarse más y más con Jesús y aprendía. Esto me impresionaba, pero todavía estaba en esa mezcla rara que la New Age hace del misticismo oriental con el paganismo occidental.
Un cambio decisivo en Montreal
Iba a Montreal a encontrarme con un Gurú famoso de la New Age que me iba a dar un nuevo nombre (algo así como “Sri Baba.”) Estaba por dejar todo e irme a vivir a un pequeño pueblo del culto en Virginia llamado Yogaville. Pero cuando tomé el autobús en Montreal me perdí y me bajé en cualquier lado. Miré alrededor y vi una iglesia gigantesca, era el Oratorio de San José, quedé paralizado por la belleza y la majestad.
Caminé hacia esa iglesia para verla mejor y vi un grupo de ancianitas poniendo sus manos sobre los pies de la estatua de Jesús. Estaban susurrando oraciones y caminaban humildemente con sus cabezas inclinadas. Me sentí muy conmovido y me dije: “¡Estas mujeres tienen fe! Tal vez la iglesia no sea un frío edificio de piedras lleno de hipócritas” (que era lo que pensaba en aquel momento). Caminé alrededor de la tumba del Hermano André (Adivino que él habrá estado intercediendo por mí), me sentí muy tocado y subí por las escaleras hacia el templo grande de arriba. Las luces estaban apagados y el templo vacío. Solamente había una luz sobre la Cruz. A diferencia de mi experiencia en Madison Square Garde, esta vez estaba solo con el Señor, nada más que Él y yo. Puse mi rostro en tierra sobre el piso de mármol y dije:
“Señor Jesús, no te conozco para nada pero aquí estoy, pensando en cambiar mi nombre, abandonar mi casa y unirme a un culto. ¿Podrías por favor venir a mi vida? Toma mi corazón, toma mi salud, toma mis circunstancias, toma todo lo mío. Soy tuyo”
Cuando me levanté había perdido todo mi interés en aquel Gurú y en la secta a la que estaba por unirme, había recibido la efusión del Espíritu Santo. ¡La New Age se fue gracias Dios! Me paré y caminé hacia afuera como un hombre nuevo, un hombre llamado a la Santa y Apostólica Iglesia Católica.
El llamado a abandonar la música
Ya en Ottawa, sentí que Dios me llamaba a abandonar por completo el mundo de la música. Esto me aterrorizaba porque era como dar un salto a la nada, un salto al absurdo. Estaba siendo llamado a abandonar el “dios” del arte por el Dios del Padrenuestro. Cerré mi estudio de grabación, parte de mi equipo lo di, parte lo vendí: guitarras, teclados, sistema de grabación, sistema de audio, incluyendo mi querida flauta. Destruí horas de trabajo incluyendo las que consideraba una extensión de mi alma, 10 años de costosos masters de grabación de mis propias composiciones. Fui a trabajar por un sueldo muy mínimo a una organización de caridad. Me arrodillaba en frente de una iglesia a las 5am cada mañana.
En retrospectiva, este fue el gran momento de claridad que nunca había tenido. Sin embargo, como explica el filósofo Keirkegaard: “hay un costo en hacer de un absurdo decisión para Dios” A veces lo que sigue es duro. Damos pasos hacia adelante con “miedo y temblor” (Mat 5,33, II Cor 7,15; Fil 2,12). Abraham no se desesperó viendo los ojos de Isaac cuando él levantaba el cuchillo (Gen. 22, 1-19) María no se quebró por el dolor de ser incomprendida por José antes que el ángel lo visitara (Mt. 1,24); los apóstoles no se deseperaron por el miedo a profesar la fe como los primeros cristianos (Hechos de los Apóstoles) y yo no me sentí desesperado por el torbellino emocional de abandonar todo aquello con lo que me identificaba. Ni tampoco me quebró el sufrimiento de ser malinterpretado por mis amigos y familiares que pensaron que me estaba volviendo loco. De modo que, la paradoja de la decisión por Dios, como le explica Keirkegaard, es que “más cerca llegamos del Absoluto, por medio de la introspección, menos somos entendidos por el mundo exterior”.
Pero cometí un error, corté los lazos con mi familia y no les hablé mientras ajustaba mis ideas y mi vida.
Una noche, accidentalmente, dejé mi casa cerrada por dentro y me quedé afuera. Empecé a caminar por el vecindario pensando que podía hacer. Golpeé la puerta de la rectoría de la parroquia de St. Mary y el padre Bob Bedard me abrió. Me echó una mirada y dijo : “Dios mío, pobre chico, entra”. Adivinó que mi aspecto no era muy bueno. Me alojó en la rectoría durante 3 noches, me alimentó y hablamos. Cuando escuchó mi historia acerca de lo que me pasó en Montreal y de como había dejado todo para seguir a Jesús entendió que yo era un nuevo cristiano y necesitaba ser alimentado espiritualmente (lo que no había pasado después de mi experiencia con Jesús en New York) Me invitó al grupo de oración y comenzó mi seguimiento de Cristo. Comencé a ir a misa en 1989, a rezar el rosario diario en 1991 y me hice católico en 1995. Pensaba que nunca volvería a tocar.
Decidí ir a la Universidad y me gradué en el 2000 (B. Com, Magna Cum Laude -máximo honor- lo que me sorprendió: era un músico con cerebro) y comencé a trabajar con personas discapacitadas, el regalo del milenio de Dios para mí. Comencé a caminar en la luz y a acercarme al cuerpo de Cristo. Una historia de 10 años fuera de la música y el milagro de darme una carrera en tecnología para personas con discapacidad sobre discapacidad y como superé mi propia discapacidad puedes ver aquí
Jesús me devolvió la música
En abril de 1998 estaba en un retiro de Cursillos de Cristiandad de fin de semana. Hubo una enseñanza que hablaba de que el Amor es el centro de la Vida Cristiana.Entonces el dirigente del retiro dijo: “Me gustaría que cada uno creara una expresión artística de lo que ha aprendido en esta charla”. Algunos tomaron marcadores de color y comenzaron a dibujar. Cuando me tocó el turno vi una guitarra.
No había tocado un instrumento en 10 años. La levanté, comencé a hacer acordes y a cantar las palabras que el que dio la charla había dicho. Otra persona me siguió con el canto y nació una canción muy bella: “Love at the Centre” (el amor en el centro). Todos los participantes se volvieron locos y empezaron a cantar, nadie sabía que yo era músico. Se transformó en “la canción” del retiro. Mi voz estaba de vuelta, clara y perfecta. Estaba cantando mejor que el día de mi debut en Broadway y lo hacía por una razón justa: ¡Para Dios, por Jesús!
Aquí están mis compañeros del cursillo de hombres de abril del ’98 cuando Dios me devolvió la música. Cientos de personas estaban orando por nosotros. Muchos recibimos verdaderos milagros. Soy el tercero contando desde la izquierda en la línea de más abajo.
Dije al Señor: “Señor, me gustaría grabar esa canción pero no se como. No tengo dinero, ni instrumentos, ni estudio”. Varios días después un amigo se acercó a mí en la calle y me dijo: ¿David? contesté ¿Sí? Siguió: “Tú me produjiste en los ’80s y tu producción me inspiró tanto que compré un equipo de $10000 y una flauta. Pero ahora soy abogado y no tengo tiempo libre. ¿Te gustaría que te prestara mi equipo y la flauta?” Me quedé con la boca abierta y lo acepté. Pocos días después encontré otro amigo que me dijo: “David, tengo una guitarra eléctrica y un amplificador pero no lo estoy usando, ¿quieres que te los pase? Estaba asombradísimo y dije “¡Sí!”. Una mujer de la iglesia vino a decirme después: “David, mi madre ha muerto y heredé de ella un piano digital de $1200. ¿Te gustaría que te lo diera? En pocas semanas tenía mi habitación llena de elementos de grabación y estaba grabando mi primera canción cristiana. Amén.
El milagro de la flauta recuperada
Pero algo raro ocurrió. El día siguiente al que recibiera todas las cosas fue Viernes Santo. Salí de la ducha y me di cuenta que la puerta del frente de la casa estaba abierta y la flauta, cara por cierto, no estaba. Revolví mi apartamento buscando la flauta pero no había nada. Pensé para mis adentros: “Ay no me la robaron tendré que dejar de pagar la universidad para comprarle una flauta nueva a este tipo”. Llamé a la policía y me dijeron: “vaya a todos los negocios de compraventa y casas de prenda y a todos los negocios de música de segunda mano”. Pasé todo el día dando vueltas por la ciudad buscándola, sin suerte. En el último lugar al que fui el dueño me reconoció y me dijo: “¿David Mac Donald?…Tu viniste aquí 10 años atrás, pusiste tu flauta en consignación y nunca volviste por ella; pero nunca se vendió. ¿Quieres que te la devuelva?” Yo no lo podía creer ¡Era la flauta que había dejado 10 años antes! El dueño del negocio me la devolvió.
Pero aún no había localizado la flauta robado que me había prestado el abogado. Al día siguiente era domingo de Pascua, el día de la Resurrección de Nuestro Señor. Abrí una cajonera para sacar algunas ropas y la flauta de mi amigo estaba allí…no tengo idea como…Estoy seguro que había chequeado ese mueble antes de llamar a la policía. El Señor me había hecho una treta para que pudiera encontrar mi flauta original pensando que la otra había sido robada.
Este soy yo reunido con mi flauta. La foto fue tomada en una misión reciente a Guam. La estoy haciendo sonar como si fuera clarinete (Foto: Dwayne Sanchez)
Radio Cristiana comienza a pasar música
CHRI Radio (99.1 FM) en Ottawa, es la estación de radio cristiana más grande del Canadá con una audiencia de 32.000 radioescuchas. Llegué sin avisar al estudio y dije: “Hice esta grabación en casa, no he tocado por 10 años de modo que no sé cuan bueno será”. Me dijeron que era excelente y lo pusieron en rotación regular. Algunas otras estaciones lo tomaron y nació para mí un pequeño ministerio de música.
Un día caminaba hacia la radio y el productor me pidió que leyera un comercial, era la primera vez que lo hacía. Miré la copia y comencé a leer en el micrófono. Decía:
La Navidad es amor, la Navidad es familia. Esta navidad céntrala en tu familia.
Quedé boquiabierto. No había hablado con mi familia en 10 años. Sabía que este era un signo de Dios. Llamé a mis padres en la mañana de navidad y les pedí si podía visitarlos por navidad. Ellos me dijeron que “por supuesto”. Golpeé la puerta y vi a mis sobrinos adolescentes (a quienes no había visto desde su más tierna infancia) y tres nuevas sobrinas y dos sobrinos más a quienes nunca había visto antes. Las emociones fueron increibles y pensé que en ese momento iba a explotar. Me dieron la bienvenida con los brazos abiertos. Dios es sorprendente. Dios nos quiere familia.
Hoy mi objetivo es llevar una vida “radicalmente moderada”. Trabajo 3 días a la semana en tecnología para personas con discapacidad. También trato de servir con mi ministerio a gente con problemas de adicción, trastornos de alimentación o que luchan con diferentes formas de pecado. Ayudo a mis sobrinos que quedaron huérfanos este verano. Le doy mucho tiempo a la música, ya sea escribiendo canciones, grabándolas en mi pequeño estudio o tocando en recitales. He sido bendecido por participar en impresionantes eventos cristianos y la música me ha llevado por diferentes partes del mundo como Guatemala, Guam, Saipan y en 2005 una gira por Europa. He podido colaborar con algunos grandes músicos que también aman al Señor.
Pero sobre todo, la parte favorita de mi vida es sentarme en oración con mi Señor o leer la Santa Palabra en la Biblia. Cuando leo la Biblia siento una conexión con los hombres y mujeres de la antigüedad que nos dejaron el gran legado que Dios les diera. En la oración siento una poderosa conexión con Aquel que me hizo y a quien retornaré cuando mi tiempo en esta tierra haya acabado.
Señor Jesus gracias por todo lo que me has dado. Gracias por todo lo que he perdido y gracias por todos los corazones que has tocado por medio de mi historia y los corazones a los que has amado y sanado, llevándolos a la felicidad en tu Preciosísimo y Santo Nombre. Amén.
Autor: David MacDonald
Fuente: Davidmacd.com
IMPORTANTE: Este testimonio ha sido reproducido por ApologeticaCatolica.org con el permiso expreso del señor David McDonald, si desea reproducirlo debe contactarlo a él directamente.