Hola Padre: Mi deseo es conocer en qué consiste la resurrección
Estimado:
La resurrección consiste en la re-unión del alma individual con el cuerpo que animó cuando estaba en vida la persona.
Dice José Antonio Sayés:
La Iglesia, al hacer una afirmación de la resurrección de los cuerpos, se apoya fundamentalmente en la resurrección de Cristo, vencedor de la muerte, como pudo comprobarlo en sus apariciones, como dirá Pablo. Jesús mismo tuvo que defender la doctrina de la resurrección ante los saduceos (cf Mt 22,23-33).
La resurrección de los muertos tendrá lugar al final de la historia, con la venida del Señor en la parusía. Así lo ha confesado la Iglesia en toda su historia desde el símbolo Quiumque hasta el Credo del pueblo de Dios y el Catecismo de la Iglesia católica: «En el último día», en el acontecimiento de la parusía del Señor (CEC 1001).
Según la fe de la Iglesia, resucitaremos con los mismos cuerpos que ahora tenemos, pero transfigurados en gloria: «Cristo resucitó con su propio cuerpo: “Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo” (Lc 24,39); pero él no volvió a una vida terrena. Del mismo modo, en él, “todos resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora” (concilio de Letrán IV: DS 801), pero este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria” (Flp 3,21), en “cuerpo espiritual” (1Cor 15,44)» (CEC 999).
Este realismo de la fe cristiana es el que hacía decir a san Ireneo: «Que nos digan los que afirman lo contrario, es decir, los que contradicen a su salvación: ¿en qué cuerpo resucitaron la hija muerta del gran sacerdote y el hijo de la viuda al que llevaban muerto cerca de la puerta de la ciudad y Lázaro que había estado ya en la tumba cuatro días? Evidentemente, en aquellos mismos cuerpos en que habían muerto; porque si no hubiera sido en aquellos mismos, no habrían sido ya estos muertos los mismos que resucitaron».
Y esta es también la Fides Damasi: «Creemos que el último día hemos de ser resucitados por él en esa misma carne en que ahora vivimos» (DS 70) y la confesión de León IX: «Creo también en la verdadera resurrección de la misma carne que ahora llevo» (DS 684). Y la profesión de fe prescrita a los valdenses: «Creemos en la resurrección de esta carne que llevamos y no de otra» (DS 797).
Solía decir san Agustín que, en la polémica contra el cristianismo, nada era más rechazado por los paganos que la doctrina de la resurrección de los cuerpos, a lo que respondían los padres de la Iglesia:
-Dios, que creó al hombre de la nada, tiene poder para resucitarlo: él sabe cómo y de dónde resucitarlo;
-Dios puede resucitar nuestros cuerpos corrompidos, como es capaz de hacer milagros por encima de las leyes de la naturaleza;
-recurren a imágenes, como la de la semilla, expuesta por Pablo, siempre resulta esclarecedora. Esta imagen sirve para explicar la continuidad y la transformación que supone la resurrección de nuestros cuerpos.
Autor: P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E.
Fuente: El Teólogo Responde