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¿Y los Papas Corruptos?

Papas de la Historias

Testimonios de la Escritura y la antigüedad cristiana.

Respuesta a una consulta de lectores

Estimado Oscar: …

El tema que trata su carta es muy importante. Usted menciona la posibilidad de que los Papas sean personas corruptas, y se pregunta si la Iglesia registra estos hechos.

Cuando Jesucristo estableció su Iglesia, la quiso construir sobre los Apóstoles, aunque se sobreentiende que es el mismo Jesucristo el fundamento último, y que nadie puede poner otro fundamento, como dice la misma Biblia en 1Cor 3,11; pero la misma Biblia nos habla de los Apóstoles como de “columnas” o “fundamentos” o “piedras”, de modo que debemos entender que Jesús ha hecho participar a otros de su oficio – se puede ver como ejemplo Efesios 2,20.

Pero Jesús no hizo que los Apóstoles fuesen “impecables” como lo era él, es decir, que fuesen necesariamente santos. Le doy un ejemplo útil: el mismo San Pedro, elegido por el Señor para “confirmar a sus hermanos” y pastorear “a sus ovejas”, etc, y habiendo recibido ya la plenitud del Espíritu Santo en Pentecostés, fue reprochado por San Pablo (ver Gálatas 2) porque “fingía”, y fingir en cuestiones importantes como lo que se narra en Gálatas, es un pecado grave; ¡y atención que estamos hablando del Pedro que recibió el Espíritu Santo en Pentecostés! Pues bien, ese mismo Pedro, sin errar en su doctrina, ciertamente cayó en la “corrupción” por su modo de obrar. En el ejemplo que le di, se trataba de que no quería comer con los gentiles, por miedo a los judíos: evidentemente una acción corrupta, que llevaba a gran escándalo a los cristianos; San Pablo se enojó mucho con él y lo corrigió en público; no sabemos la respuesta de Pedro, pero se puede suponer que se arrepintió y cambió su modo de obrar.

Pues bien, si San Pedro cayó en esa corrupción -no de doctrina, como sabemos, pues predicaba el evangelio correctamente; se trataba de una mala acción de él- ¿debemos pensar que Jesús renegó de él? ¿o que el evangelio de Pedro estaba equivocado? ¿o que la oración de Jesús falló cuando, según Lucas 22, 31-32, oró para que la fe de Pedro no caiga? ¿o que la Iglesia de Pedro no era la verdadera? O bien, usando las palabras que usted me pone en su carta, que le dicen los evangélicos, ¿acaso Jesús “ampararía estos hechos”? ¿Amparó el fingir de Pedro? Ciertamente que no; pero entonces, la acción corrupta de Pedro ¿indica que el cristianismo –del cual Pedro era sin duda un exponente principal- estaba equivocado? Es lo que de hecho dicen los evangelistas: como los papas (al menos a veces o muchas veces) se corrompen, luego la Iglesia católica no puede estar avalada por Cristo.

La solución a estas cosas es más sencillo de lo que a primera vista parece, y es esta: Jesús no prometió a ninguno de sus apóstoles, ni siquiera a Pedro, que habrían de ser IMPECABLES. Y la historia nos dice (ahí tiene el ejemplo de Pedro, ¡y habrá tantos otros!) que de hecho los pastores de la Iglesia han cometido pecados, quién más, quién menos. Todos eran (y son) pecadores.

Lo que Jesús le prometió a Pedro, y en comunión con él a todos los pastores de su pueblo, es la INFALIBILIDAD, que es algo totalmente distinto: se trata del don del Espíritu Santo que hace que la Iglesia predique sin error, hasta el último día de la historia, el evangelio trasmitido por el Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo; y hay que tener muy en cuenta que la promesa de la infalibilidad (“las puertas del infierno no podrán” contra la Iglesia, etc) se refieren SOLAMENTE a las cuestiones de fe y de moral, y a nada más. En otras palabras, usted y yo podemos estar tranquilos en cuanto sabemos que el Espíritu Santo no permitirá (lo ha prometido Jesús) que la Iglesia, en cuestiones de fe y de moral, equivoque su enseñanza. Ahora bien, que tal Papa sea un santo, y tal otro un corrupto, no cambia nada. Claro está que el ejemplo de santidad es un testimonio vivo del evangelio, y la “corrupción” no lo es. Dios hubiese podido hacer de su Iglesia una sociedad de ángeles… pero no lo hizo. Es más, “quién dice que no tiene pecado hace a Dios mentiroso”, dice San Juan.

Algo que suelen repetir los evangélicos es que Jesús dijo que “el árbol bueno no puede producir frutos malos”, queriendo decir que los frutos malos de los católicos son una prueba clara de que el catolicismo es un “árbol malo”. Parece muy lógico e irrebatible, pero según ellos lo interpretan es un grosero error. El mejor modo de destruir este sofisma es preguntarle, a cualquier evangélico, si él (o ella) NO TIENEN NINGÚN PECADO. Pues si lo tienen, entonces también el evangelismo es un árbol malo, y si dicen que no lo tienen…, pues bueno, yo diría que con semejante respuesta está todo dicho. 1 Juan 1,10 lo dice de un modo clarísimo: “Si dijéremos que no hemos pecado, lo hacemos á él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”. También los versículos siguientes ayudan a entender el contexto (se refiere a los pecados de los cristianos).

Otro ejemplo breve pero eficaz: en las primeras comunidades cristianas se cometían también muchos pecados (ver las dos cartas de Pablo a los Corintios, por poner un ejemplo). Ahora bien, ¿podemos concluir entonces que esas comunidades no estaban avaladas por Jesús, siendo que fueron fundadas por los mismos apóstoles? Ciertamente Jesús no avala el pecado, pero el hecho de que alguien cometa un pecado no quiere decir que la comunidad a la que pertenece sea desaprobada por Jesús.

Lo que Jesús estaba diciendo con eso de los frutos y el árbol era que todo lo bueno viene de Dios, lo malo no viene de Dios. De allí a concluir que la religión cristiana querida por Dios es aquella donde NADIE comete NINGÚN pecado, es un abuso, ¿no le parece? En todo caso, tal religión no existió nunca, ni existe hoy.

La historia de la Iglesia ciertamente tiene numerosos ejemplos de Papas, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos corruptos; también de Papas, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos santos; y más que en cualquier otra religión. Esos no nos espanta NI SE OCULTA en la Iglesia; la Iglesia nunca enseñó que sus pastores eran todos santos (aunque algunos cristianos que no conocen demasiado su fe puede que lo piensen así). Al contrario, sabemos que somos todos grandes pecadores, y que el deseo de santidad y la santidad misma son un regalo de la misericordia de Dios. Ojalá tengamos siempre papas santos (como el actual, que creo yo es un gran santo), pero no necesariamente va a ser así. La potencia de Dios se muestra “en la debilidad”, como misteriosamente lo dejaba claro San Pablo (2Cor 12, 9-10); no confiamos en nuestra santidad, sino en la de Dios. Y si Jesús no quiso que los pastores sean necesariamente santos, pienso que tampoco lo debemos esperar nosotros. ¿Cómo puede ser que un Papa o un obispo sean grandes pecadores? Pues pregúntese primero: ¿cómo puede ser que usted y yo, bautizados, rescatados, nueva creación, nacidos de lo alto y de nuevo “por el agua y el Espíritu”, creyentes en Jesús, experimentemos sin embargo todos los días los efectos del pecado? La respuesta es la misma para usted, para mí y para los papas.

Finalmente me pregunta usted si la Iglesia tiene registrados estos hechos (de Papas corruptos): pues bien, nada se oculta. Los hechos están ahí, registrados por la historia. Hay grandes enciclopedias con las vidas de los Papas, que se pueden consultar en las buenas bibliotecas. Todos los documentos pontificios y eclesiásticos en general se guardan en los archivos, abiertos a los historiadores sin restricción por motivos religiosos. La fábula de una Iglesia que “oculta” estos hechos es creación de mentes ofuscadas por el fanatismo. Me gustaría saber de alguna institución que se haga más responsable de su gente y de su historia que nuestra Iglesia.

Dios lo bendiga.

Autor: Pbro. Juan Carlos Sack

Fuente: Apologetica.org

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