El celibato sacerdotal para el rito latino de la Iglesia Católica es una de las disciplinas más comúnmente cuestionadas hoy día, e inclusive se pueden encontrar católicos abogando por que los sacerdotes se casen. He querido hoy hacer un resumen del tema para disipar las dudas que pueden haber del mismo.
Punto 1 – El celibato no es una doctrina, es una disciplina.
Hay que comenzar por aquí, ya que el común popular suele confundir entre aquello que es disciplina eclesiástica con aquello que es netamente dogmático y doctrinal. Es importante entender esto, porque los dogmas de fe no cambian (aunque pueda crecer el entendimiento y comprensión del mismo a través de la historia), mientras que aquello que es disciplina eclesiástica puede cambiar de acuerdo al contexto histórico de la situación y al juicio de la Iglesia. Esto quiere decir que el celibato sacerdotal si pudiera llegar a ser opcional en un futuro para los sacerdotes del rito latino, al igual que lo fue en tiempos pasados.
Punto 2 – Razones del celibato.
El sacerdote era muy valorado por Cristo y los apóstoles como la máxima expresión de desprendimiento de quien quiere dedicarse de lleno al servicio del Señor. Un episodio interesante donde salió a colación el tema del celibato curiosamente ocurrió cuando Jesús hablaba del matrimonio. “Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán. Le siguió mucha gente, y los curó allí. Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?» El respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre.» Dícenle: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?» Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer – no por fornicación – y se case con otra, comete adulterio.» Dícenle sus discípulos: «Si tal es la condición del hombre respecto de su mujer, no trae cuenta casarse.» Pero él les dijo: «No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a quienes se les ha concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda.» ” Mateo 19,1-12
Habla aquí Jesús habla de aquellos que “nacieron eunucos del seno materno” y de aquellos que “se hacen a sí mismos eunucos”. Diferencia así aquel que por condición propia de nacimiento está incapacitado para el matrimonio, y aquel que no estándolo opta por amor al reino de los cielos a “hacerse eunuco” o “célibe”.
Ahora ¿Por qué alguien se tendría que “hacerse eunuco por el reino de los cielos?”, la razón es evidente: Es el estado perfecto para dedicarse de lleno al servicio de Dios.
San Pablo también da la misma recomendación: Optar por el celibato para servir a Dios “sin división”. Quien no pueda contenerse que se case, pero quien no se casa obra mejor. A este respecto recomiendo leer todo el capítulo 7 de la primera carta a los Corintios.
Algunos extractos importantes:
“En cuanto a lo que me habéis escrito, bien le está al hombre abstenerse de mujer. No obstante, por razón de la impureza, tenga cada hombre su mujer, y cada mujer su marido.” 1 Corintios 7,2-1
“No obstante, digo a los célibes y a las viudas: Bien les está quedarse como yo. Pero si no pueden contenerse, que se casen; mejor es casarse que abrasarse.” 1 Corintios 7,8-9
“Acerca de la virginidad no tengo precepto del Señor. Doy, no obstante, un consejo, como quien, por la misericordia de Dios, es digno de crédito. Por tanto, pienso que es cosa buena, a causa de la necesidad presente, quedarse el hombre así. ¿Estás unido a una mujer? No busques la separación. ¿No estás unido a mujer? No la busques. Mas, si te casas, no pecas. Y, si la joven se casa, no peca. Pero todos ellos tendrán su tribulación en la carne, que yo quisiera evitaros.” 1 Corintios 7,25-28
El texto más claro y donde da la razón por la cual el celibato es la mejor opción sin duda es este:
“Yo os quisiera libres de preocupaciones. El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; está por tanto dividido. La mujer no casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Señor, de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. Mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. Os digo esto para vuestro provecho, no para tenderos un lazo, sino para moveros a lo más digno y al trato asiduo con el Señor, sin división.” 1 Corintios 7,32-35
Concluye así:
“Por tanto, el que se casa con su novia, obra bien. Y el que no se casa, obra mejor.” 1 Corintios 7,38
Es lógico que tomando en cuenta estos consejos la Iglesia Católica haya optado para el sacerdocio del rito latino el celibato como una disciplina. Gracias a esto el sacerdote puede estar libre y dedicado 100% a la obra de Dios, y no dividirse en atender las cosas de su esposa e hijos.
Punto 3 – Algunas objeciones contra el celibato.
3.1. La Biblia dice que el obispo debe ser casado.
“El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad, como yo te ordené. El candidato debe ser irreprochable, casado una sola vez, cuyos hijos sean creyentes, no tachados de libertinaje ni de rebeldía.” Tito 1,5-6
Este argumento es bastante flojo. Una simple lectura del mismo permite darse cuenta de que no está diciendo que el obispo DEBE estar casado, sino que si va a estarlo, debe estarlo 1 SOLA VEZ (y no más de una). Hoy día quizá eso nos parezca evidente, dado que todo (o casi todo) el que está casado hoy, tiene una sola esposa, pero en una época donde a la Iglesia cristiana tenía recién convertidos del paganismo y del judaísmo, podían encontrarse algunos que hubieran sido polígamos y otros divorciados y vueltos a casar, por lo que es normal que se pongan este tipo de limitaciones.
Esta aclaración incluso sería innecesaria analizando la Escritura en su totalidad. Absurdo sería a Pablo verlo hablando sobre que “el que no se casa, obra mejor”, “bien les está quedarse como yo”, etc. etc. cuando por otro lado dice que hay que casarse. Y es que el mismo y otros apóstoles, sin mencionar al mismo Jesús eran célibes.
3.2. El sacerdote debe ser casado para dar el ejemplo.
Un argumento que es utilizado a menudo por pastores protestantes, pero que si bien suena bonito, carece completamente de sustento escriturístico. Dado que afirman regirse por la Sola Scriptura, el argumento es una absoluta contradicción a lo que suelen pregonar.
Como vimos anteriormente, ni Pablo ni Jesús mencionaron que había que casarse para dar el ejemplo, de hecho, de ser así ellos consientes de ser ejemplo y modelo para el cristiano mismos lo hubieran hecho y no lo hicieron. Pablo mismo manda a ser “imitadores suyos” (Efesios 5,1) y no solo Jesús y él fueron célibes, sino otros apóstoles y profetas como Juan el evangelista, Juan Bautista, etc. (en el antiguo testamento vemos que Moisés incluso llegó a despedir a su esposa para dedicarse de lleno a su misión).
3.3. El sacerdote célibe es más propenso a cometer inmoralidades (pedofilia, homosexualidad).
Un trillado mito sobre el celibato sobre el cual se ha escrito mucho. Basta decir que no hay tiempo de abstinencia por más prolongado que sea que venga a hacer que una persona normal comience a desear infantes o a personas del mismo sexo. Quienes cometen este tipo de abusos, tienen desviaciones de otra índole, que no dependen de si está casado o no y tampoco se van a solventar si se casa o no. De hecho, los mismos casos ocurren entre pastores protestantes que no son célibes. Un sonado caso lo vimos con el pastor protestante Ted Haggard (presidente de la asociación nacional de evangélicos de Estados Unidos), quien a pesar de estar casado mantenía relaciones homosexuales con un prostituto gay, y como este muchos otros casos.
3.4. El celibato es una doctrina de demonios de la que habla la Biblia.
“El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe entregándose a espíritus engañadores y a doctrinas diabólicas, por la hipocresía de embaucadores que tienen marcada a fuego su propia conciencia; éstos prohíben el matrimonio y el uso de alimentos que Dios creó para que fueran comidos con acción de gracias por los creyentes y por los que han conocido la verdad.” 1 Timoteo 4,1-3
Este es otro argumento bastante flojo porque omite la diferencia entre el celibato (un voto de castidad voluntario que toman aquellos que quieren ser sacerdotes del rito latino, pero que bien pueden declinar) a la afirmación del matrimonio en sí como un acto ilícito y pecaminoso, del cual habla Pablo. Y es que habrían herejías surgidas del gnosticismo que llegarían al extremo de prohibir el matrimonio considerándolo intrínsecamente pecaminoso.
Pero quienes utilizan este argumento terminan adoptando una interpretación contradictoria e inconexa al mismo pensamiento de Pablo. De hecho en la misma carta Pablo habla de una orden de viudas que hacían votos de castidad:
“Que la viuda que sea inscrita en el catálogo de las viudas no tenga menos de sesenta años, haya estado casada una sola vez, y tenga el testimonio de sus buenas obras: haber educado bien a los hijos, practicado la hospitalidad, lavado los pies de los santos, socorrido a los atribulados, y haberse ejercitado en toda clase de buenas obras. Descarta, en cambio, a las viudas jóvenes, porque cuando les asaltan los placeres contrarios a Cristo, quieren casarse e incurren así en condenación por haber faltado a su compromiso anterior. Y además, estando ociosas, aprenden a ir de casa en casa; y no sólo están ociosas, sino que se vuelven también charlatanas y entrometidas, hablando de lo que no deben. Quiero, pues, que las jóvenes se casen, que tengan hijos y que gobiernen la propia casa y no den al adversario ningún motivo de hablar mal;” 1 Ti 5,9-14
Leyendo detenidamente el texto anterior se puede concluir:
1) Existía en aquel tiempo una orden de viudas que hacían voto de castidad y celibato (Pablo hace referencia a el como el “catálogo de las viudas”
2) Ordena que para dicha orden hay que descartar a las viudas jóvenes.
3) La razón es que luego “quieren casarse” e “incurren en condenación por faltar a su compromiso anterior” . Se deduce que su compromiso anterior va en contra de su posterior deseo de casarse (voto de castidad). Se puede deducir también que la razón de esta orden es que ya se hubieran presentado precedentes de mujeres jóvenes que ingresaron a esta orden haciendo su voto y luego faltaron a su voto al querer casarse.
Ahora ¿Predicaba Pablo doctrinas de demonios o diferenciaba entre la prohibición del matrimonio del voto voluntario del celibato como compromiso ante Dios?. Esta es una pregunta que ningún protestante fundamentalista ha tenido la capacidad de responder de forma coherente hasta ahora.
Autor: José Miguel Arráiz