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Tertuliano, ¿Interpretaba las Escrituras como los protestantes?

tertuliano

Recientemente tuve la ocasión de platicar con un amigo protestante (bautista) que me afirmaba que también Tertuliano (escritor eclesiástico de la Iglesia primitiva) tenía posturas “protestantes”. Alegaba que para Tertuliano, cuando Cristo entregó las llaves del reino de los cielos las entregó a todos, ya que para él, las llaves significaban la predicación del evangelio.

¿Quién es Tertuliano?

Fue un importante escritor eclesiástico nacido hacia el año 155. De padres paganos se convierte al cristianismo hacia al año 193 y se establece en Cartago. Fue ordenado sacerdote (1) y desplegó su actividad literaria durante los años 195 al 220. Desgraciadamente hacia el año 207 abrazó la herejía del montanismo (2), y llego a ser jefe de una de sus sectas (los tertulianistas).

¿Qué importancia tienen los escritos de Tertuliano para los católicos y protestantes?

Los Escritos de Tertuliano (así como los escritos de los padres de la Iglesia y otros escritores eclesiásticos) son importantísimos, no solo para los estudiantes de patrística y patrología, porque permiten conocer a fondo el pensamiento de la Iglesia primitiva y su forma de interpretar las Escrituras.

Aunque los protestantes rechazan los escritos de los padres y escritores eclesiásticos, muchos de ellos (los no extremadamente fundamentalistas) reconocen que son indispensables para el conocimiento de la historia de la Iglesia y el desarrollo de la fe cristiana. Y suele suceder que aunque casi nunca citan a los padres, lo hacen cuando piensan que lo que dicen puede llevar “agua a su propio molino”. He querido aprovechar la ocasión para estudiar los escritos de nuestro escritor, no solo, en cuanto a los puntos en que los protestantes suelen citarle, sino en su totalidad, para así hacer una comparación justa y no descontextualizada de su pensamiento.

Tertuliano, y el primado de Pedro y el perdón de los pecados por parte de los presbíteros

En los textos pre-montanistas del primado hay una aceptación implícita por parte de Tertuliano de la preeminencia de la Iglesia de Roma. En De praescriptione haereticorum (La prescripción de lo herejes o prescripciones contra todas las herejías) afirma que en la Iglesia de Roma está pronta la autoridad y menciona el martirio de San Pedro y San Pablo allí.

Tertuliano. Prescripciones contra todas las herejías. Capítulo XXXVI.2-3.

“2.Pero si te encuentras cerca de Italia, tienes Roma, de donde también para nosotros está pronta la autoridad. 3 Qué feliz es esta Iglesia a la que los Apóstoles dieron, con su sangre, toda la doctrina, donde Pedro es Igualado a la pasión del Señor, donde Pablo es coronado con la muerte de Juan [Bautista], donde el apóstol Juan, después que, echado en aceite rusiente, no sufrió ningún daño, es relegado a una isla.”

En el mismo tratado donde intenta demostrar a los herejes que nada el Señor ocultó al conocimiento de los apóstoles, pone por ejemplo a San Pedro y a San Juan, pero de San Pedro dice que es la piedra en que la Iglesia iba a ser edificada y que obtuvo las llaves del reino de los cielos y la potestad de atar y desatar. De San Juan hace referencia pero como el discípulo amado.

Tertuliano. Prescripciones contra todas las herejías. Capítulo XXII.2-4

“3. ¿Quién, pues, de mente sana puede creer que ignoraron algo aquellos que el Señor dio como maestros, manteniéndolos inseparables en su comitiva, en su discipulado, en su convivencia, a quienes exponía aparte todas las cosas oscuras, diciéndoles ue a ellos era dado conocer aquellos misterios que al pueblo no era permitido entender?

4. ¿Se le ocultó algo a Pedro, que fue llamado piedra de la Iglesia que iba a ser edificada, que obtuvo las llaves del reino de los cielos y la potestad de desatar y atar en los cielos y en la tierra?”

Es imposible entender donde la postura de Tertuliano coincide con la postura protestante. Basta revisar todos los artículos protestantes que se han escrito contra el primado de Pedro, y todos sin excepción niegan que Pedro sea la piedra, algunos incluso se han inventado el argumento de que como el texto griego no utiliza la misma palabra para Pedro y Piedra, Cristo no estaba llamando a Pedro “Piedra” (3). Es evidente que Tertuliano no interpretaba de esa manera.

Sin embargo ocurrió un cambio notable en la postura de Tertuliano una vez se hizo discípulo del hereje Montano, desconoció que el poder conferido a Pedro en virtud de sus llaves lo recibieran sus sucesores, niega también que los obispos en comunión con él lo pudieran utilizar, contradiciendo lo que el mismo había establecido en De paenitentia (Sobre la penitencia). Dice en forma tajante en De pudicitia (Sobre la modestia):

Tertuliano, Sobre la modestia 21

“Si, porque el Señor dijo a Pedro: “Edificaré mi Iglesia sobre esta piedra; te he dado las llaves del reino de los cielos”, o bien: “Todo lo que atares o desatares en la tierra, será atado o desatado en el cielo” presumes que el poder de atar y de desatar ha llegado hasta ti, es decir, a toda la Iglesia que esté en comunión con Pedro, ¿Qué clase de hombre eres? Te atreves a pervertir y cambiar totalmente la intención manifiesta del Señor, que no confirió este privilegio más que a la persona de Pedro. “Sobre ti edificaré mi Iglesia”, le dijo El, “A ti te daré las llaves”, no a la Iglesia. “Todo lo que atares o desatares”, etc. Y no todo lo que ataren o desataren…Por consiguiente, el poder de atar o desatar, concedido a Pedro, no tiene nada que ver con la remisión de los pecados capitales cometidos por los fieles…Este poder, en efecto, de acuerdo con la persona de Pedro, no debìa pertenecer màs que a los hombres espirituales, bien sea apóstol, bien sea profeta”

Aunque el texto en cuestión es escrito por un Tertuliano ya hereje es muy revelador, por las siguientes razones:

Primero porque en el texto se hace evidente que se enfrentaba a un obispo que utilizaba Mateo 16,18-19 para afirmar que las Iglesias en comunión con Pedro tenían la autoridad de perdonar pecados incluso graves, ¡en plena época de Tertuliano!. Los protestantes (a excepción de los luteranos) niegan que los presbíteros tengan este poder, pero aquí puede verse que la Iglesia primitiva tenía convicción de que si.

Segundo, porque incluso bajo esta postura herética, la posición de Tertuliano se aleja todavía más de la postura protestante, ya que explícitamente afirma que el poder de las llaves fue conferido exclusivamente a Pedro. De alguna manera los protestantes se las han ingeniado para interpretar Mateo 16,18 como que cada creyente tiene las llaves al confesar a Cristo como Señor. La posición católica es la posición equilibrada y la que ataca Tertuliano en su escrito contra el obispo: Las Iglesias en comunión con Pedro por medio de los presbíteros, son las que pueden en virtud de las llaves concedidas al apóstol, perdonar pecados, siempre que se mantengan en la unidad de la Iglesia.

Volvamos ahora al período pre-montanista de Tertuliano para estudiar un poco su posición respecto a la penitencia. Definitivamente si admite aquí que hay perdón de pecados luego del bautismo, lo deja claro en De paenitentia

Tertuliano, Sobre la penitencia, 7

7. “¡Oh Jesucristo, Señor mío!, concede a tus servidores la gracia de conocer y aprender de mi boca la disciplina de la penitencia, pero en tanto en cuanto les conviene y no para pecar; con otras palabras, que después (del bautismo) no tengan que conocer la penitencia ni pedirla. Me repugna mencionar aquí la segunda, o por mejor decir, en este caso, al última penitencia. Temo que, al hablar de un remedio de penitencia que se tiene en reserva, parezca sugerir que existe todavía un tiempo en que se puede pecar. No quiera Dios que nadie interprete mal mi pensamiento, haciéndonos decir que con esta puerta abierta a la penitencia existe, por consiguiente, ahora una puerta abierta el pecado,…Hemos escapado una vez (en el bautismo). No nos pongamos más en peligro, aunque nos parezca que aún escaparemos otra vez”.

Pero la segunda penitencia a la que se refiere aquí Tertuliano, no es ni mucho menos la postura protestante al estilo de “Yo me confieso directo con Dios y ya ta’”, sino una reconciliación por medio de la Iglesia. El pecador debe según el escritor someterse a la exomologesis o confesión pública, cumplir los actos de mortificación, tal como explica en detalle en los capítulos del 9 al 12.

Tertuliano, Sobre la penitencia, 9-12

“Cuando más estricta sea la necesidad de esta segunda penitencia, tanto más laboriosa debe ser la prueba; no basta que exista la conciencia de haber obrado mal; es preciso un acto que la manifieste al exterior. Este acto, para emplear una palabra griega que se utiliza comúnmente, es la exomologesis, en virtud de la cual confesamos a Dios nuestro pecado, no porque El lo ignore, sino porque la confesión dispone a la satisfacción y realiza la penitencia, y ésta, a su vez, aplaca la cólera de Dios. La exomologesis es, pues es, un ejercicio que enseña al hombre a humillarse y rebajarse, imponiéndole un régimen capaz de atraer sobre él la compasión. Regula su compostura exterior y su alimentación; quiere que se acueste sobre saco y ceniza, que se cubra el cuerpo con harapos, que se entrega a la tristeza, que se vaya corrigiendo en las faltas por medio de un tratamiento severo. Por otra parte el penitente debe contentarse, en cuanto a la comida y a la bebida, con cosas simples, que son estrictamente necesarias para sostener la vida, no para halagar el vientre; nutre la oración con el ayuno; gime, llora y se lamenta de día y de noche al Señor, su Dios; se prosterna a los pies de los sacerdotes y se arrodilla ante los amigos de Dios; solicita las oraciones de sus hermanos, para que sirvan de intercesores ante Dios.

Cuando el texto hace referencia a postrarse a los pies de los sacerdote indica que la disciplina penitencial era una institución eclesiástica, la cual terminaba con una absolución oficial. Tertuliano cuestiona a quienes rehuyen este deber diciendo: “¿Es acaso mejor ser condenado en secreto que perdonado en público?”

Se hace evidente que la postura de Tertuliano a este respecto dista mucho de la posición protestante.

Tertuliano, la sucesión apostólica y la Sagrada Tradición

La visión pre-montanista de Tertuliano claramente define que los herejes no pueden afirmar tener una Iglesia legítima sino pueden comprobar que su origen desciende de las Iglesias fundadas por los apóstoles que conservan la verdadera Tradición. Con claridad lo expresa en De praescriptione haereticorum.

Tertuliano. Prescripciones contra todas las herejías. Capítulo XXXII.

“1. Por lo demás, si algunas [herejías] se atreven a insertarse en la edad apostólica para parecer transmitidas por los Apóstoles por cuanto existieron en tiempo de los Apóstoles, nosotros podemos decir: publiquen, entonces, los orígenes sus iglesias, desplieguen la lista de sus obispos, de modo que, a través de la sucesión que discurre desde el principio, aquel primer obispo haya tenido como garante y antecesor a alguno de los Apóstoles o a alguno de los varones apostólicos, pero que haya perseverado con los Apóstoles.

2. En efecto, de esa manera dan a conocer sus orígenes las iglesias apostólicas: como la iglesia de los esmiornitas cuenta que Policarpo fue puesto por Juan, como la de los romanos que Clemente fue ordenado por Pedro. 3. De igual modo, ciertamente, también las otras iglesias muestran que vástagos de semilla apostólica poseen destinados al episcopado por los apóstoles. 4. Inventen algo semejante los herejes. Pues, luego de tanta blasfemia ¿Qué es ilícito para ellos?”

Imposible imaginar porqué mi amigo protestante considera a Tertuliano también protestante, lo que si se, es que no se hubiera sentido nada bien escuchando a Tertuliano exigirle el origen apostólico de su denominación. Más molesto se hubiera puesto al escucharle decir que no tienen derecho a discutir sobre las Escrituras, porque para él hay una prescripción que excluye toda argumentación: no puede hacer uso de la Biblia por la sencilla razón de que la Biblia no es suya:

Tertuliano. Prescripciones contra todas las herejías. Capítulo XV ss.

“2. Ellos [los herejes] ponen por delante las Escrituras y, con semejante audacia, inmediatamente impresionan a algunos. Pero en el debate mismo fatigan, ciertamente, a los fuertes, captan a los débiles, dejan llenos de escrúpulos a los de condición intermedia. 3. Por eso los atajamos adoptando esta posición, la mejor: no admitirlos a ninguna discusión sobre las Escrituras. 4. Si éstas son sus fuerzas, para que ellos puedan usarlas, primero debe ser discernido a quién corresponde la posesión de las Escrituras, a fin de que no sea admitido a ellas aquél a quien de ningún modo corresponde. XVI. 1. Podría haber introducido este planteamiento por desconfianza o por gusto de acometer de otro modo la cuestión, sino existiesen razones. En primer lugar, la de que nuestra fe debe obediencia al apóstol, que prohíbe emprender discusiones, prestar oídos a palabras nuevas, visitar al hereje luego de una corrección (4)…”

Inmediatamente critica la actitud de los herejes en cuanto a su uso de la Escritura, donde admiten algunas, o no las admiten enteras, sino que las deforman para apoyar sus posturas.

Tertuliano. Prescripciones contra todas las herejías. Capítulo XVII.

1. “Esta herejía no admite ciertas Escrituras, y si admite algunas, no las admite íntegras, las cambia, sin embargo, componiendo interpretaciones contrarias a la fe cristiana. 2. Tanto se opone a la verdad una inteligencia falsificadora como una pluma corruptora. Sus vanas conjeturas necesariamente se niegan a reconocer aquellos pasajes mediante los cuales son refutadas; 3. se apoyan en aquellos que han retocado fraudulentamente y en los que han elegido por razón de su ambigüedad.”

Para Tertuliano para conocer el verdadero sentido de la Escritura hay que recurrir a la escuela de Cristo, o sea, a los apóstoles, por tanto, solo en las Iglesias apostólicas, puede darse con la correcta interpretación de las Escrituras. En pocas palabras, nada de cada quien interpretando la Biblia por su cuenta (Yo, mi Biblia y el Espíritu Santo y más nadien!).

Tertuliano y la Eucaristía

La postura de Tertuliano a este respecto nunca cambió, ni siquiera en su período montanista (5), su convicción de que el pan y vino consagrados se convierten y son realmente el cuerpo y sangre del Señor. No han faltado, sin embargo, protestantes anticatólicos (Daniel Sapia por ejemplo (6)) que han tratado de aprovecharse de un texto del escritor fuera de contexto para hacer entender otra cosa.

El texto en cuestión es el siguiente donde Tertuliano llama al pan consagrado “figura de su cuerpo” y de allí parten a interpretar que por ser figura entendía simbolismo más que presencia real. Generalmente también lo citan hasta donde dice “figura de su cuerpo” dejando completamente descontextualizado el texto.

Tertuliano, Contra Marción L.4 c.40 (Kroymann, 559ss; OEHLER, 2,267s, ML 2,460 A – 462A).

“…Con gran deseo he deseado comer la pascua con vosotros antes de padecer ¡Oh destructor de la ley que anhelaba observar aun la pascua!, de seguro que le deleitaría por la carne del cordero judío. ¿O es que era él, el que teniendo que ser llevado al sacrificio como una oveja, y que como una oveja ante el que la trasquila, no había de abrir su boca, deseaba realizar la figura de su sangre salvadora? Podía también ser entregado por cualquier extraño para que no dijera yo que también en esto el salmo estaba cumplido: El que come pan conmigo levantará contra mí su pie…Pero esto hubiera sido propio de otro Cristo, no del que realizaba las profecías…Habiendo declarado, pues, que Él con grandes ansias había deseado comer la pascua, como suya, pues es indigno que Dios desee algo ajeno, habiendo tomado el pan y distribuido a los discípulos lo hizo su cuerpo diciendo: Este es mi cuerpo, es decir, “figura de mi cuerpo”. Pero no hubiera sido figura, sino fuera cuerpo verdadero. Por lo demás, una cosa vana como es un fantasma no podía contener la figura. O si por esto al pan hizo su cuerpo, porque carecía de cuerpo verdadero, luego debió entregar por nosotros al pan. ¡Hacia, para la vaciedad de Marción, que fuera crucificado el pan, y no más bien al melón que Marción tuvo en vez de corazón? No entendiendo que es antigua esta figura del cuerpo de Cristo, que dice por Jeremías: Urgían tramas contra mí, diciendo: Venid, echemos una astilla en su pan, es decir, la cruz en su cuerpo. Así pues, el que ilumina las antiguas figuras, al llamar al pan cuerpo suyo, declaró suficientemente que quiso significar entonces el pan. Y así en la conmemoración del cáliz, constituyendo el testamento sellado con su sangre, confirmó la substancia de su cuerpo. Porque la sangre no puede ser de cuerpo alguno que no sea de carne. Porque si alguna propiedad no carnal del cuerpo se nos opone, ciertamente si no es carnal no tendrá sangre. Así la prueba de la realidad del cuerpo se confirmará por el testimonio de la carne, y la prueba de la realidad de la carne por el testimonio de la sangre. Y para que reconozcas la antigua figura de la sangre en el vino, Isaías dice…Mucho más manifiestamente el Génesis, en la bendición de Judá, de cuya tribu había de provenir el origen de la carne de Cristo, ya entonces bosquejada a Cristo en Judá: Lavará, dijo, en vino su vestido, y en sangre de uvas su manto, significando la estola y el manto la carne y el vino la sangre. Así ahora consagró su sangre en el vino, el que entonces hizo al vino figura de su sangre…..”

Para entender las palabras de Tertuliano, debemos conocer el contexto. Marción negaba que Cristo tuviese cuerpo verdadero. La fuerza del argumento de Tertuliano contra Marción consistía en que el pan no podía ser cuerpo verdadero de Cristo, si Cristo no hubiera tenido también cuerpo verdadero. ¿Cómo podría la Iglesia creer en forma unánime que el pan consagrado era cuerpo de Cristo si Cristo no tenía cuerpo?. Ese era el arma de Tertuliano contra Marción. Adicionalmente cuando dice: “El pan hizo su cuerpo” denota un cambio de substancia. La realidad de la Eucaristía y la fe de la Iglesia demostraban la realidad física del cuerpo de Cristo.

Tertuliano utiliza la expresión figura de su cuerpo para referirse al cuerpo real. Tertuliano habla del pan eucarístico como “figura” del cuerpo de Cristo, porque el verdadero cuerpo de Cristo había sido en el AT anunciado por los profetas bajo la figura del pan, como la verdadera sangre había sido prefigurada en el vino.

Esto mismo lo reconoce el teólogo e historiador protestante Cesar Vidal Manzanares:

Cesar Vidal Manzanares. Diccionario de Patrística.

“[Tertuliano] no trató con frecuencia el tema de la Eucaristía, pero parece claro que considera ésta como sacrificio (De orat XIX) y, desde luego, afirmó la presencia real (De pud IX, De idol VII). Como él mismo señala: “El pan que Cristo tomó y dio a sus discípulos, lo hizo su cuerpo diciendo Este es mi cuerpo” (Adv. Marc. IV, 40). Se ha discutido si la expresión “representare” en relación al papel que el pan desempeña respecto al cuerpo de Cristo en la Eucaristía no sería contradictoria con lo anteriormente expuesto. En realidad, creemos que no, puesto que aquí “representare” tiene el contenido de hacer presente. El pan es el medio que se utilizaría, pues, para hacer presente el cuerpo de Cristo — no sólo para simbolizarlo — en la eucaristía.”

Un análisis completo de los textos de Tertuliano excluye completamente la interpretación protestante. Tertuliano incluso declara que sufren ansiedad si cae al piso algo del pan consagrado, prueba de que reconocía en el no un simple símbolo y considera como afrenta gravísima que pecadores aproximen a la Eucaristía a la que explícitamente llama “Cuerpo del Señor” manos pecadoras. Alude también que la Iglesia es alimentada con las delicias del cuerpo y sangre del Señor, la cual es la Eucaristía.

Tertuliano, Contra Marción L.5 c.8 (Kroymann, 597; OEHLER, 2,296, ML 2,489 A).

“Por lo cual, por el sacramento del pan y del cáliz, ya hemos probado en el evangelio la verdad del cuerpo y la sangre del Señor en contra del fantasma propugnado por Marción…”

Tertuliano, Sobre la corona C.3 (KROYMANN: CSEL 70 (1942) 158, OEHLER, 1421ss; ml 2,79 A – 80 A)

“El sacramento de la Eucaristía confiado por el Señor en el tiempo de la cena, y a todos, lo tomamos también en las reuniones de antes del amanecer, y no de la mano de otros sino de las de los que presiden; … Sufrimos ansiedad si cae al suelo algo de nuestro cáliz o también de nuestro pan.

Tertuliano, Sobre la idolatría (C.7 (A. REIFFERSCHEID – G. WISSOWA; CSEL 20,1 (1890)36; OEHLER, 1,74s; ML 1,669 A-B)

“El celo de la fe hablará llorando en este punto: ¿es posible que un cristiano venga de los ídolos a la Iglesia, del taller del adversario a la casa de Dios; que levante las manos madres de los ídolos a Dios Padre; que ore con aquellas manos a las cuales afuera se ora contra Dios, y acerque al cuerpo del Señor aquellas manos que conducen los cuerpos a los demonios?...”

Tertuliano: Acerca de la honestidad. C.9 (G. RAUSCHEN: FP (1915) 53s; OEHLER, 1,810s; ML 2,997 D – 998 C)

“….recibe también entonces el primer anillo, con el cual, después de interrogado, sella el compromiso de la fe, y así a continuación es alimentado con las delicias del cuerpo del Señor, a saber con la Eucaristía

Tertuliano y la Virgen María

Tertuliano se hace eco de otros padres al llamar a la Virgen María “La nueva Eva” en De carne Christi17 (Sobre la carne de Cristo).

Tertuliano. Sobre la carne de Cristo, 17

“Eva era todavía Virgen cuando en su oído se insinuó la palabra seductora que iba a construir el edificio de muerte. Tenía, pues, que introducirse también en una virgen ese Verbo de Dios que venía a levantar el edificio de la vida, a fin de que el mismo sexo que fue la causa de nuestra ruina fuera asimismo el instrumento de nuestra salvación. Eva creó a la serpiente; María creyó a Gabriel. La desgracia que atrajo la primera por su credulidad debía borrar la segunda por su fe. Pero (alguien dirá) Eva no concibió en su seno por la palabra del demonio. Sea; pero, en todo caso, concibió; porque la palabra del diablo fue para ella una especie de semilla. Por eso concibió ella en el destierro y dio a luz en el dolor. En fin, puso al mundo un hermano fraticida; María en cambio, engendró un Hijo que debía salvar a Israel.”

Sin embargo, Tertuliano fue el primero en rechazar el dogma de la virginidad de María después del parto, en contra de la opinión general de la Iglesia. Orígenes en cambio había dicho que María concibió y dio a luz siendo virgen (7), lo mismo San Ireneo en su demostración de la predicación apostólica (c.54) escrita en el año 190, adicionalmente a otros testimonios como las Odas de Salomón, (primera mitad del siglo II), el evangelio apócrifo de Santiago (de mediados del siglo II) y la Ascensión de Isaías de la última década del siglo I.

Conclusión

¿Era Tertuliano protestante?, solo conteste estas preguntas:

1) ¿Creen los protestantes que una Iglesia no es legítima si no puede demostrar por medio de sucesión ininterrumpida de obispos si procede de algún apóstol (sucesión apostólica) y que a Pedro es la piedra sobra la que se edificó la Iglesia?.

2) ¿Creen los protestantes que es la Iglesia la única autorizada para interpretar de forma correcta las Escrituras y que los que se separan de ella no tienen derecho a apelar a ellas?

3) ¿Creen los protestantes que la Eucaristía es el cuerpo del Señor y sufren ansiedad si cae algo al piso?

4) ¿Confiesan sus pecados los protestantes ante el clero y hacen la penitencia impuesta por ellos?

5) ¿Creen que el bautismo es sacramento necesario para la salvación?

Si a todas esas respuestas usted puede contestar si, entonces Cipriano era protestante.

Ahora, si se refieren al período montanista de Tertuliano, donde desconoce que los obispos en comunión con Pedro pueden absolver de los pecados graves a los fieles, afirmando que estos pecados son imperdonables, terminando por rechazar la autoridad del Papa para abrazar una secta y luego fundar una propia que a la larga desapareció, pues si, Tertuliano si era protestante. (Espero que ya que bajo esta perspectiva, no vengan luego a enseñar que Montano era la manifestación del Espíritu Santo, el paráclito prometido).

Notas:

(1) Según San jerónimo (De vir. Ill. 53)

(2) Montanismo: Herejes de los siglos I y II, seguidores de Montano. Montano comenzó a predicar en el año 172 presentándose como un iluminado con don de profecía enviado por Dios. Entre sus discípulos, entre los que estaban figuras prestigiosas como Tertuliano le consideraban en cambio, por el Paráclito prometido por Cristo, título que el mismo Montano se autoconcedía. Afirmaba que Jesucristo no había revelado todo a los hombres, sino que había dicho a los apóstoles que tenía muchas cosas que enseñarles pero que todavía no estaban capacitados para entenderlas, y esa tarea le había sido concedida a él.
Los primeros montanistas no cambiaron nada de la doctrina católica, pero fueron cayendo en excesos notorios como la negación de la absolución de los que hubieran cometido pecados graves (apostasía y adulterio por ejemplo), rechazaban el matrimonio y las relaciones conyugales por considerar que apartaban de las visiones proféticas (Tertuliano condenaría las segundas nupcias), juzgaban como diabólico el parto de las mujeres, y se alejaban de la filosofía, las artes y las letras.

(3) El argumento de que Cristo no se refería a Pedro, ya que en griego Pedro (Petros) y roca (petra) son palabras diferentes (“Tu eres “Petros”… y sobre esta “petra” edificaré mi iglesia) falla debido a que haría perder el sentido al cambio de nombre que el Señor acaba de conceder a Pedro, y porque el Señor habló en arameo y no en griego, y en este idioma no existe tal distinción. Jesús hubiera dicho en arameo “Tu eres Kefa/Cefas y sobre este Kefa/Cefas” edificaré mi iglesia”. Consta en las mismas cartas de Pablo que Jesús cambió el nombre a Pedro en arameo (Cefas), pero al traducir al griego hubo que masculinizar el nombre, ya que PETRA es de género femenino. Así cuando se escribe el evangelio y el evangelista tiene que traducir Cefas en vez de decir PETRA (“piedra en español”) masculinizó el nombre: PETROS (Piedro).

(4) Cf. Tt 3,10.

(5) El montanismo no se diferenciaba de la fe católica en las doctrinas Eucarísticas.

(6) Daniel Sapia: Programador argentino que inició un sitio Web con propósitos anticatólicos. Generó un escándalo cuando (juntamente con otros fundamentalistas), publicó que el Papa Juan Pablo II se sentó en un sillón satánico y que era la mano de obra del anticristo. Fue refutado contundentemente por Jorge Pedernera en apologetica.org, aún así mantiene su acusación que según él aplica a cada uno de los pontífices.

(7) “María conservó su virginidad hasta el fin para que el cuerpo que estaba destinado a servir a la Palabra no conociera una relación sexual con un hombre, desde el momento que sobre ella había bajado el Espíritu Santo y la fuerza del Altísimo como sombra. Creo que está bien fundado decir que Jesús se ha hecho para los hombres la primicia de la pureza que consiste en la castidad y María a su vez para las mujeres. No sería bueno atribuir a otra la primicia de la Virginidad. Orígenes, In Mt. Comm. 10,17: GCS 10,21

Autor: Ing. José Miguel Arráiz

Bibliografía

BAC 206. Patrología I, Johannes Quasten

BAC 88. Textos Eucarísticos primitivos I, Jesús Solano

Fuentes patrísticas 14. Tertuliano. “Prescripciones” contra todas las herejías. Edición Bilingüe

Manual de herejías, H. Masson

Mariología, José C.R. García Paredes

Sitio Web Católico Mercaba.org, http://www.mercaba.org/TESORO/cartel-patres.htm

Sitio Web Católico del Magisterio de la Iglesia

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