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La Iglesia Armenia

La Iglesia Armenia

Aunque la leyenda asegure que el origen del pueblo armenio se remonta a Noé, parece que los armenios se constituyen en pueblo sólo en el siglo VI a.C. en torno al monte Ararat, en las abruptas montañas del Cáucaso. El armenio es un pueblo formado por fusión de los habitantes del antiguo reino de Urartu con tribus indoeuropeas llegadas de Frigia. La primera noticia histórica que tenemos de la existencia de este pueblo es una inscripción cuneiforme de la época de los aqueménides, la dinastía persa fundada por Ciro, hacia el año 550 a.C. En el siglo II a.C. los armenios están ya constituidos en Estado independiente. Uno de sur reyes, Tigrán el Grande (95-55 a.C.) conquistó Capadocia y extendió sus dominios hasta Fenicia en la costa mediterránea. Esta extraordinaria expansión fue muy breve pues en el año 67 a.C. Tigrán fue vencido por los romanos.

Los Armenios en el Mundo
Armenia 3.000.000
Georgia 500.000
Europa 500.000
América Norte 400.000
Líbano 200.000
Irán 100.000
Siria 100.000
Turquía 50.000
Otros 50.000

Hacia el año 299 el rey Tiriades II (287-330) se convierte al cristianismo por obra de San Gregorio el Iluminador proclamando el cristianismo religión de Estado. A partir de esta fecha la fe cristiana junto con la lengua armenia serán los componentes más dinámicos del alma nacional.

Conquistado en el año 642 a sangre y fuego por los musulmanes, el país fue superficialmente ocupado de tal manera que se vio libre de la islamización. A partir del siglo IX la dinastía local de los Bagratides, que tuvo a Ani por capital, aseguró a armenia una relativa prosperidad y un notable renacimiento artístico. Conquistada en el año 1071 por las hordas turcas seljúcidas que devastaron toda la Armenia; una parte de la nación, con sus príncipes a la cabeza, emigraron a tierra bizantina, instalándose en las montañas del Tauro y en Cilicia. Aquí fundaron el principado de Armenia Menor que durará de 1080 a 1375. Tuvo relaciones muy estrechas con los cruzados a quienes los armenios prestaron ayuda militar. En Edesa se constituyó un principado armenio-franco que duró medio siglo.

Un pueblo mártir

Las comunidades armenias de Armenia Mayor y de Armenia Menor pasaron en los siglos XV-XVI, unas después de otras, bajo la dominación de los turcos otomanos, en la que vivieron los armenios con relativa prosperidad gracias a su índole emprendedora y amor por el trabajo. Los problemas aparecieron a mediados del siglo pasado cuando las ideas de igualdad, progreso y autonomía llegados de occidente se propagaron entre las poblaciones cristianas minoritarias del imperio turco. La aplicación concreta de estas ideas de libertad llevará al pueblo armenio al genocidio. En efecto, en el año 1894 un rumor de “complot armenio” se extiende por toda la península turca de Anatolia. La reacción de los turcos fue brutal: fueron asesinados al menos 300.000 armenios, mientras que 100.000 emigraron fuera del imperio. Nuevas matanzas en Adana y Antioquía en 1909, preludio del genocidio del pueblo armenio por los turcos en el curso de la Primera Guerra, 1915-1918. Más de un millón y medio de armenios perdieron la vida en esta tragedia y 200.000, principalmente mujeres y niños, fueron islamizados por la fuerza. Otros tantos huyeron de la tierra que los vio nacer.

Terminada la guerra y las matanzas los armenios del Cáucaso, bajo dominio ruso desde hacía un siglo, aprovecharon la revolución de bolchevique, que desarticuló las bases del Estado, para proclamar una Armenia independiente el 28 de mayo de 1918. La independencia duró hasta el 29 de mayo de 1920 cuando el país fue ocupado por los turcos y los soviéticos.

Los armenios que habían escapado del genocidio turco se instalaron mayoritariamente en Siria y Líbano, entonces bajo mandato francés, donde poco a poco fueron reconstituyendo sus instituciones comunitarias.

La caída del comunismo en Armenia ha permitido realizar en 1991 el antiguo sueño: la independencia de Hayastan (la tierra de los Hayk, armenios). Armenia es hoy una pequeña república de 3.300.000 habitantes, su capital Erevan, con una extensión de 29.000 kilómetros cuadrados. A tener en cuenta que el tratado de Sévres en 1920 la había adjudicado 72.000 kilómetros cuadrados.

Cabe destacar como dato curioso que el actual presidente de Armenia, Levónm Petrossian, fue bautizado en la iglesia franciscana de Tierra Santa de Kesab, Siria, y realizó sus estudios primarios en la escuela parroquial de la misma localidad.

Los inicios de la Iglesia Armenia

La tradición refiere que fueron los apóstoles Bartolomé y Judas Tadeo quienes evangelizaron Armenia. Más seguro es que la evangelización fue obra de misioneros de Siria y de Capadocia. Fue tan pujante que hacia el año 299 se convierte al cristianismo el rey Tiridates II con su pueblo. El promotor de este cambio fue San Gregorio el Iluminador, la figura más sobresaliente del cristianismo armenio, buen administrador y constructor de la catedral de Etchmeadzín, la ciudad santa de los armenios.

Agregada inicialmente a la metrópolis de Cesarea de Capadocia, en territorio romano, la Iglesia armenia se proclama autónoma a principios del siglo V bajo la jurisdicción de una especie de patriarca que toma el título de catholicós. Este título era dado primitivamente al jefe de una comunidad cristiana fuera de los límites del imperio romano-bizantino, fuera, de la jurisdicción de los patriarcas. Actualmente conservan este título los jefes de las Iglesia armenia, nestoriana y georgiana.

A partir del siglo IV se consolidan las instituciones eclesiásticas armenias y se forma la liturgia, fuertemente influenciada por la del antiguo rito de Jerusalén. Al mismo tiempo se crea el alfabeto armenio que la tradición atribuye al monje Mesrop (360-440), lo que permite traducir a la lengua nacional los textos litúrgicos escritos hasta entonces en griego y siríaco.

La Iglesia armenia se separa de la católica

En Calcedonia se celebró en el año 451 un concilio ecuménico que definió dos naturalezas en Cristo, la divina y la humana, en una sola persona. Aunque la Iglesia armenia no participó en los debates conciliares por encontrarse absorta en disensiones internas, las decisiones del concilio fueron acogidas con recelo, vista la participación activa del poder imperial bizantino en las conclusiones del concilio.

Este factor unido al de los obispos monofisitas (que sostenían una sola naturaleza en Cristo) venidos de Siria, los primeros en informar a los prelados armenios de las decisiones conciliares, y unido a los problemas de traducción a la lengua nacional de los términos teológicos griegos “naturaleza” y “persona”, empujó a la Iglesia armenia a rechazar las decisiones de Calcedonia y separarse, por tanto, de la Iglesia Católica. Dos concilios nacionales celebrados, el primero en el año 506 y el otro en 551, confirmaron el rechazo a Calcedonia y a la adopción de la fe monofisita. Sólo algunos de los obispos armenios rechazaron la condena a las decisiones de Calcedonia, lo que originó un cisma dentro de la Iglesia armenia que durará hasta los siglos XI-XIII, cuando la Iglesia latina, representada por los cruzados despertó entre los armenios tendencias unionistas. Así el catholicós Nersés IV (1166-1173) consagró su vida a un acercamiento entre armenios, griegos y latinos. Durante la primera mitad del siglo XIII se llegó a restablecer una unión efímera con Roma. Fue el tiempo en el que dominicos y franciscanos se lanzaron a la evangelización de las regiones de la Armenia Menor, convirtiendo a muchos al catolicismo romano pero sin llegar a formar Iglesia católica paralela. Durante el concilio de Florencia, año 1439, los legados armenios suscribieron el acta de unión a roma. Sin embargo, esta decisión no tuvo efectos prácticos.

Una Iglesia con cuatro patriarcas

La Iglesia armenia estuvo hasta el siglo XI unida bajo único patriarca, el catholicós de Etchmeazín. A partir del gran éxodoarmenio a Cilicia, donde se fundó en el año 1073 el principado de la Armenia Menor, el catholicós de Etchmeadzín dejó su sede del Cáucaso para instalarse en la nueva patria armenia. En el año 1293 se instala en la capital, en Sis de Cilicia.

Veinte años despues, exactamente en 1311, el obispo armenio de Jerusalén, descontento del acercamiento entre los armenios de Cilicia y Roma, toma el título de patriarca, confirmado oficialmente por el sultán de Egipto. Un siglo después, en 1441, es la vez de los armenios del Cáucaso que, sintiendo necesidad de dotar a su ciudad santa Etchmeadzín de un nuevo jefe espiritual, nombran un nuevo catholicós con autoridad para los armenios de la Armenia Mayor. El cuarto patriarca tiene origen bajo la dominación de los turcos otomanos. Años despues de la conquista de Constantinopla los turcos favorecen la institución de un patriarcado en la capital, año 1461, con jurisdicción civil y eclesiástica sobre todos los armenios del imperio.

De esta manera la Iglesia armenia ortodoxa queda dividida en cuatro etructuras autónomas hasta el día de hoy: El Catholicós de Etchmeadzín (la Iglesia Primada), el Catholicós de Sis, y los patriarcas de Jerusalén y de Constantinopla, entre las cuales el solo lazo orgánico es el reconocimiento del primado de honor del Catholicós de Etchmeadzín.

El Catholicós de Sis, fundado en 1293, se mantuvo hasta el año 1921. En esta fecha, por falta de fieles, asesinados en el genocidio de los años 1915-1918, el patriarca trasladó su sede, primero, a Alepo y después, en 1930, a Atelias, al Norte de Beirut, donde reside actualmente. Tiene jurisdicción sobre los armenios del Líbano, Siria y parte de la diáspora, contando en todo unas 400.000 personas.

El patriarca de Jerusalén tiene jurisdicción sobre los armenios de Tierra Santa y de Jordania (4000 fieles). Reside en el monasterio de Santiago el Mayor de Jerusalén, centro religioso y social de los armenios de Tierra Santa. En efecto, alrededor de este monasterio ha ido creciendo un barrio enteramente habitado por armenios con sus iglesias, su seminario, escuelas, asociaciones, biblioteca de 50.000 volúmenes, imprenta y museo de arte religioso. El patriarca de Jerusalén es elegido por la Fraternidad de Santiago, compuesta por 60 miembros, entre ellos los monjes del monasterio, los demás son seglares. Está asistido por cuatro obispos, el primero de los cuales ostenta el título de Gran Sacristán y es al mismo tiempo superior del monasterio. El patriarcado es propietario de los siguientes santuarios: dos capillas en la basílica del Santo Sepulcro y otra en la Iglesia de la Natividad de Belén, la Iglesia de Santiago el Mayor erigida sobre el lugar de su martirio, y las casas de Anás y Caifás. Es copropietario con los franciscanos y griegos de la Tumba del Señor y de la Gruta de la Natividad.

La Iglesia armenia Católica

La Iglesia armenia católica no nació en las montañas del Cáucaso como su hermana la ortodoxa, llamada también gregoriana, sino en los ambientes arabizados de Siria y Líbano, lejos de las influencias de los dos catholicós, el de Etchmeadzín y el de Sis. El origen de esta Iglesia es fruto del celo apostólico desplegado, a partir del siglo XVI, por los misioneros jesuitas, carmelitas y capuchinos.

Facilitaba la conversión el hecho de no haber divergencias teológicas serias entre los ortodoxos y los católicos armenios, ya que el monofisismo de los primeros es sólo nominal. De ahí que los armenios ortodoxos no sean considerados herejes sino sólo cismáticos, es decir, separados de la Iglesia universal.

En 1740 un sínodo de obispos armenios unidos a Roma elige al primer patriarca católico de rito armenio en la persona del Arzobispo de Alepo, Abraham Ardzivian, que había sido destituido de su sede por haber abrazado la fe católica.

Recibida la confirmación del Papa, el nuevo patriarca se establece provisionalmente en Kraim, en el Líbano. Su sucesor erige en 1749 la residencia oficial en el monasterio de Santa María de Bzummar, en la montaña libanesa. Al mismo tiempo comienzan a desarrollarse las estructuras episcopales de la nueva Iglesia en Alepo, Palestina, Cilicia, Anatolia y Alta Mesopotamia. Mientras tanto la Iglesia ortodoxa oponía fuerte resistencia a la católica y no dudó en apelar al brazo secular otomano para reducir a los “rebeldes de la nación armenia”. Solo en 1831 los armenios católicos conseguirán del Sultán sustraerse a la autoridad del patriarca ortodoxo del que dependían civilmente. El patriarca católico Pedro IX acumula por vez primera en su persona los dos poderes, el religioso y el civil, de la comunidad católica y establece su sede en Constantinopla, donde permanecerá hasta 1928.

La primera Guerra mundial fue también desastrosa para los católicos armenios de la Anatolia turca que prácticamente desaparecieron del mapa, razón por la cual se transfirió la sede patriarcal a Bzummar.

La jurisdicción del patriarca católico, hoy en la persona de Juan XVIII Kasparian, se extiende sobre todos los armenios católicos de Oriente y de la diáspora. Cuenta con cuatro archidiócesis: Beirut, Alepo, Estambul y Bagdad; ocho diócesis: Damasco y Kamichlíe en Siria, Ispahan en Irán, Alejandría en Egipto, Atenas, Rumania y Francia, además de tres exarcados: Jerusalén, Argentina y los Estados Unidos. En la Armenia independiente hay un arzobispo católico con el título de “Arzobispo de los armenios de Sebaste”.

A esta Iglesia pertenecen la congregación de los mekhitaristas, divididos en dos ramas: la de la isla de San Lázaro en Venecia fundada en 1717, y la de Viena en Austria fundada en 1800; además de las monjas de la Inmaculada Concepción fundadas en 1852.

En Jerusalén el patriarcado católico está representado por un obispo, sin clero, con el título de exarca, con jurisdicción sobre los armenios católicos de Tierra Santa (unos 400) y de Jordania. La residencia del obispado está en la IV Estación del Via Crucis donde posee la Iglesia adjunta dedicada a “Santa María del Pasmo”.

Desde el siglo XIX existen también armenios protestantes, reunidos en la “Unión de Iglesia evangélicas armenias”. Su número se estima a unos 150.000.

En una declaración conjunta firmada en Roma el 13 de diciembre de 1996 entre Su Santidad Juan Pablo II y el Patriarca armenio-ortodoxo, Karekin I, catholicós de todos los armenios, se acordaron las dos partes en afirmar una fe única en Cristo: Cristo “es Dios, perfecto en su divinidad y hombre perfecto en su humanidad… Su divinidad está unida a su humanidad en la Persona del Unigénito Hijo de Dios, en una unión real, perfecta, sin confusión, sin alteración, sin división, sin forma alguna de separación”. Las dos partes declaran, por tanto, que “las controversias y las deplorables divisiones derivadas del modo divergente de expresar la fe no deben continuar a partir de ahora a influir negativamente en la vida de la Iglesia de hoy”. Las controversias cristológicas que originaron la división entre las dos Iglesias hace 15 siglos pertenecen, por consiguiente, al pasado.

Por P. Ignacio Peña

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