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¡Me importa un pepino!

irritado

Una reflexión sobre las consecuencias de la Sola Escritura y el juicio privado en las denominaciones protestantes

Recuerdo que hace algunos años, visitando algunos foros en los que participaba, me encontré con un comentario de Daniel Sapia[1] que decía:

“Si bien asistimos a una congregación Bautista, no nos consideramos “Bautistas”, sino Cristianos. La denominación eclesial es algo que para nosotros no posee mayor importancia, siempre que la BASE doctrinal sea la que hemos aceptado como regla de fe, conforme a lo revelado en las Sagradas Escrituras. He tenido la gracia de compartir cultos de alabanza y adoración con otros hermanos en otras denominaciones, y me he sentido verdaderamente “en casa”, en familia, en un mismo espíritu. Es más, las veces que he tenido el honor de ser invitado a predicar desde un púlpito, fue en comunidades cristianas no Bautistas.”

La verdad no supe si reír o llorar, aunque definitivamente eran encomiables sus intentos de tapar el sol con un dedo. Recuerdo que esto se me empezó a hacer evidente cuando visitando foros evangélicos me empecé a encontrar diferencias no solo secundarias dentro del protestantismo, sino profundamente medulares.

En una ocasión por ejemplo, estudiaba con unos evangélicos del desaparecido foro Contracorriente.org el bautismo de infantes. Ellos preguntaban insistentemente por qué los católicos bautizábamos bebes. Lo primero que yo les hice notar es que no solamente los católicos lo hacíamos sino también los ortodoxos además de dos de las denominaciones evangélicas más antiguas, como son la luterana (cuyo número de fieles es mayor a 80 millones) y la Iglesia presbiteriana (cuyo número se estima dobla el de los luteranos). Para demostrárselo les coloqué lo estipulado en sus confesiones oficiales de fe:

Enseñamos que el Bautismo es necesario para la salvación y que por el Bautismo se nos da la gracia divina. Enseñamos también que se deben Bautizar los niños y que por este Bautismo son ofrecidos a Dios y reciben la gracia de Dios. Es por esto que condenamos a los Anabaptistas que rechazan el Bautismo de los niños”[2]  

No sólo han de ser bautizados los que de hecho profesan fe en Cristo y obediencia a EL, sino también los niños hijos de uno o de ambos padres creyentes.”[3]

“No es necesaria la inmersión de la persona en el agua; sin embargo se administra correctamente el bautismo por la aspersión o efusión del agua sobre la persona.” [4]

En aquel entonces me imagine que siendo los luteranos y presbiterianos también cristianos evangélicos, les iba esto a llamar a la reflexión, y posiblemente les dejaría la inquietud de estudiar más a fondo el tema. Después de todo si otros evangélicos que decían regirse por la “Sola Biblia” reconocían como bíblico el bautismo infantil, alguna razón debe haber. Sin embargo recibí respuestas de lo más llamativas:

“…aunque todos los evangélicos nos volviéramos locos y bautizaran a niños eso no les daría ninguna legitimidad. La razón es la voluntad de Dios, no cuantos hacen no sé qué cosas….”

Resumiendo, la opinión general sobre lo relevante que era para ellos la opinión de hermanos que según Daniel están en un “mismo espíritu” se resumía en las palabras que un forista enojado profirió:

¡¡¡Me importa un pepino!!!

¡¡¡Me importa un pepino lo que piensen los luteranos!

Uno de los pastores participantes del foro me decía:

“…Ten en cuenta que no todos tenemos la misma doctrina y difiero mucho con esos textos escritos por los luteranos….”

Así que mientras para Daniel Sapia todos tienen la misma “base doctrinal que han aceptado como regla de fe”, este pastor me decía todo lo contrario.

¿Cuál es la realidad?

Sobre el bautismo

Ahora, alguien podría pensar que la opinión de esos foristas era una excepción, o quizá que si bien hay diferencias son meramente secundarias, pero tampoco es el caso.

En el caso particular el bautismo por ejemplo, en la Confesión de Augsburgo (citada anteriormente) los Luteranos “condenan” a los anabaptistas por no bautizar niños. Definitivamente ellos no los condenarían si esto fuera para ellos “una diferencia secundaria”.

Sobre la Eucaristía:

He tomado este ejemplo de un catecismo Luterano basado en las enseñanzas de Lutero:

“Nuestro catecismo nos dice: “Es el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de nuestro Señor Jesucristo.” Quiere decir que es el cuerpo real, natural de Cristo y su sangre real y natural. ¿Por qué enfatiza eso nuestro catecismo? Lo hace a causa de los falsos profetas e iglesias que no quieren creer el misterio de la Santa Cena. Especialmente las iglesias reformadas, las sectas, los metodistas, los pentecostales, de hecho, todas las otras iglesias protestantes fuera de la luterana enseñan así. No quieren creer estas palabras de Cristo; no quieren creer que estén realmente presentes el cuerpo y la sangre de Cristo en la Santa Cena y que los que vienen al sacramento realmente coman y beban estas cosas. Es en verdad un misterio maravilloso. No podemos comprenderlo por nuestra razón. Nos parece imposible. En consecuencia, esas iglesias enseñan que se tiene que tomar las palabras de Cristo figuradamente, entenderlas en otro sentido. Según ellos, Cristo no quería decir que la Santa Cena realmente fuera su verdadero cuerpo natural, sino solamente que el pan significa su cuerpo, que lo retrata. Se refería solamente al cuerpo espiritual de Cristo. Los cristianos deben recibir este cuerpo espiritual en la Santa Cena, o sea, Cristo y sus beneficios, con fe, mientras que el verdadero cuerpo natural del Señor está sentado en el cielo. Contra estos falsos profetas, que se basan en su propia razón, nuestro catecismo dice: Es el verdadero cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo.” [5]

Nuevamente aquí la diferencia no es por lo menos para los Luteranos “meramente secundaria” ya que negar la presencia real de Cristo en la Eucaristía hace que coloquen a las iglesias reformadas, los metodistas, los pentecostales, e incluso a todas las otras iglesias protestantes fuera de ellos al nivel de “falsos profetas”

Sobre la salvación:

Incluso en este punto las iglesias evangélicas no se ponen de acuerdo, unas afirman que el hombre se salva por solo fe, otras que se salva por fe y luego obras, unas afirman que se puede perder otras que no, algunos incluso partiendo de los errores de negar el libre albedrío llegan al extremo de enseñar la predestinación doble, en la cual afirman que Dios no quiere que todos los hombres se salven, sino que a algunos los predestina desde antes de la creación ya sea al cielo o al infierno por un decreto “inescrutable”.

Un ejemplo lo tenemos en un pastor evangélico donde expresa su pesar porque otro pastor tiene una postura completamente contraria a él en este punto:

Algunos [refiriéndose a otros pastores evangélicos] enseñan que la salvación sí se pierde…Lo cierto es que tales afirmaciones contradicen la revelación total de la Biblia”[6]

En cierta ocasión mientras conversaba sobre este tema con una persona que tristemente pastorea una iglesia evangélica…me aseguró sin pensarlo mucho “la salvación es por fe y obras”, así de fácil.  Les digo que al oír estas palabras se me entristeció el alma, no podía creer lo que estaba escuchando, pero para esta persona fue más fácil añadir ‘obras’ a la salvación que abandonar su tradición”[7]  

El mismo acuerdo católico-luterano firmado en 1999 también para muchas iglesias evangélicas “les vale un pepino”Y no puede objetarse que el tema de la justificación y la salvación sea algo secundario y mucho menos para los protestantes, para los cuales la doctrina de la Sola Fides fue el grito de guerra de la reforma.

Los sacramentos

Mientras unas Iglesias Evangélicas afirman que Cristo instituyó 3 sacramentos: (Los que se rigen por la confesión de Augsburgo), otras dicen que solo instituyo 2 (Los que se rigen por la confesión de Westminster), otros dicen que los sacramentos son un invento humano que no aparece en la Biblia

Sobre el ecumenismo

La actitud de los hermanos evangélicos respecto al ecumenismo es también muy diversa, mientras para unos es “la religión del anticristo” para otros es prioridad que la Iglesia busque la unidad conforme a la voluntad de Cristo de que seamos UNO. Hace poco, cuando visitaba por casualidad el foro evangélico Ekklesia Viva, vi leía comentarios como este:

“El Ecumenismo Bíblico que señala la Biblia, no es el Ecumenismo Católico Romano, ni el que muchos líderes Evangélicos y como bien dices querido hermano Carlos Calcina (Seudo evangélicos) nos quieren hacer creer que es. Ese ecumenismo tan ansiado por varios prominentes líderes cristianos como Billy Graham, Charles Colson, Bill Bright, Swindoll, y otros más solo fortalecerá más doctrinalmente y políticamente al Catolicismo Romano …haciendo que esta Babilonia de Apocalipsis 17 alcance su mayor poderío y autoridad espiritual (que es un autoridad falsa por supuesto, pero muchos evangélicos y seudo evangélicos creen que es bíblica y legitima) Parece increíble que líderes cristianos tan prominentes y reconocidos ahora digan que el evangelio católico es bíblico y que está de acuerdo con la Biblia y el cristianismo evangélico, denotan una ignorancia tremenda, eso es un disparate.

Luis Palau un prominente líder evangélico también está a favor del Ecumenismo con el Catolicismo Romano, que mal que líderes cristianos que conocen el evangelio bíblico que salva llamen a un evangelio falso como verdadero, .. Ni que decir de Seudo evangélicos como Paul Crouch, Benny Hinn, y otros que tienen Imperios Religiosos y que promulgan una Autoridad y Mercadería que es curioso pero se parece mucho al Vaticano, por algo dice la Biblia que como es la Madre es la Hija(Proverbios) Roma es Madre de las Rameras, y muchas Rameras son sus hijas, de las cuales muchas Iglesias Seudo evangélicas dan testimonio del cumplimiento de esta palabra y se identifican más con el VATICANO que con el Cristianismo”[8]

Por su puesto, quien lee comentarios como este y previamente ha leído los comentarios de Sapia no puede dejar de preguntarse, como pueden estar unidos en el mismo espíritu unos con otros cuando piensan que las iglesias de sus hermanos en la fe son “Seudo evangélicas” e hijas de la Ramera de Babilonia.

La homosexualidad

Ya no conforme con discrepar en todo lo anterior, cada día aumentan más las iglesias evangélicas que aprueban los matrimonios homosexuales. Ya el año 2009 la iglesia luterana de Suecia toca fondo al celebrar matrimonios homosexuales, en el mismo año la Iglesia Evangélica Luterana de América aprobaba que gays y lesbianas pudieran acceder al pastorado (fue noticia mundial que al momento de aprobarse la resolución se  formó un tornado que por poco arrasa el templo y terminó derribando la cruz de 800 libras del campanario quedando cabeza abajo).

El mismo año España inauguraba su primera iglesia evangélica gay y al siguiente se aprobó que los pastores evangélicos homosexuales de Baviera pudieran convivir con sus parejas según un acuerdo por mayoría absoluta el sínodo de la Iglesia Evangélica de ese «Land». La reunión de este organismo aprobó esta medida con 98 votos a favor, cinco en contra y cinco abstenciones, siguiendo así la recomendación previa emitida por el Consejo Evangélico del Estado de Baviera.

Pero no solo en países como Estados Unidos, Suecia, Noruega y Dinamarca el matrimonio y ordenación de homosexuales entre evangélicos es ya algo común, sino que también en Latinoamérica comienza a suceder.  La Iglesia Evangélica Luterana Unida (IELU) de Argentina ha aceptado recientemente bendecir las relaciones homosexuales de parejas de hombres o de mujeres y ha propuesto a otras iglesias evangélicas de Uruguay hacer lo mismo. Este camino ya había sido transitado por los anglicanos que ya desde hace mucho cuentan con un obispo abiertamente gay.

 Más información en Los hijos de Lutero casan gays en EEUU, Escandinavia y ahora en Argentina

El aborto

Hace poco resonaba la noticia del asesinato de George Tiller, un médico especialista de Wichita en abortar fetos en avanzado estado de gestación. El conocido abortista fue asesinado a la puerta de una iglesia luterana (perteneciente a la ELCA) a la que había ser ingresado luego de haber sido excomulgado de su antigua iglesia también luterana, la LCMS, que a diferencia de la anterior condena el aborto.

¿Cómo es esto posible?. Porque también aumenta cada día el número de Iglesias evangélicas (luteranas, presbiterianas, valdenses, etc.) que aprueban el aborto. Un ejemplo lo tenemos en el siguiente pronunciamiento de la Iglesia Evangélica Luterana de América.

“El aborto provocado, el acto de terminar intencionalmente con la vida que se desarrolla en el seno de la madre, es uno de los temas sobre la cual los miembros de la Iglesia Evangélica Luterana en América poseen serias diferencias… Nuestras diferencias son profundas y potencialmente divisorias

Esta iglesia reconoce que pueden existir razones sensatas para terminar con un embarazo a través del aborto provocado… En la reflexión ética sobre que debería hacerse en el caso de un embarazo no intencionado, debe considerarse el estado y la condición de la vida en el seno de la madre. También necesitamos considerar las condiciones bajo las cuales ocurrió el embarazo, y las implicaciones del embarazo para la vida de la mujer…. 

Una mujer no debería estar moralmente obligada a continuar con su embarazo si el mismo ocurre entre partes que no accedieron voluntariamente a la relación sexual. Este es el caso especialmente en violaciones e incestos. También puede ser el caso de situaciones donde las mujeres son tan dominadas y oprimidas, que no cuentan con otra opción en relación a las relaciones sexuales, además de un escaso acceso a métodos anticonceptivos. Algunas concepciones ocurren bajo condiciones deshumanizantes que son contrarias a los propósitos de Dios.

Existen circunstancias de extrema anormalidad fetal que resultaría en un grave sufrimiento y muerte temprana del niño. En estos casos, previa consulta médica competente, la madre (y el padre) pueden optar responsablemente por la terminación del embarazo. Ya sea que escojan continuar o terminar dichos embarazos, esta iglesia apoya a la madre (y padre) con compasión, reconociendo la dificultad involucrada en tal decisión”

Reflexionando

Por su puesto, todo esto no puede menos que llamarnos a la reflexión. Después de todo, ¿puede uno dejar de preguntarse cómo es posible que una iglesia que diga basarse solamente en la Biblia guiada únicamente por el Espíritu Santo pueda concluir que vivir como en Sodoma y Gomorra está bien?, ¿está bien asesinar bebes en el seno materno y decir que uno se basa en la “Sola Biblia”?

Todas estas diferencias fundamentales no son sino la terrible consecuencia de la doctrina de la Sola Escritura y la libre interpretación de la Biblia. Cuando Lutero al rechazar la autoridad de la Iglesia proclamó que cada creyente tenía la autoridad máxima para interpretar la Biblia, rechazando las pronunciaciones magisteriales y los concilios ecuménicos, se abrió la caja de pandora que les ha conducido a un caos tan grande, que simplemente ya no pueden dar marcha atrás.

Y mientras tanto nuestro amigo fundamentalista Daniel puede seguir tratando de tapar el sol con un dedo, mientras muchos otros más perspicaces ya se han dado cuenta de esto, tal como comentaba el ex pastor presbiteriano Scoth Hann“Mientras los protestantes están discutiendo el menú, nosotros estamos disfrutando el banquete”.

“Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia; porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios.” 2 Pedro 1,20-21

“Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»” Mateo 16,17-18

Autor: José Miguel Arráiz

NOTAS

[1] Fundamentalista Anticatólico que se dio a conocer cuando publicó junto con otros fundamentalistas, acusaciones a Juan Pablo II de ser la mano de obra del Anticristo y de sentarse en un sillón satánico.

[2] Confesión de Augsburgo(Luteranos), Artículo 9 El  Bautismo

[3] Confesión de Westminster (Iglesias reformadas), Capítulo 28.IV. El Bautismo

[4] Ibid., Capítulo 28.III. El Bautismo

[5] Georg Metzger, Manual de teología Luterana basado en el catecismo de Lutero

[6] Jorge L.Trujillo, La salvación es un proceso, Web Ministerios de Vida Eterna

[7] Ibid.

[8] Edgar Treviño, Comentarios realizados en el foro Ekklesia Viva

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