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Para estudiar el sacramento del bautismo a profundidad

Estudio Biblico

El bautismo es considerado por la Iglesia Católica como uno de los 7 sacramentos instituidos por nuestro Señor Jesucristo, por medio de él es borrado el pecado original con el que todo hombre nace y quedamos revestidos de Cristo pasando a formar parte de su cuerpo místico que es la Iglesia. Hoy en día muchas Iglesias no católicas niegan la necesidad del bautismo para la salvación, para ellas es simplemente un símbolo o una demostración pública de fe, y afirman que realmente no borra ningún pecado. Afirman incluso que el pecado original no existe alegando que “no está en la Biblia” por tanto para ellos el bautismo no es necesario para la salvación y tampoco es necesario bautizar a los niños pequeños. Para profundizar sobre este tema he querido desarrollar este estudio.

1. El Pecado original

¿Existió el pecado original?

Adán y EvaLa mención del pecado original la encontramos por primera vez en la Biblia en el libro del Génesis, cuando se nos narra que luego de haber puesto Dios a Adán y Eva en el jardín, le permitió comer de todos los árboles, excepto, del árbol del bien y del mal, y les advirtió que si lo hacían morirían sin remedio:

“Y Dios impuso al hombre este mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio.»” Génesis 2,16

Adán comió de la fruta prohibida incitado por Eva quien fue tentada por el demonio en forma de serpiente. A este pecado lo llamamos “pecado original” porque fue la primera desobediencia a Dios y la que causó que el hombre cayera del estado de gracia. (Fué el pecado que “originó” (digámoslo así) u ocasionó la entrada del pecado al mundo.

Algunos hermanos protestantes afirman que la palabra “pecado original” no está en la Biblia y por ende no es una verdad bíblica. Sin embargo el hecho de que una doctrina en la Biblia no sea enseñada de forma explícita no quiere decir que implícitamente no lo sea. Muchos de estos hermanos profesan creer en la doctrina de la Trinidad y dicha palabra tampoco aparece textualmente en la Biblia. Muy curioso me ha parecido siempre que puedan aceptar algunas doctrinas implícitas y otras no.

Profundicemos un poco sobre lo que la Biblia nos habla sobre este pecado, estudiando la explicación completa que el apóstol San Pablo nos da sobre él:

“Por tanto, como por un solo hombre = entró el pecado en el mundo = y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombrespor cuanto todos pecaron;” Romanos 5,12

El pasaje anterior nos revela en primer lugar que antes de este pecado no había pecado en el mundo. Note que dice: “por un solo hombre entró el pecado en el mundo”(Si entró quiere decir que antes no estaba en él)

Otra cosa que nos revela el pasaje es que la sanción del hombre no se refiere solo a la muerte física sino a una muerte espiritual, a una caída del estado de gracia de Dios. Lo sabemos porque el pasaje que vimos al comienzo del Génesis decía: “el día que comieres de él, morirás sin remedio”pero sabemos que Adán no murió físicamente ese día. La sentencia de Dios debía cumplirse y en efecto se cumplió y Adán desde ese mismo día quedó muerto espiritualmente.

En base a esto el Concilio de Trento enseña que la expresión “muerte del alma” indica que estamos en un estado de enemistad con Dios, que es esencialmente un estado de muerte. El Concilio lo explica de la siguiente manera: “Con el pecado de Adán y con el hecho que se nos ha transmitido un pecado que todos nacemos afectados y que es una “muerte de alma” (Cc. de Trento: DS 1512)

Note también que cuando el pasaje dice que la muerte alcanzó a “todos los hombres” se refiere al género humanoLa Biblia no dice “a algunos hombres” o “a casi todos los hombres” sino que dice a “todos”, a la “humanidad”. Eso ciertamente incluye a niños. Notemos que Pablo une la primera parte del pasaje con la segunda utilizando la palabra “así”, la palabra que se utiliza en el texto griego es “houtos” que significa literalmente “de esta manera”. Pablo está haciendo referencia a la forma por la cual la muerte causada por el pecado de Adán ha pasado a todos los hombres.

Nota: La única excepción a esta regla la tenemos con la santísima Virgen María. Vease a este respecto nuestros artículos sobre la inmaculada concepción.

Uno se preguntará ¿Cómo hizo la muerte para alcanzar a todos los hombres sin ellos haber cometido el pecado?. La respuesta la tenemos inmediatamente después cuando dice: por cuanto todos pecaron. Pero Pablo no se está refiriendo a que los hombres efectivamente “cometieron” un pecado ya que solo Adán lo había cometido y estaba literalmente solo (ninguno de nosotros estaba allí con él), mucho menos los que no han nacido todavía. Esto más bien significa que Dios ha establecido un principio en el que Adán como el primer hombre actuó en nuestro lugar y cuando pecó todos los hombres fueron contados como partícipes de ese pecado y como consecuencia ese pecado también les trajo la muerte a ellos. Esta ley de solidaridad de Adán con toda la humanidad, por ser su cabeza físico-jurídica, nos priva de los dones extraordinarios que Dios había concedido en un principio a Adán para que los comunicara a sus descendientes.

“Pues el salario del pecado es la muerte” Romanos 6,23

La prueba viviente de que este pecado ha sido imputado a toda la humanidad es que todos tenemos que morir incluyendo los niños, lo que inequívocamente prueba que el pecado original también les afecta a ellos.

Hay muchos otros pasajes donde se ve claramente que esta desobediencia no solo a constituido a Adán como pecador sino a toda la humanidad

“En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos.” Romanos 5,19

Este y muchos otros pasajes nos revelan la necesidad de la redención realizada por Cristo y todo esto lo podemos entender gracias a que conocemos que hay un “pecado original” ocasionado por Adán y un segundo Adán que es Cristo por cuya obediencia todos hemos sido “constituidos justos”.

Los hermanos separados que niegan la doctrina del pecado original argumentan que para que el hombre sea constituido pecador debe pecar primero, pero esto es incorrecto en el caso del pecado original ya que el pasaje de Romanos 5,19 puede verse como los hombres “fueron” (verbo en tiempo pasado) constituidos pecadores por Dios, lo cual incluye a todos los hombres que nacerían luego aún sin haber cometido este pecado, por lo que la declaración es lo que podría llamarse una declaración universal que incluye de allí (en el pasado) en adelante a todos los humanos que nacerían luego.

Esta misma idea la seguimos viendo reflejada en numerosos pasajes

“Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos.” 1 Corintios 15,21

“Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo.” 1 Corintios 15,22

“con todo, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una trasgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir.” Romanos 5,14

Se repite insistentemente la idea de que la muerte afecta a todos aún cuando no “cometieron” el pecado pero les es imputado y por eso aclara “aun sobre aquellos que no pecaron”.

“Pero con el don no sucede como con el delitoSi por el delito de uno solo murieron todos ¡Cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesucristo, se han desbordado sobre todos!” Romanos 5,15

Pablo continúa con la misma idea “Y no sucede con el don como con las consecuencias del pecado de uno solo; porque la sentencia, partiendo de uno solo, lleva a la condenación, mas la obra de la gracia, partiendo de muchos delitos, se resuelve en justificación” Romanos 5,16

Otra vez se hace hincapié en el último pasaje donde se deja claro que el pecado de Adán lleva a la “condenación” a todos a pesar de partir de uno. Lo mismo en el versículo 18

“Así pues, como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura toda la justificación que da la vida.” Romanos 5,18

Decimos también que el pecado original es un pecado “contraído” y no “cometido”, es un “estado” en vez de un “acto”

¿Desde cuando el pueblo de Dios tiene conocimiento del Pecado original?

Como decíamos al principio ya desde el Génesis está relatada la caída del hombre por medio del pecado de Adán, pero las referencias no paran allí, hay referencias claras a este pecado en todo el Antiguo Testamento

el pecado“Mira que en culpa ya nací, pecador me concibió mi madre.” Salmo 51,7

El pasaje anterior es un Salmo de David donde el ya reconoce que “en culpa” ha nacido y que su madre le ha concebido “pecador”. La misma traducción protestante Reina Valera traduce de manera similar.

“He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.” Salmo 51,5 Reina Valera

En esta oración de arrepentimiento ante Dios realizada por David, luego de haber cometido pecado de adulterio con Betsabé y haber ocasionado la muerte de su esposo, David confiesa su “propio” pecado ante Dios y reconoce que el es pecador desde su nacimiento. El enfoque de David no estaba en echar la culpa de su pecado a nadie sino a él mismo, eso está claro, pero en su humillación David reconoció su condición de pecador desde el momento en que fue concebido y lo declaró ante el Señor. David no dice que en la concepción su madre era pecadora, esto no significa que David era un hijo ilegítimo ni nacido fuera del matrimonio. Y aunque sabemos que la madre y el padre de David eran pecadores como todos, está claro que David no está pensando en los pecados de ellos sino en el pecado que el tuvo aun desde su comienzo en el vientre de su madre. Esto significa que en el momento de la concepción (que es incluso antes de nacer) en ese mismo momento la naturaleza pecaminosa estaba presente “pecador me concibió mi madre”.

Si David reconoce y acepta como un hecho de que ha nacido culpable y ha sido concebido pecador, no es tampoco porque sea su caso particular ya que no habría diferencia entre él y cualquier otro hombre en este sentido. David está más bien afirmando que él por ser miembro de la raza humana ha sido concebido y nacido culpable y pecador al igual que cada hombre sobre la tierra.

La concupiscencia

La concupiscenciaComo hemos visto anteriormente el pecado original trajo la muerte al mundo (Romanos 5,15), esta muerte es espiritual y física (Romanos 5,16) pero las consecuencias del pecado no paran aquí, el pecado original ha causado en el hombre una corrupción que le dado una “naturaleza pecadora”. Esta tendencia al pecado hace que todos los hombres se vean tentados continuamente al mal la Biblia le llama “concupiscencia”

“Ninguno, cuando sea probado, diga: «Es Dios quien me prueba»; porque Dios ni es probado por el mal ni prueba a nadie. Sino que cada uno es probado por su propia concupiscencia que le arrastra y le seduce. Después la concupiscencia, cuando ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, una vez consumado, engendra la muerte.” Santiago 1,13-15

El pasaje anterior enseña claramente que el deseo de pecar no viene de Dios sino de la “propia” concupiscencia, ya que cuando dice “propia” se refiere a que viene de él y está innata en él. Dios no ha creado al hombre con esta inclinación natural sino más bien a su imagen y semejanza. ¿De donde viene esta continua tendencia al mal que le arrastra hasta engendrar la muerte si no proviene de Dios y el hombre no fue creado con ella? Del pecado original.

“Y a vosotros que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales vivisteis en otro tiempo según el proceder de este mundo, según el Príncipe del imperio del aire, el Espíritu que actúa en los rebeldes… entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo en medio de las concupiscencias de nuestra carne, siguiendo las apetencias de la carne y de los malos pensamientos, destinados por naturaleza, como los demás, a la Cólera…” Efesios 2,1-3

Cuando no nos habíamos revestido de Cristo estábamos muertos en el pecado. Nótese que vivir en este estado implica vivir sometido a las concupiscencias lo cual nos hace estar destinados “por naturaleza” a la cólera divina, lo cual se refiere a una disposición “natural” heredada de nuestros padres.

“Pero no es éste el Cristo que vosotros habéis aprendido, si es que habéis oído hablar de él y en él habéis sido enseñados conforme a la verdad de Jesús a despojaros, en cuanto a vuestra vida anterior, del hombre viejo que se corrompe siguiendo la seducción de las concupiscencias,” Efesios 4,20-22

La misma idea es reflejada en el pasaje anterior donde se nos muestra que el hombre viejo afectado por el pecado original se corrompe al ser seducido por esta tendencia al mal llamada concupiscencia.

“La necedad está enraizada en el corazón del joven, la vara de la instrucción lo alejará de ella.” Proverbios 22,15

¿Qué ha causado que la necedad esté ya enraizada en el corazón del hombre?: el pecado original.

Es esta concupiscencia la que hace que dentro del corazón del hombre salgan las malas intenciones, los adulterios, robos, asesinatos y todo tipo de pecados

“Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre.»” Marcos 7,21-23

Aún en el hombre que se ha revestido de Cristo y ha sido justificado sigue sufriendo por esta concupiscencia y por eso el camino de la santidad impone mucho esfuerzo y el auxilio en todo momento de la gracia de Dios.

“Pues bien sé yo que nada bueno habita en mí, es decir, en mi carne; en efecto, querer el bien lo tengo a mi alcance, mas no el realizarlo, puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero… pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi razón y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte? ¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor! Así pues, soy yo mismo quien con la razón sirve a la ley de Dios, mas con la carne, a la ley del pecado.” Romanos 7,18-19.23-25

Pasajes que nos muestran como la concupiscencia que es producto del pecado original afecta al hombre los encontramos desde el principio de la Biblia:

“Viendo Yahveh que la maldad del hombre cundía en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo,” Génesis 6,5

Y nos muestran también que estas son ingénitas, desde el momento de ser concebido.

“Al aspirar Yahveh el calmante aroma, dijo en su corazón: «Nunca más volveré al maldecir el suelo por causa del hombre, porque las trazas del corazón humano son malas desde su niñez, ni volveré a herir a todo ser viviente como lo he hecho.” Génesis 8,21

No hay que ser un teólogo para notar los efectos del pecado original en todos, incluyendo en los niños, y quien afirma que los niños nacen sin pecado original es, o porque no tiene hijos, o porque sólo ha visto a estas encantadoras criaturas en las propagandas de las compotas. Bastaría con cuidarles una tarde para comprobar que son capaces de hacer un auténtico despliegue de desordenes. Suelen mentir sin dudar, sus arranques de ira no son poco frecuentes y su egoísmo y egocentrismo les inclina a querer que todo sea para ellos. No es raro ver que entre niños surjan disputas por el más simple de los juguetes.

Podemos concluir que el hombre, por el pecado original no solamente quedó despojado de la justicia original, de la gracia y de los demás dones sobrenaturales (que es una “muerte del alma” según Cc. De Trento: DS 1512 aclarando que se refiera a este), sino que, en el orden natural, el entendimiento quedó obscurecido para entender los misterios de Dios, el libre albedrío debilitado, la voluntad también debilitada, el apetito sensitivo desenfrenado hacia el mal, la memoria derramada, la imaginación inquieta y desasosegada, los sentidos descontrolados para conseguir sus fines, la tendencia generativa mal inclinada y desviada, es decir, muy distinto de como lo creó Dios. Como consecuencia del pecado original, el hombre siente en su interior la lucha natural contra las tendencias propias de su naturaleza fisiológica y sus apetencias de la carne son contrarias al espíritu.

Un poco de historia

Hemos visto que la doctrina del pecado original es una verdad sólidamente fundamentada en la palabra de Dios, pero ¿De donde viene la negación de esta doctrina? ¿Quién la negó por primera vez?

Si retrocedemos en la historia veremos que el origen de esta herejía ocurre cuando creencias paganas se tratan de infiltrar en la doctrina cristiana. Fue Pelagio un monje romano-británico que aproximadamente en el año 390 se trasladó a Roma y predicó la no necesidad de la gracia divina y la redención de Cristo. Pelagio también negó la existencia del pecado original y la necesidad de bautizar niños. Argumentaba que la corrupción de la naturaleza humana no es innata, sino que se debe a malos ejemplos y hábitos, y a que las facultades naturales de la humanidad no se habían visto afectadas de forma perjudicial por la caída de Adán. Decía que los seres humanos pueden llevar vidas de rectitud moral y, por esta razón, merecen el cielo por sus propios méritos. Pelagio afirmó que la verdadera gracia subyace en los dones naturales de la humanidad, incluyendo el libre albedrío, la razón y la conciencia. También predicaba lo que llamaba gracias externas, como la ley mosaica y la enseñanza y ejemplo de Cristo, que estimulan la voluntad “desde fuera”, pero no tenían un poder divino implícito. Para Pelagio, la fe y el dogma casi no importaban, porque la esencia de la religión para él era la acción moral. Su creencia en la perfección moral se debía a las influencias que el había recibido del estoicismo.

El estoicismo derivaba de una escuela de filosofía occidental, fundada en la antigua Grecia. La filosofía estoica se desarrolló a partir de la de los cínicos, cuyo fundador griego, Antístenes, fue discípulo de Sócrates.

El estoicismo fue la filosofía más influyente en el Imperio romano durante el periodo anterior al ascenso del cristianismo, cuando este era pagano. Los estoicos, como los epicúreos, ponían el énfasis en la ética considerada como el principal ámbito de conocimiento, por tanto es lógico que para alguien como Pelagio, influenciado por estas ideologías, terminara pensando que el pecado original era una doctrina falsa, ya que no concebía que Dios pudiera pedir al hombre algo que este no pueda cumplir por sus propias fuerzas.

Es cierto por una parte que Dios no pide algo que el hombre no pueda cumplir

“Porque estos mandamientos que yo te prescribo hoy no son superiores a tus fuerzas, ni están fuera de tu alcance.”  Deuteronomio 30,11

Pero su razonamiento fallaba en que pensaba que el hombre podía hacerlos “con sus propias fuerzas” y sin ayuda de la gracia.

“No habéis sufrido tentación superior a la medida humana. Y fiel es Dios que no permitirá seáis tentados sobre vuestras fuerzas. Antes bien, con la tentación os dará modo de poderla resistir con éxito.”  1 Corintios 10,13

Es con la ayuda de Dios, con el auxilio divino con que tenemos modo de resistir con éxito las pruebas. No es exclusivamente el libre albedrío quien decide, el mismo Pablo decía que aunque quería hacer el bien, obraba el mal que no quería.

Por eso, aunque es cierto que el hombre debe elegir con su libre albedrío entre la vida y la muerte.

Deuteronomio 30,15 Mira, yo pongo hoy ante ti vida y felicidad, muerte y desgracia.

También es cierto que es por medio de la gracia de Dios, ya que sin ella nos es imposible perseverar en bien.

Juan 15,5 Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.

2. El bautismo

Bautismo de niñosAsí como por medio del pecado original fuimos caídos de la vida de gracia, Dios Padre en su infinita misericordia ha enviado a su hijo único Jesucristo para pagar el precio de nuestras culpas, redimir al hombre y volverle a colocar en plena amistad con Él. Así Dios ha hecho una nueva alianza sellada con la sangre de su hijo y es por eso que por medio de Cristo es que somos ahora “justificados”

“En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos.” Romanos 5,19

Pero ¿Cómo pasamos a formar parte de esta nueva alianza? ¿Cuál ha sido la forma que Cristo ha instituido para salvarnos?

Lo nacido de la carne es carne

“Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto.” Juan 3,6-7

La palabra del texto original griego para decir de lo “alto” es “anothen” que puede significar “de nuevo” como lo entendió Nicodemo, pero “anothen” significa también “desde arriba”.

Con estas palabras Cristo nos revela que el hombre en estado de desgracia espiritual (nacido de la carne) debe “nacer de lo alto”. Estás fueron palabras que Cristo dijo a Nicodemo para explicarle la siguiente afirmación.

“Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios.»” Juan 3,3

En el pasaje anterior Cristo establece un principio necesario e indispensable para ver el reino de Dios, sabemos que es así por la afirmación tajante cuando dice que quien no nazca de lo alto NO PUEDE VER EL REINO DE DIOS.

No es de extrañar que ante tan grave afirmación Nicodemo se preguntara como puede el hombre nacer de lo alto

“Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?»” Juan 3,4

A lo que Jesús le revela

“Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.” Juan 3,5

En el pasaje nuestro Señor revela cual es la forma de nacer de lo alto y es “nacer del agua y del Espíritu”. ¿A que se refiere esto? ¿Qué quería decir Cristo con nacer del agua y del Espíritu?. Para responder esta pregunta estudiaremos las palabras del Apóstol San Pedro detalladamente:

“Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor = Dios nuestro.»” Hechos 2,38-39

En el pasaje anterior los judíos le preguntaron a San Pedro luego de escuchar su predicación que debían hacer, a lo que San Pedro les responde que es necesario que se conviertan, se hagan bautizar y así recibirían el Espíritu Santo. Vemos así que es por medio del bautismo que nacemos “del agua” y luego de que por medio del bautismo nuestros pecados son perdonados, recibimos la promesa del Espíritu Santo y “nacemos del Espíritu”. Por medio del bautismo pasamos a formar parte de la Iglesia, por eso el bautismo es un “sacramento”.

El bautismo lava el pecado original y los demás pecados

Otro punto que es muy importante notar en el pasaje anterior de Hechos 2,38 es que el bautismo perdona los pecados, no hay vuelta de hoja, explícitamente San Pedro declara que cada uno se haga bautizar para “remisión” (perdón) de los pecados. A pesar de la claridad de este pasaje algunas Iglesias evangélicas afirman que el bautismo no perdona ningún pecado y que es solo un “símbolo”, un acto de fe. Para ellos los pecados quedan perdonados desde el mismo momento en que se “cree”.

En los folletos distribuidos por hermanos evangélicos leemos: “En el momento en que usted confía totalmente en Jesucristo como su salvador y Señor, en ese mismo momento Ud. es salvo para siempre.” (Fellowship Tract League)  En el folleto Tesoros del cielo escrito por Mel Gerrard, se dice, “¿Recibiste a Jesús en tu corazón por fe? ¡Si así es, tú eres nacido de nuevo!”. En otra obra de R. A. Torrey y distribuida por “La Iglesia Evangélica Bautista” leemos: “Nadie puede ser salvo a menos que haya nacido de nuevo por el Espíritu de Dios. Somos nacidos de nuevo por el Santo Espíritu de Dios por medio de su palabra”.

Hay muchos otros pasajes también que nos hablan de los efectos regeneradores y limpiadores del bautismo. Un ejemplo lo vemos cuando Pablo ya creyente recibe el bautismo

“Y ahora, ¿Qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre.” Hechos 22,16

Ya Pablo para ese momento había creído en el Señor, pero es por medio del bautismo, que sus pecados son lavados.

“a ésta corresponde ahora el bautismo que os salva y que no consiste en quitar la suciedad del cuerpo, sino en pedir a Dios una buena conciencia por medio de la Resurrección de Jesucristo,”

Del pasaje anterior es importante notar cuatro puntos importantes:

Primero: Que el bautismo nos salva, cuando dice: a ésta corresponde ahora el bautismo que os salva“. Esto no quiere decir que el bautismo nos asegure la salvación, pero si quiere decir que es por medio del bautismo que la puerta de la salvación es abierta para nosotros.

Segundo: Que esta limpieza que nos da el bautismo no es una limpieza superficial, sino una limpieza espiritual, cuando nos dice: y que no consiste en quitar la suciedad del cuerpo” (No elimina tampoco la concupiscencia).

Tercero: Que el bautismo nos regenera al punto de darnos una buena conciencia ante Dios (“sino en pedir a Dios una buena conciencia”), cosa que sería imposible si nuestros pecados no nos fueran perdonados.

Cuarto: Esta buena conciencia la recibimos ya que es por medio del bautismo que participamos en la muerte y resurrección de Cristo y nacemos a una vida nueva. Esta misma idea está presente en muchos pasajes de la escritura.

“Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos.” Colosenses 2,12

El pasaje anterior arroja más luz sobre 1 Pedro 3,21, ya que se nos repite que es “en el bautismo” como participamos en la muerte y resurrección de Cristo. La misma idea se sigue repitiendo con igual claridad en el siguiente texto.

“¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva.” Romanos 6,3-4

Aquí vuelve a decir “que cuantos fuimos bautizados en Cristo” somos quienes hemos nacido de nuevo y relaciona inequívocamente el bautismo con este nacer de nuevo. Obsérvese que otra vez San Pablo conecta el pasaje con la palabra “así” que como vimos significa “de esta manera”“de este modo”. Es por tanto por medio del bautismo “la manera” en que nosotros participamos de esta vida nueva

“él nos salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo,” Tito 3,5

Así vemos que este nacer del agua y del Espíritu realmente produce una “regeneración” donde el Espíritu Santo nos renueva. Por eso son tan claras las palabras de Pedro con que comenzamos el inicio de esta sección, donde les manda a todos convertirse y bautizarse para perdón de sus pecados y así recibir el Espíritu Santo. Vemos en todo esto que cuando Cristo decía que había que nacer del agua y del Espíritu estaba haciendo referencia inequívocamente al bautismo. Esto también puede comprobarse analizando el contexto, ya que lo primero que el evangelio nos narra luego de que Jesús le mencionó a Nicodemo la necesidad de nacer de nuevo es que comenzó a bautizar.

“Después de esto, se fue Jesús con sus discípulos al país de Judea; y allí se estaba con ellos y bautizaba.” Juan 3,22

Es claro que el bautismo no es “simplemente un símbolo”, es un medio que Cristo ha establecido para que participemos de la nueva alianza, el bautismo nos limpia los pecados y el bautismo es necesario para salvarnos. Por eso si bien es cierto que la fe es importante, también es cierto que esa fe debe ser sellada con el bautismo, y mientras ellos dicen que desde el momento de creer eres salvo la Biblia agrega que hace falta más: Creer y bautizarse.

“El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.” Marcos 16,16

En el pasaje anterior vemos que es necesaria la fe, pero es necesario también ser bautizado. Seamos sinceros con la Biblia, Cristo está diciendo que se salvará el que crea Y SEA BAUTIZADO.

Los hermanos separados se apoyan en pasajes como 1 Pedro 1,23 para decir que son nacidos de nuevo por la palabra de Dios y no por el bautismo

“pues habéis sido reengendrados de un germen no corruptiblesino incorruptible, por medio de la Palabra de Dios viva y permanente.” 1 Pedro 1,23

Se apoyan también en el pasaje de Efesios 5,25-26

“Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra,” Efesios 5,25-26

Ellos concluyen que el bautismo no es realmente necesario, sino la palabra de Dios, afirman que el agua no puede limpiar ningún pecado porque es una creación de Dios y una creación de Dios no puede limpiar pecados. Esta interpretación revela una seria falta de entendimiento de las Escrituras, ante todo porque ciertamente nadie afirma que el agua limpie los pecados por ella misma. Una cosa es el bautismo y otra cosa es simple agua. Lo que quiero dar a entender es que a nuestros niños los bañamos todos los días y no por eso los estamos bautizando a diario. Lo que hace que el bautismo limpie pecados es que el agua va UNIDA a la palabra de Dios por medio de la formula Trinitaria del bautismo cuando decimos: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Es unido a estas palabras dadas por el Señor con que el agua se convierte en el “medio” por el cual la palabra de Dios nos purifica. Así si vemos claro que significaba cuando Pablo decía: “mediante el baño del agua, en virtud de la palabra”. Cuando Pablo hablaba del “baño de agua” se refería al bautismo, y cuando decía “en virtud de la palabra” se refería a la palabra de Dios que la acompañaba y hacía que no fuera simple agua que limpiaba suciedades externas sino que regeneraba realmente nuestro interior.

Podemos realmente estar seguros que es por medio del bautismo que nuestros pecados son perdonados, que recibimos la promesa del Espíritu Santo, que nacemos de nuevo participando en la muerte y resurrección de Cristo. En pocas palabras: Cuando nos bautizamos NOS REVESTIMOS DE CRISTO y pasamos a formar parte de su cuerpo que es la Iglesia.

“En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo:” Gálatas 3,27

“Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.” 1 Corintios 12,13

Otro argumento comúnmente escuchado por los hermanos evangélicos es que el bautismo no es necesario para la salvación porque el ladrón en la cruz no se bautizó y sin embargo se salvó. Realmente este argumento no tiene fundamento, Dios no pide algo a nadie que no pueda cumplir, por otro lado era la palabra misma de Cristo quien estaba garantizándole al buen ladrón que ese día estaría en el paraíso. Pero si hemos de ser sinceros con la Biblia, este caso particular donde el buen ladrón no se bautizaba no era una “licencia” para que el resto que si pudiéramos no lo hiciéramos, y mucho menos para que lo consideráramos algo “innecesario”, un simple simbolismo. Jesús fue muy claro en que hay que creer Y BAUTIZARSE, ambas, por lo que es seguro que si el ladrón hubiera podido bajar de la cruz se hubiera bautizado.

Un último argumento que suele escucharse es el que se basa en el siguiente pasaje para afirmar que Cristo no mandó a bautizar

“Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio. Y no con palabras sabias, para no desvirtuar la cruz de Cristo.” 1 Corintios 1,17

Este versículo es sacado completamente de contexto para hacer decir a la Biblia algo que no dice. Usar este pasaje para negar la necesidad del bautismo es casi inmoral. Un texto fuera de contexto no es más que un pretexto.

San Pablo si había recibido el mandato de bautizar, después de todo, el pasaje de Mateo 28 iba también dirigido a él como a todos los cristianos.

“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,” Mateo 28,19

¿Era olvidadizo San Pablo? ¿No se acordaba San Pablo del mandato de bautizar a “todas las gentes”?. Ciertamente no, si estudiamos el contexto veremos que Pablo NO ESTABA HABLANDO DE ESO.

“Porque, hermanos míos, estoy informado de vosotros, por los de Cloe, que existen discordias entre vosotrosMe refiero a que cada uno de vosotros dice: «Yo soy de Pablo», «Yo de Apolo», «Yo de Cefas», «Yo de Cristo». ¿Esta dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo? ¡Doy gracias a Dios por no haber bautizado a ninguno de vosotros fuera de Crispo y Gayo! Así, nadie puede decir que habéis sido bautizados en mi nombre. ¡Ah, sí!, también bauticé a la familia de Estéfanas. Por lo demás, no creo haber bautizado a ningún otro.” 1 Corintios 1,11-16

El pasaje anterior lo aclara todo, San Pablo estaba llamándole la atención a la comunidad de Corintios por que se estaban dividiendo, y les reclama: “¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?” Y luego agradece a Dios que no les bautizó, no porque no fuera necesario, sino porque así nadie se atribuiría su nombre: “Así, nadie puede decir que habéis sido bautizados en mi nombre”.

Aún así hace la aclaratoria que incluso bautizó a toda la familia de Estefanás (nótese que a TODA su familia)

3. El bautismo de niños

En las dos secciones anteriores hemos visto los efectos del pecado original en la vida del hombre y la importancia del bautismo como acto que Dios ha establecido para que los hombres seamos redimidos participando en la muerte y resurrección de Cristo. No es raro teniendo claro todo lo visto anteriormente concluir que los niños realmente necesitan ser bautizados, ellos ciertamente también nacen con pecado original y necesitan urgentemente revestirse de Cristo. A pesar de esto muchas iglesias evangélicas afirman que no se deben bautizar niños. En la siguiente sección estudiaremos a la luz de la Biblia si esos argumentos son verdaderos o simplemente no tienen consistencia a la luz de la palabra de Dios.

Argumento 1: Contra el bautismo de niños: Los niños no pueden arrepentirse y el bautismo es un bautismo de arrepentimiento.

Ante todo es bueno recordar que la Iglesia enseña que el adulto ciertamente para bautizarse debe arrepentirse de sus pecados y creer. El rito se llama “Rito de Iniciación Cristiana de Adultos” el cual es un proceso de estudio, reflexión y oración con la Biblia, por lo menos durante un año. Pero una vez que el adulto se ha convertido sus niños pueden ser bautizados en virtud de la fe del padre. Lo podemos ver claramente en el pasaje del libro de los hechos que estudiamos en la sección 2.

“Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor = Dios nuestro.»” Hechos 2,38-39

Como habíamos visto anteriormente en el pasaje anterior Pedro manda a todos los oyentes a arrepentirse y a hacerse bautizar para que se le perdonen los pecados y reciban el Espíritu Santo, pero luego hace una aclaración importante cuando dice “pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos” y es claro que esto no se refería a que ellos tendrían que esperar a que sus hijos “crecieran” para recibir esta promesa, sino que desde ese momento ellos podían junto con sus familias enteras participar de la nueva alianza en la sangre de Cristo bautizándose. No es raro ver pasajes donde a partir de la conversión de un creyente toda la familia es bautizada.

“Le respondieron: «Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu casa.» Y le anunciaron la Palabra del Señor a él y a todos los de su casa. En aquella misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les lavó las heridas; inmediatamente recibió el bautismo él y todos los suyos.” Hechos 16,31-33

En el pasaje anterior el carcelero se convierte, y luego de esto recibe el bautismo él y toda familia, porque Pablo deja claro que al convertirse él, toda si familia será salva, y por eso le dice: “Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu casa” y luego aclara que recibieron el bautismo él y “todos los suyos”.

La Biblia utiliza frecuentemente los términos “los suyos”, “su casa”“su familia” para hacer referencia a todos los miembros de la familia, sin excepción, incluso eran incluidos los sirvientes que eran considerados parte de la casa, obviamente los niños también.

En el caso del carcelero, es término “los suyos”, “su casa” como traducen otras Biblias, hacen referencia a la presencia de hijos ya que denota un grupo familiar, siendo carcelero es improbable que tuviera servidumbre, y en caso de tener solo esposa hubiera dicho, recibieron el bautismo él y su esposa.

Lo mismo sucede con Crispo, el jefe de la sinagoga que ha raíz de su conversión toda su casa recibió el bautismo

“Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y otros muchos corintios al oír a Pablo creyeron y recibieron el bautismo.” Hechos 18,8

La familia de Estefanás también fue bautizada por Pablo:

“¡Ah, sí!, también bauticé a la familia de Estéfanas. Por lo demás, no creo haber bautizado a ningún otro.” 1 Corintios 1,16

En el caso de Lidia también vemos que al convertirse no solo se bautizó ella sino toda su familia

“Una de ellas, llamada Lidia, vendedora de púrpura, natural de la ciudad de Tiatira, y que adoraba a Dios, nos escuchaba. El Señor le abrió el corazón para que se adhiriese a las palabras de Pablo. Cuando ella y los de su casa recibieron el bautismo, suplicó: «Si juzgáis que soy fiel al Señor, venid y quedaos en mi casa.» Y nos obligó a ir.” Hechos 16,14-15

Es realmente increíble que en todas las familias antes mencionadas no hubieran niños, y cuando la Biblia enseña que se bautizaba “la casa” está diciendo que toda la familia era bautizada.

Otro pasaje muy importante que nos ayuda a entender porqué los niños si pueden beneficiarse de la fe de sus padres y recibir el bautismo es el siguiente.

“Pues el marido no creyente queda santificado por su mujer, y la mujer no creyente queda santificada por el marido creyente. De otro modo, vuestros hijos serían impuros, mas ahora son santos” 1 Corintios 7,14

El pasaje anterior es interpretado por los hermanos separados en que cuando un miembro de la familia es creyente, él es una “isla de fe” y las bendiciones que recibe el creyente son derramadas sobre el resto de la familia que se verá motivada a conversión. Esta interpretación que ciertamente tiene algo de verdad no capta el sentido completo del pasaje y de lo que Pablo quería expresar. Notemos que Pablo dice que con la fe de uno de los cónyuges los hijos “son santos” (en presente). El pasaje no dice que sus hijos serán (en futuro) santos, sino que desde ese momento “ya son santos”. Recordemos que Pablo utilizaba la palabra “santos” a lo largo de todas sus cartas para referirse a los creyentes. Si tomamos solamente la carta a los efesios como muestra podremos ver que Pablo utiliza la palabra santos en este sentido por lo menos 9 veces: Efesios 1,1.15.18; 2,19; 3,5; 3,8; 4,12; 5,3; 6,18; Otro término que utiliza Pablo que debe llamarnos la atención es que dice que de lo contrario sus hijos serían “impuros”, palabra que es traducida en otras Biblias como “inmundos” y que significa que son considerados “paganos”, “gentiles”. Pablo realmente no está hablando solo de “bendiciones” que reciben los creyentes, sino a pertenencia a la Iglesia. Los hijos de los creyentes son “santos”, “creyentes” al igual que sus padres, y los hijos de los gentiles son considerados gentiles al igual que sus padres. En virtud de lo antes visto podemos ver que algo adicional que revela el pasaje es que los niños ya quedan consagrados en el pueblo de Dios en virtud de la fe de alguno de los cónyuges y por lo tanto tienen todo el derecho de recibir el bautismo.

Realmente siempre ha sido un hecho de que cuando Dios pacta con el hombre los niños siempre han estado incluidos. En la primera alianza que Dios hace con Noé Dios le dice.

“Pero contigo estableceré mi alianza: Entrarás en el arca tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo.” Génesis 6,18

Y aquí la alianza no solo quedó hecha con Noe y con toda su casa (su mujer, sus hijos, y hasta las mujeres de sus hijos) sino incluso con su futura descendencia

“Dijo Dios a Noé y a sus hijos con él: «He aquí que yo establezco mi alianza con vosotros, y con vuestra futura descendencia, y con toda alma viviente que os acompaña: las aves, los ganados y todas las alimañas que hay con vosotros, con todo lo que ha salido del arca, todos los animales de la tierra. Establezco mi alianza con vosotros, y no volverá nunca más a ser aniquilada toda carne por las aguas del diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.» Dijo Dios: «Esta es la señal de la alianza que para las generaciones perpetuas pongo entre yo y vosotros y toda alma viviente que os acompañaPongo mi arco en las nubes, y servirá de señal de la alianza entre yo y la tierra. Cuando yo anuble de nubes la tierra, entonces se verá el arco en las nubes,” Génesis 9,8-14

Otro hecho que no podemos pasar por alto es que Dios contó los niños pequeños y los de pecho de los injustos como injustos también junto con sus padres y no solamente eso sino que trajo el castigo sobre ellos al igual que sobre los adultos. Este lado de Dios es uno que no nos gusta mucho aceptar pero no tenemos otra alternativa ya que la Biblia claramente enseña que Dios no solo castigó de muerte a los adultos sino que también castigó los niños pequeños y bebes. Recordemos que solo Noé y su familia se salvaron cuando Dios inundó la tierra a causa de su pecado. De toda la humanidad de entonces, solo ocho personas fueron salvadas, el resto recibieron el castigo y la ira de Dios incluyendo los niños pequeños y los de pecho. Todos murieron ahogados cuando Dios decidió acabar con la maldad.

Lo mismo la alianza que Dios hizo con Abraham

“Aquel día firmó Yahveh una alianza con Abram, diciendo: «A tu descendencia he dado esta tierra, desde el rió de Egipto hasta el Río Grande, el río Éufrates:” Génesis 15,18

“Esta es mi alianza que habéis de guardar entre yo y vosotros – también tu posteridad -: Todos vuestros varones serán circuncidados. Os circuncidaréis la carne del prepucio, y eso será la señal de la alianza entre yo y vosotros. A los ocho días será circuncidado entre vosotros todo varón, de generación en generación,” Génesis 17,10-12

Lo primero que debemos notar en el pasaje anterior es que nuevamente Dios pacta con el hombre (con Abraham) y el pacto con él incluye a su descendencia, ya que dice: “todos vuestros varones serán circuncidados” y esto “de generación en generación”. La circuncisión se hacía a los 8 días de nacido, y aquí nadie pensó que Abraham estaba violando la libertad de sus hijos por el hecho de circuncidarles cuando todavía no tenían capacidad de decidir, ¿Por qué?, porque el tenía pleno derecho de hacerlo. Según al designio de Dios, el Padre tiene la obligación de decidir por el niño quien no puede hacerlo todavía, es su responsabilidad. Y la alianza con Dios más que una imposición era la más grande bendición que los niños podían recibir, ya que pasaban a ser parte del pueblo escogido de Dios. ¿Es justo ahora negarle a nuestros niños el bautismo y revestirse de Cristo con una excusa que ni siquiera antes tuvo valor?

En este sentido decimos que ciertamente el adulto debe primero decidir, debe creer, no puede participar en una alianza sin estar de acuerdo, pero cuando este lo hace los niños participan de esta alianza con Dios.

Otro caso lo vemos cuando el pueblo de Israel establece su alianza con el Señor

“Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.” Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.»” Éxodo 19,5-6

A esta proposición del Señor todo el pueblo tuvo que aceptar

“Todo el pueblo a una respondió diciendo: «Haremos todo cuanto ha dicho Yahveh.» Y Moisés llevó a Yahveh la respuesta del pueblo.” Éxodo 19,8

Pero luego del pueblo haber aceptado, los niños quedaron incluidos.

Así como ocurría en la antigua alianza, se profetizó que Dios haría una nueva alianza con su pueblo sellada con la sangre de su hijo. ¿Sería que esta alianza sería más limitada que las anteriores y excluiría a los niños?. Ciertamente el siguiente pasaje deja claro que NO.

“He aquí que días vienen – oráculo de Yahveh – en que yo pactaré con la casa de Israel (y con la casa de Judá) una nueva alianza; no como la alianza que pacté con sus padres, cuando les tomé de la mano para sacarles de Egipto; que ellos rompieron mi alianza, y yo hice estrago en ellos – oráculo de Yahveh -. Sino que esta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel, después de aquellos días – oráculo de Yahveh -: pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrán que adoctrinar más el uno a su prójimo y el otro a su hermano, diciendo: «Conoced a Yahveh», pues todos ellos me conocerán del más chico al más grande – – oráculo de Yahveh – cuando perdone su culpa, y de su pecado no vuelva a acordarme.” Jeremías 31,31-34

En el pasaje anterior Dios deja claro que establecería una nueva alianza: “He aquí que días vienen… en que yo pactaré con la casa de Israel (y con la casa de Judá) una nueva alianza”. Recordemos que para este punto la antigua alianza ya estaba hecha, y este pasaje solo puede referirse a la nueva alianza donde serían perdonados nuestros pecados por medio del sacrificio de Cristo: “cuando perdone su culpa, y de su pecado no vuelva a acordarme”. Algo importante que quiero hacer notar en este pasaje es que revela claramente que todos participarían: “todos ellos me conocerán del más chico al más grande”

En esta nueva alianza estaba profetizado que el Espíritu Santo sería derramado sobre “toda carne” (sin excepción)

“«Sucederá después de esto que yo derramaré mi Espíritu en toda carne. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.” Jeremías 31,31-34

Esta promesa llegó a su cumplimiento pleno el día de Pentecostés, pero vemos como ya antes había niños inspirados por el Espíritu Santo.

“Mas los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros que había hecho y a los niños que gritaban en el Templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen éstos?» «Sí – les dice Jesús -. ¿No habéis leído nunca que = De la boca de los niños y de los que aún maman te preparaste alabanza?» =” Mateo 21,15-16

Como podemos ver, los niños tampoco en la nueva alianza quedaron excluidos, e incluso recibieron el Espíritu Santo, ¿Es posible negar el bautismo a aquellos que pueden recibir el Espíritu Santo?, realmente según la Biblia no es posible.

“«¿Acaso puede alguno negar el agua del bautismo a éstos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?»” Hechos 10,47

En el pasaje anterior vemos la exclamación de Pedro cuando los gentiles reciben el Espíritu Santo. Pedro deja claro que si el Espíritu Santo les ha bautizado el no puede negarles en bautismo de agua. Si los niños aún desde el vientre de la madre pueden estar llenos del Espíritu Santo, ¿Es coherente negarles el bautismo a ellos?. La verdad es que Dios nunca pensó en hacer un nuevo pacto que excluyera a los niños, la profecía de Jeremías que acabamos de ver es muy clara en esto.

Pablo entendió el paso por el Mar Rojo como prefiguración del Bautismo:

“No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar; y todos fueron bautizados en Moisés, por la nube y el mar;” 1 Corintios 10,1-2

¿Fueron solamente los adultos los que pasaron por el Mar Rojo?

El bautismo es nacer de nuevo en la familia de Dios (Efesios 2,6-19) y los papás toman la decisión de llevar al niño a esta familia. Cuando un niño nace en una familia, él no hace antes un arreglo con sus papás. ¿Acaso tenemos que esperar a ser conscientes para ser verdaderos hijos de nuestros padres?

El argumento de que un bebé no puede ser un cristiano porque no puede creer le falta reflexión. Consideramos la relación paralela entre la criatura y su mamá. Esta es claramente una relación personal que el bebé tiene con ella aunque no puede conceptualizar quiénes son sus parientes. Sus padres le cuidan, le aman, le sostienen aún antes de que el bebé pueda reciprocar. El bebé definitivamente tiene una relación con ellos ya que son sus padres. Pasa lo mismo en su relación con Dios. Lo mismo los padres, cuando su hijo está enfermo no esperan a que pueda crecer para decidir si ir al médico o no, o si esperar que crezca para decidir si quiere estudiar o no, ¿Debe esperar entonces para revestirlo del médico de cuerpos y almas?

Argumento 2: Contra el bautismo de niños: Los niños no necesitan el bautismo porque de ellos es el reino de los cielos

Ante todo es importante aclarar que Jesús nunca dijo que “de los niños es el reino de los cielos”. En todos los pasajes donde se hace referencia a esto vemos que lo que Jesús realmente dijo es que “de los que son como niños es el reino de los cielos”, lo cual es muy diferente.

“Mas Jesús llamó a los niños, diciendo: «Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis; porque de los que son como éstos es el Reino de Dios.” Lucas 18,16

“Mas Jesús les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos.»” Lucas 19,14

De alguna manera algunas Iglesias evangélicas sobre la base del pasaje anterior han llegado a concluir que Jesús dijo eso porque estos pequeños “no tienen pecado original” y que por lo tal tienen entrada al reino de los cielos y no necesitan nacer de nuevo. Esta conclusión aunque a primera vista parece tener cierta razón, es falsa. Como ya hemos visto en la primera sección los niños si tienen pecado y pueden ser contados como pecadores.

Es obvio que el pasaje NO DICE que los niños no tienen pecado, ni que no necesitan ser bautizados, así que esa idea es “impuesta” a ese pasaje y no está acorde con lo que enseña la palabra de Dios, debemos ser sinceros y aceptar que realmente eso no es lo que dice la Biblia. Imponer tal idea de ese pasaje es impropio y sin base ya que en el pasaje nada se dice de pecado y segundo porque Cristo explicó lo que quiso decir con esas palabras.

El uso del término “de los que son como ellos” se refiere a los que “son semejantes a ellos”. Jesús no está hablando de una “condición” sino de “disposición”. Cristo dice, que el reino de los cielos es de “los que son semejantes” a los niños. Por tanto debemos aceptar que el pasaje no dice nada si los niños tienen pecado o no lo tienen, ni si necesitan nacer de nuevo o no, deducir tal conclusión de ese texto es “asunción”, o lo que es lo mismo asumir algo que el pasaje no dice y no es posible sostener bíblicamente dicha conclusión.

Cristo estaba haciendo énfasis, no en que los niños estaban en un estado ó condición “sin pecado”, sino que los niños poseían cualidades que les hacían falta a los adultos que estaban escuchando y que nos hacen falta a nosotros también si queremos entrar en el reino de los cielos. Los niños son humildes, no guardan rencor, no están contaminados de malos deseos y su confianza está puesta completamente en sus padres. Así mismo nosotros tenemos que ser “como ellos” en ese sentido. Debemos hacernos humildes ante Dios, perdonar en todo momento, hacernos puros y limpios de corazón (pero no por no haber tenido oportunidad de pecar, sino habiéndola rechazado luego de presentarse la ocasión) y así como los niños tienen plena confianza en sus padres nosotros tener puesta toda nuestra confianza en nuestro Padre celestial.

Esta misma idea es repetida por Jesús en otros pasajes donde hace énfasis en la necesidad no de ser niños sino de tener ciertas cualidades de los niños.

“Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él.»” Marcos 10,15

Sin olvidar que esta semejanza es una disposición como la que tienen los niños con su humildad natural

“y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niñoése es el mayor en el Reino de los Cielos.” Mateo 18,3-4

El pasaje anterior reafirma nuestra tesis anterior, Cristo no estaba diciendo que el mayor del reino de los cielos eran los niños, sino quienes se “hicieran pequeños” como los niños, quienes tuvieran la “humildad” semejante a la de un niño y deja muy claro que es la humildad lo que Cristo está colocando como requisito para entrar en el reino de los cielos, y por eso Jesús se refiere al adulto que se hace niño.

Podemos concluir que en virtud del pasaje anterior Cristo no está diciendo que los niños por el hecho de “ser niños” ya hallan nacido de nuevo, ellos al igual que todos son nacidos de la carne y deben nacer del agua y del Espíritu. La niñez no es una condición que les amerita el cielo sino la disposición de ellos la que es necesaria.

Esto no quiere decir que los niños no bautizados vayan al infierno, Dios en su infinita misericordia puede tener caminos no conocidos para la salvación de estos niños, pero algo que no podemos hacer es negarles es el bautismo que ciertamente lo necesitan y mucho menos en virtud de un pasaje como este, que realmente no dice nada al respecto sobre si los niños necesitan o no revestirse de Cristo. Por el contrario, precisamente por el mandato del pasaje de “dejar a los niños venir a Jesús” es que debemos bautizarlos y revestirlos de Cristo.

Argumento 3: Contra el bautismo de niños: Cristo se bautizó adulto y nosotros debemos imitar su ejemplo

Es bueno aclarar que algo que no debemos mal entender es que el hecho de que Jesús se bautizara a los 30 años no implica que nosotros debamos hacerlo así. Para esto daremos tres razones que refutan esta argumentación.

Primero: El bautismo de Juan no es el mismo que el bautismo de los cristianos. Recordemos que la Biblia nos muestra claramente 3 tipos de bautismo:

1) El bautismo de Juan

 2) El bautismo en agua de los cristianos (nacimiento del agua)

 3) El bautismo en el Espíritu Santo (fuego o agua viva).

El primer bautismo era el bautismo que Juan el Bautista daba para “conversión”, para “preparar el camino del Señor”, pero el mismo deja claro que su bautismo no era el bautismo que nos daría Jesús que sería en “fuego” “Mateo 3,11 Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” Mateo 18,3-4

Este bautismo sería dado en nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo a diferencia del bautismo de Juan “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,” Mateo 28,19

Este bautismo de Jesús es del que hablábamos en la sección 2 cuando Pedro en Hechos 2,38-39 manda a todos a bautizarse para recibir el espíritu Santo

Este nacimiento en agua trae la promesa del Espíritu Santo que es el tercer bautismo. En este caso uno está íntimamente ligado al otro ya que uno es la promesa del otro

“Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo;…” Hechos 2,38-39

Por eso, recibimos el bautismo en nombre de la Trinidad primero, y recibimos el Espíritu Santo después.

“…El replicó: «¿Pues qué bautismo habéis recibido?» – «El bautismo de Juan», respondieron. Pablo añadió: «Juan bautizó con un bautismo de conversión,….Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y, habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar.” Hechos 19,1-6

En el pasaje anterior nos muestra los tres tipos de bautismo, ya que primero nos muestra que ellos ya habían recibido el bautismo de Juan: “¿Pues qué bautismo habéis recibido? El bautismo de Juan”, y luego de esto Pedro manda a bautizarles en nombre de Jesús: “Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.” (nótese que son dos bautismos diferentes) Para luego imponer las manos sobre ellos y ser bautizados por el Espíritu Santo: “habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo”.

Segundo: Jesús se bautiza a los 30 años porque esa sería la señal de que el era el Mesías

La intención de Jesús al bautizarse justo a los 30 años antes de comenzar su misión no era establecer una norma. Si Jesús hubiera querido darnos a entender que había que estar ser adulto para poder bautizarse se hubiera bautizado a los 12 años cuando Él y cada niño judío era considerado legalmente un adulto luego de celebrar su Bar-miztva, y vemos que Jesús a esa edad podía actuar como tal y decidir incluso si quedarse en el templo sin faltar a sus padres porque legalmente tenía edad para decidir.

La verdadera razón por la cual Jesús se bautizó a los 30 años fue porque iba a dar inicio a su vida pública y en su bautismo se le señalaría como el Mesías esperado.

“Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: “Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo.” Juan 1,32-33

Es claro que Jesús no necesitaba bautizarse, el mismo Juan no quería hacerlo ya que Jesús siempre tuvo el Espíritu Santo, y por eso Juan dice que “ése es el que bautiza con Espíritu Santo”

“Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?»” Mateo 3,13

Pero era necesario que el Espíritu Santo bajara sobre Él, no porque no lo tuviera, sino para que le identificara como el hijo amado del Padre y se cumpliera todo lo que había sido establecido en el plan de Dios.

“Jesús le respondió: «Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia.»” Mateo 3,15

Tercero: La palabra de Dios nos enseña que debemos hacer lo que Jesús nos manda y no todo lo que Jesús hizo.

Si llevamos al extremo el hecho de que debemos bautizarnos adultos porque Jesús lo hizo entonces después de bautizarnos tendríamos que ir al desierto y ayunar 40 días y 40 noches, vestir como Jesús y hasta ser circuncidado como Jesús. Realmente no se trata de esto, sino de hacer todo lo que nos manda, y ¿Qué nos manda Jesús?

“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,” Mateo 28,19

Y si somos sinceros con su mandato deberemos aceptar que Cristo dijo que bautizáramos a “todas las gentes” y los niños ciertamente están incluidos cuando decía “todas las gentes” ya que un hijo de un creyente es ciertamente un discípulo de Jesús al cual desde su infancia se le enseñará a amarle y adorarle. ¿Puede haber algo mejor que esto?

La frase de que “hay que hacer todo como Jesús” es un viejo truco que cuando conviene lo usan y cuando no lo ignoran y hacen a un lado. Recordemos que vivir como Jesús vivió no es lo mismo a hacer lo que Jesús hizo. Lo primero se trata de un “modo de vida” basada en la enseñanzas del maestro. Se trata más bien de vivir lo que el Señor nos enseñó, y por eso es que se bautiza a los niños, pues hay una base bíblica.

4. El bautismo ¿Solo por aspersión?

Algunas denominaciones cristianas no-católicas señalan que la palabra “Bautismo” (baptizein en griego) significa “Inmersión”. Aseguran que la única manera válida de bautizar es sumergiendo a la persona completamente en el agua. Sostienen que solamente este tipo de bautismo refleja el significado simbólico de “morir” y “resucitar” con Cristo  mencionado en Romanos 6,3-5.

En cambio, en la Iglesia Católica, normalmente, el sacerdote bautiza derramando agua sobre la cabeza de la persona. Los cristianos no-católicos aseguran que esta manera de bautizar no es bíblica. ¿Es bíblico el bautismo por derramamiento o infusión de agua?

Debemos aclarar en primer lugar  que el bautismo por inmersión SI es una manera válida de bautizar, lo enseña claramente el Catecismo de la Iglesia Católica # 628 y 1214. Pero también decimos que el bautismo por derramamiento de agua tiene un buen fundamento bíblico.

Recordemos, como vimos en la sección del bautismo, que cuando el Nuevo Testamento habla del “bautismo de agua” siempre lo une al “don del Espíritu Santo”. La unidad que tiene “el don del Espíritu Santo” con el “bautismo de agua” aclara algo muy importante en cuanto lo que implica la palabra “Bautismo” en relación al Espíritu Santo. Sabemos que la palabra “Bautismo” significa “Inmersión”; pero en relación al Espíritu santo implica también “un derrame”.

“Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días».” Hechos 1,5

En el pasaje anterior Jesús dice a sus apóstoles que esperen ser bautizados en el Espíritu Santo. Días después recibieron el cumplimiento de la promesa. En tres ocasiones se describe “el Don del Espíritu” como “un derrame”

“= Sucederá = en los últimos días, dice Dios: = Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, = y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. =” Hechos 2,17

“Y yo sobre mis siervos y sobre mis siervas  derramaré mi Espíritu. =” Hechos 2,18

“Y exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y ha derramado lo que vosotros  veis y oís.” Hechos 2,33

Lo mismo Juan, que alude como vimos en el capítulo 3, que el nuevo nacimiento viene “de lo alto” y lo relaciona con el agua (Juan 3,5)

El agua derramada es símbolo del Espíritu:

“Derramaré agua sobre el sediento suelo, raudales sobre la tierra seca. Derramaré mi espíritu sobre tu linaje, mi bendición sobre cuanto de ti nazca.” Isaías 44,3 

Hay muchas prefiguraciones del bautismo en las escrituras donde se nos muestra que en el bautismo el Espíritu sería derramado

“Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas vuestras impurezas y de todas vuestras basuras os purificaré. Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.” Ezequiel 36,25-26

“Me dijo también: «Hecho está: yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin; al que tenga sed, yo le daré del manantial del agua de la vida gratis.” Apocalipsis 21,6

Por lo tanto, sí se puede bautizar derramando agua sobre la persona; aunque es verdad, el bautismo por inmersión simboliza mejor la Muerte y Resurrección de Cristo. Pero, también no debemos de negar que el bautismo por derramamiento es símbolo de la infusión del Espíritu Santo.

Si vamos a la práctica, la Biblia muestra que no siempre fue posible el bautismo por inmersión. Pablo se bautizó en una casa y de pie.

“Y ahora, ¿Qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre.” Hechos 22,16

La oración muestra la intención de bautizarse en “ese momento”. Pablo es mandado a “levantarse” para recibir el bautismo. Es importante también notar que ESTABA EN UNA CASA.

“Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saúl, hermano, me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.»” Hechos 9,17

Ni en ese entonces, ni ahora, las casas contaban con un río para que Pablo se bautizara por inmersión.

Otro ejemplo claro lo vemos cuando en Jerusalén fueron bautizadas 3000 personas

“Los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron unas 3.000 almas.” Hechos 2,41

En Jerusalén no hay río ni nada parecido, y el agua era escasa. Sería ilegal sumergir a 3000 mil personas en el pozo público de donde se sacaba el agua para tomar ¿Es lógico concluir que fueron bautizadas por inmersión?

En el caso del carcelero vemos que fue bautizado de noche.

“En aquella misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les lavó las heridas; inmediatamente recibió el bautismo él y todos los suyos.” Hechos 16,33

Es difícil creer que hubieran caminado hasta el río de noche para ser bautizados, primero porque era peligroso salir después de la puesta del sol, en ese tiempo no habían luces para las calles. Segundo porque Pablo estaba todavía preso.

No siempre es posible bautizar por inmersión y por eso vemos que incluso la Iglesia primitiva bautizó por aspersión cuando era la única forma de hacerlo.

Conclusión

  1. Nacemos en pecado, el cual es un pecado contraído debido a la desobediencia de Adán.
    1. Tanto el pecado original como los demás pecados son borrados por medio del bautismo, ya que con él participamos en la muerte y la resurrección de Cristo y nos revestimos de nuestro Señor
    1. El bautismo es necesario, Cristo dice que para entrar al reino de los cielos es necesario nacer del agua y del Espíritu y eso incluye el bautismo del agua, también dice que para salvarse hay que creer y bautizarse.
    1. Si el bautismo es tan necesario como lo indica la Biblia, no podemos dejar a nuestros niños sin el bautismo, y ellos pueden bautizarse ya que son santificados por medio de la fe de sus padres, y la promesa es también para ellos.
    1. El bautismo por aspersión es tan válido y tiene tanto fundamento bíblico como el bautismo por inmersión.

Autor: Ing. José M. Arráiz

Bibliografía

Catecismo de la Iglesia Católica

Biblia de Jerusalén

Biblia Reina-Valera 1909

“El Bautismo que ahora os salva”, Daniel Gagnon / www.apologética.org

¿Salva la fe… o el bautismo? Steve Ray / http://catholic-convert.com

Bautismo ¿Es valido solo por inmersión? Artículo tomado de Catholic.com y enviado por Jesús González a www.apologerica.org

El Bautismo, Carlos Caso-Rosendi / www.apologetica.org

Pecado Original – Bautismo, Alfredo Gómez Bolivar / www.apologetica.org

El bautismo, Jorge Loring, Libro para salvarte

Fuentes protestantes Consultadas:

¿Son pecadores los niños?, Jorge L. Trujillo. http://www.vidaeterna.org/esp/

Manual sobre el catecismo de Lutero, Profesor Georg Metzer. Una página de teología Luterana en Español http://www.angelfire.com/wi3/dhaeuser/

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