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Para estudiar el dogma de la Virginidad Perpetua de María a profundidad – objeciones adicionales

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Para responder objeciones adicionales

He recibido de un lector el siguiente comentario:

“Hermano José, he leído en un blog protestante una respuesta a su artículo de la virginidad de María, se lo comparto y le agradecería me dijera que opina”

El blog en cuestión objeta:

La iglesia de Roma afirma que la María fue virgen después de haberse juntado con José, aunque veamos pasajes en las

Escrituras que apuntan al punto de vista contrario como Mateo 1,25, que dice:

“Pero no tuvo relaciones conyugales con ella hasta que dio a luz un hijo, a quien le puso por nombre Jesús”

Los apologistas católicos dicen al respecto:

“Pero aquí es importante aclarar que decir que no la conocía hasta no quiere decir que después si la conoció, sencillamente no especifica nada después. Hay que ser honestos con la Biblia y no hacerla decir lo que no dice. Aquí sencillamente el evangelista quiere hacer énfasis y dejar bien claro que Jesús nació sin intervención de José, y que no la tocó hasta su nacimiento, pero en ningún momento afirma que después si la tocó.” José Miguel Arráiz

Se afirma luego:

“La palabra utilizada aquí para hasta es la palabra griega “EWS” (hasta)… Hay muchos pasajes en donde esta misma palabra es utilizada que nos pueden ilustrar que hasta no implica un cambio posterior de estado” José Miguel Arráiz

Sin embargo el problema con la aseveración católica es que el pasaje de Mateo 1:25 dice mas, el texto no dice solo εως (hasta), sino que la construcción es εως ου :

“Sin embargo, la expresión “hasta que” que se usa en Mateo 1:25 (en griego una conjunción acompañada por un adverbio) se encuentra 19 veces en el NT y siempre indica, o implica claramente, un cambio en la condición después de un punto de tiempo” Comentario Bíblico Mundo Hispano, Mato, p. 49.

Por lo tanto los ejemplos que muestra José Miguel Arráiz en su artículo “Para estudiar el dogma de la Virginidad Perpetua de María a Profundidad” cae en errores, ya que el solo muestra ejemplos de εως pero no del caso de Mateo, donde dice εως ου y que donde quiera que se encuentre en el NT implica cesación de la clausula que se encuentra antes de εως.

Janus

Respuesta:

Ante todo gracias por escribir y procedo a darte mi opinión al respecto.

La palabra “ἕως” (hasta) es una preposición y adverbio de continuación cuyo significado no cambia por más que se una con una conjunción.  La palabra ου es allí una conjunción porque permite enlazar la primera y la segunda frase.

Para ilustrar mejor el punto hay que comenzar por entender que una conjunción es la parte de la oración que sirve para unir dos o más elementos. La conjunción permite enlazar oraciones y establecer una relación entre ellas.

En el caso de Mateo 1,25 permite enlazar el hecho de que José no tuvo relaciones sexuales con María y el hecho del nacimiento de Jesús. La palabra “hasta” se utiliza aquí para conectar ambos hechos y asegurar que el primer suceso no ocurrió hasta que se consumó el segundo, sin especificar nada después.

Que se haya usado esa conjunción en particular (ου) luego de  ἕως  tampoco cambia en nada el significado mismo de la palabra “hasta”, porque ni “hasta” ni “hasta que” implican necesariamente un cambio posterior de estado. Tomemos un ejemplo:

“Y Mikal, hija de Saúl, no tuvo ya hijos hasta el día de su muerte.” 2 Samuel 6,23

La oración anterior perfectamente pudo haber sido expresada con otras palabras que incluyeran la conjunción “que” sin expresar necesariamente un cambio posterior de estado:

“Y Mikal, hija de Saúl, no tuvo ya hijos hasta que murió.” 2 Samuel 6,23

“Y Mikal, hija de Saúl, no tuvo ya hijos hasta que llegó el día de su muerte.” 2 Samuel 6,23

Si estas oraciones tuvieran que ser escritas en griego podrían perfectamente utilizar ἕως ου sin implicar que Mikal tuvo hijos después de muerta.

En el Nuevo Testamento encontramos ejemplos similares:

“David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies”. Marcos 12,36

“Y ¿a qué ángel dijo alguna vez: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies?” Hebreos 1,13

En ambos ejemplos se utiliza la preposición “ἕως” seguido por una conjunción,  y no se encuentra allí un cambio posterior de estado (a menos que se piense que Jesús no estará a la diestra del Padre luego de que se pongan sus enemigos por debajo de sus pies).

Tanto en Mateo 12,36 como en Mateo 1,13 se utiliza una expresión similar “ἕως  αν” (también “hasta que”), la diferencia estriba simplemente en que αν hace referencia a hechos que no han ocurrido y que se supone o es probable que sucederán en el futuro.

Pero ya sea utilizando “hasta” para hacer referencia a hechos del pasado (como en el caso del ejemplo mencionado en 2 Samuel 6,23), o para hacer referencias a hechos futuros (Mateo 12,36, Hebreos 1,13), su significado no pasa de establecer la duración de la acción especificada en el verbo principal sin especificar que ocurre después.

Si observas bien todo el argumento protestante en lo único que se sostiene es en la afirmación de que como en otros textos hay un cambio posterior de estado cuando se utiliza εως ου, en Mateo 1,25 tiene también que haberlo. Esto es simplemente un intento burdo de generalización y no probaría que en Mateo 1,25 así es.

Otra gran falla de esta objeción es ignorar por completo el uso de la expresión literal equivalente en hebreo para εως ου en todo el Antiguo Testamento, y una explicación muy completa a este respecto la da Mariano Herranz Marco en su libro “La Virginidad perpetua de María”

La partícula compuesta εως ου es la traducción literal de la aramea עד די.


Esta partícula doble aparece de modo especial en los pasajes de Daniel que forman parte de la presentación de las visiones. Ofrecemos aquí dos de ellos, «trasladando» literalmente al castellano esta partícula:

Mirabas hasta que(חָזֵ֣ה הֲוַ֗יְתָ עַ֠ד דִּ֣י) una piedra se desprendió no por obra de manos (de hombre), e hirió a la estatua en los pies de hierro y de barro, y los pulverizó (2,34).
La primera bestia tenía dientes como de león y tenía alas de águila. Miraba yo, hasta que (חָזֵ֣ה הֲוַ֗יְתָ עַ֠ד דִּ֣י) le fueron arrancadas las alas, y fue levantada de la tierra y puesta sobre los pies como un hombre, y le fue dado un corazón de hombre (7,4).

En Daniel 7 hay otros dos textos en que aparece la partícula en contexto de idéntica estructura (7,9.11). En todos estos casos, incluso un profano percibe que עד די no es en absoluto una conjunción que indica el límite dentro del cual se realiza la acción expresada por el verbo que llamamos principal: la acción de mirar o ver no termina cuando surge la visión, más bien ocurre lo contrario. Por eso, de esta partícula doble dicen Bauer-Leander: «Una mención especial merece la frase que en el libro de Daniel es introducida por עד די, porque aquí esta conjunción ha perdido totalmente su valor de partícula que introduce una oración subordinada, y sirve únicamente para introducir un acontecimiento nuevo» (H. Bauer-P. Leander, Grammatik des Biblish-Aramäischent, Halle-Sale 1927 (reimpr, Hildesheim-New York 1969), 250.286s.).

Esto, que resulta evidente a una simple lectura de los texto citados, recibe una preciosa corroboración en otros pasajes del mismo libro, en los cuales tenemos la misma frase compuesta dentro de un contexto literario estrictamente paralelo: presentación de visiones. Pero, en estos casos, la conjunción o partícula que introduce el segundo miembro no es עד די sino אִילָ֛ן o אֲר֗ו, que significa exclusivamente «he aquí que», por eso Tedoció las traduce por ιδου yla Vulgata por ecce . He aquí dos de estos pasajes:

Miraba (חָזֵ֣ה הֲוֵ֔ית) en las visiones de mi cabeza sobre mi lecho, y he aquí que (וַאֲל֥וּ) un Vigilante o Santo bajó de los cielos (4,10; cf.2,31;4,7).
Miraba (חָזֵ֣ה הֲוֵ֔ית) en mi visión durante la noche, y he aquí que (וַאֲל֥וּ) los cuatro vientos de los cielos removieron el mar grande (7,2)

En Daniel 7 hay otros dos pasajes más con construcciones sintácticas idénticas y las mismas partículas. Comparando estos textos con los anteriores, es preciso dar la razón a M. Krämer que dice «Al leer Daniel 7 se tiene la fuerte impresión de que el autor utilizó alternativamente la conjunción עד די y וַאֲל֥וּ o ואֲר֗ו simplemente para evitar la monotonía, y de que עד די desempeña una función sintáctica idéntica a la de וַאֲל֥וּ o ואֲר֗ו» (M. Krämer, Zwei Probleme aus Mt.1,18-25: Sal 26 (1964) 330). Con estas palabras, en los pasajes del primer grupo, la conjunción עד די posee el mismo significado que וַאֲל֥וּ o ואֲר֗ו, «y he aquí que» no es en absoluto una conjunción temporal.

Éste es, sin la menor duda, el sentido que tenía aquí en el relato llamado de las dudas de José la partícula doble עד די, que al traductor se limitó a «trasladar» literalmente al griego mediante εως ου. Y con esto podemos pasar ahora a ofrecer la versión del original arameo de toda la segunda mitad del relato:

“….no pudiendo conocerla, he aquí que dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús” (Mateo 1,25).

Y no es preciso que insistamos, por lo que se refiere al versículo final del relato, en que todo lo que se ha escrito o dicho desde Helvidio sobre cómo este pasaje de Mateo daba pie a negar la virginidad de María después del parto, ha venido a ser un vendernos la piel del oso antes de cazarlo. Es decir, se nos ha querido enseñar lo que decía el evangelista antes de haber traducido escrupulosamente el texto entero del relato; y entendemos por traducción al ofrecer una versión a cualquier otra lengua en la que hubiera desaparecido toda oscuridad incluso de la más leve construcción sintáctica.

Nota: Mariano Herranz Marco fue condiscípulo del P. Joaquín M. Peñuela, doctor en lenguas semíticas de la universidad de Berlín para estudiar las mismas con miras al estudio de la Biblia. Luego de nueve años de estudio en 1962-63 hizo un curso de l’Ecole Biblique de Jerusalén. Luego fue profesor de lenguas bíblicas y Exégesis del NT en el Seminario de Madrid. En 1977 se tituló Doctor en Teología Bíblica en la Universidad Pontífica de Comillas, con una tesis sobre Huellas de arameo en los evangelios y en la catequesis primitiva cristiana. Ha publicado una serie de artículos sobre perícopas problemáticas de los evangelios. En 1974-77 fue director de redacción de la colección Cuadernos de Evangelio.

En resumen, yo no tomaría muy en serio ni al argumento protestante en cuestión ni a bibliografía protestante citada que ignora y omite todo esto. Hay muchas otras fuentes (inclusive protestantes) que rechazan también este argumento, y es que la discusión de ἕως y Mateo 1,25 respecto a la virginidad perpetua de María tiene mucho tiempo, y ni siquiera los reformadores protestantes -muy buenos conocedores del griego- se dejaron confundir con argumentos como los que te exponen. Calvino por ejemplo escribió:

A partir de Mateo 1,25, Elvidio creó mucha confusión en la Iglesia, porque de él dedujo que María había permanecido virgen únicamente hasta el primer nacimiento y después tuvo otros hijos con su marido. La perpetua virginidad de María fue defendida vigorosamente por Jerónimo. Es suficiente decir que es insensato y falso deducir de estas palabras qué sucedió después del nacimiento de Cristo. Es llamado el primogénito no por otra razón sino para que sepamos que él nació de la Virgen. En este texto se niega que José hubiera tenido concurso marital con María antes de nacer el niño; todo está limitado a este tiempo. Pero nada se dice de lo que sucedió después”.

Juan Calvino, Johannis Calvini Opera quae supersunt omnia (=JCO)(Verlag C. A. Schewedtke und Sohn, Braunscheweig 1863 ff.), Bände 45; Commentarius in Harmoniam evangelicam (“Harmonia evangelica” 1555), Band 46; Sermons sur I’Harmonie évangélique 1558, 1560, 1562. JCO 36,156

Lutero (quien incluso tradujo el Nuevo Testamento en su Biblia de Septiembre -por lo que se puede asumir que no era precisamente un ignorante del griego-) y Zwingli también defendían vigorozamente la virginidad de María (ver Los reformadores y la Virgen María)

San Jerónimo, quien también fue uno de los más grandes eruditos de las lenguas bíblicas (quien tradujo la Vulgata desde el hebreo, arameo y griego) escribió una completa refutación para estos argumentos.

Otros comentarios bíblicos inclusive protestantes reconocen esto. El siguiente por ejemplo es bautista:

“25. Y no la conoció hasta que parió a su hijo primogénito: y llamó su nombre JESUS—La palabra “hasta” no necesariamente da a entender que vivieran en una relación distinta después (lo cual se hace evidente considerando el uso de la misma palabra en 1Sa_15:35; 2Sa_6:23; Mat_12:20); como tampoco la palabra “primogénito” decide la cuestión muy discutida de si María tuvo hijos de José después del nacimiento de Cristo; pues como Lightfoot lo dice: “La ley al hablar del primogénito no se interesaba en si alguno había nacido después, sino solamente en si alguno había nacido antes” (véase cap. 13:55, 56).”

Comentario Exegético y Explicativo De La Biblia, por Jamieson-Fausset-Brown

Autor: José Miguel Arráiz

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Una explicación correcta de Mateo 1,25 es la siguiente: Biblia Comentada Por Manuel de Tuya, O.P.

Angustias de san José, 1:18-21.

Al regreso de su visita a Isabel, María “volvió a su casa,” la de sus padres, familiares, o la de su esposo. Depende de si habían celebrado las bodas o sólo los desposorios.

Se plantea a este propósito un problema clásico: Cuando se descubre la concepción virginal milagrosa de Jesús, ¿María estaba sólo “desposada” con José o era ya su verdadera “esposa”? ¿Qué valor tienen las expresiones que se usan aquí para narrar esto?

Tres términos entran aquí en juego: son los siguientes:

El verbo μνηστεύω: casar o desposar; el verbo συνέρχομαι: cohabitar, vivir juntos en una casa, o también, aunque raramente, relaciones conyugales; el tercer verbo es παραλαμβάνω, que significa recibir, y, según algunos, “retener.”

Ante todo, conviene destacar que la tradición cristiana se divide al precisar el estado de María a la hora de la concepción virginal de su Hijo. Así, se encuentran representantes que interpretan el verbo “convenir” del uso matrimonial, y que, en este caso, sería la afirmación por el evangelista de no haber mediado en esta concepción ni antes del nacimiento relación conyugal alguna. Tales San Juan Crisóstomo, San Ambrosio y San Jerónimo.

No habiendo unanimidad en la tradición sobre este punto, parece lo más probable concluir, por la lectura del texto, que se trata del desposorio, por las razones siguientes:

a) El sentido normal del verbo παραλαμβάνω es el de “recibir.” En la lengua griega profana se usa también para expresar el matrimonio. Si se quiere suponer que María ya estaba casada, “el verbo debiera entenderse en el sentido de retener, conservar, mantener; pero tal sentido no lo tiene este verbo.” 14

b) En Mateo, el verbo παραλαμβάνω siempre se usa en el sentido de tomar a uno por socio; no de retener.

c) El verbo μνηστεύω, tanto en el griego clásico como en el de la koine, puede significar indistintamente casar o desposar. Es el contexto el que ha de decidir.

d) El verbo συνέρχομαι no parece que pueda significar, en este pasaje de Mt, relaciones matrimoniales, pues Mt mismo, o el traductor, expresa éstas en el mismo pasaje por el conocido eufemismo matrimonial hebreo de “conocer.” Así dice, probando la virginidad de María en la concepción y parto: “Y (José) no la conoció hasta que dio a luz su hijo.” ¿Por qué suponer que lo que es un término técnico hebreo, “conocer,” para indicar las relaciones conyugales, es expresado en el v.18 por un verbo que no es normal, cuando unos versículos después, y hablando del mismo tema, lo expresa por la traducción material del eufemismo hebreo (yada’)(yoda’) = conocer) técnico por relaciones conyugales? Ni en contra de eso estaría el que se llame a José “varón” de María si estuviese desposada. Ya que los desposorios (qiddushín)en Israel tenían casi el valor jurídico de matrimonio, por lo que “varón” puede traducir indistintamente a “marido” o “desposado” . Ni tampoco, por lo mismo, es objeción el que José piensa “repudiar” a María. Pues este término, si bien es técnico para indicar la disolución de un matrimonio; como el desposorio tenía unas características tan especiales en Israel, no se podía repudiar a una desposada si no era mediante el libelo de repudio.

Así, pues, antes de que José llevase a María a su casa — el matrimonio se solía celebrar al año siguiente del desposorio —, antes de que conviviesen, en cuyo acto consistía el acto jurídico matrimonial (nissuín),se halló que María había concebido “por obra del Espíritu Santo,” expresión que evoca el A.T. y donde se indica la acción “ad extra” de Dios. Expresión “post factum”; acaso pudiese aludir “por apropiación” al E. S. persona.
Este hecho produjo un desconcierto en José, pues su “desposorio” era ya un cuasi contrato formal de matrimonio. ¿Qué hacer?

Podría denunciarla ante un tribunal para que anulase “legalmente” el desposorio; retenerla, celebrando el matrimonio y llevarla a su casa; repudiarla, bien en público, excusándola y sin pedir castigo, o privadamente, mediante “libelo de repudio” ante dos testigos y sin alegar motivo. Y por fin, dejarla ocultamente marchándose de Nazaret y dejando que las cosas se olvidasen.

José, porque era “justo” (δίκαιος), es decir, porque era recto en su conducta ante Dios y ante los nombres — aunque en este término caben muchos matices—, determina “repudiarla en secreto,” darle el libelo de repudio secretamente y sin fecha para que ella pudiese salvar mejor su honor. José ante los hechos cree en el honor de María; si no, hubiese obrado de otra manera.

Sin embargo, por un sentido de honor, socialmente redundante en su Hijo, se pensaría que el matrimonio, jurídicamente, ya se hubiese celebrado.
Cuando pensaba realizarlo, después de fuertes dudas y reflexiones, llegó la intervención divina a través de “un ángel del Señor.” Fue en “sueños.” En Mt estas manifestaciones son, como en el “documento elohísta” del A.T., en sueños; en Lucas, con apariciones. En él se le revela el misterio que se ha realizado en María. No debe “temer” en tomarla por esposa, pues no es ningún mal, sino un gran privilegio para él la obra de la acción divina.

Y se le ordena que le ponga por nombre Jesús. María “dará a luz un hijo,” pero tú “le llamarás Jesús.” Es José quien va a transmitir al niño “legalmente” los derechos mesiánicos, pues es de la casa de David (v.20). Jesús, que es su nombre propio y el que contiene la misión que viene a realizar, transcripción del arameo Yeshuá, es decir, “Dios salva,” porque “salvará a su pueblo de sus pecados.” Interpretación del evangelista o su “fuente.” Obra eminentemente espiritual, frente al mesianismo político y nacionalista esperado. La fórmula con que Mateo transmite esta obra del Mesías es la misma con la que se habla de Yahvé en los Salmos: “El (Dios) redimirá a Israel de todos sus pecados” (Sal 130:8). Jesús, el Mesías, realizará lo que se esperaba en el A.T. que haría el mismo Dios. Sugerencia muy fuerte, ya en el comienzo del evangelio, de que ese niño era Dios.

La Profecía del Emmanuel, 1:22-23.

Mateo ve en este hecho de la concepción de Jesús el cumplimiento del vaticinio de Isaías sobre el Emmanuel (Is 7:10-16). Precisamente sucede “para que se cumpliese lo que el Señor había anunciado por el profeta.” Mateo da aquí una interpretación de esta profecía, bastante olvidada en la tradición judía, pues sobre el origen del Mesías, unos sostenían una cierta preexistencia divina en Dios, con una aparición gloriosa, y otros un Mesías puramente humano aunque de origen oculto. Sin embargo, es una profecía mesiánica19. El mismo Mateo, al citar esta profecía, pone en lugar de la ‘Almah, que significa de suyo mujer casada, “virgen,” por depender en su versión de los LXX, que ya usan esta palabra y porque es exigida por el contexto y paralelos verbales del A.T. 19

José Acepta la Paternidad “Legal” de Jesús, 1:24-25.

Resueltas todas las dudas, José recibe a María por esposa, llevándola oficialmente a su casa, y acepta la paternidad “legal” de Jesús. Y añade el evangelista que no la “conoció” “hasta que” dio a luz a su hijo. El verbo “conocer” (yada’)es usado normalmente por las relaciones conyugales, y también es de sobra conocido el hebraísmo “hasta que” (‘ad-ki),con el que sólo se significa la relación que se establece a un momento determinado, pero prescindiendo de lo que después de él suceda. Así, Micol, mujer de David, “no tuvo más hijos hasta el día de su muerte” (2 Sam 6:23; Gen 6:7; 2 Re 15:5). Cuando la expresión intenta sugerir un cambio posterior, se explícita en el contexto (Gen 24:33; Act 23:12.14.21). A veces, la frase, perdiendo su sentido subordinado, introduce un nuevo e imprevisto suceso (Dan 2:34; 7:4.11). Así interpretado el texto de Mt no intentaría tanto expresar la inviolabilidad de María — sobrentendida su fecundación sobrenatural —, cuanto subrayar la paternidad legal de José. Además es conocido el uso frecuente de esta fórmula para indicar una exclusión. Entonces su sentido sería: “María dio a luz sin relación conyugal con José.”

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